1.
Me contactó por mail y su solicitud no tenía
nada de especial: solicitaba la atendiera para contactar con el alma de su madre.
La dejé pasar pues para eso existen los médiums, además de que lo mío ya es desatenderme
de lo que tiene que ver con el mundo espiritual: hay cosas más divertidas que
hace, mas ella insistía enviando mails cada semana, mínimo.
Llegó un punto en que iba a marcar sus correos
como spam, más la tarde en que lo haría recibí una llamada de Tania, Mayombera
y vieja conocida nuestra, pidiéndome atendiera a su amiga, la persistente autora
de mails.
—Es íntima mía —
quiso presionarme.
—Me vale una fumada si te
acuestas con ella — advertí.
—No seas cabrón — protestó — me
refiero a que Rosa y yo nos conocemos desde que éramos niñas — y agregó — soy
Yaya… no puedo ser gay.
—¿Por qué los religiosos buscan
chantajearme para que atienda a sus amigos? — me quejé, pero tras un par de
minutos de ruegos acepté más que nada porque con videncia descubrí que el caso
era interesante.
2.
Llegué puntual al “Café Levanta
Muertos” (¿ironía de Rosa?), ubicado en la colonia Del Valle, lugar que propuso
y donde ya estaba esperándome, lo cual siempre es una mala señal pues deja
claro que la persona cree que lo suyo merece más importancia en la vida que
cualquier otra cosa.
—¿Rosa? —pregunté pese a que
habíamos acordado que para identificarla ella llevaría un (irritante, para mi
gusto), vestido color morado.
—¡Hola Rachid! — saludó efusiva,
pegó un brinco, salió a mi encuentro y me besó en la mejilla.
—Hola — respondí y de inmediato
sentí aversión por ella: no me gusta besuquearme con desconocidas, así que en
lugar de sentarme a su lado lo hice en la silla de enfrente.
—Te recomiendo el café capuchino
y el pay de queso con salsa de zarzamora — dijo en el momento en que la mesera
se acercaba.
—Un café americano y pastel de
zanahoria — la ignoré pensando que el extremo de “amor a primera vista” podría
ser “repulsión a primera vista.
3.
—Tu blog me gusta mucho, sabes
mucho de Santería y temas espirituales.
—Me lo dicen todo el tiempo —
bostecé.
—Supongo, por eso me dijo Tania que
no me anduviera con formalidades ni adulaciones, pero no sabía por dónde
empezar.
—Comenzaste mal, entonces.
—Y también me dijo que eres un
cabrón.
—No lo soy, para mi la gente
cabrona es la que va por el mundo buscando cómo joder al prójimo — aclaré — y
eso no es lo mío, al contrario, me caga que “me toquen los cojones”, como dicen
los españoles.
—Entonces habría que buscarte un
sinónimo de cabrón.
La observé y confirmé su
antipatía, lo que se acentuaba por su pretenciosa vestimenta y joyería, su
chillona voz, a la cual agregaba un alto volumen al hablar que la dejaba al
borde del grito, pero lo más irritante era que se notaba que vivía bajo una eterna
dosis de simpleza mental.
4.
—Mi madre murió hace un año —
comenzó…
—Deja descansar a los muertos —
la interrumpí.
—No puedo — dijo y sus ojos se
humedecieron — tuve una mala relación con ella y quiero que hagamos las paces
antes de que…
—Sí, antes de que tú también
mueras… ¡mierda!, ¿por qué no lo hiciste en vida?, ¿por qué te arrepientes
hasta ahora?
—Ya tuve el honor de escucharte
decirlo…
—¿Qué…?
—“Mierda”… lo escribes mucho en
tu blog y en tus libros cuando aceptas consultar a gente en alguna cafetería… y
suena taaan sexy.
5.
—He leído en varias páginas web que
cuando un familiar querido muere sientes su presencia — siguió — da señales de
que está contigo.
—Si no la sientes es que no
quiere saber nada de ti — me adelanté.
—Ante la indiferencia de mi mamá Tania
me consultó con su Nfumbe, pero su respuesta fue confusa.
