26 de julio de 2014

Cómo viven los muertos (3)



7.
No acostumbro recorrer a pie las colonias donde he vivido a lo largo de mi vida, salvo cuando no hay más remedio… y fue en una de esas necesidades de la vida cotidiana (como comprar leche o huevo), las que me hicieron salir cierta noche y descubrir en aquella esquina al anciano: no necesité investigar mucho para ver que era un desencarnado…

Tampoco es que debiera importarme, pues bien podía haber seguido caminado por la acera derecha, como me dicta mi obsesión por la costumbre, pero no puedo negar que tengo una terrible debilidad por los desencarnados desamparados, así que aquella crucé la calle para encararlo:

- tú ya estás muerto – le dije, provocando que su mirada sin luz espiritual se posara sobre mí – pero nadie te lo ha querido decir para que no te asustes…
- estoy esperando a mi hija – respondió – todas las noches vengo a recogerla para acompañarla hasta la casa – dijo señalando rumbo al norte con un ademán… pero creo que está enojada conmigo porque la veo venir y cuando pasa a mi lado me ignora y sigue de largo…
- y por qué no le hablas o la sigues? – lo cuestioné mañosamente…
- no sé… es que no me puedo mover de aquí – reconoció señalando la esquina donde estábamos parados…
- qué llevas en la mano? – dije señalándole una bolsa con pan

El anciano levantó el brazo para situarlo frente a sus ojos y tras dudar aceptó:

- no veo mi mano ni mi brazo… desde hace mucho
- es que ya estás muerto – repetí – pero nadie te lo había querido decir para que no te asustaras – el viejo abrió desmesuradamente los ojos, volteó de nuevo hacia donde se supone debía tener sus dedos y sin más se soltó a llorar – supongo que aquí moriste - agregué…
- recuerdo que una noche estaba esperando a mi hija y una pareja de jóvenes se me acercó con navajas en mano para exigir les diera mi cartera… la mujer era la más agresiva… me asusté mucho y no supe qué hacer… después de ello ya no recuerdo nada que no sea los ojos de la joven viéndome con odio…

Quedamos en silencio un largo rato: yo observándolo con tristeza y él llorando afligidamente…

- si vas a quedarte por aquí es porque vas ayudar a los tuyos y quizá con ello encuentres “la luz”… en el caso de que no puedas o no quieras hacerlo, mejor sigue tu camino “a buscar lo que sigue” – le sugerí…

El desencarnado detuvo su llanto un rato después, clavó su mirada hacia el frente y comenzó a caminar con dificultad rumbo al sur (hacia el lado contrario donde vivía)…

- mi familia no me quiere – dijo sin voltear a verme ni detenerse – dicen que yo soy un viejo inútil y torpe… no creo que quieran que los ayude…

Lo vi alejarse hasta que recordé que necesitaba hacer mis compras…

8.
Hace ya varios años que un primo, dueño de una importante empresa distribuidora de productos avícolas, murió joven y en circunstancias por demás penosas… a toda la familia nos dolió su fallecimiento, más con el tiempo nos resignamos a su ausencia…

Tiempo después me enteré que un par de primas, junto con el esposo de una de ellas, estaban consultando a una Espiritista para ponerse en contacto con mi primo y pedirle que desde el más allá interviniera para convencer a un fulano les pagara una importante cantidad de dinero que les debía, derivado de una sociedad comercial que no prosperó…

Más siempre que se contactaban con él a través de la Médium, me contó otro familiar cercano a ellos, las respuestas que proporcionaba la mujer posesionada por el ánima de mi primo eran evasivas y rara vez se asemejaban a la manera en la que él solía halar…

Extrañado por esa situación decidí consultar con una amiga, también Médium, sobre lo que podría estar sucediendo… hablamos por teléfono y quedamos de vernos un sábado por la tarde en su casa para que ella se pusiera en contacto con mi primo…

El día acordado apenas y mi amiga estaba llamando al ánima de mi primo, detuvo el proceso de posesión (le iba permitir entrar en su cuerpo), permaneció en silencio durante largos minutos con los ojos cerrados, hasta que finalmente los abrió y soltó una pícara risa…
  
- tu primo es algo fuera de lo normal – exclamó divertida…
- y eso? – pregunté extrañado…
- era una persona alta, joven, de piel blanca, con cabello claro y ojos verdes? – me interrogó…
- sí…
- y tenía un negocio en el que mucha gente trabajaba para él? – me cuestionó…
- así es: una empresa cuyo giro estaba diversificando, antes de fallecer, para abarcar un mayor mercado de clientes con nuevos productos…
- pero tenía muchos empleados? – insistió ella, a quien yo no le había dado antecedente alguno sobre mi familiar – y le gustaba dar órdenes y encomendar responsabilidades a las que se limitaba a supervisar?…


- sí – acepté – él se inclinaba más hacia las relaciones públicas, ya sabes, invitar a comer a sus clientes y ese tipo de cosas… aunque tenía su lado humanitario: si una mujer viuda, divorciada o embarazada llegaba a pedirle empleo la contrataba aunque no la necesitara…
- déjame te digo que en el lugar donde está ahorita hace algo parecido…
- cómo? – le pregunté confundido…
- de la misma manera con que se comportaba en vida, sigue actuando ahora como desencarnado – me explicó – no sé cómo lo ha conseguido, pero en el más allá tiene bajo sus órdenes varias almas, las cuales son las que hacen acto de presencia con la Espiritista a la que consultan tus familiares, y aunque esos muertos simulan ser “tu primo” y se comprometen a intervenir por ellos para conseguir que les regresen su dinero, en realidad no le ponen atención a ese asunto
- en serio hace eso? – exclamé sorprendido – tiene desencarnados que trabajan para él?…
- exactamente – dijo mi amiga divertida…
- y cómo le hace? – cuestioné – qué les puede ofrecer a cambio?
- no tengo idea – reconoció – me declaro sorprendida por la situación: no sé cómo es que se pueden hacer esas cosas, pero eso hace…
- muy extraño – acepté…
- pero lo es más porque tu primo no piensa ayudarlos – agregó ella…
- y eso?
- no sé – me respondió – y no tiene mucho interés en contestarme…
- pudiste establecer contacto con él? – le pregunté a mi amiga…
- se me acercó para decírmelo – aclaró – pero así como vino se fue…
- vaya – atiné a decir…
- te dejó saludos – agregó ella…
- vaya – dije de nuevo emocionado…

