La Santería
y el Palo Mayombe siempre ha estado presente de manera indirecta en la obra de Leonardo
Padura (La Habana, octubre de 1955), al igual que otro escritor cubano, Pedro juan
Gutiérrez, de ahí que sea un reincidente en este blog.
Padura es
escritor, periodista y guionista, famoso por sus libros sobre el detective Mario
Conde, la novela “El hombre que amaba a los perros”, los galardones recibidos por
su obra, entre ellos el “Premio Princesa de Asturias de las Letras” y por la serie
de tv “Cuatro estaciones en La Habana”: una adaptación de cuatro novelas sobre el
investigador.
En “La transparencia
del tiempo” rescata al detective y además aborda el tema de la Santería con una
perspectiva interesante: desde “afuera”, en tercera persona y como causal de vicisitudes
que afectan la vida de un grupo de individuos obsesionados por Yemayá, representada
en una Virgen de Regla tallada en madera negra.
Sobre el
tema religioso señala: “no puedes recibir
ninguna deidad en la santería cubana si no estás bautizado en la iglesia católica.
Eso es algo que a los curas los horroriza, pero no les queda más remedio que bautizar
a la persona que se presenta. Aunque sepan que lo están bautizando para una ceremonia
en la cual van a recibir a Yemayá”.
“La transparencia…”
es una novela de ruptura del estilo de Padura, de la que advierte: “no creo en Dios, soy agnóstico”, y a partir
de ahí sus personajes tienen un quiebre en muchos sentidos, como Bobby, un militante
marxista que deja el comunismo, rompe ideológicamente con el castrismo, se declara homosexual, se inicia en la Santería y es el origen de un baño
de sangre al que a Conde le toca poner fin.
La novela
no gira alrededor de la usual vida del detective: resolviendo un caso mientras recorre
las derruidas calles de La Habana, con sus habitantes desesperados, entre tragos
de ron, sus amigos, su relación sentimental y esa necesidad de buscar una moneda
que le permita (como millones de cubanos) meterse un bocado en el estómago.
Leonardo
tampoco usa su estilo descriptivo, pese a que incursiona lúcidamente en una Cuba
decadente de la que poco nos había hablado: utiliza el libro y a su personaje para
plasmar sus conflictos existenciales relacionados con la inevitable cita de cumplir
60 años.
Sin
embargo, Padura se da tiempo de presentar a los seguidores de Yemayá como
fieles devotos que en ocasiones llegan a los límites del fanatismo puro, lo
cual, guste o no a los practicantes de la Osha dentro y fuera de la isla, es
una indiscutible realidad, por lo que en algún momento debió cuestionarse si su
novela debió llamarse “La transparencia de Yemayá”.
Temas
aparte, el tema principal de la “Transparencia del tiempo” es la edad, de ahí
que durante las entrevistas para promover el libro mencionara: “hemos llegado a un punto, los 60 años, en el
que somos demasiado viejos para reciclarnos en la Cuba presente y futura, pero demasiado
jóvenes para morirnos” … “somos una generación
abandonada los que rondamos los 60 años, los hijos se nos fueron. Y nos quedamos
con nuestros padres nonagenarios, a los que tenemos que ayudar porque tienen unas
pensiones de 10 dólares al mes”.
Y hace del
detective esas ansias: “el lector se va a
encontrar con un Conde que, a los 60 años, es más maduro, más sensible, con temor
a sufrir heridas”. Ojalá ese aspecto hubiera quedado con una pincelada, pero
la mitad del libro se va en manifestar terror a la vejez: “pudo haber sido perfectamente una novela policial de 250 páginas, que hubiera
escrito en un año, pero no hubiera significado el reto que fue … creo que estoy,
como el mismo Mario Conde, lamentando tener 60 años”.
Así de reiterativo
el discurso sobre la edad, lo que permite darle razón de que pudo quedarse en 250
páginas y ser perfecta, ya que centrándonos en la trama policial y los interesantes
apuntes que hace sobre la Santería (ese planteamiento de la ignorancia con que la
gente se inicia en la religión es implacable), tendríamos otra gran novela del autor
cubano, pero todo queda en un parco ejercicio literario.
Leonardo
Padura, La transparencia del tiempo, 448 págs. Tusquets Editores, 2018
Desde que tuve la fortuna de encontrar este blog, casualmente buscando respuesta al tornado de acontecimientos que está lectora comenzó a vivir después de recibir mano de Orula con el signo de Ogbe She comencé a leer cada uno de los blogs desde el primero al último, a veces paro por un tiempo cuando no siento que de verdad vaya a comprender o mi vida está un poco agitada ( por no decir hecha un desmadre) para después de un tiempo regresar y seguir disfrutando de esta lectura tan amena y que a tantos a incómodado ,tal vez no soy una lectora que lee el blog en cuanto es publicado, pero siempre vuelvo esta vez despues de un año retomando justo donde me quede la última, saludos !!!
ResponderEliminargracias por tus comentarios, anónima... me emocionan...
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