23 de diciembre de 2020

Opiniones sobre Mi vida con los muertos

 


Es un gusto cerrar el año 2020 con buenas noticias sobre mi último libro “Mi vida con los muertos,” no sólo en términos de ventas sino por la opiniones vía Amazon y Goodreads, mismas que con gusto comparto, así como una reseña publicada en un blog de literatura.
 
Los administradores del blog Basurero de almas, Seablue y Ujulerachid, aprovechamos la ocasión para felicitarlos en estas fiestas decembrinas y desearles lo mejor para 2021.
 
Opiniones:
 
Carmín de fresas
Es atrapante realmente hace que una vez lo empiezas a leer no lo sueltes, consigue mantener la curiosidad en el lector desde el primero hasta el último capítulo. Es un libro fácil de leer, sin más pretensiones que narrar unas vivencias relacionadas con los espíritus o como al autor le gusta llamarlos los desencarnados, las historias son contadas con una sencillez y naturalidad impresionantes dada la temática del libro. Hay capítulos que realmente impactan porque no te puedes imaginar que eso ocurra en la vida real, aunque ocurre, pero no es una lectura que de miedo para nada. Algo a mencionar es que hay capítulos que no tienen un final cerrado o una conclusión dejando al lector con la intriga pensando que habra pasado con ciertos personajes o situaciones. Seguramente porque el autor desconoce el final de estos capítulos, hay que tener en cuenta que los relatos del libro son experiencias reales. A mi personalmente me ha gustado mucho y si recomiendo su compra!
 
S. Moreno
Son experiencias del autor, y te encontrarás con que algunos relatos parecen como inacabados, sin final, los más completos serán los de Felipe. Cada uno tiene su punto y me han gustado leerlos. Te encontrarás con espíritus, el más allá, la muerte, reencarnación, curanderismo, apariciones, etc. se leen muy rápido y debo decir que impresionan que te dejan con ganas de más. Si te gustan los sobrenatural y lo basado en hechos reales, te lo recomiendo.
 
Ketu
El Sr. Alfredo García aka Ujule Rachid, posee entre otros muchos un don en particular, el arte de saber narrar historias, consigue hacer sentir a sus lectores un adictivo abanico de emociones que bien pueden resumirse una sola: el asombro,... la estupefacción desnuda e inherente cuando uno se choca con el Más Allá, pero conviviendo en nuestra propia realidad cotidiana, induce a pensar en esos privilegiados ojos que posee el autor, lo que para la mayoría pasaría desapercibido en un mero paisaje del costumbrismo más local, para "faros" como él en esa misma topología ciertos pixeles toman forma de entidades... con un pesado trasfondo. Asimismo tiene la virtud de narrarnos situaciones de ultratumba con los más vívidos detalles. Si su narrativa fuera ficción sería un brillantísimo Stephen King de la lengua española... pero él ya nos avisa de sus vivencias autobiográficas para dejarnos completamente pasmados en el pensamiento de que la existencia individual de la conciencia humana no termina necesariamente con la muerte.
 
Mención aparte y a destacar la extraordinaria personalidad de D. Felipe, rescatador de una talla que quizás, tal vez otro Felipe pero II, rey de España, enviara a México en el s.XVI (quien sabe) justo en el instante previo del derrumbe de su convento para ser nueva piedra angular crística de un centro de Curanderismo habitado por espíritus, mientras viviera D. Felipe.
 
Libro Recomendado cien por ciento no sólo para los interesados en los espíritus del Más Allá sino por considerarlo un verdadero placer su lectura. Deja como testamento histórico a la posteridad del español escrito de peripecias y personajes únicos que enriquecen nuestra cultura inmaterial. Le animo a escribir más libros.
 
Sr. Alfredo García Muchas Gracias por ello.
Atentamente, ketu (fan)
 
Gabriel
Un libro ameno y fácil de leer sobre los encuentros del autor con las almas que habitan en el más allá y que demuestra que en realidad estos seres no están tan lejos ni son tan diferentes a nosotros. Para quien crea en los desencarnados es un libro muy útil e interesante, ya que cada historia tiene algo de lo que podemos aprender. A quien no crea, quizás el libro le haga plantearse preguntas que le ayuden en su evolución.
 
Ariel Romero
Cuando abrí esta novela de relatos y leí lo que contaba el autor a modo de presentación, estuve apunto de cerrar el libro y pasar a otro. Continué porque era una lectura conjunta y no me arrepiento de ello. Esta novela consta de 17 relatos, tras una presentación personal y un glosario. Los relatos y experiencias que cuenta en esta novela son reales, por lo tanto está todo narrado en primera persona por el autor. Esto hace que algunos relatos se queden inconclusos, sin final o sin saber que ha pasado, y no tengan carácter literario. Se puede decir que parecen poco desarrollados, pero esto es por lo ya comentado.
 
Los relatos que más me han gustado han sido los de Felipe, porque han sido los más largos y completos y donde más se ha desarrollado la historia. Sobre Felipe hay 4 relatos y, en especial, el que más me ha gustado ha sido el tercero.
 
Marbibooks
Alfredo tiene un don muy especial y entre se comunica con los muertos. Relatos verídicos, muy interesantes, que pueden impresionar, aunque yo no lo calificaría de terror pero si impresionan, unas historias más que otras, me gustaban mucho las historias de Felipe. Yo quería leerlo entero de un tirón pero me ceñía a la lectura conjunta de un relato o dos por día coincidiendo con la semana de Halloween, muy apropiado para esas fechas. Son relatos cortos, muy amenos que dejan con ganas de más. Lo recomiendo sobre todo a quien les llame la atención ese mundo fascinante de espíritus, chamanes, etc.
 
Eva Girasole
Reminiscencias de Poe o Lovecraft en relatos basados en hechos reales. La primera vez que leí los relatos de Alfredo García pensé en los dos grandes escritores del terror y el género gótico: Poe y Lovecraft. Sin embargo, había un elemento que los desligaba totalmente: ellos escribían, a priori, ficción, mientras que Alfredo relata la realidad.
 
Los relatos de Alfredo García hablan de sus experiencias como muertero y santero y se pueden leer así, con ese componente biográfico, o como si fuesen cuentos de fantasmas, pura ficción. Cada una de las historias que aparecen en el libro oscurecen bastante las atmósferas en las que se producen por la forma tan certera con la que escribe el autor, sin dudar ni un ápice de lo que dice y por el hecho de saber que son reales. Cierto escalofrío recorre cada cuento y hacen de esta lectura un paseo exótico por el Más Allá.
 
Hay calidad en la obra de Alfredo, pues, aunque las historias le hayan venido dadas por sus propias experiencias personales, la forma de narrar es muy literaria y consigue hacer una obra a la altura de grandes como Poe o Lovecraft.
 
