21 de febrero de 2013

La sabiduría de los "otros" escritores (2)


Cuando el filósofo rumano Emil Michel Cioran afirma que “No se escribe porque se tenga algo que decir, sino porque se tienen ganas de decir algo”, da un indiscutible argumento de por qué muchos escritores nunca debieron haberse publicado, sobre todo los ya citados “modernos” de la entrega anterior, ya que analizando con objetividad su “obra literaria” se concluye con gran facilidad que decir algo en ocasiones equivale a escribir banalidades…

Y en este sentido el propio filósofo francés Jean Paul Sartre quien reitera esto al señalar: “no se es escritor por haber elegido decir ciertas cosas, sino por la forma en que se digan”…

Pero siempre es necesario ir más allá y un escritor debe aterrizar en los terrenos de la ética para poder creerle, por ello es que para seguir con el tema usaré una frase que suelo expresar de vez en cuando: ”una persona debe ser consecuente entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace”… que aplicada al caso que nos atañe se refiere a que un escritor es finalmente un reflejo lo que piensa, dice y se escribe, por ello es que en muchos casos, cuando a varios de los proclamados “intelectuales” se les escucha o lee en alguna entrevista, lo único que provocan son bostezos…

Gracias a Dios no se puede generalizar…

Obviamente que hay escritores que por sí mismos demuestran que no son producto de un marketing ni que sus libros responden sólo a “las listas de ventas”, sino que son autores que se obedecen, como atinadamente resume Stephen Vizinczey, al establecimiento de “un vínculo entre el sujeto y la humanidad”, o lo que es lo mismo: el principio y fin de todo el sentido de la literatura...

Para escribir, cualquiera, pero en mi opinión para saber escribir se requiere tener algo… y en este sentido recuerdo las palabras de un amigo escultor quien reflexionaba sobre el arte sabiamente y que por lo mismo me tomaré la libertad de parafrasear al afirmar que si bien la literatura “es el arte que utiliza como elemento esencial la palabra, es al escritor a quien le corresponde trabajarla hasta llevarla más allá de un nivel artístico hasta sublimarla”…

Y es por ello que entre tanto libro desechable (hasta en estos terrenos se ha acomodado el mundo moderno), publicados actualmente en el idioma español, siempre se podrá descubrir alguno que otro nuevo creador en el que ya aflora la sabiduría… pero si es el caso de que el aletargamiento en las “novedades literarias” sea demasiado, se puede acudir a los escritores que ya tienen sus años en el oficio y que en su momento tienen algo que decir, aquellos que sí cuentan con las palabras precisas al momento de opinar sobre cualquier en una entrevista…
  Leonardo Padura

“Los artistas comprometidos de manera militante con un partido, filosofía, Estado o poder terminan siendo siempre -o casi- marionetas de ese poder. No se puede jugar a hacer política desde el arte porque al final los políticos son los que utilizan a los artistas para sus fines políticos. Creo que el compromiso del artista debe ser con la ética ciudadana, con su sentido de la verdad y de la justicia, o cuando menos, con su arte, con la mayor distancia posible de los círculos de decisión política y con la intención de hacer política desde el arte”… Leonardo Padura, cubano…

“La literatura tiene más imágenes que el cine, así que es inevitable narrar con imágenes. Pero en 'Gloria mía' las imágenes no son de cine, son más bien paisajes interiores, sueños... Yo creo que la literatura tiene muchas más imágenes que una película (y desde luego son bastante más baratas). Las únicas novelas que tienen imágenes dificultosas son las que curiosamente la gente cree que son más propicias para adaptar al cine. Como por ejemplo, las novelas de García Márquez. Casi nunca han resultado bien en el cine, ¿por qué? Porque las imágenes mentales son siempre más potentes que las materiales. En cualquier caso, me alegre escucharle que a usted le dé la sensación de que en mi novela la selva tiene una presencia física”… Manuel Gutiérrez Aragón, español…

"Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas"... Ernesto Sábato, argentino...