—Ya te lo dije, estará enojada — bostecé
de nuevo — sería mejor que lo dejaras así porque es capaz de aparecerse para
buscar venganza… y no creo que quieras conocer a un desencarnado encabronado.
—Busqué a una Médium y dijo que
no podía contactarla — me ignoró — luego con una Espiritista e indicó que no
respondía a sus invocaciones.
—Vaya — en cuanto dijo eso, ahora
sí, captó mi atención.
—Un par de estafadoras: no
consiguieron traerla y aun así me cobraron.
—Vaya — repetí.
—Eso de “vaya”, también suena sexy — señaló.
—Cuéntame sobre los aspectos más
importantes de la vida de tu madre y por qué se llevaban tan mal.
—Tania me dijo que eras vidente —
protestó.
—Mierda, ¿por qué la gente
siempre se queja de lo mismo?, ¿por qué todo el tiempo debo aclarar que cuando
hago preguntas es para abrir puentes astrales y empezar a ver el trasfondo del problema?,
lo digo en mi blog, así que si lo has leído, cómo dices, deberías de saberlo.
—Dices mierda de una manera tan sensual — dijo mordiéndose el labio
superior — deberías escribir poesía erótica en lugar de libros sobre espíritus
chocarreros.
—Una insinuación sexual más, me
levanto y me voy — amenacé.
6.
—¿Qué explicaron la
Espiritista y la Médium?
—Lo que te dije: la primera que mi
madre no respondía y la segunda que no era posible contactarla — repitió y,
enojada, agregó — cabronas.
—Fíjate bien lo que haremos: vas
a poner tu mano izquierda encima de la mesa y voy a poner la mía encima, pero
no empieces con que eso también es sexy
— amenacé.
Hizo lo que le pedí y en un par
de minutos descubrí el motivo por el cual nadie viera a la muerta.
—Tienes las manos muy suaves —
señaló.
—Mierda, te lo advertí — avisé e
hice el intenté de ponerme de pie, más me tomó del brazo para impedirlo.
—Bromita — dijo fingiéndose apenada.
—¿A qué te dedicas? — sentí
curiosidad por la manera tan espontánea con que reaccionaba.
—Soy locutora de radio, ¿no te
dijo Tania?, ¿no me reconoces? — dijo dirigiendo su rostro hacia al ventanal
para destacar con la luz del atardecer no-sé-que de sus facciones: así como era
guapa era odiosa.
—No escucho radio ni veo
televisión.
—Te felicito: vives en la
ignorancia sobre lo que sucede a tu alrededor.
—Leo unos 7 u 8 periódicos
diarios, aparte de revistas y algunos blogs, así que ignorante no soy… no me
gusta que me digan qué pensar, porque eso hacen las locutoras, como tú,
pasteurizar información para ser consumida sin cuestionar, crear opinión
pública y desvirtuar la realidad.
7.
—Curioso, tus ojos a veces se ven
color verde y otras café — dijo sin venir al caso, recargando sus dos brazos
sobre la mesa.
—Te tengo malas noticias — la
ignoré de nuevo — ni la Espiritista ni la Médium eran estafadoras ni “cabronas”,
tuvieron razón, el espíritu de la que te parió no está, lo que no te avisaron
fueron los motivos…
—¿Tú también? — me interrumpió
lanzando su cuerpo hacia atrás.
—… y nunca, nadie, jamás, podrá
contactarla — agregué — así que deja de pagar por algo que nunca conseguirás,
mejor arrepiéntete de tus pecados… puedes irte en paz, tu consulta ha terminado
— avisé, saqué mi cartera, cogí un billete para pagar mi consumo, lo puse sobre
la mesa, me levanté y salí de la cafetería.
Comencé a caminar hacía una
esquina para tomar un taxi que me llevara a mi casa, más en menos de lo que me
imaginé Rosa me había alcanzado para plantarse frente a mi.
—No puedes dejarme así — protestó
y me la imaginé haciendo ese tipo de dramas a su novio — ya sé que mi madre no
está, murió, ¿pero de qué carajos hablas?