Además, da coherencia a cada relato gracias al curandero Felipe, que ya conocerá el lector si se adentra en Mi vida con los muertos. Felipe va apareciendo a lo largo de las páginas y nos ayuda a mantener esa atención.
 
Andrea
Libro fácil de leer en el que se agradece el glosario al inicio para poder comprender todo sobre los espíritus, la muerte y la reencarnación. Está basado en las vivencias personales de Alfredo, que a través de sus relatos te habla sobre sus experiencias como santero y muertero. Sin duda, los relatos de Felipe son los que más me han gustado.
 
Julio Rocha
Iboru, iboya, ibosise... Abure mi. Saludos hermano, muy elocuentes, explicativos e informativos como siempre tus escritos. Te felicito por éste atino de compartir con nosotros tus vivencias.
Un fuerte abrazo y que continuen tus éxitos.
Julio Rocha Omo Olokun Ogbe Gene Awo Osafun.
 
Alejandro Osorio Cano
Es un libro muy entretenido que permite reflexionar al respecto de lo que sucede después de la vida
 
Alberto
Ub buen libro, muy recomendable, vivencial, anecdótico, pero siempre con conocimiento y fundamento, es la primera obra que llega a mi de este escritor y es un bárbaro, excelente
 
Maritza Tenorio
Tan ágil su lectura que se va en un suspiro. Tal vez el único detalle que le encuentro es que lo leí muy rápido, me quedé con las ganas de más.
Informar de un abuso
 
Yenyok
Este libro es excelente casi no podia despegarle los ojos. Si eres amante de temas sobrenaturales especialmente los que son hechos de la vida real, este es el libro para ti..... El escritor es un gran reconocido santero, palero, vidente, muertero y curandero.... Hay muchas enseñanzas dentro de el libro aun respetando los secretos de la religion. Karma, espíritus, mas allá, muerte, reencarnación, curanderismo, apariciones y mas son parte de las historias contadas. ya termine el libro y no puedo esperar para el 2nd con más historias del mas allá y del mas acá.
 
Reseña en blog de literatura:
 
https://munduky.com/resena-literaria-mi-vida-con-los-muertos-alfredo-garcia/


15 de diciembre de 2020

No quiero morir de COVID19

 


Tras publicar el texto “Implicaciones espirituales detrás del COVID19, https://basurerodealmas.blogspot.com/2020/10/implicaciones-espirituales-detras-del.html, he recibido mails de gente cercana, y lejana, donde manifiestan la preocupación de morir por el virus.
 
Morir no es malo, vivimos en una prisión donde trabajamos, comemos, cagamos, gastamos, dormimos, cogemos y actuamos de acuerdo a una educación inducida desde niños para vivir como esclavos, así que si morimos, bajo cualquier circunstancia, es una posibilidad de liberarnos… antes de regresar, reencarnando, a vivir bajo las mismas condiciones, salvo que hallamos buscado en vida la evolución espiritual.
 
No diré quiénes son los dueños de ésta cárcel, ni a repetir cómo escapar, pues de ello ya escribí bastante en la sección de comentarios de muchas entradas del blog, lo que señalaré es a los responsables de la desaparición de la raza humana, a los culpables de la difusión del virus, que aunque no lo crean, NO son los chinos ni los murciélagos.
 
¿Tienen curiosidad? Pues no hay nombres: ni de personas, ni empresas, ni países, ni razas extraterrestres, ni deidades iracundas, pero saberlo no requiere de profundas excavaciones: los causantes de que el COVID19 vaya a borrar a gran parte de nuestra raza somos nosotros.
 
Vayámonos a las pruebas: la humanidad tiene unos 6,000 años de haber surgido y poblado este planeta, periodo en el que hemos explotado sin distinción sus recursos y mantenemos una relación con el prójimo basada en la ambición contra la ingenuidad, la fuerza frente a la sumisión, en la que un pequeño grupo abusa de las masas.
 
Sí, ricos contra pobres, blancos contra negros (o amarillos, verdes, morenos, colorados, azules, rojos y más), flacos contra gordos, heteros contra gays, musulmanes contra cristianos, ignorantes contra cultos, bonitos contra feos, altos contra bajos, patrones contra obreros, amargados contra simpáticos, ateos contra creyentes, futboleros contra intelectuales, gatunos contra perrunos, jefes contra empleados, brujos contra sanadores… la lista sería interminable, pero en el fondo están los poderosos contra una bestializada e inculta mayoría.
 
Regresemos a las cuentas para repartirnos culpas: si tenemos 6,000 años de edad, las almas entre vivos y muertos son finitas y el promedio de vida es de 50 años (ahora se vive hasta los 80 gracias a la ciencia, pero cuando comenzó a diseminarse el homo sapiens por el planeta el cociente era de 30), así que usemos una media y tenemos que una persona, ustedes, yo y demás, hemos vivido unas 120 reencarnaciones en las cuales nos comportamos con todo tipo de actitudes.
 
Lo peor, si atendemos la teoría de que el COVID19 es consecuencia de lo que va de la explotación de la naturaleza hasta la mezquindad en las relaciones cotidianas, entonces todos somos culpables de su presencia y del hartazgo de algo o alguien que nos considera (como dijo uno de los protagonistas en la entrada ya señalada), un peligro para la estabilidad del universo.
 
Así, ¿por qué a estas alturas de la historia a la humanidad, ante la pandemia, solo nos mueven dos emociones: una, el enojo al exigir a los gobiernos el derecho (permiso) de salir a la calle… dos, el miedo a morir por el virus? ¿Tan básica es nuestra existencia?
 
Volvamos a las 120 reencarnaciones donde fuimos lo peor (asesinos, traficantes, banqueros, violadores, defraudadores, pedófilos, santeros, abogados, muerteros, presidentes, empresarios, soldados, policías, psicópatas, babalowos, actores, etc.), o lo que la inopia nos llevó a creernos lo mejor (cenobitas, monjas, médicos, profetas, deportistas, samaritanos, curas, videntes, voluntarios, sanadores, benefactores, curanderos, etc.).
 
¿Alguien sabe qué hizo en todas y cada una sus vidas pasadas?* entonces ¿por qué afirmamos que tenemos derecho a sobrevivir, a preguntar cómo protegernos o qué sucederá con nuestros hijos como padre o madre si llegamos a faltarles por morir de COVID?
 
Si como progenitores tenemos el promedio de 120 reencarnaciones jodiendo al planeta, las mismas 120 tienen nuestros abuelos, tíos, hermanos, hijos, nietos y aquellos que hemos pisado cada metro cuadro de la Tierra, razón por la cual, insisto, todos somos responsables de lo que acontece tras 6,000 años de evolución, para bien o mal nadie es inocente y por ello deberíamos respondernos con objetividad: ¿merecemos padecer esta pandemia?
 