“El traductor no debe exceder la economía del poema; si aparece un adjetivo no hay que poner dos. En general, se trata de conservar el tono y la dinámica de las ocurrencias, mostrando su conexión del modo más plausible, no oscureciendo o indeterminando, sino atendiendo a la información concreta que nos da el tiempo verbal, la preposición, el artículo, el pronombre. Las cosas vienen de la mente con cierta sintaxis o secuencia, no hay que agregar nada de la naturaleza del adorno, ni tampoco sostener un prurito de retórica, una hinchazón indebida, una elocuencia exagerada. El  ánimo del poema es decir la verdad; el poema tiene un compromiso con la verdad, y por lo tanto no se trata de una operación retórica. El bloque de sensibilidad, afecto, pensamiento, incluye el estado del cuerpo y el estado de ánimo, su dinámica energética, las experiencias, los descubrimientos que tienen lugar. El poema es un bloque de afectos y expresión”... Roberto Echavarren, uruguayo…

“Para mí, el género de literatura que hago es un arte y, por tanto, cuando me propongo hacer algo busco lograr hacer una obra de arte. Siempre es difícil explicar esto: qué lo impulsa a uno, qué se propone uno. Yo me propongo hacer obras de arte, por eso me cuesta tanto, por eso he publicado poco y mis libros están muy espaciados en el tiempo y son diferentes unos de otros. Siempre ando en búsqueda de algo… y ahí sí podría hablarse de un sentimiento de fracaso. Son cosas que pueden coexistir: el sentimiento de fracaso en un momento dado en relación a determinado aspecto de la obra, junto a cierta satisfacción que permite seguir escribiendo”… Augusto Monterroso, hondureño…

“No sé si el salto ha sido al mundo o al abismo. La verdad es que me siento bastante aislado. Pero supongo que todo escritor acaba siendo un apátrida. Yo tengo la pretensión de creer que este es un libro sustantivo. Pero eso no significa mucho en una época que no aprecia la «sustancia» sino la «circunstancia». Poca gente quiere oír hablar de temas difíciles, donde para colmo los buenos resultan un poco malos, y al revés. ¡Nada de tragedias, por favor! Y para rematarla es una novela de ideas, cuando la moda literaria impone al autor onanista, prendado y hasta preñado de sí mismo”... Carlos Franz, chileno…

“Un escritor tiene que escuchar porque si no, no se sabe cómo habla la gente. Anoche, por ejemplo, pasé dos horas o tres firmando libros en la feria. Pero, sobre todo, para oír a la gente, para ver qué piensa. Y, más que nada, yo les pregunto a ellos”… Carlos Fuentes, mexicano…

Sylvia Iparraguirre

“La escritura de ficción está sostenida en dos pilares: por un lado, la experiencia de vida que abarca todo: lo sensorial, lo imaginario, todo lo que sos como individuo y como ser colectivo y social; y la memoria, tanto la tuya propia como la heredada, es decir, la memoria en un sentido extenso, que te trasciende, la que es un legado que viene de tus padres, de tus abuelos, y que sintetiza tu estar en el mundo, tu origen, tu cultura. Por otro lado, sin duda, las lecturas. Es una especie de cruce, de encuentro de libros y experiencia: vas a ir reconociendo tus experiencias en los libros que leés, en aquellos libros que te marcan. Y, a su vez, la lectura ensancha tu experiencia. Si hay una empatía natural con determinados libros, es sencillamente porque te contienen: no importa cuándo fueron escritos, atraviesan la línea del tiempo y te encontrás reflejada, inmersa, en la realidad que plantean. Tus vivencias personales empiezan a ser explicadas y tal vez encuentres, sin buscarlas, porque la lectura nunca es «programática», ciertas respuestas que van modelando tu experiencia. ¿De dónde salen un cuento, una novela? De una experiencia real o imaginaria y de la forma que le das, de acuerdo con lo que aprendiste leyendo, observando lo que otros escritores hacían”… Sylvia Iparraguirre, argentina…

"Al principio, como les sucede a muchos de los que están comenzando, mi escritura era ampulosa, excesiva en el peor sentido. Lo que podía decirse sin ninguna pérdida en diez palabras, lo decía en cuarenta o cincuenta. Creía, me habían hecho creer, que eso era escribir bien"… Rodrigo Hasbún, boliviano…