9.
Me enteré del asunto por mera coincidencia, pues algo se comentó durante una tertulia familiar y de ahí por curiosidad busqué al principal implicado, un hermanastro de mi padre dado a las cuestiones esotéricas, quien encontró en la ouija la herramienta para dar salida sus conflictos existenciales que no era otra cosa más que una depresión por su escandaloso divorcio…

Utilizando este oráculo junto con sus dos hermanas, mi tío estableció contacto un espíritu que poco a poco (y conforme las horas de consulta se convirtieron en semanas y éstas en meses), consiguió captar la atención de todos…

A través de la ouija el muerto les ofreció tres pruebas de su existencia y para ello sugirió fueran a un panteón para que ratificaran, por el tipo de cripta que les describió y el nombre escrito en la lápida donde descansaban sus restos, que él era quien que decía ser… a mi tío comenzó a dictarle un libro a través del cual se iba a revelar importantes secretos esotéricos que cambiarían el rumbo de la humanidad… finalmente les hizo saber que en su casa materna, en una de las recámaras, debían escarbar profundamente pues ahí se encontraba enterrada una abundante cantidad de oro en monedas…

El detalle del panteón fue fácil de confirmar, pues tras hacer la respectiva visita descubrieron que efectivamente se trataba de un hombre que había sido enterrado ahí unos 60 años atrás…

Sobre el libro me es difícil opinar pues no pasé de ver un par de libretas con extensos textos en manos de mi tío: nunca permitió que nadie leyera su contenido (pese a estar “terminado”), sin embargo, su publicación se haría hasta que el muerto lo autorizara, pues su contenido “haría vibrar hasta las propias simientes de la iglesia católica” y por lo mismo tendría que conocerse en el momento adecuado…

Y el famoso tesoro?… mi tío junto con sus hermanas compraron herramientas y se dedicaron a escarbar durante meses hasta que consiguieron hacer un agujero cuyo obscuro fondo era imposible percibir, más el oro no aparecía… por ello cada tercer día se usaba la ouija para contactar al muerto y preguntarle si era el lugar adecuado para cavar, a lo que respondía que sí… le cuestionaban sobre la profundidad y les indicaba que siguieran cavando… lo interrogaban sobre cuántos días faltaban para hacerse millonarios y él repetía aquello de que “siguieran cavando”…

Y ellos continuaban sacando costales de tierra mientras el hoyo se hacía más profundo… en alguna ocasión llegué a entrar a esa habitación y lo único que me provocaba ver hacia el fondo de ese agujero era miedo: la misma impresión tuve cuando miré por primera vez el hueco que se había hecho para darle de “comer a la tierra” durante unos ebboses marcados por Orunmila…

Una noche después de consultar con la ouija, el muerto les dijo que era importante que en ese momento retomaran la excavación… según me contó después una hermana de mi tío, éste se negó argumentando que como ya era cercana la media noche, estaba muy cansado y prefería dormir… pero el muerto insistió hasta que la avaricia de sus hermanas pudo más y decidieron tomar de nuevo los picos y las palas…

Según lo relatado a las tres de la madrugada ya estaban agotados, pero todos estaban invadidos por una extraña euforia y certeza de que ahora encontrarían algo…y así sucedió: sin más un desagradable olor comenzó a salir del agujero, y si bien todos se asustaron ninguno de los presentes fue capaz de moverse hasta que una de mis tías comenzó a sentir que un gas* comenzaba asfixiarla…

En ese momento todos sintieron las mismas molestias, pero lo que les hizo huir de su casa fue que al mismo tiempo comenzaron a escucharse perturbadores gritos que surgían desde el fondo del hoyo: aquella madrugada mis tíos se refugiaron en casa de unos primos y al siguiente día compraron material y contrataron a un albañil para tapar el agujero… a partir de ese día decidieron olvidarse del oro, mi tío se deshizo de la ouija, pero conservó el libro que el muerto le dictó, sin que hasta el momento tenga la más mínima intención de publicarlo…

10.
Aquella tarde la conversación derivó en un tema del que algo que yo ya había escuchado, pero que nunca había tratado con ella: una mujer ya mayor (a quien todo mundo llamaba “Doña Ilda”), vecina de mi madre y que había llegado a la casa para saludarla…

- … y yo le dije a Rodolfo que nunca volviera a buscarme – me dijo ella – pues verlo me recordaba a mi hijo y que yo seguía sufriendo por su ausencia… y de esto ya hace 3 años…
- quién es Rodolfo? – me aventuré a preguntar…

Me miró de una manera extraña, parecía que me escudriñaba… suspiró antes de empezar su relato…

- mi hijo en vida tocaba en un grupo que amenizaba fiestas… cada sábado tenían eventos que le dejaban su buen dinerito: le permitía un ingreso extra para darle algunos lujos a su esposa y sus tres hijos… y también a mí, pues vivía con ellos… entre semana trabajaba en una oficina del gobierno…
- es buen negocio eso de la música para fiestas – dije por opinar algo…
- le iba bien - presumió – así que cierto día en que les avisaron que pretendían contratarlos para celebrar una boda en el interior del país, él aceptó pues trasladarse fuera der la capital les permitía cobrar un poco más por lo del traslado y eso…
- dónde fue la boda? – la interrogué…
- en Morelos…


