9 de marzo de 2013

Es lo malo de los libros (1)


1.
Llego al edificio donde trabajo, registro mi entrada, saludo a los conocidos con los que me cruzo, entro al ascensor, aprieto el botón correspondiente, el aparatejo sube y llego a mi piso… sigo saludando hasta que llego a mi escritorio, dejo mis pertenencias en uno de sus extremos, enciendo la pc y abro el archivo word en el que estuve trabajando el día anterior…

Una hora después llega E, un tipejo que se supone es mi jefe y me saluda, pero se queda de pie a lado de mi escritorio… ve mi libro en turno y pregunta:

- y ahora que lees? – y de inmediato capto su tono burlón…
- un libro que tiene hojas con palabras impresas en color negro – le digo al tiempo que se lo extiendo… lo ve con desdén y no lo toma, lo que hace que me encabrone… lo dejo sobre mi escritorio y volteo a ver de nuevo mi monitor…
- tú lees pura literatura… novelas, relatos y cosas de esas – escupe con desprecio – y esas no sirven para nada…
- te equivocas en todo eso que dices – le atajo - lo que más he leído en mi vida ha sido historia… pero siendo literatura en general sirve de mucho…
- bueno – dice en plan retador – y después de todos los libros que has leído a lo largo de tu vida, dime qué has aprendido?
- que el ser humano es una mierda, que es lo peor que pudo haber caminado sobre la superficie de este planeta…
- por qué lo dices? – pregunta con curiosidad…
- mira: si hacemos caso a la teoría darwiniana de la evolución, hace muchos años el ser humano tenía que defenderse de inundaciones, de erupciones de volcanes, de sequías, de terremotos que derrumbaban sus cuevas, de dinosaurios glotones, del frío, de la falta de alimentos que aún no aprendían a cosechar…
- y? – pregunta confundido…
- ahora desde que sale de su casa mucha gente tiene que cuidarse del automovilista prepotente, del vecino pendenciero, del policía corrupto, del estafador, del hermano traicionero, de los vendedores ambulantes, de la come-hombres, del asaltante… pero por si fuera poco llega uno a su trabajo y hay que defenderse de los traidores, de los trepadores, de los vividores, de los corruptos, de los hipócritas, de los chismosos, de las insaciables sexuales, de los haraganes, de aquellas que creen poder manipular a los demás por su linda cara… pero principalmente hay que defenderse de los jodidos envidiosos y criticones…
- pues sí – dice E en un tono apenas audible, al tiempo que agacha la cabeza y se encamina a su escritorio…

2.
R me ve caminar en dirección al checador digital, me suelta un “licenciado ya te vas?”, lo saludo con un ademán y hago fila en espera de mi turno… esperar es un decir: soy el primero…

- y ahora que lees, licenciado? - R me suelta con ese típico tono burlón que ha adoptado recientemente para hacer alusión a la presencia permanente de un libro en mi mano…
- no creo que lo conozcas – le respondo previniendo uno de sus irónicos comentarios, así que le muestro la portada del libro que llevo en la mano izquierda…
- mejor deberías de ponerte a leer la biblia – insiste en molestar…
- ya la leí – le digo sin mucho interés…
- en serio? – pregunta al tiempo que voltea a ver con la mirada a sus vecinos para que le pongan atención…
- ajá – le digo - dos veces…
- en serio? dos veces? – pregunta ahora ya sorprendido…
- sí…
-dos veces? – me inquiere de nuevo, tratando se sembrar la duda ante su público – completa?
- sí – le respondo – así que ya puedo explicarte desde la “a” hasta la “z” todo lo que significan tus pecados…

Todo su público se ríe, él se apena y decide quedarse callado…


3.
- déjame ver tu libro – me dice M, una insaciable lectora de thrillers y betsellers…

Se lo entrego al tiempo que extiendo mi mano, sin decir nada, para que ella me permita ver el suyo…

- qué tal está? – me pregunta después de ver en qué pagina está el separador y antes de leer la contraportada…
- es un buen libro… Nick Hornby es un escritor muy interesante… – le digo al tiempo que por cortesía le pregunto por el suyo –
- está buenísimo – exclama con orgullo…
- se ve que John Grisham ya lleva varios libros publicados – le comento sobre el autor después de leer la contraportada…
- y tengo todos sus libros – presume - sólo me faltaba este que ya es un poco viejo y me costó mucho trabajo conseguir…

Llega el elevador, le regreso su libro y me da el mio, entramos juntos al mismo tiempo que otras 6 personas… mientras subimos dejamos el tema de los libros, ya que dos tipos que van con nosotros inician el siguiente diálogo:

- ya viste que mis víboras le ganaron el juego a tus guajolotas – presume uno…
- fue suerte de principiante – se defiende el otro…
- una goliza de 3 a 0 no es suerte…

Se abre la puerta del elevador en el piso 4, M se despide… la veo salir, suertuda…

4.
Doy por terminada la consulta con T: había ido a mi casa a que le tirara obi a su Eshu pues tenía algunas dudas que consideró sólo podrían aclarársele con este oráculo… salimos de la habitación destinada exclusivamente a trabajo de religión y regresamos a la sala… avisa que se sentará en uno de los sillones un rato “a descansar” y clava su mirada en mi repleto librero que abarca de piso a techo y de una pared a otra…