“No creo que haya más ajustes de cuentas en mis páginas que las de cualquier otro autor. Cuando escribo, insisto en esto a riesgo de parecer pedante (que por otra parte es probable que lo sea), lo único que me interesa es la escritura, es decir la forma, el ritmo, el argumento. Me río de algunas actitudes, de algunas personas, de ciertos quehaceres y de ciertas gravedades porque simplemente ante tamaños despropósitos, ante tamaños pavos hinchados no queda más remedio que reírse. Toda literatura, de alguna manera, es política. Quiero decir: es reflexión política y es planificación política. El primer postulado alude a la realidad, a esa pesadilla o a ese sueño bienhechor que llamamos realidad y que concluye, en ambos casos, con la muerte y con la abolición no sólo de la literatura sino del tiempo. El segundo postulado alude a las briznas que perviven, a la continuidad, a la sensatez, aunque, por supuesto, sepamos que en términos humanos, en una medida humana, la continuidad es una entelequia y la sensatez sólo una frágil verja que nos impide desbarrancarnos en el abismo. En fin, no hagas caso de nada de lo que acabo de decir. Supongo que uno escribe por delicadeza y ya está. ¿Tú por qué escribes? Mejor no me lo digas, seguro que tu respuesta es más elocuente y convincente que la mía”... Roberto Bolaño, chileno, entrevistado por la escritora Carmen Boullosa…

“La literatura no sirve para criticar ni para defender nada. Ni religiones, ni políticas, ni nada. Uno sólo escribe una historia, que se contamina con todo. Después cada quien lee lo que quiere. Al que le interesa el sexo ve mucho sexo. Al que le interesa la antropología ve mucho de eso en mis libros. Y así. Cada quien se construye su propio libro. Pero para mi lo que hay es una historia fuerte, que merece ser contada y nada más. Para criticar está el periodismo, que es muy circunstancial y coyuntural. Yo hice periodismo durante 26 años. Los últimos diez años los he dedicado a la literatura. Y ahí estoy”… Pedro Juan Gutiérrez, cubano…

“No, la frase se refiere a una concepción personal de los personajes literarios. Me parecía demasiado autorreferente escribir de alguien que se pareciera a mí. Me interesaban personajes distintos a mí, salir de mi piel, de mi experiencia, ponerme en la situación de otros personajes: un arquitecto, un médico, un obrero, un futbolista. La mayoría de los textos que he escrito son muy ajenos a mi experiencia. Pasados los años y quizá como un principio de relajamiento, me pareció que había llegado el momento de la autocomplacencia, de escribir de cosas más a la mano”… Juan Villoro, mexicano…

“Mis personajes reflejan lo que está sucediendo con la juventud, pues los jóvenes no tienen posibilidades de tener un piso, ni el derecho a ejercer su carrera, todo eso genera un malestar soterrado. Hasta ahora, como en mi novela, se resolvía con el sálvese quien pueda, pero todo lo que ha pasado tiene que cristalizar en ideas nuevas ya que de todas las crisis sale una sociedad renovada. De esta crisis saldremos cambiados, confío en los jóvenes”... Félix Teira, español…

“La literatura latinoamericana termina por inventar la historia tomando de ella lo que ya tiene de invención. La historia es imperfecta, llena de anormalidades, de contrastes, de rarezas, y allí reside su poder inagotable de seducción. Podremos hablar mal de la historia que nos ha tocado en suerte, pero para los escritores seguirá siendo atractiva y seguirá generando novelas, generación tras generación. No podemos escapar de ella”… Sergio Ramírez, nicaragüense…

José Agustín

“Esta época tienden mucho al consumo de las drogas. En nuestros países el fenómeno se ha incrementado a partir de los años cincuenta, cuando la gente de la clase media le empieza a meter muy fuerte a las píldoras, los tranquilizantes, y los barbitúricos, al margen del alcohol y los alucinógenos, que también tienen una tendencia muy fuerte. A partir de esas fechas el mundo entra en un periodo de mayor desencanto, las metas vitales se ven cada vez más difíciles de lograr, las sociedades son capaces de crear dos holocaustos tremendos como las guerras mundiales, y el capitalismo salvaje hace que se pierda la noción de un futuro. Todo esto invita mucho a la desesperanza, y es una de las razones por la que se consume tanta droga. Si hubiera un estado anímico social más esperanzador, un Estado donde hubiese una justa distribución de la riqueza, una verdadera justicia social, donde no hubiera explotación ni violencia intensiva, se consumiría en una cantidad mínima. En el momento en que se corrigieran todos estos males el consumo de drogas caería terriblemente y sólo tendría una noción ritual o festiva”… José Agustín, mexicano…

“Sí, buscaba una línea de guía, una estructura. Por aquella época ya escribía un poco, y leer a Faulkner me abrió los ojos a la invención formal. Y fue una idea que me excitó mucho. Además, Faulkner me dio la convicción firme de que un argumento siempre iba acompañado de una forma. No puede descuidarse el argumento. La forma no puede ser en sí una meta, un fin. Pienso que la ficción debe incluir siempre la experiencia humana. Como puedes ver, sigo siendo muy leal a la idea que de la novela tenía Faulkner”... Mario Vargas Llosa, peruano…

