15 de abril de 2019

La asamblea de los muertos



Cualquiera diría que por ser “labor de gente culta”, el medio literario (escritores y editoriales) es más honesto, pero no: es igual de mentiroso que la publicidad que trata de convencerte que un jabón para ropa te dejará ciego por la blancura, que un candidato de la oposición en campaña o que una pasta de dientes evitará el mal aliento.

Lo anterior es por el cinismo con el que Editorial Salamandra trata de convencer a los lectores que un libro con el título de “La Asamblea de los Muertos”, del cuestionable Tomás Bárbulo, va de “sorpresa en sorpresa, con un ritmo trepidante, unos diálogos descarnados y un afilado sentido del humor … conduce al lector hasta un asombroso final que otorga a la historia una dimensión insospechada”.

Es sabido que alrededor del periódico español “El País” existe una mafia que abre puertas a todo el que acepte vender su pluma para criticar a Cuba, Irán, Venezuela, Siria o Rusia, a los pobres, a los desempleados, a los viejos y hasta a la gente fea: esos enemigos del neoliberalismo que el poder económico ha condenado a la miseria, los jodidos que por algún momento de claridad mental dan señales de rebelión.

Un ejemplo son los colaboradores de ese diario: Ibsen Martínez, Wendy Guerra (asidua a este blog), Alfredo Meza o Tomás Bárbulo, publicitados como mentes lúcidas que analizan la realidad actual (sic), y a cambio de su mezquindad reciben apoyos, publicidad para sus blogs y facilidades para editar libros que no son otra cosa más que pasquines ideológicos cargados de desprecio, burla y racismo contra el tercer mundo.

Tomás Bárbulo (España, 1958), es de los recién premiados en esa camada de golpeadores a sueldo de la corona española: considerado especialista en temas del medio oriente, ubica su primera novela en Marruecos, misma que ha recibido acusaciones de plagio, de parecer una película de Quentin Tarantino, de haber copiado un texto del mismo nombre de la escritora Julia Escobar y de calcar a detalle el modus operandi de Carlos Iglesias, un ladrón conocido como “El Robin Hood de Vallecas”.

Ante estos señalamientos, cómo adquirir un texto que huele a vulgar remedo? gracias a mi demonio sumerio preferido no lo compré, pese a que en mi visitas a las librerías aparecía en las mesas de novedades: me fue regalado y agradezco que no fue mi dinero el que permita alimentar a una suerte de sicario verbal (sic), cuyo mérito es despreciar a la raza árabe, haciéndola ver como “salvaje, misógina, corrupta, ignorante, subdesarrollada, violadora… y sucia”.

La trama: a un delincuentucho apodado “Guapo” le proponen robar un banco marroquí donde el botín serán cuantiosas joyas; acepta con la condición de que sus secuaces participen (Chiquitín, Yunke, Chato – vaya con la originalidad de los apodos de los delincuentes – y sus respectivas novias), para lo cual simularán realizar un viaje de placer en un minibús desde Madrid hasta la frontera entre Marruecos y Argelia.

Bárbulo desarrolla una historia plagada de lugares comunes, el ritmo decae numerosas veces, carece de la narrativa básica y las reacciones de los personajes son previsibles, a lo que se agrega que su falta de pericia le llevan a usar un lenguaje elemental que raya en lo anodino: no se trata sólo de los escuetos diálogos entre los personajes, sino que en términos descriptivos el vocabulario del autor se limita a 10 palabras (exagero: llegará a lo mucho a 7).

Aparte de que el previsible final deja más dudas que certezas en el ámbito de los malos, la novela ni siquiera llega a la anécdota del turismo criminal y se convierte en un ideario de desprecio, clasismo, misoginia, burla y racismo contra los árabes y el Islam. Podría entrar en más detalles acerca de las injurias, sobre todo tras la amenaza del autor de publicar una segunda parte, pero mejor les advierto: léanlo bajo su propio riesgo.

Tomás Bárbulo, La asamblea de los muertos, 383 páginas, Salamandra, 2017




3 comentarios:

Omolokun dijo...

B

Omolokun dijo...

Iboru iboya ibosise..
Esperando te encuentres muy bien, al igual que todos los tuyos.
De algún lado las editoriales deben comer, aunque sea publicando basura, como ya lo hemos comentado, y mientras exista un lame-huevos y un grupo de lectores que compren eso paea "ilustrarse" XD ja según ellos, continuará esto.
Gracias por el aviso.
Un abrazo hermano, cuídate y cuida a los tuyos.

ujule rachid dijo...

gracias por escribir, hermano... saludos...