1.
Este noviembre de 2020 debían arribar, sin prisas, dos fechas importantes:
la primera, el noveno aniversario del blog “Basurero de almas”, la segunda, la incomprendida
celebración del Día de muertos; la
inicial, obviamente llegará y para satisfacción personal, mientras que la
subsecuente se adelantó, para mal, desde el mes de septiembre: el más
violento cada año de la historia de este país por terremotos, crímenes del
narcotráfico y gestas históricas, lo que lleva a desfilar entre nosotros a muchos
de los desencarnados que han perdido la vida en tales hechos.
Resultado de lo anterior no me extrañó que comenzaran a llegarme mails de
videntes, médiums, espiritistas y muerteros preguntando por el exceso de fantasmas que "ya se ven en las
calles”, más fueron consultas desde otros países con el mismo tema que me llevaron
a confirmar que se trata de muertos enojados
tras ser asesinados por el COVID19 (por ser creación humana), quienes se niegan a irse
sin tener justicia.
2.
Es conocido que durante los nueve años de vida de esta web se mantuvo una vocación espiritual desinteresada (buscando evitar que gente de buena fe, buscando soluciones, fuera estafada por Santeros y Bablowos), intensión que luego se vio
trastocada tras ser retribuida exclusivamente con ingratitud.
Me detendré en la afirmación de “trastocada” para recordar el aviso relacionado con textos que ya están escaseando aquí, los de Santería
e Ifa abordados en cientos de entradas: esa alteración retrasó el ritmo de publicación de otros temas antes de que el destino
nos alcanzara, entendiéndose como el
destino ese en el que participan desencarnados furiosos que vagan por el
planeta.
Esta cuestión no es cualquier cosa: el equilibrio que originalmente debía
haber en la Tierra, entre la existencia de vivos y
muertos (en realidad una convivencia basada en lo que los puristas llamarían equilibrio energético), se ha roto gravemente y tendrá repercusiones espirituales terribles para las que no existe una solución global.
3.
Regresando al tema de la demora en la difusión de ciertas entradas, en concreto con los
desencarnados y la ruptura del periodo que permite su presencia para celebrar la “fiesta del Día
de muertos”, están pendientes los siguientes títulos:
a) Implicaciones espirituales detrás del COVID19 (revelaciones sobre la
pandemia en una reunión celebrada entre importantes Curanderos, Chamanes y
Espiritualistas de la Ciudad de méxico).
b) ¿Necesitamos de Eggun? (cómo intervienen los desencarnados en nuestras
vidas).
c) Ofiuco (inicio de una temporada de malignidad que afectará la actitud
humana a partir del 1 de octubre del 2020).
d) Nunca se termina de aprender con los muertos (¿por qué no se van?).
Si bien los textos en su conjunto cuentan con información que daría
un panorama general de a qué pesadilla muertera nos enfrentaremos, insisto, con tanto
desencarnado encabronado, su difusión seguirá con el calendario establecido.
Quiero destacar el contenido del texto del inciso a), ya que en dicha
reunión Curanderos, Chamanes y Espiritualistas abordaron temas como el origen
del COVID, cifras reales sobre sus millones de víctimas, escenarios a corto
plazo, y lo más interesante: ¿por qué si alguien abrió lo que uno de ellos
definió como “Las puertas del cielo” para que esas almas desalojen el planeta, no se han ido?
4.
Sí, sé que muchos lectores que llegaron a este punto de la lectura se cuestionarán que
si la decisión es hacer públicos los textos en sus fechas originales, entonces ¿por qué publicar esta entrada?
Simplemente para hacerles saber que la sobrevivencia (ante el COVID19 y otras pandemias aún por llegar, incluyendo
mutaciones, plagas, guerras, fenómenos naturales y demás), no pasa por la invención de una vacuna
para preservar nuestra raza: la salvación (esa que tantos hipócritas afirman merecer creyéndose buenas personas), será exclusivamente individual y dependerá de la manera en que cada quien incremente
su vibración espiritual, misma que les protegerá de virus y desencarnados. Así de sencillo.
5.
Aparte de lo ya señalado les comparto que a título personal me aburre tener la energía muertera rondando en todos los rincones del planeta, pero más
en mi recámara, cocina y baño, y no solo porque presagia situaciones negativas
que muchos desconocen cómo manejar, sino porque quienes no necesitamos de la presencia de desencarnados nos
obliga a emprender acciones para no vivir con incomodidades, sin tener vela en el entierro, lo cual me da mucha flojera.