17 de febrero de 2013

La estupidez de los escritores modernos (1)

Una de las grandes críticas que hacía el francés Regis Debray al “sector intelectual latinoamericano”, era su injustificado alejamiento de las masas y sus necesidades, del pueblo, el mismo que debería ser permanentemente la verdadera razón de cualquier cambio social…

Sin embargo, las palabras de este ideólogo fueron manifestadas en Bolivia hace muchos años, Latinoamérica en su conjunto ha cambiado para mal (salvo por sus honrosas venezolanas excepciones) y hoy el concepto “intelectual” es sinónimo de mafias, estrellismo, presunción, ridiculez, banalidad, decadencia, egoísmo, prepotencia y sobre todo desprecio hacia el populacho, el mismo pueblo que les da de comer, pero que trambién como resultado de su ceguera, les enaltece…

En este sentido al medio literario hispano-parlante, en mi opinión, le cae como anillo al dedo la declaración de Regis Debray, pues en muchos de sus escritores (principalmente los modernos que han publicado uno o varios libros), todo se reduce a una egolatría nauseabunda enriquecida con el más insultante desprecio a temas como la humildad y la sabiduría…

Y es que aunque un autor sea una persona culta, eso no quiere decir que como seres humanos entiendan un carajo lo que es el equilibrio dinámico de la existencia (Adrián de Souza dixit)…

Por ello es que este texto se trata de escritores (lo siento señor Debray: su acertada crítica es ya un pandemia a nivel mundial)... sí: de algunos que han tenido la suerte de ver publicados sus “en el fondo” retorcidos cultos a su autocomplaciente ego (sic)… de esos narcisistas que sólo piensan en ellos, hablan de ellos y viven para ellos porque “están harto seguros” que el planeta tierra no gira alrededor del sol sino de su persona, cuya anodina verborrea (cuando se trata de dar entrevistas) puede ser más insustancial que las declaraciones de un político…

Se supone que todo escritor debe ser un retratista de su tiempo, pero ahora aparte de dirigir mafias institucionalizadas, esa ya manoseada y autoproclamada caricatura llamada “intelectuales”, exige no sólo que sus cercanos les rindan arrastrada pleitesía, sino que además muchos de los llamados “lectores despistados” que adquieren sus libros, aplaudan hasta la hipotermia textos y declaraciones que en ocasiones no dejan de ser un reiterativo sujeto-verbo-predicado que se limita sólo al extasiante “YO-yo”…


Así que en esta primera parte (ya hablaremos de los escritores sabios), les dejo unos ejemplos de lo que estúpidamente suele llamarse "declaraciones de un intelectual"*, en los que obviamente la pedantería y la vanidad la destilan grasosamente por los cuatros costados de su geométrico cerebro:

“Yo soy un gran creyente del mercado: si no existe el mercado, no hay posibilidad de que el autor se acerque al lector, pero en lo que no creo es en la tiranía del mercado. Yo soy muy afortunado editorialmente, he publicado diversos libros con distintas editoriales y casi siempre me tienen en circuitos de distribución comercial con Planeta, Santillana, Alfaguara Infantil y Almadía. He tenido la suerte de que hasta ahora nadie me tire línea”… Bernardo Fernández, mexicano, su último y ramplón libro se llama “Hielo negro”…

“Carezco de paciencia… Tengo un interés muy limitado en las películas. Las que sí me importan las veo en cuatro o cinco partes. Me suele ocurrir que no recuerdo si las he visto o no, y de qué van”… Patricio Pron, argentino, su último y redundante libro se llama “La vida interior de las plantas de interior”…

“Escribí mi primer cuento corto cuando tenía ocho años y este, ganó un premio en el colegio. No creo que haya existido un periodo de mi vida en el cual haya estado sin escribir”... Juan Gabriel Vásquez, colombiano, su último y sobrevaluado libro se llama ”El ruido de las cosas al caer”…

“Porque soy escritor, deseo hacer novelas, hacer ficción, aunque muchos dicen que son tremendamente políticas. Veo que usted no, lo cual en la ficción está previsto”... Élmer Mendoza, mexicano, su último y oportunista libro se llama “Nombre de perro”…