- no estaba muy lejos – le comenté…
- dijeron que sí, rentaron una camioneta y se fueron para allá… en el camino iban contentos porque la familia que los contrató tenía dinero y había prometido darles un pago extra, aparte de lo que pactaron, por “las molestias del viaje”… llegaron a una lujosa casa, montaron su equipo y esperaron a que comenzaran a llegar los invitados – dijo, pero después hizo una larga pausa…
- y después qué sucedió? – la animé…
- empezó la fiesta… había mucha comida y bebida… todo transcurrió sin interrupciones hasta que ya entrada la madrugada los invitados comenzaron a retirarse… y a partir de ahí todo es confuso…
- por qué?...
- según cuentan los amigos de mi hijo, aprovechando la salida de un auto se metió en la casa un pretendiente que la novia había tenido hacía poco… un joven que ya había tratado de entrar, pero sin conseguirlo, así que aprovechó un descuido del portero…
- sí que fue negligencia – exclamé…
- y de ahí lo que sucedió fue muy rápido – siguió mientras se le llenaban los ojos de lágrimas – el tipo se plantó en medio del salón de baile y mostró una pistola que traía enfundada en la cintura… comenzó a insultar a la novia y amenazó con matar al novio… se apareció el papá de la chica y le pidió que se retirara…
- me imagino los nervios de todos…
- ante tanto drama el grupo de mi hijo apagó sus instrumentos, sin embargo, el papá de la novia les ordenó que siguieran tocando – explicó la mujer – mi hijo manipulaba muy bonito la guitarra, pero tenía pésima voz, así que los encargado de cantar los temas eran Rodolfo, que se encargaba del bajo y Mónica que aparte tocaba los teclados… así que Rodolfo se volteó y le dijo a mi hijo que interpretaran algo muy alegre, así que comenzaron a interpretar un viejo rocanrol…
- lógico – le di la razón…
- el escandaloso les exigió que se callaran… pero Rodolfo lo ignoró y siguió cantando, lo que le hizo enfurecer más… así que sacó la pistola, lo encañonó y sin más le disparó - la mujer hizo una pausa antes de continuar – pero mi hijo se comportó como todo un héroe y se lanzó en el aire para proteger la vida de su amigo… con la mala suerte de que la bala le dio directamente en el corazón y lo mató al instante…
- un héroe? – cuestioné…
- sí, lo es… salvó la vida de su amigo, que tenía esposa y 4 hijos, y a cambio ofreció la suya – señaló ella con demasiado orgullo – y por eso le pedí a Rodolfo que no me visitara más ni me llamara…
- me va usted a disculpar señora, pero eso a su hijo NO lo convierte en un héroe – protesté – eso lo transforma en un egoísta que pensó en la posible orfandad de la familia del tal Rodolfo, pero que NUNCA consideró el desamparo en el que dejaría a su esposa y a sus tres hijos… incluso ni siquiera le preocupó el abandono en el que quedaría usted…

La mujer abrió exageradamente los ojos y la boca, palideció y con las dos manos se cubrió el rostro… mi madre quiso llamarme la atención, pero algo percibió (también tiene sus dones, aunque nunca los desarrolló), que se mantuvo callada…

- mire, desde que usted llegó tengo a su hijo parado a mi lado – comencé a explicarle - diciéndome una y otra vez que está arrepentido de lo que hizo…
- sí! – gritó la mujer – ya decía yo que tú eres un brujo…
- yo no soy brujo, señora: soy muertero – le aclaré – y más que agredirme, usted debería agradecerle a su Dios que le haya dado la oportunidad de estar en este momento aquí para que yo le transmita un mensaje…
- seguramente ese en realidad es un mensaje del demonio – advirtió – los muertos no hablan: yo soy cristiana y los que ya se fueron sólo regresarán cuando suceda la segunda venida del señor…
- no, señora – me armé de paciencia – su hijo sigue aquí… está siempre a su lado y sufre porque sabe que usted le llora todos los días por razones equivocadas… lo peor de todo es que su alma sufre el peor de los males que padece todo muerto: la gente, por estar ensimismada en su dolor egoísta, no hace caso a los mensajes que tratan de hacerles llegar desde el otro lado… es como un sordo, mudo y ciego que intenta decirnos algo en medio de una discusión, de una tormenta o de una fiesta… así está su hijo: dando manotazos en el aire sin que usted lo volteé a ver…
- yo no soy egoísta! – gritó…
- claro que lo es… dice que sufre por su hijo, pero en realidad lo hace por su ausencia, porque no está, porque ya no lo tiene ante sus ojos, porque lo extraña, llora por usted misma y no se pone a pensar que quizá muerto está mejor que vivo: la mayoría de la gente no sabe que la muerte es la verdadera vida y que no es tan mala, pese a que cuesta más trabajo evolucionar espiritualmente dentro de ella…
- qué es lo que quieres? qué hago?! – exclamó sollozando…
- déjelo ir - solté a punto de perder la paciencia – me dice su hijo que hizo mal en regalar su vida, pero que es algo que no puede remediar, sin embargo, me confiesa que mientras usted sufra él no podrá ser libre de ir a buscar el camino para volver a reencarnar, pues con su dolor lo tiene de alguna manera encadenado a usted…
- así de fácil? – me cuestionó dejando de lado las lágrimas…
- déjelo ir y el alma de muchos descansará…

La mujer se puso de pie, volteó a ver a mi madre, se despidió de ella y se dirigió a la puerta… antes de salir me volteó a ver y antes de que dijera nada me le adelanté…

