22 de diciembre de 2023
7 de diciembre de 2023
La Santería me dejó en la miseria
—No — casi siempre responden, ufanos.
—¿Cómo conseguiste este?
—Por suerte… — dicen, pero rara vez aceptan que mintiendo, ofreciendo favores sexuales, por recomendación, sobornando, traicionando al amigo o haciendo brujería).
—¿Y por qué vas a despreciar a esa suerte que te dio un trabajo, si aún no te ofrece una nueva oportunidad?
—…
24 de noviembre de 2023
El presidente mexicano ofendió a sus Chamanes
En
el año 2018 Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegó a la presidencia de méxico
con un capital político impresionante: ganó con 63.5 % de los votos y obtuvo
mayoría en ambas cámaras legislativas, causando revuelo en el planeta al ser acusado
por la prensa, radio y tv mundial como “populista, nacionalista y socialista”, advirtiendo
que en breve seríamos una catastrófica réplica de Venezuela. Su
victoria fue vista desde una óptica diferente por los mexicanos, destacando los
pueblos originarios, quienes creyeron las promesas que el presidente electo hizo
sobre “dar atención especial a los pueblos indígenas”. Es
así que el 1° de diciembre de ese 2018, en la plancha del Zócalo lleno de
seguidores, se realizó la ceremonia de entrega a AMLO del llamado Bastón de
mando de manos de Carmelina Santiago y Longino Hernández, delegados de 68 pueblos
indígenas, originarios y afro-mexicanos más importantes del país, quienes le hicieron
comprometerse a “mandar obedeciendo al pueblo”. Para
aquellos que aún creen la leyenda de que los españoles erradicaron la mexicanidad (tras el genocidio de
indígenas para saquear a su gusto las riquezas naturales, tesoros culturales y
espirituales del país), les tengo noticias: en cuanto se tuvieron las primeras
noticias del exterminio, numerosas tribus nombraron “Guardianes” (de sus respectivas
culturas milenarias), mismos que hasta la fecha las mantienen intactas gracias
a sabios Chamanes (no olvidarse de esto al continuar con la lectura). Así,
el hecho de que la principal Coordinadora de los pueblos indios hiciera pública
su confianza al nuevo presidente, habló de un hecho sin precedentes no solo por
ser la primera vez que un gobernante mexicano lo recibe, sino porque lo
reconocieron como su “auténtico líder”. Para
los interesados: el ritual para entregarle el Bastón de mando tuvo más
actuación que respeto a las tradiciones indígenas, lo cual se aprecia en el
incumplimiento del primer acto (se lleva a cabo durante el equinoccio de
primavera), antes de llegar a la ceremonia principal, tampoco se aludió al tema
de la reconciliación entre culturas (fundamental para los indígenas), y en
algunas partes se incluyó a Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa, cuando la
ceremonia atañe en exclusivo al nuevo mandatario. Lo
anterior no quiere decir que el rito carezca de validez, mas como en muchas
tradiciones ancestrales, hay formas obligatorias que deben cumplirse y no abusar
del fast track rápida ni caer en la
doble moral. Si
acaso Andrés Manuel, tras 5 años como presidente, cumplió su promesa de “dar
atención a los pueblos indígenas”, es algo que no se abordará en este texto,
pues más que cuestionar su palabra empeñada lo que destaca en este contexto es
algo más grande que no cumplir una promesa: realizar una ofensa. Todos
saben que AMLO es un político astuto, lo que no lo hace un buen gobernante, algo
que ha quedado en evidencia al no ocultar su ególatra proyecto transexenal para
concretar sus reformas estructurales y administrativas necesarias para hacer realidad “el país ideal que dibujó en su
cerebro”, y para conseguirlo está imitando a presidentes que ya lo intentaron
antes, como Porfirio Díaz Mori y Plutarco Elías Calles, para lo cual es
necesario dejar a un sucesor ignorante, mediocre y dócil. Así,