“He leído tanto y durante tantos años, casi toda mi vida, que sería difícil decirlo con certeza, pero de Monterroso aprendí la importancia de la brevedad y de Rulfo, Poe, Barker y Lovecraft a manejar los ambientes macabros. Uno va captando técnicas en el camino, a veces de manera inconsciente, y tanto lo bueno como lo malo influyen. Hay recursos que no me gustan y los evito como a la peste: los lugares comunes, la cursilería, el sermón paternalista y especialmente las introducciones eternas donde nunca pasa nada y uno termina echando el libro a la basura… en lo personal me parece indigno y poco artístico eso de copiar un estilo en específico, ser discípulo de un autor y seguir sus pasos en vez de abrir una senda propia. También hay que tomar en cuenta que los escritores de mi generación tienen muchas fuentes de inspiración aparte de la literatura: música, cine, comics, pintura y, por trillado que suene, la vida misma, de por sí bastante sucia”… Byron Quiñónez, guatemalteco, al parecer su último e aletargado libro se llama “Aquí siempre es de noche”…

“Soy profesional de la escritura. Para mantener mi nivel de vida, no puedo dejar de escribir, sobre todo en momentos de crisis como éstos. Sí: tengo ideas para más de una novela. Y disfruto mucho de todas ellas”… Andreu Martín, catalán, su último e insaboro libro se llama “Por amor al arte”…

“No, había materias que me gustaban, que tenían que ver con muchas cosas. Por ejemplo, el primer libro que compré no fue de literatura, fue uno de genética. Tenía alrededor de diez años. Me interesó porque yo quería saber cómo nacía la relación entre las personas, qué generaba eso y qué había dentro de cada uno de nosotros. Una cosa me llevaba a la otra, como la astronomía que me gustaba desde niño. Miraba al cielo e imaginaba qué mundos eran los que habían ahí y por supuesto, me lleve una desilusión terrible cuando descubrí que uno podíamos llegar a una estrella, puesto que creía que una estrella era como un planeta y no bolas de fuego”... Álvaro Mata Guillé, costarricense, su último y auto paródico libro se llama “Separata”…

“Porque me da control sobre mí, soy mejor persona desde que escribo. Ha sido como ir a terapia. Económicamente también me ha servido, me ha dado oportunidades que yo jamás hubiera imaginado”… Alberto Fuguet, chileno, su último y atormentado libro se llama “Cinépata”…

“Veo a la gente, hablo con ella, me entero, o intuyo lo que hay en la trastienda de esa persona, y a partir de ahí me inspiro. Eso sí, siempre con el añadido imaginario de rigor. Pero así son también los personajes de Dosroievski, Dickens o Kafka”… Luis Landero, español, su último y deprimente libro se llama “Absolución”…

Jorge Volpi: esta es mi mejor pose? 

“Por ejemplo, en El hombre sentimental, el narrador dice que él siempre escribe con una pluma que debe tener una plumilla de color negro, porque el reflejo lo molesta, y esto lo hago también yo. Pero no se encuentra en el libro porque yo lo haga, sino porque me parecía que quedaba bien desde un punto de vista literario, que podía dar un buen resultado literario”… Javier Marías, español, su último y rutinario libro es “Mala índole, Cuentos aceptados”…

“Nunca he robado ningún libro. Y no por una cuestión ética sino por una cuestión pusilánime. Siempre me ha faltado el valor necesario para robar los libros que, tantas y tantas veces, he querido robarme”… Emiliano Monge, mexicano, su último y sombrío libro se llama “Morirse de memoria”…

“Hay días en que me gustaría vivir de lo que escribo, y hay otros en los que comprendo que la literatura, al no ser un trabajo, es el único espacio de libertad real que existe en mi vida. Ya que no soy libre en la realidad, donde tengo que trabajar y hacer cosas que a veces no me gustan, lo soy en la escritura. Puedo escribir sobre cualquier cosa y de cualquier manera sin miedo a que no esté de moda o no le guste a mis contemporáneos. Pero obvio que me gustaría ganar uno de esos premios increíbles y vivir rascándome todo el día”… Luciano Lamberti, argentino, su último e inconsistente libro se llama “El loro que podía adivinar el futuro”…

“Yo lo que tenía claro desde el principio, desde hace cinco años, es que quería escribir una novela sobre el mundo de la ciencia. Yo estudié Derecho y luego Letras, pero siempre me había interesado la ciencia. Siempre sentí que había habido un momento en el que decidí tomar un camino en vez del otro. Y esta renuncia a la ciencia me hizo siempre estar continuando con lecturas de divulgación científica y de ciencia, de física en general”... “un escritor debería poder escribir sobre lo que quisiera sin que ello tuviera que llamar la atención de una manera tan importante. Yo desde luego que me siento mexicano y mis puntos de vista son mexicanos a pesar de que en mi novela no haya una sola referencia a México”… Jorge Volpi, prosaico simulacro de escritor, su último libro no vale la pena clasificarlo ni mucho menos mencionar su título…