- si usted lo suelta me comprometo a que ayudaré a su hijo para que vaya directamente al lugar a donde encontrará la evolución de la manera más rápida que usted pueda imaginar…
- me das tu palabra? – me cuestionó mirándome con rudeza…
- si usted me jura que a partir de hoy lo deja, yo mañana me encargo de que reciba la luz…

Se fue sin despedirse… su hijo se quedó unos instantes frente a mí, asintió con la cabeza y se desvaneció mientras iba tras su madre… me quedé con la certeza de que ella haría lo pactado… al siguiente día pedí se le diera luz a su hijo y le fue entregada, a los tres meses la mujer murió de un infarto mientras dormía tranquilamente…

* el llamado "gas de los muertos" es tan tóxico que puede ser mortal, por lo mismo, cuando se trata de ciertas obras espirituales, principalmente aquellas que incluyen desenterrar "tesoros", los protectores espirituales de todo Muertero o Espiritualista es lo primero a que le ponen atención al momento de protegerles... por ello es importante que para sacar del fondo de la tierra toda riqueza que haya sido escondida o para recibir una herencia (aunque sea de manera legal), lo primero que se debe hacer es pactar con el muerto que fue su dueño, ya que existe una ley universal muertera que dice: "toda fortuna que un muerto entregue a un vivo, incluye a cambio que alguno de los beneficiados, o su descendencia, pierda la vida o enferme de gravedad"...

Para conocer el origen de esta serie de textos, dar click en la siguiente dirección: http://basurerodealmas.blogspot.mx/2014/07/como-viven-los-muertos-1.html

19 de julio de 2014

Cómo viven los muertos (2)

dedicado a Maruja Correa de Cuevas: ejemplo de 
integridad, inteligencia y perseverancia...


4.
Le pedí que se tranquilizara: era una joven y guapa modelo que comenzaba a dar sus primeros pasos en la actuación… había llegado a mi casa buscando ayuda porque todo se le estaba bloqueando, se sentía deprimida, había padecido dos accidentes automovilísticos, en su casa sucedían fenómenos extraños y aseguraba que por las noches “alguien” abusaba sexualmente de ella…

- los muertos conviven a diario con los vivos – comencé a explicarle – sin embargo, no necesariamente nos pueden hacer daño: para ello está el aura…
- esa es como una energía que está a nuestro alrededor? – me interrogó…
- esa es la idea que se tiene de ella, pero tiene más funciones: entre ellas ser una barrera que protege nuestro cuerpo y finalmente el alma…
- y si ella nos defiende, cómo fue que lograron dañarme? – cuestionó…
- normalmente los muertos pueden lastimarnos: si nos enfermamos o deprimimos hacen de las suyas pues estamos débiles… pero también se puede hacer un pacto con ellos… darles algo a cambio para que no nos jodan… o “pagarles" para que le frieguen la vida a los demás…
- en serio? – exclamó asustada…
- existen muertos tan cabrones que efectivamente abusan sexualmente de sus víctimas mientras duermen: incluso pueden llegar a matar…
- por eso en ocasiones me despierto y tengo mordidas en los muslos, en los senos o simplemente me arde el trasero??!! – preguntó con una extraña mezcla de terror y vergüenza…
- más que preocuparte por eso, mejor piensa que estamos a tiempo para evitar que este desencarnado te joda más la vida…
- quiero que se vaya ese muerto – dijo con firmeza…
- se irá – la tranquilicé - ahora sólo dime: quieres alejarlo con Santería o con Espiritualismo?
- la Santería me da miedo – reconoció – yo vine porque me dijeron que usted es Curandero…
- sí, pero también Muertero, Santero, Mayombero y otras cosillas…
- quiero al que es Curandero – pidió…
- esto es lo que haremos…

El día señalado para hacer las obras ella pasó a recogernos y nos encaminamos al Estado de México: ahí había un panteón que se prestaba a la perfección para trabajar… durante el camino la mujer confesó que había hablado por teléfono con el amigo que la recomendó con nosotros, quien le dijo no entender por qué la íbamos atender diferente a como “lo curamos” a él…

- porque en tu caso quieren que ruede tu cabeza – le respondí, lo que hizo que el resto del viaje permaneciera callada…

Una vez que llegamos le pedí que estacionara su camioneta detrás de un tupido grupo de árboles… nos bajamos y saltamos una pequeña barda por la parte trasera del panteón para no llamar la atención… en ese momento le advertí que no preguntara nada, que no perdiera el tiempo con miedos y lo más importante: todo se haría con rapidez…

Así que ahí estábamos los tres caminando entre tumbas: ella llevaba una bolsa de plástico con una muda de ropa, yo cargaba dos cubetas y una caja de cartón, mi esposa tenía en un morral diversos materiales…

Llegado un punto les indiqué que nos detuviéramos frente a una capilla, la cual nos escondía perfectamente de cualquier mirada indiscreta: les pedí que me esperaran ahí… desparecí y a los pocos minutos regresé con las cubetas llenas de agua muerta

Mientras me acercaba vi que sobre su espalda la joven tenía una inmensa sombra negra que envolvía parte de su cuerpo con sus largos brazos, en una posición que me hizo recordar lo complicado que suele ser desenredar los nudos que tejen los marineros: el muerto la tenía completamente aprisionada…

- estás lista? – le pregunté…
- qué vamos hacer? – preguntó asustada, más no le di tiempo de decir más y vacié a bocajarro el contenido del primer balde sobre su cabeza… hice lo mismo con el segundo, le di la espalda y cerré los ojos mientras mi esposa cumplía la segunda parte de la obra: le ayudó a quitarse toda la ropa mojada y pasó sobre su cuerpo varios trozos de carne cruda… después la joven se visitó con la ropa seca…

