para adrián
1.
-Propongamos - dijo Gilberto,
así que él y Jorge enlistaron nombres (que iban de lo ridículo a lo patético),
hasta que me aburrí.
-“Los autores del cambio” -
planteé.
-Suena pretensioso – protestó Gilberto.
-Me gusta – dijo Jorge.
Y como desde un principio
acordamos que todo se definiría por votación, mi propuesta ganó: había nacido un
grupo de rock integrado por Gilberto en la guitarra y voz principal, Jorge en
la batería y segunda voz y yo en el bajo y coros.
2.
“Los autores del cambio” fueron
disfuncionales desde su origen: Gilberto amaba la cannabis, estaba obsesionado
con el jazz y era tímido (en realidad hipócrita); Jorge era deportista,
idolatraba el speed metal e hiper-violento; mientras que lo mío la cerveza, era
acérrimo escucha de blues y destacaba por extrovertido.
Ensayábamos en casa de Gilberto,
mientras cada quien tenía prioridades: él a sus clases en el conservatorio y su
taller de torno, Jorge a su empleo y sus incansables romances y yo a trabajar,
estudiar y aprender a vivir con el don muertero. Tras un año pasamos de
analizar y copiar canciones de Yes, Pink Floyd, Rush, Tangerine Dream y Genesis
(aunque en secreto yo soñaba con Deep Purple, Foghat y Uriah Heep), a componer
temas propios orientados al electro-jazz-rock ¿?
3.
Un viernes llegamos a casa de Gilberto
y lo descubrimos tonteando con un sintetizador. En cuanto me vio lo señaló y
puso un banco de madera frente a él, cogió su guitarra, me explicó cómo tocarlo
y nos pasamos el resto de la tarde improvisando algo parecido al “space rock”,
mientras Jorge trataba de acoplarse a las exigencias del recién autodeclarado líder.
A partir de ese día nos
enfocamos hacia un nuevo sonido, donde entre otras cosas mi papel como bajista dio
paso al de tecladista, aunque no por ello dejé de insistir en que lo mío era pulsar las cuatro
cuerdas, y por lo mismo, no podíamos olvidarnos
de nuestro concepto original: un trío.
Ni que decir que fui ignorado
por Gilberto, ante la indiferencia de Jorge, ocupado en conquistar a su
hermana, mas para acallar mis inquietudes a veces tocábamos algunos temas de los grandes como Pink Floyd.
4.
Cierto sábado Jorge no llegó
al ensayo, así que Gilberto propuso comprar unas cervezas y meternos a su
recámara a escuchar discos. Fue obvio que era un pretexto, pero valió la pena: mientras
yo bebía él encendió un cigarro de marihuana aprovechando cada ocasión para
soltar el humo en la cara de su gato, quien en unos minutos estaba intoxicado y
sin despegar la mirada del tornamesa.
Cuando él consideró era
prudente hizo sonar “Wish you were here”, me entregó una guitarra acústica,
cogió otra y me fue explicando nota por nota los sonidos que extraía David Gilmour de su guitarra. Repitió el disco un par de veces mientras me enseñaba a
tocar algunos pasajes y destacaba los teclados. Al terminar la tercera escucha,
me miró a los ojos y me dijo (textual): “Pink Floyd no toca rock progresivo… y
“Wish you were here” es un blues bien hecho”.
Como se dice vulgarmente: aquella
breve clase de música me voló la tapa de los sesos y me hizo apreciar el rock
desde otra perspectiva.
5.
Seguimos ensayando por meses
más hasta que una tarde de otoño Gilberto informó que daríamos nuestro primer
concierto. Si bien su anuncio nos emocionó, en lo personal me aterroricé:
¿tocar ante un auditorio?
-¿Acaso no nos hemos preparado
para eso? – me cuestionó.
-Sí, pero…
-Yo no los he estado metiendo
a mi casa por altruismo – me interrumpió.
-¿Con quien vamos a tocar? –
intervino Jorge para silenciar mis inquietudes.
-Arturo Meza* – soltó ufano.
-¿Vamos a tocar con ese
pendejo? – protesté y aquello hizo que Gilberto me mirara con odio (Arturo
nunca me gusto, ni cómo músico ni persona, pero eran amigos y Gilberto le
manifestaba perversa devoción: nunca imaginé que mi opinión hacia su “ídolo” rompería
para siempre nuestra amistad).
-No importa, así tendré
oportunidad de conocer a Germán Bringas** - traté de suavizar la tensión.
-¿Cuál será el repertorio? – le
insistió Jorge con tal formalidad que me resultó antipático.
-Todo y nada, seguiremos
ensayando y ese día les enlistaré los temas: un buen músico debe estar
preparado para todo – dijo con malicia.
6.
Aquella tarde-noche de finales
de noviembre fue el debut y despedida de “Los autores del cambio”. Antes de
subirnos al escenario Gilberto nos recomendó que más que un concierto,
pensáramos (y tocáramos) como si fuera un ensayo más, sugerencia que resultó
positiva. Nunca nos dio la lista de los temas que tocaríamos, sino que nos lo
fue informando conforme hablaba ocasionalmente en el micrófono o con las
primeras notas que extraía de su guitarra.
Obviamente la actitud del
público fue indiferencia, pues iban a ver y escuchar a Arturo Meza, más se
animaron un poco cuando el último tema que tocamos fue “Money” de Pink Floyd,
para lo cual dejé los teclados y cogí el bajo.
Nadie nos pidió otra. Detrás
del escenario Gilberto propuso quedarnos al concierto de Arturo, más antes de
decir nada Jorge avisó.
-Cabrones, dejo a la banda: lo
que ustedes tocan son mamadas y lo mío es el heavy - se dio media vuelta y se
fue.