*Por cierto: todos los seres humanos somos intelectuales, usamos el intelecto aunque sea para joder al prójimo, por algo nos autoproclamamos homo-sapiens, lo que quiere decir que ser un “intelectual” es una condición humana, no un don de Dios para pocos…

9 de febrero de 2013

Mi vida en la Santería 3: Ozaín "te salvará la vida"


1. Un viernes por la noche

- … pero pueden empezar sin nosotros - le dije mientras terminaba de estacionar mi auto, dando a entender que nuestra presencia no era necesaria pero insinuando a su vez que podríamos no llegar…
- Nooooo!!!! – fue su alarmada respuesta -  yo quiero que ustedes estén ahí…
- Bien, entonces te pido que tengas paciencia y que les avises a los Babalowos que llegaremos en cuanto podamos – le respondí a manera de venganza…

Terminamos la llamada…

Entré a mi casa, me serví un vaso de refresco y al dar el primer trago mi celular sonó de nuevo…

- Qué pasó camarada? – escuché decir al Babalowo X – ya estamos acá…
 - Bien, es cosa de que podamos llegar, porque el tráfico está del carajo – le avisé sin especificarle que aún estaba en mi casa en espera de que mi esposa llegara del trabajo… ni que mientras estaba disfrutando de mi bebida…
- Acá los esperamos – avisó bastante animado…

Yo corté la llamada…

Después de vaso y medio más de refresco llegó mi esposa, le ofrecí también de beber y platicamos un rato hasta que le dije que era la hora de irnos a trabajar Santería… pero por el tono en que lo dije me miró y dijo:

- Si no quieres ir, no vamos…
- Claro que iremos – le respondí – quiero ver la cara que ponen esos cabrones cuando los mande a la chingada…

2. Un sábado al medio día, dos semanas antes

Saboreaba tranquilamente el primer trago de un “charro negro” (exquisita combinación de tequila quemado con sal, limón y mezclado con refresco de cola), mientras leía... mi esposa había salido de compras y yo me “relajaba” a ritmo de Blue Oyster Cult… en eso sonó el teléfono de casa, vi el número y no lo reconocí, por lo que decidí no tomar la llamada, pero mi muerto me dijo “es para ti”, así que levanté la bocina…

- Padrino, ayúdame por favor, estoy que me muero de miedo…

Al principio dudé, pero finalmente reconocí la voz de mi ahijado/ahijada que llamaba desde Mexicali…

- Y ahora? – le dije estirándome para paliar mi flojera sabatina…
- Es que fui al tocador y al momento de subirme el pantalón, se atoró mi eleke de Orunla y se rompió y el Babalowo X siempre me dijo que cuando eso pasa se advierte de peligro de muerte…
- Anda la cosa – le dije sin poder llegar al segundo trago a mi “charro negro” – y luego?…
- Pues que tengo mucho miedo…
- Y entonces? – agregué…
- Tú dime qué hacemos? – agregó mi ahijado/ahijada con el pánico hasta el tope de sus uñas…
- Dame unos 30 minutos y vuélveme a marcar – le dije, pero tras reflexionar unos instantes, agregué – en dónde estás?
- En mi oficina – gritó de tal modo que alejé el auricular de mi oído…
- Dame 30 minutos… no salgas de ahí…

Colgamos…

Yo miré con melancolía mi “charro negro”, pero por aquel entonces todavía pensaba erróneamente que la religión y los ahijados estaban antes que todo, así que marqué al celular del Babalowo X para pedirle su opinión, pero me dio tono ocupado… me metí a la ducha, después de salir me vestí de blanco, me puse frente a la Bóveda espiritual y me hice despojo, marqué de nuevo pero el teléfono marcó una vez más ocupado, así que dudé entre el Diloggun y el Obi… abrí un coco, saqué unas vistas y pregunté a Eshu si me recibía para hacer una consulta y respondió con un eyeife…

Hice varias preguntas, interpreté con facilidad unas, otras que me generaron dudas las consulte con un tratado sobre la tirada de Obi y finalmente llegué a una conclusión junto con algunas obras… sé que no era lo apropiado tratándose de Orunmila, pero era lo que había a la mano… mientras… pero ya habían pasado más de 30 minutos y mi teléfono de casa seguía sin sonar…

