1.
Al final acepté la
invitación de G: le había dado evasivas para ir a un taller cuyo ponente (lo
llamaré M) es uno de los principales representantes europeos de las creencias
espirituales de mi amiga, así que cuando avisó que nuestra asistencia sería gratuita
no encontré más pretextos.
La convocatoria fue tal
que hubo necesidad de abrir una segunda jornada, que fue a la que asistimos, y
aunque no hubo lleno total como en la primera, calculo que se cubrió el 70% del
auditorio.
Días antes vi en youtube algunos
de sus talleres (dados en perfecto español), me atrajo la coherencia de su
discurso (en términos de explicación y contenido), y la humildad con la que
asume su misión.
2.
Llegamos al auditorio y deambulé
para percibir el ambiente (me enteré que M sólo llega a méxico cuando visita
América, de ahí que los asistentes provengan de otros países), mientras mi
esposa conversaba con G hasta que ante la insistencia de mi amiga fuimos de los
primeros en entrar.
M (cerca de los 70 años), alternó
la teoría y la práctica para fortalecer su exposición, y fue en esa parte en
donde ratifiqué que la gente no tiene idea de hacia dónde encaminar sus
inquietudes espirituales.
Un ejercicio fue la
regresión a vidas anteriores para entender la reencarnación: la experiencia fue
diferente a lo que yo había manejado con videncia, pues la terapia no se
controlaba y el destino hacia el pasado fue aleatorio. Al terminar M nos pidió compartir
nuestra experiencia.
- amado maestro – comenzó
una mujer con un vestido gris – quiero decirle que yo no sentí nada con la meditación, pero estoy muy feliz de
conocerlo en persona y deseo de todo corazón acercarme a usted para abrazarlo y
estrechar su mano porque su luz divina es maravillosa - M asintió y pidió otra participación.
- ¿qué le pasa a esta loca?
– dije a mi esposa – pidió compartir qué vimos,
no hacer declaraciones de amor - siguieron tres anécdotas (desagradables o con finales trágicos) comentarios y
preguntas ajenas a la solicitud de M.
- maestro – saludó otra
mujer – ¿@@@@@, hacemos @@@@@, si @@…
- ¿por qué hablas en otro
idioma? – la interrumpió – es una falta de respeto para los presentes – señaló
con firmeza, pero sin perder la calma.
- esto es irritante – me
quejé.
- ¿cuál fue tu regresión?
– preguntó ella, se la conté y propuso – deberías compartirla: nadie ha dicho
nada parecido.
- no pelearé por el
micrófono – y señalé las docenas de manos se alzaban no para contar su
experiencia, sino para hacer preguntas necias.
Tras otras opiniones M siguió
con su conferencia hasta que avisó que haría una pausa de media hora, más le
fue impedido retirarse cuando un grupo de mujeres se lanzó sobre el estrado
para pedir “la firma del libro”, la bendición” o “el consejo”, por lo que el
receso se prolongó.
Al regreso M propuso otro
ejercicio con la finalidad de limpiar nuestros caminos de energías negativas,
para después invitar de nuevo al personal a compartir sus experiencias.
- maestro – comenzó una
sudamericana – mi esposo y yo seguimos por años sus enseñanzas porque nos dijo
que el estudio en pareja fortalecía el matrimonio, pero él hoy no está aquí –
comenzó a llorar – nos hemos separado y quisiera saber ¿por qué no se cumplió
lo que usted ofreció?
- las personas van y vienen
en nuestras vidas para dejarnos experiencias, él ya estuvo contigo y te dio un
aprendizaje, ahora vendrán más personas para hacer lo mismo al igual que tú has
participado en la existencia de otros… pero eso no significa que tendrás otro amor
– dijo mientras ella lloraba a mares sin atender a la explicación.
- ¡maestro, maestro! – gritó
una mujer al micrófono: era la obsesiva de gris – estoy enferma de diabetes y
se me sube la presión arterial – dijo chillando y babeando el micrófono -
necesito que me ayude porque quiero ir al pueblo donde nació: me dicen que hay
9 sabios enterrados a los que se les puede pedir en la madrugada tras hacer…
- ya hace unos minutos
estuviste conmigo – la interrumpió – me platicaste tu enfermedad, te dije qué
debes hacer, me pediste mi bendición y te la di: ¿por qué no dejas que ella trabaje en tu salud? – y cedió el
micrófono a un hombre que durante la pausa había entregado tarjetas donde se
traducían conceptos gay en polaco.
- hola, le informo que fundé
una asociación en donde estudiamos sus enseñanzas y llevamos a la práctica esta
hermosa religión…
- esta no es una religión
– lo interrumpió M.
