29 de agosto de 2018

Soy muy espiritual


1.
Al final acepté la invitación de G: le había dado evasivas para ir a un taller cuyo ponente (lo llamaré M) es uno de los principales representantes europeos de las creencias espirituales de mi amiga, así que cuando avisó que nuestra asistencia sería gratuita no encontré más pretextos.

La convocatoria fue tal que hubo necesidad de abrir una segunda jornada, que fue a la que asistimos, y aunque no hubo lleno total como en la primera, calculo que se cubrió el 70% del auditorio.

Días antes vi en youtube algunos de sus talleres (dados en perfecto español), me atrajo la coherencia de su discurso (en términos de explicación y contenido), y la humildad con la que asume su misión.

2.
Llegamos al auditorio y deambulé para percibir el ambiente (me enteré que M sólo llega a méxico cuando visita América, de ahí que los asistentes provengan de otros países), mientras mi esposa conversaba con G hasta que ante la insistencia de mi amiga fuimos de los primeros en entrar.

M (cerca de los 70 años), alternó la teoría y la práctica para fortalecer su exposición, y fue en esa parte en donde ratifiqué que la gente no tiene idea de hacia dónde encaminar sus inquietudes espirituales.

Un ejercicio fue la regresión a vidas anteriores para entender la reencarnación: la experiencia fue diferente a lo que yo había manejado con videncia, pues la terapia no se controlaba y el destino hacia el pasado fue aleatorio. Al terminar M nos pidió compartir nuestra experiencia.

- amado maestro – comenzó una mujer con un vestido gris – quiero decirle que yo no sentí nada con la meditación, pero estoy muy feliz de conocerlo en persona y deseo de todo corazón acercarme a usted para abrazarlo y estrechar su mano porque su luz divina es maravillosa - M asintió y pidió otra participación.
- ¿qué le pasa a esta loca? – dije a mi esposa – pidió compartir qué vimos, no hacer declaraciones de amor - siguieron tres anécdotas (desagradables  o con finales trágicos) comentarios y preguntas ajenas a la solicitud de M.

- maestro – saludó otra mujer – ¿@@@@@, hacemos @@@@@, si @@…
- ¿por qué hablas en otro idioma? – la interrumpió – es una falta de respeto para los presentes – señaló con firmeza, pero sin perder la calma.
- esto es irritante – me quejé.
- ¿cuál fue tu regresión? – preguntó ella, se la conté y propuso – deberías compartirla: nadie ha dicho nada parecido.
- no pelearé por el micrófono – y señalé las docenas de manos se alzaban no para contar su experiencia, sino para hacer preguntas necias. 

Tras otras opiniones M siguió con su conferencia hasta que avisó que haría una pausa de media hora, más le fue impedido retirarse cuando un grupo de mujeres se lanzó sobre el estrado para pedir “la firma del libro”, la bendición” o “el consejo”, por lo que el receso se prolongó.

Al regreso M propuso otro ejercicio con la finalidad de limpiar nuestros caminos de energías negativas, para después invitar de nuevo al personal a compartir sus experiencias.

- maestro – comenzó una sudamericana – mi esposo y yo seguimos por años sus enseñanzas porque nos dijo que el estudio en pareja fortalecía el matrimonio, pero él hoy no está aquí – comenzó a llorar – nos hemos separado y quisiera saber ¿por qué no se cumplió lo que usted ofreció?
- las personas van y vienen en nuestras vidas para dejarnos experiencias, él ya estuvo contigo y te dio un aprendizaje, ahora vendrán más personas para hacer lo mismo al igual que tú has participado en la existencia de otros… pero eso no significa que tendrás otro amor – dijo mientras ella lloraba a mares sin atender a la explicación.
- ¡maestro, maestro! – gritó una mujer al micrófono: era la obsesiva de gris – estoy enferma de diabetes y se me sube la presión arterial – dijo chillando y babeando el micrófono - necesito que me ayude porque quiero ir al pueblo donde nació: me dicen que hay 9 sabios enterrados a los que se les puede pedir en la madrugada tras hacer…
- ya hace unos minutos estuviste conmigo – la interrumpió – me platicaste tu enfermedad, te dije qué debes hacer, me pediste mi bendición y te la di: ¿por qué no dejas que ella trabaje en tu salud? – y cedió el micrófono a un hombre que durante la pausa había entregado tarjetas donde se traducían conceptos gay en polaco.
- hola, le informo que fundé una asociación en donde estudiamos sus enseñanzas y llevamos a la práctica esta hermosa religión…
- esta no es una religión – lo interrumpió M.
- bien, su sabiduría – dijo el hombre tras aclararse la garganta.
- no es sabiduría ni es mía: es conocimiento escrito en el cielo.
– correcto – carraspeó nervioso – le pregunto: ¿cómo puedo atraer más fervientes para que su palabra se difunda más y cambiemos al mundo?
- no necesitas constituir centros de enseñanza, nadie te lo ha pedido ni se necesita – advirtió M – lo que debes hacer es crecer espiritualmente tú solo, ser mejor persona, cambiar tú y con eso le basta al planeta - tras lo cual dio por terminada esa sesión de participaciones.
- ya entendí por qué trae guardaespaldas – dije a mi esposa – para evitar que este tipo de maniáticos se le acerque.