Regresé para continuar con mi lectura y mirando mi “charro negro” de reojo… nomás viéndolo… marqué de nuevo el número del Babalowo X y el resultado fue el mismo: ocupado, marque finalmente a su casa y nadie contestó… tiempo después me puse hacer la comida, regresó mi esposa, comimos y ya en la sobre mesa, unas 2 horas después, sonó el teléfono…

- Hablé con el Babalowo X – escuché que me soltaba a bocajarro mi ahijado/ahijada -  ya me sacó unos signos por teléfono y me dijo “…” y que “bla, bla, bla”…

Escuché con paciencia mientras comparaba lo que decía con lo que yo había determinado con el coco: nada parecido… pero mi ahijado/ahijada gritaba y lloraba hasta que finalmente me recitó los ebboses marcados… le pregunté por el plazo, qué cómo le haría viviendo al norte del país esquina con la frontera estadounidense (y nosotros en la capital-centro-del-país) y me detalló su plan para que el Babalowo X le salvara la vida, lo que por supuesto incluía venir hasta “acá” para, entre otras cosas, jurarse en Ozaín… 10 minutos después colgamos mientras yo me quedé en silencio…

- Y esa cara? – me preguntó mi esposa…
- Hemos perdido a nuestro ahijado/ahijada – procedí a explicarle lo que había sucedido un par de horas antes, y al final dije – no me molesta que se consulte con el Babalowo X, pero primero me habló a llorando, me pidió ayuda y al final ha terminado yendo a otro lado… cómo? si pertenece a nuestra casa? y si con X sólo tenemos una relación laboral???!!! – y agregué - ya no hay moral – y me reí…

Atributos de Orunla

3. Regresando al mismo Viernes por la noche

El tráfico para llegar al lugar acordado estuvo insufrible, pero finalmente llegamos alrededor de las 10 de la noche… en el camino mi esposa repitió eso de:

- Si no quieres ir para qué vamos?
- Para que quede claro que es la última vez que los veo… a todos – le dije no muy convencido, y sentencié – pero ya verás…

Me estacioné frente a la casa del Babalowo Z (viejo conocido, de aquí que ya conociera la ubicación de su Ilé), marqué el celular del Babalowo X y este salió a recibirnos… nos saludamos, entramos, nos vio nuestro ahijado/ahijada y de inmediato corrió hacia nosotros para abrazarnos con efusivo cariño: “el beso de Judas”, pensé…

Saludamos a otro Santero y al Babalowo Z, el cuál se veía bastante demacrado y apagado: parecía estar enfermo… una vez colocado nuestro ahijado/ahijada en la penitencia, el Babalowo X nos hizo un ademán para que saliéramos a la calle… lo seguimos y una vez afuera, soltó:

- Qué crees, camarada?... vi al Babalowo ABC*… me fue a buscar a mi casa después de tantos años de no vernos para pedirme que le ayudara con unas obras… así que me fui con él y “el trabajo” era darle de comer a su prenda de Ozaín para chingarse a “bla, bla, bla”, incluyendo al Babalowo Z y a tu otro padrino…

- Y eso nos incluye a nosotros? – le solté sin piedad…
- Sí, pero el de "ustedes" no entró – respondió al tiempo que me soltaba un cómplice guiño de ojo con una sonrisa…
Comentamos varias cosas más hasta que le pregunté por la salud del Babalowo Z, a lo que me respondió:
- No te digo que el Babalowo ABC se lo chingó también – repitió…
- Pero carajo: acaso no se da cuenta lo mal que se ve? – le pregunté ingenuamente? – ya debería haberse registrado al pie de Orunla – y agregué con sorna - o mínimo debió haber ido con un médico…
- Supongo que lo sabe – dijo a manera de excusa, pues él era el responsable indirecto de aquello y agregó con satisfacción – pero la próxima semana se va a Cuba, así que supongo que ahí le “brincará” que el Babalowo ABC se lo kimbó y ya veremos de a cómo les toca… yo estoy bien protegido: ya me fui a "lavar las manos", así que yo no pinto en el cuadro – y se rió… 
- Bueeeeh – dije en tono aburrido…
- Aaaahh pero ya sabes: el Babalowo Z va a Cuba también a hecharle un "ojito" a su novia: una Santera hija de... casada que insisite en venirse acá con él - pero ante mi indiferente silencio por la indiscreción, agregó usando un tono confidente – por cierto camarada: de lo que haremos con tu ahijado/ahijada luego te doy tu derecho…
- Cuál derecho? – pregunté tratando de ocultar mi indignación, pero en espera de que se explayara…
- Lo de tu derecho… lo que pasa es que dice que "no trae el dinero", pero que me lo dejará en… y ya de ahí te doy lo tuyo…