Morir no es malo, no me canso de decirlo, es normal, natural e incluso necesario para que este planeta tenga un poco de paz, para que los ciclos naturales se recuperen, sí, pero además para dejar de ser una presa para las obsesiones conquistadoras de los yanquis, ingleses, rusos y (hora sí) chinos.
 
Seamos responsables de nuestros actos (siempre lo digo: nunca se debe escupir al cielo), sin justificarnos diciendo que por no ser conscientes de nuestras vidas pasadas estamos libres de pecado: por qué creen que el COVID19 se sigue diseminando, ¿por desidia de los gobiernos que no toman decisiones adecuadas o porque son miles de millones quienes salen a las calles sintiéndose caninamente necesitados de falsa libertad?
 
¿Temen morir? da más miedo enfrentar a diario la vileza humana y lo confirmo leyendo las noticias: gran parte de la raza humana se caracteriza por ser unos cabrones que no ceja en su actitud de joder al prójimo, e incluso, en estos tiempos, su infamia se exacerba.
 
Recién el escritor francés Michel Houellebecq publicó en “France Inter” una reflexión sobre cómo sería la vida en el planeta tras el COVID, señalando que: “al día siguiente no nos despertaremos en un mundo nuevo, sino exactamente en el mismo en el que vivíamos… que todavía será un poco peor”… y se queda corto: si en medio de la pandemia la gente saca lo peor de sí, ¿qué podemos esperar si se logra controlar? ¿quién organizará a los que sobrevivan para rehabilitar el planeta? ¿los mismos que provocaron este desastre?
 
En este contexto irrumpe la vacuna antiCOVID, la cual muchos consideran “su salvación”, la oportunidad para volver a la vida de antes, pero sobre ello les tengo noticias: no relacionadas con el fiasco de las primeras versiones (el SIDA surgió hace 36 años y seguimos sin vacuna), ni sobre las secuelas que ya está dejando en muchos ingleses quienes ya la han recibido (anafilaxia), olvídense de más profecías de Chamanes y Curanderos, ni mucho menos de videncias de su servidor.
 
No, me iré directo a escenarios que se pueden consultar ya en la web: se estima que la población del planeta que sobreviva quedará inmunizada en diciembre de 2022, así que tenemos dos años para cuidarnos del virus, enfrentar nuevas pandemias (sismos, heladas, meteoritos y más), pero sobre todo para defendernos de la malicia de nuestros congéneres que se creen con derecho a perpetuarse.
 
* conozco varias de mis reencarnaciones, mismas que resumiré parafraseando el título de la película dirigida por Joshua Logan, “Nunca fui santo”.

10 de diciembre de 2020

Tambores batá

 

para simone, quien brilla con luz propia
 
1.
Los tamboreros comenzaron a tocar el viernes por la mañana y harían sonar las percusiones hasta el domingo entrada la noche. Serían güiro y cajón durante todo el fin de semana en aquella casa ubicada en el estado de Morelos, colindante con la ciudad de méxico, cuyo caluroso clima, dijo el Babalowo que organizó todo, serviría para que “los Orishas y los Mpungos se sintieran en su casa” (¿?).
 
Ese fin de semana sucederían muchas cosas: desde la acumulación de energía Orisha y de Mpungos, pasando por celebraciones de Mano de Orunla donde serían iniciados dos ahijados nuestros (de 10 en total), tres rayamientos (de 9), dos coronaciones de Santo y hasta un juramento en Ifa; todo en una lujosa mansión y con los gastos pagados por aquel policía iniciado en Ifa.
 
2.
La invitación nos llegó a través de un Babalowo amigo nuestro, quién nos avisó que no tendríamos que erogar gasto alguno relacionado con iniciaciones pendientes con varios ahijados, salvo el pago de derecho: habíamos oído que aquel Babalowo atendía a deportistas, altos políticos, artistas y poderosos militares, así que no nos extrañó la invitación. En este país hay muchos mexicanitos que acuden a los Orishas pidiendo favores, y para obtenerlos, son capaces de sacrificar mucho dinero para sobornarlos fingiendo ser buenos religiosos.
 
Mas como a veces sucede, nos enterarnos del trasfondo de tanta generosidad hasta el sábado: los jefes del organizador estaban hartos de sus fechorías dentro de la policía y habían decidido deshacerse de él iniciando una investigación con la consigna de ponerle un alto, de ahí la intensión de agradar a los Orishas, más esos motivos eran lo de menos si tomábamos en cuenta que las iniciaciones habían comenzado y no podíamos interrumpirlas.
 
Aquello me colocó en un dilema, así que comenté con mi esposa que lo prudente sería irnos, mas el asunto era complicado: no podíamos salirnos a mitad de los ceremoniales con el riesgo de llevarnos el osogbo, ni dejar a los ahijados a su suerte, y lo peor, recoger ante la mirada de cientos de asistentes nuestras soperas y atributos de palo del inmenso altar, sin tener que responder preguntas que pusieran en evidencia el origen de aquel fin de semana. Y esto último enredaba todo aún más: ¿hacer pública la poca honorabilidad de Babalowo nos haría sujetos de alguna represalia?
 
No estaba conforme con la decisión de quedarnos, pero mi esposa dio la solución: entre los asistentes se encontraba otro Babalowo, amigo y de confianza, a quien me sugirió plantearle la situación y nos tirara la cadena ante Orunla para saber las repercusiones de lo que estaba claro era una farsa.
 
Así lo hicimos: lo localizamos y nos invitó a su habitación, igual de cómoda que la nuestra, donde nos consultó y la respuesta fue contundente: el mundo espiritual estaba separado del material, dijo (aunque no rememoré algún oddu que lo citara así), avisó que los ceremoniales estarían bien realizados y que las secuelas de sobornar a los Orishas existirían solo “si había osogbo”. No había lugar a dudas. Y remató: “disfruten el fin de semana”, que no supe si era su (burlona) sugerencia o una orden de Orunmila.
 
Tras aquello optamos por quedarnos, aunque evitando participar en cualquier actividad para evitar que se nos robara el iré y sin descuidar las necesidades y atenciones para los ahijados.
 
Luego de la consulta ante Orunla hasta disfrutamos, a ratos, de tanta comodidad: una casa con abundantes habitaciones, grandes jardines llenos de palmeras, albercas, un río para hacer ebboses, y comida abundante (nada de chicharrón en salsa verde con frijoles y tortillas, o piezas de pollo, ya agrios, en salsa de champiñones, con los que muchos religiosos mexicanos sacian el hambre de los asistentes a cualquier ceremonia).
 
Por lo mismo, en algún momento reiteré mi máxima afirmación: “los Orishas son sobornables, todos”, así que tras largos años de práctica religiosa he confirmado que los panteones saturados, asesinatos impunes y encarcelamientos injustos, impunidad, agresiones sexuales, empoderamiento de pocos que condenan a millones a la pobreza, así como matrimonios deshechos, hijos sin padres y mendicidad callejera, todo ello es consecuencia de las caprichosas decisiones de las deidades y no de su sabiduría.
 