Gilberto quedó estupefacto, levanté
los hombros, agarré mi bajo y también me fui olvidándome de mi intención de
buscar a Germán Bringas.
7.
Más o menos un años después Jorge
me buscó para invitarme a tocar el bajo en una banda llamada “Blues boys”,
enfocados a tocar blues urbano ¿?, en la que duramos algunos meses y que en
nada se parecía a la que su cantante Antonio Lira (con quien nunca congenié),
haría famosa años después.
Con Gilberto coincidí más
tarde a través de su hermano Guillermo, un escultor influenciado hasta la
náusea por H. R. Giger: mi examigo había dejado la cannabis y era fanático del
vodka, aunque seguía tocando la guitarra… en la soledad de su recámara.
Al mismo tiempo Jorge formó su
legendaria banda “Blackthorn”, con quienes tocaba death-metal y grabó 5 discos.
Fui durante años asiduo a sus conciertos y en algún momento me invitó a su
local de ensayo donde solíamos interpretar viejas canciones de blues y de paso
me enseñó a tocar la batería.
8.
En mis tiempos universitarios
organicé fiestas en mi casa que se hicieron legendarias porque se tocaba solo
reggae y circulaba el ron sin discreción.
A una de ellas llegó
Guillermo… con Gilberto, quien en un par de horas se emborrachó, dijo que el
reggae era basura, señaló que yo era malísimo tocando el bajo y resucitó mi comentario
sobre Arturo Meza. Obviamente lo saqué a empujones de la casa para no golpearlo
cuando pasó a los insultos y su actitud amenazaba con interrumpir la cadenciosa
fiesta.
9.
Ironías de la vida: no
recuerdo a quién le vendí mi bajo cuando necesitaba dinero para comprar unos
libros en la etapa final de mis estudios universitarios.
* músico, cantante y escritor (dicen), que ha
incursionado en diversos géneros como el rock sinfónico, progresivo y rupestre.
** saxofonista virtuoso y músico de
acompañamiento de Arturo Meza.
Tal como ofrecí les presento una actualización de lo
señalado en el texto “Se vienen tiempos oscuros”, publicado en el mes de julio
de este 2021.
Voy a parafrasear a los médicos cuando dicen Me
gustaría dar buenas noticias, pero no es así. Si bien algunos de mis conocidos
Espiritualistas, Curanderos, Santeros, Paleros, Rabís y Angelólogas dicen que
el periodo de energía negativa ha concluido, también amistades Chamanes,
Videntes, Babalowos, Tarotistas, y obvio su servidor, opinamos todo lo
contrario.
Y no se necesita ir lejos: vean su entorno y díganme si
la gente ha dejado hacer cabronadas… o pendejadas, pero esta vez iré un poco
más lejos y dejaré un breve catálogo de predicciones en las que coincidimos
varias amistades (incluyendo el tema de la mezquindad humana), para dejar claro
que las cosas no van bien.
Por desgracia a la energía que está exacerbando lo peor
de la gente debemos agregar que de aquí a fin de año se presentarán fenómenos
naturales que si bien tendrán sus epicentros en el oriente del planeta, no por
ello sus efectos dejarán de sentirse en varios países y méxico no será la
excepción, aunque ello no provoque mayores adversidades.
Noviembre se verá desbordado por la presencia de
desencarnados en las celebraciones del “Día de Muertos”, lo cual será bastante
negativo en la vida cotidiana (https://basurerodealmas.blogspot.com/2020/10/el-covid-rompio-el-equilibrio-entre.html).
El COVID19 sigue activo y encontrará en este último
trimestre del año el entorno ideal ante el consumista, etílico y festivo
diciembre, para hacernos regresar a la cruda realdad de las defunciones masivas
a partir de enero de 2022, aunque los gobiernos sigan ocultando que la muerte
de infectados va en aumento.
Mas la cereza en el pastel en esta recta final de 2021,
obvio, será la maldad, pero no del vecino ni del desconocido, sino de la propia
estirpe. Si alguien me niega que en las últimas semanas, o quizá meses, al
interior de la familia no se han dado las peores traiciones o conflictos que
pudieran existir en el ambiente donde en teoría podríamos vivir tranquilos, entonces
no es originario de este planeta.
No conozco a nadie de mi abundante circulo social y/o
familiar que no haya tenido o esté atravesando por algún problema con padres,
hermanos, hijos, sobrinos, parientes cercanos, lejanos (me incluyo), y aunque
en su momento ya hubiesen sido superados, algo se ha roto para siempre o ha
dejado la confianza, el respeto y la solidaridad resquebrajados, porque para la
malevolencia no hay nada mejor que tener al enemigo en casa, acechándonos.
Sí, para que exista la malignidad se necesita quien la
anide, y el ser humano es el recipiente ideal para hacerlo, lo lleva en los
genes, por ello reitero algunas sugerencias aunque enfocándolos al núcleo
familiar:
No discutir.
No contradecir a nadie.
No intentar dañar, pese a que se tenga la razón.
No violentar la dignidad.
No busquen venganza.
No presten dinero.
No intenten resarcir las pérdidas jodiendo a la familia.
No roben, difamen, mientan, engañen, calumnien ni
agredan.
No guarden objetos ajenos.
No se burlen de las desdichas ajenas.
Reitero: reflexionen antes de actuar.
Espero no tener que publicar otra actualización sobre
este tema, y que los dos meses y semanas de vida que le quedan a este 2021 los
vivan con inteligencia, no solo para prevenir problemas con familiares que no
tienen la suficiente evolución espiritual para comprender el origen de sus actitudes
mezquinas, sino también para que ustedes no caigan en el juego de este oscurantismo
del que aún no está claro cuándo terminará.