- bien, su sabiduría – dijo
el hombre tras aclararse la garganta.
- no es sabiduría ni es mía:
es conocimiento escrito en el cielo.
– correcto – carraspeó
nervioso – le pregunto: ¿cómo puedo atraer más fervientes para que su palabra se
difunda más y cambiemos al mundo?
- no necesitas constituir
centros de enseñanza, nadie te lo ha pedido ni se necesita – advirtió M – lo
que debes hacer es crecer espiritualmente tú solo, ser mejor persona, cambiar
tú y con eso le basta al planeta - tras lo cual dio por terminada esa sesión de
participaciones.
- ya entendí por qué trae
guardaespaldas – dije a mi esposa – para evitar que este tipo de maniáticos se
le acerque.
Tras media hora M concluyó
la exposición y avisó que haríamos un último ejercicio: dio las instrucciones,
comenzamos y tras unos 10 minutos pidió a los participantes contar su vivencia.
- saludos maestro – dijo
una joven – constituí un refugio para perros y quiero saber si hago lo correcto
con mi vida – dijo mientras su compañera se calzaba un gorro con largas orejas y
el logotipo de su albergue, sacaba la lengua, juntaba las manos, imitaba a un can
sediento y movía su trasero a manera de cola – y también necesito que me diga
si…
- una pregunta por persona
– la paró – estás haciendo dos: ¿le vas a robar su oportunidad a otro de los
asistentes? – y volteó hacia otro lado.
- queridísimo maestro universal
– dijo a todas luces ama de casa – en esta última meditación sentí una energía
muy bonita, como si una luz blanca bajara del cielo, entrara por mi cabeza y
llenara mi cuerpo de chispitas que me cargaban de paz y felicidad – M no
comentó nada.
- hola – saludó una mujer ensortijada
en oro – en la meditación me dieron un mensaje: no sé si fue un maestro ascendido o un arcángel, pero el apocalipsis está por
llegar y usted será el encargado de instruir al elegido para enfrentar al mal.
- hay confusión en tu
cabeza, no voy a guiar a ningún elegido, el apocalipsis NO existe como lo
visualizas: ese cataclismo que mencionas es en realidad una guerra entre el hemisferio derecho de tu
cerebro, que acumula la espiritualidad, y el izquierdo, que anida lo material y
que hoy por hoy rige tu vida - tras decir esto se levantó, mas por un micrófono
un hombre gritó.
– ¡falto yo, falto yo!
– tramposo – dijo M
perdiendo por instantes la paciencia, regresó a su silla, recuperó “las formas”
y lo observó.
- querido maestro: quiero decirle que soy muy
espiritual - y recalcó - yo soy un hombre demasiado espiritual, pero al
tratar de hacer sus meditaciones siento piquetes
en la cara que no me dejan concentrarme… ¿qué me sucede?
- traes energía negativa
que debes eliminar: antes de meditar lávate la cara con agua fría – señaló y se
despidió mientras la psicópata vestida de gris corría hacia el estrado gritando
– “maestro, no se vaya, espéreme”.
- vámonos – dije con hartazgo,
mas G se plantó frente a nosotros.
- habrá una recepción para
M – avisó.
- gracias, pero no –
decliné – estoy avergonzado de tanta estupidez.
- será diferente – me dio
la razón: parecía acostumbrada – estaremos
en privado – puso los boletos en mi mano y se alejó. Mi esposa me observó e
intuyó que algo tramaba. Busqué a la trans-canina y le entregué un boleto,
después fui hasta donde estaba la psicópata de gris, le di el otro y con eso
dejó de gimotear.
- ¿por qué lo hiciste? - me
preguntó mientras caminábamos hacia el auto.
- hay personas que merecen
ser regañadas en público, pero en privado los reprimendas se convierten en
verdaderos correctivos.
- ¿lo dices con videncia?
– preguntó, me reí y dijo – G no te lo perdonará.
- al contrario: le gustará
la lección que recibirán ese par de poseídas.
3.
- podría fingir que estoy
enojada – dijo G días después por teléfono, con ese sosiego adquirido desde que
conoció a M – pero está claro que las dos mujeres necesitaban una llamada de
atención.
- era la intención – me
justifiqué…
- por otro lado es una
lástima que hayas desperdiciado la oportunidad de convivir con M… es un gran
tipo – señaló.
- no lo dudo, de hecho
admiro su paciencia ante la patética actitud de la gente... fue vergonzoso…
espero que esas locas no lo hayan molestado mucho.
- fueron invitadas a
retirarse 5 minutos después de haber llegado.
- ¿y eso? – sentí
curiosidad.
- se liaron a golpes
cuando trataron de acaparar la atención de M.