Eso sí, apenas caía la tarde las botellas de fino whisky, tequila y coñac comenzaban a circular sin límites, dando pie a grandes borracheras entre Santeros, Paleros, Babalowos y Tatas, mientras los tambores batá seguían sonando, embriaguez que impedía saber si algunos religiosos realmente estaban montados o simplemente hacían el ridículo. Como sea la parranda se extendía alegremente hasta la madrugada y ante el afanoso ir y venir de meseros, mucamas y cocineros.
 
Debo reconocer que al tercer día, el domingo por la mañana, las señales de los excesos habían desaparecido y los Babalowos y Tatas recuperaron su papel religioso: desde temprano se organizó el ñangareo, se realizó al medio día, como lo marca la regla, y hasta entrada la noche docenas de mayores atendieron a quienes recibieron Mano de Orunla, Coronaron Santo o se Rayaron, todo perfectamente organizado bajo la consigna de que los Itases debían terminarse antes de la media noche.
 
Al terminar la última lectura de destino, a eso de las 23:15, se avisó a los pocos que aún estábamos presentes que podíamos quedarnos hasta la mañana siguiente, garantizándonos la continuación de todos los servicios. Dado que uno de los últimos iniciados en ser atendidos había sido nuestro, aún estábamos ahí, más propuse a mi esposa irnos señalando que nunca he tenido inconveniente en manejar de madrugada en carretera, así que estuvo de acuerdo y salimos.
 
3.
¿Quiero ser objetivo o debo serlo?
 
Si debo serlo reconozco que ninguno de mis ahijados a tenido mayor problema en términos de acusaciones, desgracias o padecimientos a partir de aquel “ceremonial masivo” organizado por el policía.
 
Lo que sí, ha sido la actitud mezquina que caracteriza a todo el que se inicia en la Osha, el Palo e Ifa, quienes me confirman que esta es una religión que saca lo peor de la gente, tal cual sucedió con algunos de los ahijados iniciados aquel día: mentirosos, ladrones, prepotentes, tramposos y ególatras, lo peor de lo peor brotó en su comportamiento, no por las obras, insisto, sino por su propia naturaleza.
 
Pero si quiero serlo acepto que meses después de nuestra estancia aquel fin de semana en Morelos, un subordinado de aquel Babalowo cargó con todas sus culpas y fue separado de su cargo acusado de corrupción, mientras el otro, feliz, sigue en activo mientras ve como sus jefes, aquellos que lo querían correr, son despedidos uno a uno bajo los pretextos más ridículos que existen en la justicia mexicana.


2 de diciembre de 2020

¿Cuáles son las funciones del guía del cuadro espiritual?

 

para sabrina
 
1.
En la práctica de la Santería se afirma que existe un orden en las iniciaciones previas a coronar Osha, siendo los Babalowos quienes las han impuesto como si las otras religiones o prácticas espirituales valieran menos.
 
Ese orden se señala que “primero” es el Rayamiento en Palo, “después” viene la Mano de Orunla, “detrás” hacer la Misa de Investigación y Coronación Espiritual para “ahora sí”, ser digno de hacerse el Santo, y en caso de ser un elegido, jurarse como Babalowo.
 
Ifa advierte (juran sus practicantes), que la Misa de Investigación y Coronación tiene como finalidad poner al Guía al frente del Cuadro Espiritual para que cuando la persona sea iniciada en la Osha sepan que el Orisha Tutelar será el nuevo guía de su vida.
 
Sin embargo, así como Ifa trata de imponer sus jerarquías, las demás prácticas también tienen su particular opinión sobre el tema, y en el caso de Espiritismo, las razones por las cuales no se puede ningunear al Cuadro Espiritual poseen argumentos irrefutables.
 
2.
El Cuadro espiritual se conforma por espíritus designados para asistir a una persona en vida y lo encabeza un Espíritu que será su líder (llamado Guía del Cuadro Espiritual), y servirá como protector y consejero de manera que el individuo alcance la evolución que pactó para su actual reencarnación (¿les suena la similitud con el Orisha tutelar?).
 
El Cuadro y su Guía forman parte del astral de la persona, ya sea que efectúe o no su Misa de Investigación y Coronación Espiritual, pero en caso de que se realice, permite tomar conciencia del vínculo entre el vivo y sus muertos, para interactuar y recibir sus consejos.
 
Si no incursiona en el Espiritismo, el Guía y su Cuadro están ahí e intervienen en su vida a través de acciones conocidas como fortuna, suerte, casualidad, circunstancia e incluso milagro, dando como resultado que al Guía se le conozca también como Ángel custodio.
 
El Guía se manifestará para mandar señales de que una decisión NO es la correcta por sus consecuencias, más como el ser humano se mueve en base a emociones, y no con razones, rara vez le escuchará, y en consecuencia, tendrá que atenerse a las consecuencias. 
 
Así el Guía o Ángel custodio se convierte en “testigo” de lo que se realice u omite en vida, nada le pasa desapercibido: lleva nota de todo y él entregará cuentas, no sólo por no haber utilizado los recursos a su alcance para hacernos recapacitar, sino porque el camino que le tocaría andar a nuestro lado debe ser el mejor hasta la hora de morir, todo basado en la mutua evolución.
 
3.
No hay comunión más impresionante que aquella que se da cuando una persona muere y el espíritu se despoja por completo del cuerpo (tras los honores ofrecidos en un funeral), en un “abrazo espiritual” entre el astral del fallecido y el Guía, tras lo cual emprenden el camino hacia “el limbo”, mientras que el resto de los integrantes del Cuadro espiritual entregará respectivas cuentas de lo realizado.
 
4.
El limbo no tiene nada que ver con la leyenda cristiana (resultado del amasiato judeo-catolicismo), relacionada con un espacio gris infinito, ni es parte de la mentira sobre el purgatorio (a donde se supone llegó Jesucristo antes de reencarnar al tercer día), ni con el infierno y tampoco es “donde se dirigen las almas de niños que fallecen sin haber recibido el bautizo”.
 
No entraré en terrenos teológicos y me en mantendré la óptica Espiritista: el limbo es una suspensión donde el espíritu queda en estado de inconsciencia (sin saber que han muerto), se comportan con los ecos de la personalidad que tuvieron en vida y es hasta que las oraciones y lucificación que los vivos les provean, que logran allanar su camino al siguiente nivel, el de la consciencia superior, despojados de los resabios de la vida terrenal, dispuestos a hacer un balance de su vida.
 
Pues bien, es el Guía quien se encarga de llevar al espíritu de la persona a la entrada del limbo, justo después de morir, a través de un portal (lo llamaré así para no invertir párrafos en explicaciones), en donde lo dejará para que regrese a su conciencia transformándose en alma.
 