Tras media hora M concluyó la exposición y avisó que haríamos un último ejercicio: dio las instrucciones, comenzamos y tras unos 10 minutos pidió a los participantes contar su vivencia.

- saludos maestro – dijo una joven – constituí un refugio para perros y quiero saber si hago lo correcto con mi vida – dijo mientras su compañera se calzaba un gorro con largas orejas y el logotipo de su albergue, sacaba la lengua, juntaba las manos, imitaba a un can sediento y movía su trasero a manera de cola – y también necesito que me diga si…
- una pregunta por persona – la paró – estás haciendo dos: ¿le vas a robar su oportunidad a otro de los asistentes? – y volteó hacia otro lado.
- queridísimo maestro universal – dijo a todas luces ama de casa – en esta última meditación sentí una energía muy bonita, como si una luz blanca bajara del cielo, entrara por mi cabeza y llenara mi cuerpo de chispitas que me cargaban de paz y felicidad – M no comentó nada.
- hola – saludó una mujer ensortijada en oro – en la meditación me dieron un mensaje: no sé si fue un maestro ascendido o un arcángel, pero el apocalipsis está por llegar y usted será el encargado de instruir al elegido para enfrentar al mal.
- hay confusión en tu cabeza, no voy a guiar a ningún elegido, el apocalipsis NO existe como lo visualizas: ese cataclismo que mencionas es en realidad una guerra entre el hemisferio derecho de tu cerebro, que acumula la espiritualidad, y el izquierdo, que anida lo material y que hoy por hoy rige tu vida - tras decir esto se levantó, mas por un micrófono un hombre gritó.
– ¡falto yo, falto yo!
– tramposo – dijo M perdiendo por instantes la paciencia, regresó a su silla, recuperó “las formas” y lo observó.
- querido maestro: quiero decirle que soy muy espiritual - y recalcó - yo soy un hombre demasiado espiritual, pero al tratar de hacer sus meditaciones siento piquetes en la cara que no me dejan concentrarme… ¿qué me sucede?
- traes energía negativa que debes eliminar: antes de meditar lávate la cara con agua fría – señaló y se despidió mientras la psicópata vestida de gris corría hacia el estrado gritando – “maestro, no se vaya, espéreme”.

- vámonos – dije con hartazgo, mas G se plantó frente a nosotros.
- habrá una recepción para M – avisó.
- gracias, pero no – decliné – estoy avergonzado de tanta estupidez.
- será diferente – me dio la razón: parecía acostumbrada – estaremos en privado – puso los boletos en mi mano y se alejó. Mi esposa me observó e intuyó que algo tramaba. Busqué a la trans-canina y le entregué un boleto, después fui hasta donde estaba la psicópata de gris, le di el otro y con eso dejó de gimotear.
- ¿por qué lo hiciste? - me preguntó mientras caminábamos hacia el auto.
- hay personas que merecen ser regañadas en público, pero en privado los reprimendas se convierten en verdaderos correctivos.
- ¿lo dices con videncia? – preguntó, me reí y dijo – G no te lo perdonará.
- al contrario: le gustará la lección que recibirán ese par de poseídas.

3.
- podría fingir que estoy enojada – dijo G días después por teléfono, con ese sosiego adquirido desde que conoció a M – pero está claro que las dos mujeres necesitaban una llamada de atención.
- era la intención – me justifiqué…
- por otro lado es una lástima que hayas desperdiciado la oportunidad de convivir con M… es un gran tipo – señaló.
- no lo dudo, de hecho admiro su paciencia ante la patética actitud de la gente... fue vergonzoso… espero que esas locas no lo hayan molestado mucho.
- fueron invitadas a retirarse 5 minutos después de haber llegado.
- ¿y eso? – sentí curiosidad.
- se liaron a golpes cuando trataron de acaparar la atención de M.