- te puedo preguntar algo? – dice T con una timidez que no termina por sonarme totalmente honesta…
- claro – le animo…
- ya leíste todos estos libros? – suelta al tiempo que señala el librero…
- sí – le digo levantando los hombros, no por pedantería, sino porque cada que alguien entra a mi casa siempre debo responder la misma pregunta…
- todos? –insiste con incredulidad…
- ajá – le digo aburrido, pero dado que no sé si su pregunta lleva doble sentido, me adelanto y agrego con pedantería tratando de que la aclaración aplaque sus inquietudes entrevistadoras – todos los que están aquí y los del otro librero que está allá en otra habitación… uno que nomás va de piso a techo…
- tienes otro librero? – suelta ahora sí en tono quisquilloso…
- aja… y los que no he leído están en otro lado esperando su turno…
- son muchos - dice en ese tono que no se sabe si es burla o respeto…
- pues… te he de confesar que considero haber leído poco, porque…
- cómo que pocos libros? – me interrumpe casi con un grito – y todo eso que tienes ahí qué es entonces?
- considero haber leído poco – comienzo de nuevo - porque la verdad es que el conocimiento universal (sic) es tan grande, la vida tan corta y los seres humanos somos tan pendejos, que a veces hay situaciones que sigo sin entender… y no quisiera morirme con muchas dudas en mi cabeza…
- como cuáles? – me reta…
- mmmmm – dudo unos instantes hasta que finalmente le respondo parafraseando a James Fogle – como saber por qué a veces a los seres humanos nos da miedo amarrarnos todas las mañanas las agujetas de los zapatos antes de salir de casa…


5.
R me ve caminar en dirección al checador digital, me suelta su fastidioso “licenciado ya te vas?”, lo saludo y como siempre hago fila…

- y ahora que lees? – repite su aburrida pregunta…
- “Rastros de Carmin” de Greil Marcus - leo el título en voz alta sin saber realmente por qué, pues de sobra sé lo que tengo en las manos…
- y de qué trata? – insiste en joder…
- pueeess – dudo en responderle – es un estudio donde el autor traza una línea que va desde el movimiento dadaísta hasta el brote del punk encabezado por Johnny Rotten, afirmando que toda rebelión cultural a seguido un comportamiento lineal que esconde el verdadero motor de cambio en las ideologías del mundo…
- y no te cansas de leer? – escupe R sin disimular que no ha entendido un carajo de lo que le dije…
- no – le respondo y tras mirarlo a los ojos, agrego – de hecho quisiera tener más tiempo para leer…
- lees mucho…
- tú también deberías hacerlo…
- no me da tiempo – se excusa…
- claro que tienes tiempo – le digo - todos los días haces dos horas de tu casa a la oficina y te avientas otras dos horas de regreso sin hacer nada más que verle el trasero a las viejitas – me burlo de su perverso gusto por las mujeres de la tercera edad - ahí podrías invertir tiempo en leer…
- sí, pero no… no licenciado…
- porque supongo que sabes leer – continúo – por alguna razón eres algo así como una llamarada de ingeniero…
- claro que soy ingeniero – se defiende - pero ya leí todo lo que me tocaba cuando cursé la universidad…
- deberías de leer… o por lo menos reintentarlo: por si ya lo olvidaste leer no duele…

6.
Se había trabajado religión en mi casa… estaban mis dos padrinos: un Babalowo y un Santero, sus esposas, la mía y un par de gentes más…

Obviamente todos estábamos cansadísimos, así que antes de irse habían decidido sentarse en los sillones de la sala a conversar un rato… y obviamente el tema fue la religión… en algún momento el Babalowo comenzó a citar unos patakies para explicarme algunas cosas…

- … y están muy interesantes – dijo – luego te presto un libro donde se explican con más detalle para que los leas con calma…
- gracias – atiné a decirle…
- al cabo a ti te gusta leer mucho – agregó señalando mi repleto librero…

Y se despidieron…

Al siguiente día fuimos al Ilé de mi padrino de Santo y en cuanto me vio entrar de inmediato se me acercó, puso su brazo sobre mis hombros (era mucho más alto que yo), y me dijo en tono por demás burlón:

- véngase mi chingón, mi ahijado el inteligente que le gusta taaaanto leer…
- buenos días M – le dije incómodo, controlando por respeto las ganas de zafarme de un manotazo…

Y en esa actitud estuvo durante casi dos semanas: en el momento en que yo llegaba a su casa, dejaba lo que estaba haciendo, se me acercaba, ponía su pesado brazo sobre mi y soltaba su véngase mi chingón, mi ahijado el inteligente que le gusta tanto leer…

Pero en cierta ocasión que llegamos a su casa y apunto de repetir su ritual, lo atajé entregándole una caja perfectamente empaquetada…

- y esto? – preguntó desconcertado…
- un regalo – le solté mirándolo con malicia…
- veamos – dijo al tiempo que se acomodaba en un banquillo y lo abría con curiosidad…
- espero te guste M – le dije…
- vaya, el libro – dijo una vez que terminó de desempacarlo y vio la portada…
- dijiste que ya no había – le solté – pero qué crees? lo encontré en una librería que vende cosas de religión en Miami - y agregué echándole en cara el esfuerzo - así que lo compré por internet desde hace un mes, pero apenas llegó…
- oye pues muchas gracias… en verdad que este libro vale mucho la pena tenerlo… tiene muchos secretos de religión que ya quisieran saber los mismitos cubanos…
- pues sí – le dije – es cosa de leer…

Y a partir de ese día dejó de joderme con su véngase mi chingón

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