¿Por qué? porque el Guía era el encargado de tutelarlo por el camino de la evolución, y si no lo consiguió (o dejó cuentas pendientes, cosa que siempre sucede, en mayor o menor medida), no sólo él no cumplió por no dar las señales adecuadas, sino también la persona no lo escuchó, así que las consecuencias son para ambos.
 
5.
Este proceso es lineal y una vez dentro, el espíritu opta por quedarse en el limbo o entrar y salir al mundo de los vivos como ánima chocarrera, desencarnado o fantasma presta a molestar al que se le antoje, o venderse (cual mercenario), para joderle la vida a alguien a cambio del pago que le ofrezca un Brujo, Santero, Muertero o Babalowo.
 
Curiosamente al Guía (una vez que él y el espíritu se separan del Cuadro espiritual al morir la persona), no le queda más opción que esperar el momento en que decida continuar el camino de la evolución y acepte el siguiente paso como parte de su proceso de reencarnación.
 
Una opción más es quedarse con su familia o la persona más querida, observando como sufren (o disfrutan) su ausencia, pero sin poder intervenir más que de la única manera en que pueden manifestarse, como fantasmas asustones u esporádicos salvadores, pero en ninguno de los casos mencionados antes el alma del fallecido avanza: no hay evolución, solo se “está”.
 
6.
Si no es reconocido el papel del Guía al llevar al espíritu a la entrada al limbo, menos lo es su importancia en la siguiente etapa después de que el alma de su protegido toma el conocimiento (resignación) de que ha fallecido.
 
El tiempo que se puede permanecer en el limbo, a manera de cuarentena, es variable y obedece a un sinfín de factores (edad, rencores, razón de muerte, espiritualidad alcanzada, reflexión, apegos sensuales, etc.), periodo que si se quiere cuantificar, puede ser desde días hasta años de los nuestros, porque para los muertos el tiempo adquiere otra dimensión y significado.
 
Así, el Ángel custodio continúa como guía una vez que el alma acepta la muerte definitiva: él tiene la obligación de esperarle cuando llega el momento de abandonar el limbo para proceder a la evaluación de lo hecho en vida, de manera más amable, lo que entre otras cosas conlleva el rompimiento real del vínculo entre ambos.
 
Este punto atañe exclusivamente al alma: cuando se recapitula lo hecho en vida, y antes de pasar por el camino de la inconsciencia a la consciencia, hay otro proceso de depuración (el de lo realizado y las omisiones), lo que le dará la oportunidad (una especie de facultad) de resarcir parte de los daños realizados, máxime a la familia, accediendo a participar en entornos que podrían solventarles problemas a través de esa acción tan incomprendida para muchos: la coincidencia.
 
Llegados al punto de entregar cuentas*, el Guía del Cuadro Espiritual informará de lo que hizo como consejero, el alma cuando estuvo encarnado y lo que ambos interactuaron, para después cada uno, establecido el saldo entregado, decidan sobre su futuro: el alma optaría por reencarnar o convertirse en un nuevo Guía, mientras que el guía elegiría reencarnar o seguir como mentor de otra alma.
               
Finalmente, dicen los que saben (en este caso algunos Espiritistas), que hace siglos el promedio de reencarnaciones para completar la evolución espiritual era de 35, mientras que la involución actual de la raza humana es tan terrible que ahora se requieren mínimo 70, así que a sacar cuentas y evaluar lo que hasta ahora hemos hecho en vida y cuántas veces hemos interpretado lo que llamamos “coincidencia”.
 
* informar a la entidad preferida en que cada quien crea lo que hicimos, aunque en el contexto de este artículo señalaremos que ciertas corrientes espiritistas afirman que la responsable es Maria Lionza, mientras que Santeros aseguran que es Olofi y los Babalowos que es Orunla… yo prefiero a los demonios sumerios.

24 de noviembre de 2020

Temerosos de Dios

Cuando Pedro Juan Gutiérrez sugirió la lectura de “Cuentos completos”, de Flannery O' Connor, me llamó la atención que señalara: “los leo en pequeñas dosis, siempre poniendo distancia… no hay otro manera”.
 
Revisé la biografía de Flannery en un rato de ociosidad y me encontré con que sus textos datan de los años 50s del siglo pasado, pero era una recomendación de Pedro Juan, y aunque ya no soy afecto a leer viejos autores, opté por tratar de comprarlo.
 
Sí, tratar, porque no fue sencillo, aunque tampoco un suplicio como ha sucedido con otros textos si se hacen sacrificios para pagar su precio. Tras preguntar en varias librerías la respuesta fue: “está agotado”, “no lo tenemos”, “está descontinuado”, “no existe”, hasta que en una, tras revisar en su sistema, el empleado dijo:
 
– sí lo tenemos, pero está en la sucursal de Puebla – en provincia, a unas cinco horas de donde vivo – tardarían dos semanas en traerlo.
– está bien – me resigné a salir sin el texto en la mano, fui a liquidarlo, hice el trámite y quedaron de avisarme vía mail en cuanto lo tuvieran.
 
A los tres días fui notificado que mi pedido había llegado, pero acudimos hasta el sábado, y mientras culminaba mi compra mi esposa se quedó revisando las novedades. Fueron tres personas a las que enseñé el talón de pago, mismas que soltaron un “buena compra”, “un gran libro” y “magnifica escritora”, fui remitido a atención a clientes y tras dármelo el empleado agregó un: “se lleva una excelente obra”.
 
O' Connor nació en Georgia, en 1925, y murió en 1964: una vida corta y aquejada por incómodas enfermedades como lupus. Su obra también es breve: dos novelas, una compilación epistolar, otro de poesía y dos de relatos, más que suficiente para que la crítica la aclamara como una de las representantes más importantes de la literatura sureña yanki.
 
Por su parte, los académicos la incluyen dentro del llamado, “Gótico sureño”, un subgénero que en lugar de narraciones sobrenaturales, describe cuestiones sociales y racismo, colocándola bajo ese criterio a lado de Cormac McCarthy, William Faulkner, Eudora Welty, Tennessee Williams, Carson McCullers y Truman Capote.
 
A la par de sus estudios literarios se licenció en sociología, periodismo y literatura inglesa, lo que le permitió hacer énfasis en temas que incomodaban a los sureños, motivo por el cual su obra fue definida como grotesca, a lo que ella respondió: "todo lo que salga del Sur será llamado grotesco por el lector del norte, a menos que sea grotesco, en cuyo caso se lo llamará realista".
 
O' Connor tiene un estilo sarcástico y se burla de la sociedad yanqui, sobre todos de los negros, a quienes describe como inmorales, cínicos, violentos, incisivos, y a su vez, temerosos de Dios por su brutal ignorancia, lo que denota su desprecio por ellos, más como señala Hanif Kureishi sobre la autora, en un texto publicado por The Guardian: “sabía que no le gustaban los negros, y cuando conocía a uno, se preguntaba si le agradarían si fueran blancos”.
 