20 de agosto de 2018

Y el terremoto que destruirá méxico?



1.
Se acerca septiembre y comienzan a llegarme mails preguntado si ese mes sucederá (ahora sí) el terremoto que destruirá méxico? a lo que siempre reviro: cuál es la prisa de morirse?

Me asombra que se crea que ya es tradición que tiemble en septiembre o que solo será un gran sismo el que afectará parte del país, cuando ya se ha advertido que también habrá otros cataclismos.

Si bien algunos lo cuestionan, millones no ven las señales por estar metidos en trabajar, criar hijos, pagar deudas, soportar a su pareja, ir de compras, dormir, robar, ver televisión, comer, divertirse, vacacionar y/o joder al prójimo, actividades que podrían variar por el disfrute de excesos o al dar rienda suelta a los amores ilícitos.

2.
Antier comenté con una vidente que los mexicanos viven aburridos: existen con una actitud inducida al “aquí no pasa nada”. Me dio la razón, señaló que también lo percibía y que por ello, lo que se nos viene, hará que la sorpresa sea mayúscula.

- vamos a una cita sin remedio, el planeta en cualquier momento generará las peores catástrofes naturales de la historia - señaló.

¿Entonces, se trata de prepararnos para terribles terremotos, extremas sequías, grandes inundaciones y magnas glaciaciones? seré objetivo y diré que ante un embate de la naturaleza no hay prevención que valga.

¿Y por qué escribir de nuevo el tema? porque más que buscar sobrevivir deberíamos entender el origen de estos sucesos, ya que tras el terremoto de septiembre de 2017, por ejemplo, los siguientes dos días hubo temor mezclado con solidaridad, tras lo cual la gente volvió a una mezquindad potencializada: sí, no aprendemos.

3.
El mexicano solo sufre por lo que ve, su inmediatez es lo que le lleva a tratar de reaccionar sólo si su “estar” (su pasividad) se ve alterado; más no habrá lugar hacia donde moverse si las cosas se dan de acuerdo a lo que se percibe: imagínese al sobreviviente del gran terremoto parado ante las costas de Querétaro para tratar de ver hacia el sur y lo único que encontrará será mar… sí, Centroamérica quedará bastante lejos.

Hace tiempo sugerí a mis amistades preparar una despensa con agua embotellada y alimentos en latas: pocos me hicieron caso, más recién un amigo me llamó para burlarse:
- en vista de que no hubo temblores ya di cuenta con los enlatados.
- pero ya los sustituiste?
- no – dijo y soltó una carcajada? – para qué? a poco va a temblar?

4.
Tener videncia es incómodo, a veces, como me sucedió el 15 de julio pasado: me levanté y con esa sensación de que el tiempo se detuvo (aviso de que temblará). Salí rumbo al trabajo y cruzaba un puente cuando el tablero de mi auto se tiñó de rojo, me detuve, bajé, vi hacia el cielo, no hubo nada extraño y regresé a mi coche. Esa noche tembló después de las 20:00 hrs: no cobró desgracias personales, pero los avisos están ahí y pondré ejemplos de que no se necesita ser vidente para darse cuenta que algo sucede, es cuestión de leer las noticias:

- hasta hace poco los movimientos telúricos sucedían primero en Asia, luego en Suramérica y después en méxico.
- ahora se presentan en Medio oriente, se reflejan en Centroamérica, pero siguen terminando en méxico.
- debemos incluir otra novedad: se han dado cuenta que a partir de 2018 estamos padeciendo microsismos en la capital?

Parafraseando a Albert Gozlan: en este país no solo existe la ceguera espiritual, la intelectual avanza a pasos agigantados.

Así, nos enfrentamos a la ignorancia global al pensar que sólo temblará en méxico, cuando el planeta está plagado de sismos como lo demuestran Japón, Costa Rica, Indonesia, Fidji, Alaska y Nueva Zelanda en los últimos 10 días, entendiendo como terremotos a los mayores a 5 grados, aunque no generen víctimas mortales.

5.
También compartí con los cercanos las implicaciones del eclipse lunar del 27 de julio de 2018: mostraron desconcierto y quedaron a la expectativa, pero tras el fenómeno (sin que “pasara nada”), perdieron interés y dejaron de preguntar. Mi hija fue la única que insistió.