por ejemplo, si Porfirio Díaz se alternó en la presidencia con Manuel González
y Elías Calles manipuló a Emilio Portes Gil, Andrés Manuel, tras un amañado proceso
de elección interna en su partido MORENA, como primera etapa seleccionó a Claudia
Sheinbaum Pardo. La
segunda etapa que evidenció sus ansias fue transferir el Bastón de mando a la
que, asegura, será su relevo, entrega que no tiene validez tradicional porque
López Obrador no es Chamán, no representa a los 68 pueblos indígenas, solo fue depositario
temporal del bastón, no consultó con nadie la trasferencia y ni mucho menos es
vocero de los 127 millones de habitantes del país. Para
acallar las protestas por la manera fraudulenta en que Claudia fue impuesta
como candidata, AMLO intentó imitar el espectáculo con el que lo recibió, montando
una escenografía en la que ni siquiera cumplió con el requisito de realizarse
en el Zócalo, celebrándolo en el restaurante-bar “El Mayor”, en el Centro
Histórico de la Ciudad de México, en donde además convirtió el Bastón de mando tradicional
en el Bastón de mando de la Cuarta Transformación (¿?). Tras
la nueva actuación, el líder indígena y Chamán Santiago Ortela Sarmiento, representante
de los 68 pueblos indígenas, reclamó a AMLO haber cedido el Bastón de mando a Sheinbaum sin
el protocolo tradicional, acusando que la entrega representó: “a los 68 pueblos
originarios de México mediante una ceremonia sagrada olmeca, el primero de
diciembre de 2018, en la Plaza de la Constitución, al inicio de su mandato
como presidente de la República mexicana”. Ortela
acusó que el báculo: “no es cualquier instrumento y no se debe usar, como he
visto en las redes sociales, sin el consentimiento de los guardianes de
las tradiciones sagradas. Es una ofensa para nosotros”, aclarando que: “se debe
regresar mediante un ritual sagrado para cerrar el ciclo a los representantes
que se lo entregaron en tiempo y forma”. Reiteró
que el bastón: “es un instrumento sagrado de conciencia, una conciencia para
llevar al ser humano a una conciencia evolutiva para vivir en paz y en armonía
con nuestra madre naturaleza. El bastón debe sacralizarse pidiendo permiso a
los abuelos de las tradiciones sagradas, a los guardianes del universo y los
centros ceremoniales ancestrales”. Indignado
puntualizó: “Ahora que culmina su mandato, el cetro sagrado deberá
colocarse en una vitrina especial dentro de Palacio Nacional. La persona
que asumirá el mandato del nuevo ciclo recibirá el bastón de igual forma
cumpliendo con la ley de reciprocidad de nuestra cultura, dar y recibir
agradeciendo a los guardianes de las tradiciones sagradas”. AMLO
se defendió diciendo que no transfirió el mismo bastón que le fue otorgado, afirmando
que el nuevo: “Me fue entregado por
una comunidad, no quiero mencionar de qué región, etnia, cultura. Pedí la
autorización para que ese mismo bastón lo entregara yo a quien ahora dirige nuestro
Movimiento. Y me lo autorizaron, no lo mandé a hacer. Me lo entregaron en una
comunidad indígena”. Está
afirmación es de risa loca, cuestionable en muchos sentidos y da pie a
preguntas que, obvio, López Obrador no respondería porque su estilo es precisamente
hacer lo que se le antoja sin dar explicaciones a nadie. Sí,
aceptemos que tiene razón cuando afirma que no es el mismo bastón que él
recibió que el que entregó a su sucesora: el suyo tiene con un reptil
rodeado por un marco con dientes, mientras que el de ella posee
un ave con un diseño circular, pero es su afirmación lo que hace evidente
que la trasferencia fue una farsa para adelantarse en su obsesión de imponer a
Claudia mientras al mismo tiempo realiza movimientos de piezas que está haciendo
en su muy particular ajedrez político. Más