Le doy la razón a Pedro Juan: a Flannery no la puedes leer de un tirón, de ahí que su libro estuviera meses a lado de mi cama, alternándose con 5 o 6 novelas, así que si lo ven no duden en comprarlo: de verdad está descatalogado.
 
Flannery O' Connor, Cuentos completos, 832 págs. Editorial Lumen 1971 (2005)


18 de noviembre de 2020

Arte inspirado en Mi vida con los muertos (2)

 Continuando con las expresiones de solidaridad de la cadena embajadoresdelibros en Instagram, les comparto nuevas expresiones de arte desarrolladas por las lectoras de mi nuevo libro, "Mi vida con los muertos", así como otras inspiraciones de algunos amigos. Para quienes tengan interés, algunas de las creadoras han dejado interesantes reseñas sobre mi texto. 



instagram.com/unalectoraenlasnubes 

instagram.com/lilith.world 

instagram.com/entrelibrosyrecetas

instagram.com/blogneverland

instagram.com/pequenomundoesti

instagram.com/evelimpa_leeresmipasion

instagram.com/edicionilustrada

instagram.com/the_reading_books_in_family

instagram.com/redhairreading

instagram.com/s._lectora

instagram.com/el_rincon_dela_yole

instagram.com/aullidos_literarios

instagram.com/embajadoresdelibros


8 de noviembre de 2020

Algunas verdades sobre Yemaya (homosexuales en Ifa)

 


1.
Suelo recordarlo numerosas veces: caminar sobre la playa conlleva a pensar en Yemayá y Olokun, en el mar y su profundidad, dos deidades que a muchos asustan, nadie vincula entre ellas y pocos comprenden. 


Por ejemplo, si en los meses de octubre se camina sobre las playas del caribe mexicano, se puede tener la suerte de ver cuando las olas se tragan la arena y dejan al descubierto, por momentos, algunas ruinas ideales para hacer ebboses, de las pocas obras que a cambio de lo escaso que pide Yemayá, entregan todo, pero luego, horas después, cuando se busca de nuevo dichos vestigios ya han desaparecido.

 
No se confundan, ella es madre (la primera y la única), se ha dicho hasta el cansancio, pero también es caprichuda, y por lo mismo, a su alrededor se tejen leyendas (algunas no me constan, me las han contado y/o las he leído), donde, por ejemplo, exige ofrendas para regresa el cuerpo de un ahogado, de esos ególatras que entran al mar sin respeto y salen convertidos en cadáveres.
 
Sí, mucho amor de los Santeros al mar, pero nadie se pregunta a quién pertenece la playa, esa arena que bien se disfruta o provoca desesperación por meterse en todos los rincones del cuerpo humano, también sirve para enterrar ebboses, darse baños para quitar la mala suerte, va dentro la sopera de Olokun, o en el extremo, se usa para hacer brujerías, sí, pero nadie sabe a quién pertenece.
 
Es como la unión del río y el mar donde hay peces que no necesitan atraparse para hacer ebboe: se recuesta uno en sus aguas y deja que se acerquen a picotear el cuerpo para llevarse las maldiciones maternas, pero ¿de quién son las (mal llamadas) dos aguas? ¿Oshún o Yemayá? no importa su origen sino para qué sirven.
 
2.
Reflexiono sobre esto mientras escucho a Ludwig van Beethoven, su sonata “Moonlight Sonata Op 27 No. 2”, en manos de la pianista rusa Anastasia Huppmann, que, obvio, siendo la Luna la representación astrológica de Yemayá, a muchos les quedará clara la referencia.
 
Esa obviedad de ligar a la luna con Yemayá tiene espejos donde algunas circunstancias, astros u objetos, de inmediato se ligan con un Orisha, como por ejemplo a los gays: siempre se les vincula con Oshun, pero gran error pues quien les hace frente es precisamente la iracunda dueña del mar. Y así podría seguir con aclaraciones, pero mejor nos quedamos con Yemayá, la responsable de que haya homosexuales en Ifa.
 
3.
Es polémico el tema de los Babalowos gays, más la posibilidad existe y está determinada por el odu Ogunda Kete, el cual incluye este patakie:
 
En la tierra de Adonile, había una vez un hombre que se llamaba Adekoyi, el cual era maricón, y estaba perdidamente enamorado de Yemayá Atamara, la cual era mujer de Orunmila.
 
Ella deseosa de ofikale trupon con Adekoyi, fue a verlo para pedirle que viviera con ella, donde él le dijo que lo haría si ella que era la dueña de los grandes secretos de Osha y el Diloggun, le enseñaba el dominio de esta. Dominada por su lujuria volcó en él sus conocimientos y cuando fue a pedirle el premio de su recompensa, él le dijo: que todavía faltaba, que viviría con ella si era capaz de hacer que Orunmila le hiciera Ifa. Ella intercedió valiéndose de sus mañas logrando que Orunmila le hiciera Ifa.
 
En virtud de esa consagración, la personalidad de Adekoyi cambió, haciéndose un hombre responsable de su religión y con numerosas mujeres en su harén. Yemayá al ver aquella transformación aumentó más su furor por ofikale trupon y creyéndose merecedora del premio y deseosa, partió rumbo a la casa de Ogunda Kete, el nuevo nombre de Adekoyi, y le dijo: Vengo para que cumplas tu promesa conmigo. Él le respondió: por ser la mujer de mi padrino, el cual me ha dado mi valor y hombría en esta tierra, serías la última mujer con que yo viviría. Yemayá despechada por aquellas palabras cogió una canasta de mercancías y salió rumbo a la plaza donde grito a los cuatro vientos y a viva voz lo siguiente: todos ustedes para que sepan, ese al cual Orunmila le hizo Ifa y ahora se llama Ogunda Kete y que es muy famoso por sus mujeres y su poder, en mi tierra se llamaba Adekoyi y era maricón. Por lo cual Orunmila ha ofendido la tierra de este reino.
 
Comenzaron las murmuraciones de los habitantes de aquella tierra pues ya Ogunda Kete había consagrado a varios de sus congéneres, los cuales también habían sufrido la transformación del poder.
 
Orunmila enterado de aquello, llamó a Ogunda Kete y a sus ahijados y estando arrodillados ante él, les dijo: el poder que les di no se los puedo quitar, pero dos caminos les quedan en la vida: uno, no consagrar a más nadie de sus congéneres, pues todos los que consagren en la tierra Orisha Ifa serán araye… dos, si quieren conservar la vida nunca más pueden caer en su antigua falta y los llevó frente a Eshu, donde se hizo el gran secreto del sellamiento de Odidi (ano) para con eso quitar las murmuraciones que Yemayá llevó sobre Orunmila y sus ahijados.
 