Posteriormente saqué el animal de la caja, lo sacrifiqué y vertí su sangre mientras mi esposa tomaba los materiales y hacía un círculo con ellos a su rededor… dije en voz alta un rezo, recogí las cubetas, las bolsas de plástico, la caja y las apresuré a salir del panteón… subimos a la camioneta, pero apenas y la encendió ella la apagó…

- no puedo manejar – dijo – tengo frío y mucho sueño…
- cámbiate al asiento de atrás – la apresuré, ocupé su lugar al volante y discretamente salimos del poblado…

Nos dirigimos a mi casa para hacer otras obras que nos tomaron un par de horas más… una vez que concluimos la paciente preguntó sobre todo lo que habíamos hecho… le expliqué únicamente lo que debía saber…

- o sea que me morí? – preguntó…
- así es…
- y ese muerto malo no descubrirá que es un engaño? – inquirió…
- se tardará en darse cuenta, pero cuando lo haga será muy tarde: no podrá salir del panteón – la tranquilicé…
- en serio? – cuestionó asombrada…
- precisamente para eso es todo lo que se puso alrededor: es una trampa… algo así como una ratonera…

La mujer se quedó pensativa durante un par de minutos hasta que finalmente sonrió…

- o sea que ya terminó mi infierno? –preguntó mirándome a los ojos…
- sí – respondí… me puse de pie, tomé de mi librero una pequeña caja y se la entregué – esto es una protección para ti…
- en verdad? – preguntó sorprendida, la abrió y sacó el objeto, le brilló la mirada – es muy hermoso…
- colócalo a un lado de la puerta de tu casa… por dentro – le indiqué – con eso por más que te vuelvan a mandar muertos, en cuanto entres se quedarán afuera llenos de miedo…
- gracias – dijo mientras se le llenaban los ojos de lágrimas…

5.
Me desperté poco después de las tres de la madrugada inquieto por el extraño sueño que había tenido: estaba en una antigua casa en un poblado abandonado, en donde me acompañaban mi abuela materna y uno de sus hijos, ambos ya fallecidos en la vida real… era de noche y no contábamos con ningún tipo de iluminación… ellos insistían en salir de la casa pese a que yo les pedía que esperaran a que se le diera luz a sus almas… pero me ignoraban: el ánima de mi abuela salía, mientras que la de mi tío si bien dudaba, terminaba por seguir a su madre…

Comenté el sueño con un amigo Babalowo, el cual me explicó que pese a los ofrecimientos de darle luz a las almas de mis familiares difuntos, ellos se negaban a recibirla: me sugirió colocar fotos de ellos dentro de la Bóveda espiritual…

Así lo hice una mañana, recargando sus respectivas fotografías sobre copas con agua, loción florida, cascarilla, agua bendita y encendiendo una veladora color blanco…

Sin embargo, al siguiente día la veladora estaba apagada y la copa donde estaba la foto de mi abuela estaba estrellada, así que decidí cambiarla… la quité, puse otra y me disponía a llenarla, pero sin que alguien la tocara se cayó y se rompió: en ese momento sentí una mano fría recorrer mi espalda…

Solté una carcajada, fui por otra copa nueva para mi abuela, la puse de nuevo en la Bóveda espiritual y me le quedé observando en espera de que “sucediera algo”… nada, así que decidí ir por el loción florida, la cascarilla y los demás ingredientes para llenarla, pero apenas y había dado un par de pasos cuando la copa salió volando de la mesita y se fue a estrellar contra mi pierna derecha…

- aay Doña Luisa – exclamé – siempre haciendo de las tuyas…

Opté por sacar a mi abuela de la Bóveda espiritual… a partir de ese momento las copas dejaron de romperse y las veladoras de apagarse… curiosamente la foto de mi tío sigue ahí: él nunca se ha quejado de ello…

6.
- Necesitamos trabajar con un muerto – dijo mi padrino – ya te expliqué cómo conseguirlo: así que ándate a buscarlo a la calle y me lo traes…

Colgué, le dije a mi esposa que teníamos un encargo y le expliqué de qué se trataba…

- busquemos alguna salida por carretera – propuso - ahí hay muchas cruces de gente que ha fallecido en accidentes…
- podría ser – dije – pero y si mejor buscamos un muerto enojado y en un lugar más cercano?
- en dónde lo encontramos?
- por alguna colonia fea… donde hayan muerto delincuentes…
- es mucho riesgo – advirtió…
- lo sé, pero ya verás dónde levantamos uno rápido – propuse – vámonos a la colonia Doctores…
Mi esposa puso cara de extrañeza por mi sugerencia, ya que ese barrio es uno de los más peligrosos de la ciudad, legendario no sólo por ser colindante con la tristemente Colonia Buenos Aires (famosa por haber padecido el asesinato de seis jóvenes en septiembre de 1997), sino porque en él están todos los comercios que se dedican a la venta de autopartes robadas, al tráfico de drogas y la violencia y los tiroteos son algo cotidiano…


Vi la hora y eran las 4 de la tarde, así que con la luz del sol estábamos en una ventajosa situación para buscar a un muerto… nos subimos al auto, coloqué unas monedas sobre el tablero y nos encaminamos hacia el temido barrio…

Tardamos en llegar a consecuencia de un inexplicable embotellamiento, así que en cuanto nos adentramos por sus peligrosas calles ya pasaban de las 5:30… le pedí a mi esposa que se colocara al volante para poder dedicarme a ver en dónde había un muerto al que pudiéramos llevarnos…

Mientras más avanzábamos más se escondía el sol… comencé a temer que mi decisión hubiera estado equivocada, pero la videncia me había dicho que era la zona correcta…

