15 de noviembre de 2018

Todos los miedos


Una de las principales debilidades de la literatura mexicana es su tremendismo existencialista… de hecho, cualquier expresión artística está salpicada de ello: música, pintura, fotografía o cine, en todas se retrata al mexicano resignado, egoísta, sumiso, cobarde, abnegado, cruel, sufrido y dispuesto a disfrutar el dolor con el que Dios programó genéticamente su desdichada existencia.

La sensación de estar frente a ese sino me acechó un martes por la noche, cuando iba a la mitad de la lectura de “Todos los miedos”, al grado de que comenté a mi esposa: el libro es excelente, sólo espero que el autor no salga al final con una mamada… cosa que por suerte no sucedió.

Pedro Ángel Palou (1966), el autor de dicho texto, es mexicano, estudió Lingüística y Literatura Hispánica y ejerció como burócrata, editor, académico, investigador y promotor cultural. Ha escrito más de 40 libros, es miembro de la Generación del crack y ganador de galardones como el “Premio Xavier Villaurrutia” por su novela “Con la muerte en los puños”.

La trama de “Todos los miedos” se resume así: en la Ciudad de méxico, durante un día completo, una periodista amenazada de muerte, hostigada y acorralada (despistada y necia al mismo tiempo), investiga una red de trata de mujeres, mientras un expolicía y exmilitar desahuciado se asume como “justiciero” (a manera de antihéroe) buscando protegerla.

Pedro niega que la historia se base en un hecho concreto: "prácticamente todo lo que sucede en la novela sucedió”, aunque en diferentes casos y él se limitó a juntarlos con la intensión de que: "sea un libro de profunda intensidad. Que te harte, que llegue un momento en que lo quieras tirar, quieras gritar y decir esto no puede seguir pasando".


Desde las primeras páginas se percibe el tremendismo existencialista, mas la línea narrativa con la que el autor envuelve ágilmente al lector hacen que ese fatalismo sea uno de sus tantos recursos literarios para mantener la tensión en la trama y no la determinante de un final que desde los primeros renglones sabemos es irremediable.

Si bien el personaje principal, Daniela Real, está basado en periodistas como Lydiette Carrión, Marcela Turati, Lydia Cacho o Ana Lilia Pérez (quienes han denunciado redes de trata, pederastia y por lo mismo han sido acosadas), otros como Rubén Espinosa y Javier Valdez, asesinados impunemente, forman parte de los casos que cita el autor a lo largo de sus páginas, aunque los verdaderos protagonistas del libro sean la violencia y el miedo.

Sobre la violencia dice: “nos hemos acostumbrado tanto a ella que de pronto sólo hay números. Acaban de asesinar a un periodista en Chiapas y muchísimos titulares de los periódicos dicen ‘el noveno periodista asesinado’ y vas y lees los dos primeros párrafos y no aparece su nombre en ningún lugar”… del miedo señala: “es tristísimo que vivamos en una ciudad así, cuando piensas que ya viviste lo peor de la novela, te enfrentas a un nuevo suceso brutal que incluso es más fuerte que el anterior: yo quería que sintieras lo que está viviendo Daniela”.

“Todos los miedos” no es un catálogo de pesadillas urbanas, ni una radiografía de la violencia contra la mujer y tampoco un pulcro ejercicio de novela negra: Palou crea una atmósfera opresiva apoyada en un lenguaje meticuloso para ir más allá de la denuncia, invita al lector a la toma de conciencia confrontándolo con sus miedos y a plantearse la necesidad de retomar el control sobre su vida en beneficio de ese concepto que los habitantes de esta la ciudad han borrado de su lenguaje: el beneficio de todos.

Pedro Ángel Palou, Todos los miedos, 208 páginas, Editorial planeta, 2018

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me convencio de comprar el libro.
Lamentablemente en Mexico y en gran parte del mundo, nos estamos desensibilizando ante los crimenes, son tan comunes ya. Un ejemplo que demuestra la falta de remordimiento en el mexicano capitalino: Al entrevistar a los vecinos de los presuntos homicidas de una niña de 14 años en Tlatelolco, refieren haber escuchado sus gritos de ayuda por mas de 1 hora, pero no hiceron nada. Expresando su "remordimiento" por no haberle creido. ¿Que esta pasando con las personas?

ujule rachid dijo...

hola anónimo... el tema es conplicado: nuestros gobiernos buscan (y consiguen) que se pierda la solidaridad... mucha de la violencia es tolerada para que vivamos con miedo desde que ponemos un pie en la calle, y a eso agrégale que no nos interesa ayudar al prójimo porque somos cobardes o egoistas: el pueblo vencido jamas estuvo unido... y mientras nos matamos, odiamos, envidiamos y mentimos entre nosotros, el gobierno se ríe sabiendo que ya se nos olvidó que ellos son los culábles de todo... saludos...

Anónimo dijo...

Estoy en desacuerdo en una afirmacion que hace: no creo que el culpable de todo sea el gobierno, eso seria hecharle la culpa de nuestras propias acciones y omisiones,quitarle responsabilidad a nuestros actos; es como el "Diablo", todo es culpa de el no ? jaja. En todo lo demas estoy totalmente de acuerdo.