Y aquí caemos de nuevo en las confusiones: Orunmila advirtió que “no consagrar a más nadie de sus congéneres, pues todos los que consagren en la tierra Orisha Ifa serán araye (serán vistos con malos ojos)”, pero ¿a qué se refiere con congéneres: no tener ahijados o no iniciar a otros homosexuales?
 
Si algún Babalowo valiente (y bien estudiado) se atreve, que nos aclare este punto, pero por lo pronto señalemos que esto tiene su origen en Cuba, ya que en la Nigeria yoruba ser gay está ridículamente penado y castigado con la muerte, mientras que la diáspora cubana presume tener una evolución favorable en la religión, afirmando que ya muchos iniciados en la Osha e Ifa son homosexuales.
 
Aún queda pendiente de aprobar (en Cuba, obvio), el acceso de mujeres a Ifa, la Sociedad Cultural Yoruba lo rechaza y el Templo Ifá Iranlówo lo autoriza, donde Yemayá está dejando oír sutilmente su opinión a partir del oddu Otura Iroso: las puertas de la casa de Orúnmila están abiertas para sus hijos e hijas y ninguno está impedido de cruzar el umbral.
 
4.
Volvamos a Yemayá y hagamos otras aclaraciones: se sabe que de ella nace la vida y la fertilidad, era la dueña del cementerio hasta que Oya y Shangó se lo quitaron con engaños, es la única propietaria de la riqueza material (NO es Oshún) y es la verdadera Orisha muertera (NO es Oya), y también representa la intelectualidad, decisiones justas y sabiduría, y en el extremo, el carácter voluble, arrogante, irracional y necio.
 
Sí, ello se ha dicho hasta el cansancio, al igual que esa estupidez de la diáspora cubana de que se le sincretiza con la Virgen de Regla, pero los religiosos de Osha e Ifa olvidan que sus castigos están cargados de justicia, que el mar no reconoce esquinas, que para nacer sus hijos primero deben pasar por el doloroso crecimiento de las espinas dentro de su alma, y por lo mismo, no la tienen nada fácil ante los retos del destino al que les condena a vivir.
 
“Necia”, se señaló antes, y sí, por eso Yemayá es responsable de que haya homosexuales en Ifa, y ello no es malo: en términos de moda ya se le reconocerá como una Orisha incluyente en los caminos de la diversidad, porque al final todos los seres humanos son sus hijos.

3 de noviembre de 2020

Atrás quedaron los años virulentos

Pixies ha tenido ya varias reseñas en este blog, así que no tiene mucho sentido contar su historia si no es para decir que la banda se formó en 1986 en Boston, se desintegraron en 1993 ante la falta de éxito, se reunieron en 2004 exclusivamente para dar conciertos, su bajista los abandonó en 2013 y solo hasta entonces comenzaron a grabar nuevo material… y tan tán.
 
“Tan tán” porque sus recientes grabaciones, “Indie Cindy”, “Head Carrier” y el nuevo “Beneath the Eyrie”, musicalmente quedan a deber, aunque creo que este último es el que menos entusiasmo ha provocado.
 
Decir que Pixies fue uno de los grupos más propositivos de los años 90s es algo que no se puede discutir, aunque a cambio recibió la indiferencia de la crítica y pocas ventas de discos, mas fue su separación la que los convirtió en una “banda de culto” para un público acostumbrado a no valorar lo que en su momento tiene en sus manos.
 
Y regresaron: Tras la traumática salida de Kim Deal vino la muerte de su sustituta Kimberly Shattuck, luego llegó Paz Lenchantin y comenzaron a grabar discos que, uno tras otro, se han convertido más en el trabajo solista de su líder Black Francis que el proyecto de una banda.
 
Ni que decir que la calidad de Black como compositor es indiscutible, más con el paso de los años al guitarrista se le nota más calculador que espontáneo, más en el reciclado que en el riesgo, más en el andar con tiento que tirarse a la aventura… más con el peso de la edad que soltando la imprudencia.
 
Su séptimo disco de estudio pretende ser una reivindicación de la ironía lírica, la distorsión, el underground, la disfuncionalidad de cada integrante del grupo y la búsqueda de energía que los caracterizó en sus inicios, pero convertidos ya en la metáfora, abusando de las guitarras acústicas y de la moderación cercana al pop, haciendo de la espontaneidad meros chispazos de lo que era un lisérgico sonido parido en un húmedo y oscuro garaje.
 
“Beneath the Eyrie” no es malo: la acidez del guitarrista Joey Santiago, la precisión rítmica de David Lovering y la paranoica voz de Francis siguen ahí, junto con las bien acopladas cuatro cuerdas de Lenchantin, pero ya no es lo mismo, apestan a refinamiento, a sonidos asépticos.
 
Podríamos imputar de esa pulcritud al productor Tom Dalgety (trabajó con Siouxsie, Royal Blood y Ghost), acusarlo de ser inglés y de no entender la música de las cloacas yanquis… culpemos a la banda por su edad o señalemos que el origen es la ausencia de la retorcida Kim Deal: el tema es que su música no prende.
 
Al llegar a la parte de “temas a destacar” tuve que pensarlo antes de decir ninguno, así que me armé de paciencia y saqué objetividad para recomendar “St. Nazaire”, “On Graveyard Hill” y “Long Rider”. Por lo demás Pixies destila dignidad (no podría ser de otra forma dada su leyenda), pero atrás, muy detrás, quedaron sus virulentos años.


26 de octubre de 2020

A propósito del Día de muertos ¿necesitamos de Eggun y Desencarnados?


para yenyok, ejemplo de evolución espiritual

 

1.

La Osha, el Espiritismo, Ifa y otras prácticas religiosas tienen en alta consideración a Eggun (entendiéndose como el linaje, los antepasados: familiares fallecidos) y a los Desencarnados (amistades e incluso difuntos ajenos).

 

En la Santería afrocubana, por ejemplo, se tiene la errónea creencia de que si no se atiende primero a Eggun antes de iniciar una coronación Yoko Osha, algo malo sucederá que podría llevar a suspenderla o incluso, provocar desgracias entre los participantes tras la ceremonia.

 

Su presencia en religiones fundacionales como la Yoruba se da a través de la Teja de Eggun en la Osha y con Orun en Ifa, en las existencialistas como el Espiritismo van a la Bóveda Espiritual, mientras en los cultos neopaganos como el Candomble, Vudú, Mayombre y Espiritualismo también se les atiende, pero al profundizar en ello su fin es el mismo que establecen los vivos con una deidad, entidad o cualquier energía suprahumana: una válida petición de ayuda o un soborno para hacer trabajos sucios.

 

Esto lo ejemplifican Santeros y Babalowos al usar lo que haya a la mano para solucionar (a cualquier costo), pero ¿realmente necesitamos de Eggun y los Desencarnados, existiendo opciones menos riesgosas (en términos karmáticos por el círculo viciosos petición-pago-consecuencia), y realizando otro tipo de obras para lograr los mismos resultados?