allá de esto y de los sucesos que ocurran en el país antes del 2 de junio de
2024, día en que se realizarán las elecciones presidenciales, la tercera fase
del plan de AMLO será realizar una elección de estado donde hará todo lo
posible para imponer a Claudia como presidenta entre las que se puede incluir
un fraude electoral. Regresemos
a los “Guardianes” señalados en el inciso 2: en el medio chamánico se tiene claro
que la ofensa de AMLO no se limitó a los 68 pueblos originarios de México, incluye
a los Depositarios de las culturas milenarias, pero además, lo que para
nosotros es una ofensa común, para ellos “es un insulto, un agravio, no solo
para todos aquellos (indígenas o no) que durante siglos han caminado sobre
estas tierras y contribuido a la conservación de la milenaria espiritualidad de
este país”. En
la cosmogonía chamánica prehispánica se coincide en afirmar que la Tierra es un
ser vivo, con conciencia y a la que no le es ajena lo que hagan o dejen de
hacer sus habitantes. Las
creencias indígenas afirman que “los tiempos del planeta y la justicia son
diferentes a los que han establecido los seres humanos para tratar de controlar
todo aquello que le rodea”, de ahí que los Chamanes mexicanos hasta ahora solo
hayan hecho pequeños señalamientos tras sentirse ofendidos y traicionados por López
Obrador, dejando en “La madre tierra” lo que ella decida para limpiar el
agravio. Tratándose
de los herederos de la riqueza espiritual de este país, la discreción de los
Chamanes debería ser más preocupante que cualquier reacción virulenta con la
que estamos acostumbrados a tratarnos entre los mexicanos, porque lo poco que
digan no debería minimizarse, como el hecho de que definan a Claudia Sheinbaum
Pardo como la nueva Malintzin (o La malinche, estereotipo de traición para la
mayoría de los mexicanos), no solo por ser de origen extranjero, sino por su
actitud ignorante, débil, mediocre y dócil ante los caprichos de AMLO. Lo
que siga para Andrés Manuel López Obrador es una incógnita, pero no se
necesitan más de dos milímetros de cerebro para darse cuenta que la sucesión
presidencial se le está complicando, la estabilidad del país se le está yendo
de las manos, y, sobre todo que los cimientos de su proyecto de nación pueden ser derrumbados tal como hizo el huracán
Otis con Acapulco, lo cual, entre otras cosas lo estarían orillando a canalizar
recursos para su reconstrucción, dinero que él ya tenía contemplado repartir
entre “los pobres” para comprar su voto a favor de la Malitzin en las
elecciones de 2024.
5 de noviembre de 2023
Acapulco
1.
—¿Qué opinión tienes sobre lo que sucedió en Acapulco? — me interrogó Alejandra mientras su marido colocaba ante mí
la segunda cerveza de la tarde.
Mi esposa y yo habíamos aceptado la invitación del
matrimonio a comer aquel 2 de noviembre, aprovechando que era día de asueto en
todo el país.
—¿A qué te refieres? — cuestioné su ambigua pregunta — ¿Al
huracán Otis que arrasó con la bahía Punta Diamante o a los 2 terremotos que
ocurrieron al mismo tiempo y que la prensa minimizó al definirlos como “temblorcitos”?
—A todo… por ejemplo una explicación espiritual — atajó.
—“No te desesperes demasiado si ves que se destruyen cosas
hermosas, si las ves perecen. Porque las mejores cosas siempre están creciendo
en secreto” — dijo Jorge, su esposo.
—Vaya, jamás imaginé que podría encontrarme en este país a
alguien que citara a Ben Okri — exclamé emocionado, sin embargo, a su mujer aquello
no le interesó.
2.
Mucha tinta ha destilado numerosos analistas por la
“destrucción” que provocó el huracán Otis en Acapulco. No suelo ponerles
atención porque la mayoría destila una cizaña contra el actual gobierno de
izquierda, en la que la mayoría, por suerte o desgracia, se quedan cortos al
momento de acusarlo o defenderlo.