No respondí nada, pero mis dientes rechinaron por la rabia…

4. Ese viernes convirtiéndose en sábado

El Santero se asomó por la puerta y dijo que era la hora de empezar: todos entramos… se realizaron completos las obres que el Bablowo X le “determinó” a nuestro ahijado/ahijada por teléfono… yo me abstuve totalmente de participar – indignado - atrincherándome en un rincón y poniendo cara de “no-me-molesten”, aunque en algún momento mi esposa sí fue requerida…

Eso sí: cuando comenzó la parte más ruda del juramento, abrí la boca para regañar a mi ahijado/ahijada diciéndole que no se quejara, que era “por su bien” y que finalmente todo “era por alguna razón - y le dije burlón - además, acuérdate que con eso se supone que salvas tu vida"...

Representación de Oazín

Finalmente ya después de las 3 de la madrugada del sábado se dio por terminado todo…

Los Babalowos X y Z comentaron algunas cosas de los signos con los que cerraron las obras, mientras el Santero/Santera platicaba coquetamente animoso con nuestro ahijado/ahijada… yo me acerqué y avisé discretamente a mi esposa:

- Vámonos: no pienso ir a tirar nada a ninguna esquina de tu ahijado/ahijada a ningún puto lado, ni pienso llevarle a ningún pinche lugar donde se hospede, por más cerca que quede de nuestra casa…

Ella asintió…

Le dije al Babalowo X, al Z y al Santero que nos retirábamos y mañosamente solté en voz alta:

- Ustedes llevan a mi ahijado/ahijada, verdad?

El Babalowo X me miró con una especie de intento fulminante de mirada que en realidad no pasó de ser una sorpresa…

- Sí, claro – atinó a decir no muy convencido – no te preocupes…

Me acerqué al ahijado/ahijada y disimulando mi desprecio por su traición, le dije:

- No te preocupes: ellos te llevan - le regresé su abrazo de Judas y me despedí de todos, mi esposa también se despidió y salimos de la casa…

En el camino invité a mi esposa a cenar y mientras aplacábamos el hambre le solté un “no pienso volver a ver a estos cabrones”…

5. Varias semanas después

El teléfono de casa sonó insistentemente cierto sábado, mientras yo saboreaba el cuarto trago de un “charro negro”, escuchaba a Grateful Dead (con toda la jodida ironía del mundo) tocar su “Mexicali Blues”, y leía tranquilamente… no pensaba atender la llamada, pero el eternamente indiscreto de mi muerto insistía en que la tomara…

- Sí? – pregunté con esa odiosa palabra que la gente tanto detesta escuchar cuando llama a mi casa (y siempre que me reclaman su uso, les explico que decir “bueno” para contestar el teléfono es una pendejada y entonces les repito la consabida historia de por qué los mexicanos contestan con un “bueno” al teléfono, cuando en materia de sintaxis nada tiene de lógico y si de vulgar ignorancia)…

- Camarada – soltó efusivamente el Babalowo X – cómo están?
- Bien, aquí descansando, dime...
- Oye, antes que nada: tu ahijado/ahijada no nos dejó el derecho como dijo… pero ya me llamó y avisó que en unas semanas nos deposita… entonces luego te doy lo "tuyo"…
- No te preocupes – le respondí después de dudar en si recordarle su origen materno o si cortarle la llamada o si en esperar a verlo de nuevo para que cuando tratara de darme mi inmerecido "derecho” se lo pudiera aventar en la cara… opté por esto último…

6. Mi silencio

A mi ahijado/ahijada no volví a tomarle la llamada…

7. Miles de reencarnaciones después

Obviamente que al Babalowo X le dio una terrible, degenerada e infecciosa amnesia y nunca hizo el intento de recordar algo relacionado con algún "derecho" despositado desde Mexicali, lo que a su vez me impidió hecharle en cara que era un vulgar ladrón... y del Babalowo Z, por obvias razones, nunca supe nada más...

*Nota: el Babalowo ABC había sido "padrino de todos", incluyendo al Babalowo X, pero en su momento todos decidimos huir  de su casa religiosa al ver las porquerías que hacía con la religión para joderle la vida a los demás…