 

2.

Dentro de las explicaciones relacionadas con los clanes familiares se dice que Eggun tiene algo que expresar pues él, más que nadie, conoce cuáles son los karmas que debieron evolucionar los antepasados, y por lo mismo, puede guiar a las nuevas generaciones (las mismas viejas reencarnaciones), con “consejos” para no reincidir en errores y solventar los pendientes del linaje ¿pero objetivamente sucede así?
 
Habrá quien se jacte que por los Desencarnados logró una conquista amorosa, evitó la cárcel, provocó enfermedades, tuvo riqueza, asesinó, o en el extremo, solucionó una traba, salvó la vida, obtuvo un empleo, ayudó al prójimo o repelió al enemigo: suena coherente, pero el vínculo con ellos no se limita a tener un esclavo etéreo a modo para cualquier capricho, se trata de crecer ambos espiritualmente.

 

Recordemos: Eggun y Desencarnados son entes de baja vibración* por cuyos pendientes en vida no han pasado al siguiente estado evolutivo (etapa de confrontar y entender por lo hecho u omitido en vida, depurar y obtener el derecho a reencarnar), están en un plano espacio/tiempo en el que su existencia va a un ritmo diferente al nuestro, se vinculan con los vivos de manera intermitente, se mueven por recuerdos (de placeres) grabados en su plasma y por ello deberían trabajar a cambio de lucificación para trascender a su subsecuente nivel subjetivo.

 

3.

Sobre las muchas maneras de vincularse con los vivos, un Muertero me decía que el caso de Eggun puede ser patético si no se establece una comunicación adecuada: “imagina a los integrantes de una familia discutiendo, gritando e insultando al mismo tiempo, y uno de ellos es un sordomudo que manotea tratando de aplacar los ánimos… sin que nadie le haga caso”.

 

En el extremo de estos lazos, no conozco Espiritistas que rindiendo culto a sus muertos (vía un Altar o Bóveda espiritual), tengan una vida alegre, sana y sociable: los Desencarnados siempre marginan y condenan a la soledad, incluso llegan a ser intrusivos y manipuladores, así que ¿dónde está el beneficio de su presencia?

 

Sobre el particular compartiré un aspecto de una Consulta espiritual que me pidió una Aleya chilena, antes de consagrarse como Espiritista, un requisito en ella para coronar Santo: determiné que tras jurarse no se viera desnuda frente a un espejo si no quería verse acosada sexualmente por el guía de su Cuadro espiritual.

 

Los practicantes de Osha e Ifa afrocubano van más allá y caen en lo patético: le tienen pavor (injustificado) a Eggun, al grado de que no cuestionan sus trampas y les complacen cualquier capricho para seguir obteniendo sus dudosos (por inmorales) beneficios.

 

4.

Igual sucede con los practicantes de Palo Mayombe: tras hacer pacto con un muerto lo “meten” a un caldero convertido en Nfumbe para evolucionar a la par de ellos (en teoría), más la realidad es que el muerto corre el riesgo de convertirse en su esclavo o matón, al que se le encargan trabajos poco éticos a cambio de nada.

 

Destaca la relación que se establece entre Mayombero, Nufumbe y el pago que éste último recibe: si se trata de un religioso honesto sabe que sólo se le puede ofrendar flores, fruta, velas, oti, fula y menga (en casos extremos), más si le falta carácter preguntará al muerto qué desea, de ahí que se cometa el error de entregar whisky, antojitos, marihuana, cocaína, carne de puerco y demás de lo que disfrutó en vida.

 

Esto es básico para los sacerdotes Congos, pero vale la pena preguntarse: si su Nfumbe sigue apegado a los placeres sensuales, ¿cómo creer en sus consejos, tenerle la confianza de que no incluyen ecos de frustración, mentira, envidia, manipulación, coraje o la mezquindad con los que se comportó en vida?

 

5.

Así, ¿necesitamos a Eggun y los Desencarnados o son ellos quienes nos requieren?

 

Los muertos están “trancados” en un plano ajeno al nuestro debido a que aún tienen aspectos que progresar de su vida inmediata, mientras nosotros poseemos un destino que cumplir (actuando con sabiduría, sin manipular el entorno, pero previniendo errores en nuestra actitud). Si no han logrado trascender, ¿por qué deberíamos creer que “su opinión” es objetiva o sin cuestionar si con sus respuestas se venden como necesarios para vernos la cara?

 

Santeros, Babalowos y demás religiosos pensarán que lo que digan los espíritus es verdad pues tiene trabajo espiritual pendiente, así que no deberían mentirnos, lo que en teoría es verdad, pero no a todos les interesa la evolución (https://basurerodealmas.blogspot.com/2014/07/como-viven-los-muertos-3.html).

 

Ampliemos la perspectiva del tema remitiéndonos a los vivos: si los tiernos niños practican bullyng que llega al asesinato u orillan al suicidio, o si los dulces abuelitos falsean acusaciones que destruyen vidas con tal de descargar su odio contra la humanidad, ¿de qué serían capaces Eggun y Desencarnados si entre otras cosas ya no tienen nada que perder? ¿qué les cuesta decirnos lo que queremos oír?

 

Vamos al extremo: ¿conocemos a los muertos que metemos en la Bóveda espiritual? ¿no sucede que al morir un pariente se descubre que en vida era asesino, estafador, pedófilo o tenía otra familia? Sigamos con los excesos: ¿por qué la gente busca a personas con un don para librarse de “fantasmas” violadores (consultar el libro "Mi vida con los muertos").

 

6.

Finalmente, si el lector revisa la transformación de este blog, conforme mi esposa y yo seguimos estudiando al mundo espiritual, se dará cuenta que el culto a Eggun y los Desencarnados ha evolucionado de tal manera que “la adoración” a los antepasados está ya cercana a la indiferencia.

 

Veamos: cada año en casa se montaban ofrendas a los muertos con la finalidad de darles un remanso de paz a su transitar por el camino etérico, donde incluso llegamos a departir con ellos, más con el tiempo las conversaciones con los antepasados nos dieron algunas pistas que nos llevaron a cuestionar: ¿de verdad debíamos hacerlo periódicamente? ¿cada 1 de noviembre teníamos que hacer un ga$to con las ofrendas mientras ellos se aferran a no evolucionar, seguir en este plano, alimentarse de nuestra pena y ofrendas que les hagan recordar lo que fueron en vida, pero sin desapegarse a los placeres mundanos para trascender? 


Entonces, ante la falta de perspectiva sobre su propio destino ¿necesitamos de Eggun y los Desencarnados?

 

* esto no quiere decir que sean “malos”, solo que en términos evolutivos ocupan el escalafón más sórdido del mundo espiritual, incluso por debajo de los mal comprendidos “Demonios”.