- luego del eclipse va a su suceder todo lo que dijiste? – me interrogó.
- lo de terremotos, liberaciones y demás?, sí…
- pero cuándo? - insistió.
- saaaabe – y me reí.
- dime! – reclamó.
- no: a la gente le gusta pensar que los cataclismos son como en las películas de desastres: creen que podrán verlos frente a su televisor o que vendrá a salvarles Dwayne Johnson (si es mujer la que está en peligro) o Gal Gadot (si es hombre).
- cuándo será el terremoto?
- puede ser mañana, en un mes, un año o cinco...
- dime!– insistió.
- si quieres sobrevivir múdate al norte del país y luego regresa a lo que quede de la capital, porque en cuanto comience a hundirse estados unidos méxico se convertirá en una isla.
- qué día sucederá todo eso?! – alzó la voz.
- insisto, no preguntes fechas: no sólo en méxico, sino en todo el planeta, pasarán cosas con el clima, pandemias y amenazas de guerra más interesantes que un sismo – avisé.

6.
Finalmente, sobre el terremoto, se debe señalar lo siguiente: no se piense que sólo sucederá, que con el paso de los meses el país recobrará la calma y que todos viviremos felices para siempre hundidos de nuevo en la adictiva pasividad.

No, tras ello la geografía de méxico cambiará, no viviremos con lo que hasta ahora se conoce y tendremos que adaptarnos a nuevas circunstancias de las que muchos renegarán, mas también debe quedar claro que vendrán otros sismos ya que el destino de este país, y de todo el planeta, es transformarse… ya sea mañana, en un mes, un año o cinco.

9 de agosto de 2018

Reencarnación y desencarnados en Japón

Hay libros que aunque consigan grandes ventas y proyecten a su autor al estrellato literario, padecen incomprensión al malinterpretarse su trama no sólo por los medios, sino incluso por los lectores.

Tal es el caso de “Paradox 13”, del japonés Keigo Higashino, un prolífico escritor de más de 50 libros que han vendido millones de ejemplares en todo el mundo y ha visto la adaptación de algunos de ellos al cine y la tv.

De mirada penetrante y expresión osca, Higashino nació en Osaka en 1958, estudió ingeniería mas optó por la literatura a edad temprana, ha ganado más de 15 premios internacionales y fue elegido como presidente de la Asociación Japonesa de Escritores de Misterio. En el extremo, la prensa de occidente lo ha comparado con Haruki Murakami y quizá por ello no suele dar entrevistas ni permite le fotografíen.

Recientemente se publicó su novela “Paradox 13”: la tercera que llega a méxico y aunque algunos la clasifiquen como una aventura apocalíptica, en realidad versa sobre los desencarnados y su resurrección.

La trama se desarrolla en Tokio y gira alrededor de un grupo de personas que se ven afectadas por los efectos de un fenómeno llamado P-13, cuyo origen es causado por un agujero negro un 13 de marzo, a las 13 horas, 13 minutos y 13 segundos. Tras el desastre en el que el planeta queda destrozado, se irán encontrando los sobrevivientes y buscarán la manera subsistir en una ciudad post-apocalíptica, amenazados por calamidades naturales y enfermedades.


El libro tiene aspectos positivos como partir de una trama original, la descripción de las relaciones entre los protagonistas y su confrontación ante la desaparición de la tecnología, mantiene un ritmo narrativo sostenido, el retrato objetivo de la desolación de Tokio, y quizá lo mejor, cuenta con un final que deja satisfecho al lector.

En contraparte hay dos pequeñas objeciones: una, la sencillez de su prosa en ocasiones se acerca a lo anodino, otra, la ambigua personalidad de los personajes les hace verse por momentos desdibujados. 

Sin embargo, “Paradox 13” no es un mero libro de ciencia ficción: va más allá de la posibilidad de vivir en un mundo paralelo al que conocemos (¿será “el limbo”?) y se convierte en una versión personalísima del autor sobre el destino de las almas al morir, abordan los ecos de (los placeres) de la vida, plantea la depuración de karmas y cómo seguimos vinculados a las personas a través de reencarnaciones.

El aspecto muertero queda patente cuando los protagonistas concluyen que están ahí porque fallecieron durante el fenómeno y fueron “transportados” a otro plano dimensional, y si bien el autor lo aclara con coherencia, la pérdida de la fe, los retos de los sobrevivientes y su conducta, la presencia creciente del agua como purificador, la búsqueda de respuestas en la espiritualidad ante lo incomprensible y la necesidad de morir de nuevo para “renacer” en su realidad, todo lo anterior coloca a “Paradox 13” en la línea de grandes libros como “Las torres del olvido” de George Turner y “La Divina Comedia” de Dante Alighieri.

Un libro perfecto para quienes gustan de leer entre líneas, pero sobre todo para los interesados en temas poco comunes.