- da vuelta a la izquierda en la calle que sigue y luego a la derecha – pedí a mi esposa mientras pasábamos a lado de un grupo de borrachos que con navajas en mano discutía violentamente…
- estás seguro? – me inquirió…
- confía en mi videncia - le dije y ella sonrió…

Al llegar a la avenida Doctor Vertiz dio vuelta a la derecha como le pedí, quedando los últimos rayos del sol dándome directamente en la cara… seguimos varias calles, a veces avanzando y en otras deteniéndonos por la luz roja de los semáforos… y fue en uno de esos cambios a la luz verde, coincidiendo con el último destello de luz antes de que callera la tarde, que lo vi: estaba parado en medio del callejón sobre una vistosa cruz color azul clavada en el concreto, parecía que estaba esperándonos, miraba hacia nuestro auto, era la silueta de un hombre de edad madura… le calculé unos 55 años, delgado, con barba de varios días, pantalón de mezclilla y camisa de cuadros, zapatos finos y con un hoyo en el ojo izquierdo de donde se percibía sangre seca…

Le pedí a mi esposa que detuviera el auto, tomé las monedas, los enseres y me bajé presuroso… crucé la calle, me detuve frente a él, cruzamos miradas y con un leve movimiento de cabeza asintió… dejé el dinero frente a la cruz, saqué los utensilios e hice el ritual, regresé al coche y pedí a mi esposa que arrancara: calculo que no fueron más de dos minutos en todo el proceso…

- los muertos siempre tienen como referencia el sitio donde mueren – dije – vayan o vengan finalmente terminan regresando al mismo lugar hasta que alguien los rescata
- puede ser – se quejó ella - pero por lo pronto para “este muertito” la única referencia que tiene es el asiento trasero de nuestro auto…

Volteé hacia atrás y efectivamente vi que la figura del desencarnado estaba ahí, mirándonos fijamente, mientras esbozaba una maliciosa sonrisa… percibí que quería hablar conmigo…

- ni lo intentes – le advertí – no me interesa tu vida ni por qué te mataron… hicimos un trato: se cumple, te damos luz y cada quien sigue su camino – asintió - además tápate el ojo – agregué – no trates de chantajearme con la herida que te provocó la muerte – tras lo cual el desencarnado puso una de mano sobre el orificio, por instantes su figura se esfumó y cuando reapareció su rostro “se veía” completo…

Irónicamente el tráfico desapareció, llegamos rápido al Templo espiritual de mi padrino y cuando estacionamos el auto el asiento trasero estaba vacío… entramos, saludamos a todos y entregamos lo pactado con el muerto: mi padrino sonrió…

Sobre una mesa ya estaba preparada una gran lengua de cerdo dentro de una olla de barro… mi padrino se me quedó viendo…

- te toca – soltó burlón…
- no sé cómo se hace – le dije…
- pues ahorita aprendes – me avisó y comenzó a explicarme mientras me señalaba cada uno de los frascos con diferentes contenidos que se encontraban a lado de la cazuela…

Mientras hacía los preparativos el muerto se plantó frente a mí… cuando terminé mi padrino decidió que no sólo trabajaría en lo que él necesitaba, sino que todos los presentes podíamos hacer peticiones para que el desencarnado se encargara de realizarlas por el pago que se le entregaba: nos entregó trozos de papel estraza para hacer nuestras respectivas anotaciones… unos 30 minutos después activé el trabajo, pero tuvimos que esperar dos horas hasta que se consumió…

En nuestro caso lo que solicitamos se resolvió en 9 días…

Para conocer el origen de esta serie de textos, dar click en la siguiente dirección: http://basurerodealmas.blogspot.mx/2014/07/como-viven-los-muertos-1.html 

13 de julio de 2014

Cómo viven los muertos (1)


Antecedentes:

Un viernes de marzo de este 2014, en el Museo Casa del Risco, J.J. Benítez presentó su libro número 57 titulado: "Estoy Bien, el más allá nunca estuvo tan cerca"…

J.J. Benítez es un periodista, escritor e investigados de origen español, autor de la conocida serie de libros “El caballo de Troya”, quien vino a méxico para promocionar su nuevo texto en el que recopila 160 testimonios de personas que han tenido contacto o recibido noticias de familiares o amigos fallecidos…

Una vez que el autor terminó con la presentación del texto y atendió durante una hora la sesión de preguntas y respuestas, tuve oportunidad de tener con él una conversación que obviamente derivó en el muerterismo, don que el propio J.J. Benítez desconocía que existiese…

Dado el apresuramiento de su editora y por lo avanzado de la noche, el escritor me propuso vernos en agosto (mes en que piensa regresar al país), para tener una plática con más tranquilidad sobre el tema, pero mientras tanto me solicitó le escribiera algún testimonio relacionado con el tema de “los muerteros” y cómo éstos interactúan con los desencarnados…

Pasadas un par de semanas decidí escribir una anécdota para atender la solicitud de J.J. Benítez (misma que se incluye aquí) y la cual le envié por correo electrónico… sin embargo, la inquietud sobre los encuentros con los muertos permaneció, por lo que opté por seguir desarrollando el tema, pero tratando de enfocarlo hacia lo que en su momento considero son señales (algunas muy sutiles cuando no están en plan de joder), que las ánimas envía sobre la manera en la que “viven” paralelamente a nosotros…

He aquí algunos testimonios…

1.
Estando en la adolescencia y teniendo mis primeras visiones de los muertos, me enteré que un grupo de primas había estado “jugando con la ouija” a escondidas de sus padres…

Según me contó una de ellas, cierta noche en que la habían estado consultando y una vez que llegó a su casa a dormir, los cajones de su cómoda comenzaron abrirse y a cerrarse sin que nadie los tocara…

