16 de junio de 2016

El invierno del lobo

Seguir a un escritor y vencer la tentación de escribir sobre su obra es difícil, más cuando su nuevo libro no llena las expectativas con las que se compró, se tiene ya el motivo para dar una opinión: eso sucede con “El invierno del lobo”, la última obra de John Connolly

Nacido en Dublin en 1968, es un ícono dentro de la novela negra: ha escrito más de 20 libros, ganado premios y su personaje más conocido es el desencantado y violento detective Charlie Parker (nada que ver con saxofonista de jazz), que ve y habla con los muertos… a diferencia de sus anteriores novelas “El invierno…”, tuvo una intensa promoción alrededor del mundo y en la que explicó que es la que más le gusta porque siento que mejoré como escritor”…

Comenta que “los libros de la serie ya no pueden repetirse después de lo que sucede en este, que acaba con Parker en un lugar muy extraño. Parte del placer radica en leer los libros de manera secuencial. Pero como en la tradición de la novela negra cada novela es un compartimento estanco, se trata de un acto de equilibrio, de dar pistas para que el lector pueda empezar a leer también por este libro”…

Con estas afirmaciones el autor trata de explicar por qué sus retorcidas tramas difieren en “El invierno…”, más el presumido cambio no está en el argumento, sino su fallido intento de reinventarse en un libro que no tiene ni pies ni cabeza, las soluciones son fortuitas y su protagonista, a quien ha dedicado con éxito 12 libros, destaca por su ausencia…

John cuenta esta anécdota: “de pequeño llegué a mi casa y mi casa no estaba. Tenía cinco años y me senté en el bordillo angustiado: mi casa no estaba. Una vecina me vio y vino, y me dijo: pero si es tu casa, lo que pasa es que la han pintado. Era de otro color y por eso no la reconocía”... más ni con la justificación la novela podría incluirse en la docena de buenos libros con los que cautivó a millones de lectores…


 

Así, algo huele mal cuando se llega a la página 55 y Parker no aparece, manteniendo ese desdibujo a lo largo del libro… cuando se asoma padece un atentado, queda en coma el resto de la novela y son sus amigos matones Louis y Ángel en quienes recae la aclaración de un obscuro complot y ejecutar una predecible (y aburrida) venganza…

Connolly mantiene un ritmo narrativo con altibajos, dejando claro que detallar las descripciones e incluir largos diálogos que no llevan a nada fueron incluidos para abultar el texto… en su cinismo incluye personajes cuyas historias secundarias (como el lobo herido que habla en primera persona y finalmente muere cazado), no convencen que se trata de una alegoría a la redención que busca el alma de Parker… más él se defiende cuando se le pregunta:

-En “El invierno…” cuenta una historia paralela que se entrelaza con la principal, la del lobo viejo y herido. ¿Representa a Parker?
-En un punto creo que es Parker. Es el animal herido. El animal cazado. Desgastado. Hay un paralelismo entre los dos grupos de cazadores. Y dos objetivos distintos: Parker y el lobo.
-Pero el lobo muere… y Parker?
-Parker cambia. Los próximos libros ya no podrán ser iguales.

Lo anterior no consigue convencer al lector y a ello se agrega la ingenua descripción del 
limbo, lugar en el que se encuentra un agónico Parker, donde ve a sus padres y se debate entre vivir o quedarse a lado de sus fallecidas esposa e hija…

El invierno del lobo” es un mal libro?, desde el punto de vista de las anteriores del escritor, sí… más si se ve como parte del conjunto de su obra podría catalogarse como menor, la más endeble que ha publicado aunque pese a las grandes debilidades, alcanza ocasionalmente cierta soltura narrativa que evita que acabe en el basurero… ahora sólo queda una pregunta: tras esta pifia cómo nos convencerá John Connolly de comprar su siguiente libro?

John Connolly, El invierno del lobo, 420 páginas, Tusquets Editores, 2015

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