Keigo Higashino, Paradox 13, 488 Páginas, Editorial Nova, 2018

1 de agosto de 2018

Siguen muriendo los sabios


Hay muertes de escritores o pensadores (procuro diferenciarlos, aunque los medios se refieran a ellos como “intelectuales”), fallecimientos que terminan por doler pues ahora ¿quién pensará por nosotros?

Una de ellas fue el escritor mexicano Carlos Fuentes, si bien sus primeros libros son fascinantes, a partir de los años ochenta se vuelve insoportable, pero su lucidez para viviseccionar a méxico fue tan brillante que llegó a tutearse con el sobrevalorado Octavio Paz, más ahora debemos incluir otra ausencia, la de Ramón Chao, que también duele… y harto.

Ramón Chao Rego (nació en Villalba en 1935 y murió este mayo a los 82 años en Barcelona), fue un periodista, locutor, músico y escritor español, publicó más de 20 libros y como mucho europeos, encontró “su verdad, su lugar” en Francia, más allá de la hipocresía intelectual española.

Su linaje incluye otras personalidades: a sus hijos Antoine y Manu Chao (fundadores de la banda Mano Negra) y a su hermano Xosé Chao, teólogo y escritor cuyas propuestas rompieron en Europa los conceptos tradicionales de la antropología social.

“Le Monde”, el crítico diario francés cuyo origen se remonta a las últimas batallas de la Segunda guerra mundial (1944), fue la tribuna desde la que Chao llamó nuestra atención hacia temas cargados de mordaz humor. Ramón era un escritor perspicaz al que durante años seguí a través de sus textos en “Le Monde diplomatique”, mismos que me ayudaron a entender actitudes humanas que antes de leerle descalificaba como “ignorancia”.

Ramón Chao ganó el Premio de Virtuosismo de Piano, participó en el Servicio de Lenguas Ibéricas, escribió en Triunfo, Le Monde y La Voz de Galicia, fue designado Caballero de las Artes y las Letras de Francia, mas destacaré su libro, “Un tren de hielo y fuego”, que durante años busqué y que tras poder leer (pagándolo muy caro a una librería chilena vía internet), reafirmé que su lucidez estaba más allá de cualquier frontera delimitada por lenguaje y banderas, pero también en contra de maliciosos intereses que a punta de “futbolazos” y “tele dramas” nos han hecho olvidar que tenemos derecho a la igualdad social.


Ramón Chao presentó “Un tren de hielo y fuego” así: 

"En este libro cuento las vicisitudes del viaje en el tren de hielo y de fuego. Así le llamaban porque arrastraba un vagón lleno de bloques de hielo para llevar a Aracataca (el pueblo natal de Gabriel García Márquez; recuerden el principio de "Cien años de soledad", cuando el gitano Melquíades les hace descubrir el hielo a los niños de Macondo); y gracias a un sistema infernal iba echando llamaradas de fuego durante el camino.

(…)

La experiencia vivida será irrepetible: convivencia y promiscuidad, descarrilamientos, enfermedades, acogidas entusiastas, despedidas tristes y emotivas, problemas humanos, financieros, internos en el grupo. Una estancia mágica en Aracataca, los encuentros con los guerrilleros, las reacciones populares tras la muerte del narcotraficante Escobar... Este libro es un diario y casi una novela que relatan el asombroso experimento realizado con la realidad misma.

No entiendo el karma de Colombia… bueno, tampoco es que comprenda el de méxico ni mucho menos el de Latinoamérica ni mucho menos el de África (salvo mi afirmación de que nuestras desgracias son responsabilidad de la obsesión de los europeos y los yankis de robar nuestros recursos naturales a costa de hundirnos en la ignorancia y de llenarnos de tecnología desechable), es más, hice ya muchas preguntas a mis hermanos colombianos sobre el tema cuando estuve con ellos (uno de los países más bellos que he visitado y del que más bellos recuerdos tengo, junto con Chile) y tras varias conversaciones, no obtuve ninguna respuesta… creo.

¿Qué razones llevaron a Manu y Antoine a montar un proyecto así sabiendo que podrpia ser el final de Mano Negra? ¿Por qué incluyeron a su padre como testigo de la catástrofe que vendría? ¿Acaso sabían que sólo él podría presentarla con objetividad? A saber, pero me queda claro que Ramón Chao consiguió retratar a Latinoamérica a través de Colombia y con ello nos dejó muchas preguntas que por desgracia ya no está para responder.

Ramón Chao, Un tren de hielo y fuego, 172 páginas, Editorial Cybermonde, 2001