Posteriormente sucedieron otras manifestaciones no sólo con ella, sino con sus padres y su hermano, como escuchar carcajadas o gritos, ser golpeados en la espalda o pies, padecer empujones en las escaleras con dramáticas caídas e inexplicable movimiento de muebles, por lo que asustados decidieron buscar con familiares y conocidos alguien con experiencias parecidas que les compartiera cómo lo habían solucionado…

Fue un tío quien les sugirió consultaran con una Espiritualista que hacía años había resuelto una situación parecida… la buscaron, le plantearon los sucesos y fueron sometidos a un intenso interrogatorio en búsqueda de información, destacando que la mayoría de los fenómenos se daban en objetos de madera… la mujer propuso hacer una visita a su casa, acordaron la fecha y ese día estuve presente…

- aquí hay un muerto – dijo la Espiritualista, la cual había llegado acompañada por su hija…
- algo así nos imaginamos – reconoció el padre – mi hija estuvo consultando la ouija y después de un tiempo comenzaron a suceder las cosas que le comentamos…
- ese tablero es una puerta al más allá… consultarla equivale abrir un portal del que no sabemos que saldrá hacia nuestra realidad – explicó - pero eso sí: nada de lo que provenga de ahí será bueno…
- y qué se puede hacer para quitarlo? – preguntó la mamá de la joven…
- debo decirles que este muerto fue en vida trabajó la madera, quizá un carpintero, por eso es que se manifiesta a través de ese material: algo quiere decirnos, pero sea lo que quiera a los muertos se les da la luz para que sigan con su camino: todos buscan lo mismo y por más motivos que tengan, los desencarnados no tienen derecho a molestar a los que aún estamos en vida buscando la manera de evolucionar…


- tiene usted razón: hacía poco me invitaron a cenar mis tíos – intervine – y en algún momento ese muerto tocó tres veces en la mesa… yo toqué también tres veces… volvió a tocar y yo con golpes le recordé su origen materno… y él hizo lo mismo!
- hay cosas que no se deben hacer – comenzó su explicación la mujer – una de ellas es creer que porque la gente no les muestra miedo entonces se van a ir: hacerlos enojar resulta contraproducente…
- y qué propone que se haga para alejarlo? – preguntó mi tío…

La mujer recorrió la gran casa invirtiendo bastantes minutos en cada habitación, aunque solo se limitaba a observar: era una vieja y amplia residencia que fue construida por el suegro de mi tío y que dividida en dos, la familia compartía con su aún viva suegra… finalmente propuso realizar nueve limpias usando ciertos materiales…

Por circunstancias que no vienen al caso mencionar, no pude asistir más que a la novena sesión (la última) y lo que presencié quedó grabado para siempre ante mí mirada de adolescente…

Pasaban de las ocho de la noche cuando todo comenzó: la mujer, su hija y el tío que las recomendó comenzaron las labores encendiendo un anafre, separando hierbas, blanquillos, piedras de alumbre, inciensos y otros materiales… posteriormente se hizo una limpia con hierbas a todos los presentes y una vez terminadas todo aquel mueble de madera que había en la casa correspondiente a mis tíos comenzó hacer ruidos: las puertas y cajones se abrían y cerraban sin que nadie las tocara, varios objetos salieron “volando” para estrellarse en las paredes o en el piso, los muebles y mesas tronaban, incluso algunos de los presentes sufrieron empujones o golpes en la espalda (aunque leves)… por si no fuera suficiente una torrencial lluvia se soltó y escandalosos truenos sonaban desconcertándonos a todos…

Ante la obscuridad la Espiritualista pidió velas, mismas que fueron encendidas en cada habitación… ella encendió un gran velón y pidió que recorriéramos la casa detrás de ella mientras rezaba con devoción… llegamos a la planta alta, entramos a la recámara de mi prima y la lluvia y los rayos arreciaron, más la mujer no se asustó: se mantuvo haciendo en lo suyo y curiosamente, cuando al parecer la expulsión del desencarnado había terminado, las velas y el velón se apagaron al mismo tiempo, dejándonos a oscuras por instantes antes de que la corriente eléctrica regresara…

Posteriormente, menos asustado, concluí que la falta de luz y la lluvia fue circunstancial, pero para el origen de los golpes, caída de objetos y demás no encontré otra explicación más que el enojo del muerto…

Debo reconocer que estaba sorprendido: esas cosas sólo las había visto en las películas de terror y lo que presencié fue algo muy cercano a ello… pero tras esa última limpia los fenómenos desaparecieron, regresando la vida de mis familiares a la normalidad… pero algo me llamó la atención: tras solucionar aquel problema, la Espiritualista y su hija cortaron todo contacto con mis tíos…

2.
Un domingo por la noche estaba en el Templo espiritual de un amigo Curandero, en una inicial visita social en la que terminé ayudándole con algunos pacientes…

Le tocó el turno a una mujer que iba acompañada por dos niños, la cual se colocó frente a mi amigo en el momento en el que él ya estaba pasando a su Guía espiritual: según ella padecía fuertes dolores en el cuello y espalda, no podía dormir, en su casa se escuchaban ruidos extraños, la comida se pudría rápidamente y sus dos pequeños lloraban por cualquier motivo…

El guía de mi amigo, sin que ella lo hubiera mencionado, le preguntó por qué traía gran pleito con sus hermanos, a lo que respondió que tras la muerte de su madre ellos dispusieron de sus pertenencias sin haberle compartido nada, pretendiendo también vender la cripta donde residían sus abuelos paternos, cosa que ella rechazó, pero era tanta la insistencia en la venta que ella “se les había adelantado, quitó la cruz de la tumba y la llevó a su casa para venderla más adelante”: yo tuve que reprimir una carcajada ante tal idiotez…