—Ese “carajos” suena taaan sexy — me burlé.
—Explícate.
—No tengo por qué hacerlo, no me
pagaste la consulta, ni el café ni el pastel, por cierto, bastante mal, así que
no estoy obligado a nada contigo.
—¡Eres un cabrón!, no sé cómo es
que tienes las manos tan suaves — gritó y varios transeúntes me miraron con
desaprobación — explícame.
—No lo entenderías.
—¡Dime! — demandó de nuevo.
—Tu madre volvió a su lugar de
origen, ya no está aquí ni en ningún plano espiritual que conozca ningún simple
mortal — contesté.
—¿Me puedes dar tu autógrafo? —
intervino una jovencita que de inmediato recordé estaba sentada en una mesa a
lado de nosotros, ofreciéndole una pluma y un libro abierto en la primera
página.
Rosa la observó con odio y yo me
adelanté a reprobar con la mirada cualquier majadería que se atreviera hacerle,
quien, estaba claro, había vencido una gran timidez para acercarse.
—Claro, dame tu nombre — dijo la
locutora recobrando la compostura, tomó la pluma, escribió una extensa
dedicatoria y devolvió el texto.
Tras aquello unas cinco personas
rodearon a Rosa con la intensión de conseguir el mismo trofeo, aunque algunas
habían presenciado la escena y me miraban con odio.
—¿Quiere que llamemos a una
patrulla pa’que se lo lleven? —
ofreció una mujer obesa.
—Cabrón — secundó otra,
esquelética y ojerosa.
—Misógino — me acusó un tipo gay.
—Olvídese de él, usted merece
algo mejor — insistió la rolliza — mejor deme su autógrafo y lueguito nos tomamos una selfi.
—¡No te vayas! — exigió Rosa
garabateando, ya sin fijarse, cuanto libro o pedazo de papel le acercaban.
—¿Acaso no tienes dignidad, “manita”?
— intervino el gay — deja que el marico
ese se largue.
Más gente comenzó a juntarse por
el escándalo (y por tratarse de la famosa locutora), así que aproveché para escabullirme.
Rosa hizo el intento de seguirme, el gay trató de contenerla, ella lo abofeteó
y ello cambió la situación. Alguien pidió una patrulla mientras acusaba a la
locutora de homofobia.
8.
—¿Así que es cierto? — preguntó
mi esposa tras narrarle lo sucedido.
—Sí, pensé que nunca atendería un
caso como ese.
—Entonces Zaarah tenía razón.
—Me temo que sí — acepté mientras
recordaba la conversación en la que nuestra amiga espiritualista nos explicó
ese tipo de posibilidades.
—¿Lo “temes”? — me inquirió — es
impresionante adquirir conocimiento de ese tipo, ¿por qué en lugar de
explorarlo te preocupa?
—¿Por qué está sucediendo?, ¿por
qué algunas almas están regresando a su lugar de origen?, ¿porque evolucionaron
espiritualmente, cumplieron con sus 12 reencarnaciones mínimas o porque a este
planeta ya se lo cargó la chingada y nos tocará bailar con la locutora de radio
más fea?
—¿Viste con videncia a su mamá? —
preguntó mi esposa entre risas.
—Sí, es impresionante hasta dónde
puede llegar el don.
—¿Y…?
—La señora, su espíritu… cómo te
diré… quizá la frase exacta para describirla es: “se veía feliz”… así que seguro
ni se acuerda de Rosa.
—¿No hablaste con ella, entonces?
—Iba a hacerlo, pero me di cuenta
que su pasado como ser humano ya no existe… así que no tiene, puede y ni debe
acordarse que lo tuvo.
En Génesis 1:26-27, el libro de
los orígenes, incluido en La Biblia, se señala:
26.
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;
y ejerza[a] dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre
los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la
tierra. 27. Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó.
Sin embargo, el propio ser humano se
ha encargado de desvirtuar esa creación y se ha convertido en un vulgar
garabato que, a estas alturas de la historia universal, ya nada tiene que ver
con esa imagen ni mucho menos con la semejanza.