El Guía le dijo a la mujer…

- para qué te desgastas en esos pleitos, mi pequeña?…
- no voy a permitir que ellos se queden con todo - dijo retadora…
- si hay alguna injusticia encomiéndale a Dios que se encargue de eso…
- ya le he pedido mucho y esos cabrones siguen quedándose con todo lo que se encuentran y sin compartirme nada – se quejó…
- sí, pero la manera en la que estás haciendo las cosas…
- … cuando Dios nos abandona – lo interrumpió – se busca la manera de defenderse – insistió…
- hay otras maneras de hacerlo, por ello llegaste a este Templo, pero esos asuntos no se arreglan metiendo muertos a tu casa…
- yo no he metido muertos en ningún lado…
- y la cruz de la tumba de tu madre qué es pequeña?
- no entiendo – dijo ella confundida…
- no te pusiste a pensar que en esa cruz estaban colgados varios desencarnados que nada tenían que ver con el espíritu de tus abuelos?
- cómo?! – exclamó…
- cuando la metiste a tu choza le diste entrada a varios muertos que son los que te están provocando los problemas que padeces…
- pero es que mis hermanos no pueden robarse todo – exclamó…
- debes regresar esa cruz al Campo Santo – dijo el guía con dulzura - te voy a contar algo: si persistes en esa lucha, si mantienes esa cruz en tu choza, lo único que provocarás será tu muerte…
- yo no me quiero morir sabiendo que esos desgraciados me robaron lo que me correspondía – dijo en algo cercano a los gritos…
- escúchame pequeña: por eso estás aquí, para que yo te ayude, pero debes poner de tu parte y dejar que nosotros nos encarguemos de tus problemas… mientras tanto, regresa esa cruz a la tumba de tus abuelos antes de que pagues las consecuencias…


- en serio? – cuestionó asustada…
- mira pequeña – insistió el guía en hablar con ternura – te lo voy a explicar de esta manera: si tú y tus hijos mueren por el enojo de los desencarnados que entraron en tu casa, lo único que sucederá es que sus almas padecerán muchas penas antes de poder reencarnar… quizá pasen muchos años, de los de ustedes, como desencarnados y en las tinieblas, antes de tener una vida de nuevo… o andarán buscando con desesperación a un Curandero que les permita trabajar para ellos a cambio de una pequeña luz antes de que sigan su camino…
- no! – gritó la mujer asustada…
- veme a mí – continuó el Guía – sólo porque éste Curandero me ha dado la oportunidad de trabajar es que yo estoy completando lo que no hice en vida… pero es muy feo estar junto a un Brujo en el momento en que necesita algo y te ignore porque ya tenga quien se lo dé… 

La mujer se puso a llorar y no dijo nada más… el Guía espiritual a través del cuerpo de mi amigo extendió la mano y yo puse dentro de ella un blanquillo de gallina vieja, un gran pedazo de alumbre y un trozo de carbón, mismos que posteriormente rocié con bálsamo espiritual para posteriormente ver cómo eran usados en limpiar el astral de la mujer…

3.
- a los muertos no debe tratárseles mal – le dije a mi primo recordando mis enseñanzas como Espiritualista – porque al final nosotros también seremos muertitos y corremos el riesgo de que nos hagan lo mismo…
- los difuntos están difuntos y ya no están con nosotros, no chingues – dijo en tono burlón…
- si eso fuera cierto por qué tu madre se te aparece seguido entre sueños?
- cómo lo sabes? – me preguntó abriendo desmesuradamente los ojos…
- porque está parada de tras de ti y me lo acaba de decir – le avisé…
- en la madre! – dijo poniéndose de pie y alejándose de la silla…
- corre para donde quieras, ella siempre estará a tu lado cuidándote…
- pues qué forma de hacerlo – protestó mientras a manera de ridícula protección recargaba su espalda en una de las paredes de la sala – en lugar de estar parada por ahí asustándome mejor que me ayude a conseguir un buen trabajo…
- de eso trata – aclaré, pero antes de continuar le advertí – siéntate para explicarte cómo funciona todo esto…
- no me va a lastimar, verdad?
- no seas bruto: ella te parió, te dio la vida y te cuidó hasta que te hiciste un adolescente rebelde y pendejo que creyó que podía comerse al mundo… y ni aun así dejó de estar al pendiente de ti: cómo te atreves a pensar que te hará daño?
- los muertos son cabrones – dijo dudando en regresar a la silla…
- no dijiste que “los difuntos están difuntos y no están con nosotros”?
- ya… bueno - aceptó regresando a su sitio - es que siempre me han dado miedo…
- debes entender algo: los muertos siempre dejan cosas incompletas, ya sea porque no hicieron en vida todo lo que tenían planeado – comencé a explicarle - o por la manera en la que murieron: el asunto es que ellos están para ayudarnos y nosotros para socorrerlos… y en ese trueque es que ellos terminan de cumplir su misión terrenal…
- pero cuál misión si ya no están vivos – protestó…
- están muertos, sí, pero siguen entre los vivos…
- y entonces?
- debemos pedirles ayuda para que se pongan a trabajar en nuestro beneficio y así acumular puntos que les permitan continuar su viaje en el más allá hasta que vuelvan a rencarnar…
- o sea que sí puedo pedirle a mi mamá que me consiga un trabajo?
- claro…

Mi primo se quedó en silencio sopesando mis palabras… tenía la mirada clavada en el techo y no dejaba de pasarse la mano izquierda por su hombro derecho: parecía que tratara de quitarse algo de encima… finalmente volteó a verme…

- suena muy interesante eso que dices de que los muertos pueden ayudarnos – dijo - pero supongo se debe saber pedirles, no?
- exactamente – reconocí…
- te invito una cerveza – propuso – para que me digas cómo solicitarle a los muertos…