Por suerte hay excepciones como la de la escritora Sabina
Berman, quien publicó un texto titulado “Otis, la mentira de Loret, la gente”, en
el que si bien no se adentra en el tema de la mezquindad humana, relata cómo la
sencillez de la sabiduría indígena le permitió salvar la vida ante los embistes
del fenómeno meteorológico.
Hay otros, como el historiador Héctor de Mahuelón, que
siempre pone el acento donde debe ir cuando se trata de evidenciar la sordidez de
los mexicanos en momentos de desgracia.
En su escrito titulado: “Acapulco, el Apocalipsis de una
ciudad”, afirma: “En Acapulco vino
primero la devastación del huracán. Ahora está en marcha la de la rapiña. Se
llevaron hasta la silla del mostrador, dice un hombre frente una miscelánea
completamente saqueada. Walmart, Coppel, Sams, Soriana, Elektra. Todas tienen
los vidrios rotos. La gente sigue buscando entre los anaqueles vacíos y algunos
cargan incluso con los anaqueles vacíos. La avalancha cayó sobre Home Depot y
Office Depot. Fueron saqueadas tiendas de empeño. Un centro de distribución
Telcel está ahora completamente vacío. De los Oxxo, no quedó uno vivo: por la
noche, en la Zona Diamante, alguien fue a avisarle a una patrulla de la Guardia
Nacional que tres hombres se estaban llevando incluso la caja fuerte”.
Días después, Mahuelón señala en otro texto: “En las largas horas de parálisis
gubernamental, la rapiña vació Acapulco. Hoy, frente al panorama de
tiendas y negocios completamente saqueados, y con casi la totalidad del
puerto en absoluta oscuridad, decenas de colonias y fraccionamientos están
poblados de fogatas y barricadas. Es el escenario de una película futurista …
Los vecinos han tenido que organizarse para impedir que las muchedumbres que
deambulan por el puerto buscando qué saquear lleguen hasta sus domicilios …
hacen guardia las 24 horas, armados con palos, tubos, machetes, linternas”.
3.
—La gente recibe a cuentagotas comida y agua, tiene hambre
y sed — quiso justificar la mujer los saqueos repitiendo, sin cuestionar, el
insulso discurso de la radio y la televisión.
—Coppel es una tienda que vende muebles y ropa — protesté —
Home Depot y Office Depot artículos de oficina, Elektra electrodomésticos y Telcel
teléfonos celulares. Nada de lo que ofrecían esos comercios es comestible, pero
para los mexicanos todo lo que resulte de una explosión, terremotos, actividad
volcánica, incendios, inundaciones, derrumbes, accidentes, contaminación con
sustancias peligrosas, avionazos e incluso por sabotajes, es la mejor
oportunidad para robar.
—Comienzo a entender tu opinión sobre el desastre.
—No te la he dado — aclaré y mostré a Jorge mi botellín de
cerveza vacío.
4.
Jonathan Ruíz escribió “¿Pero
queremos que Acapulco vuelva a lo de siempre? El turismo ya no da. Hasta ahora
parte de su gente fue tentada por actividades delictivas y en los montes de
Guerrero hay familias que siembran plantas para producir opioides”.
Pablo Hiriart, de quien no comparto sus opiniones y nos
hemos enfrascado en rudas polémicas, señaló: “Otis develó, de manera terrible, las consecuencias de una suma de
errores garrafales en la conducción del país, que no llamaban la atención
porque no se hacían tan visibles como ahora. Dejar hacer y dejar crecer a los
grupos criminales, e incluso brindarles protección, los fundió con las
autoridades estatales y municipales. Son una y la misma cosa. En cada región o
municipio guerrerense manda el que tiene más pistoleros y es más salvaje”.
Mientras que Luis Carlos Ugalde advirtió: “Salvar a Acapulco es salvar a Guerrero de la
ingobernabilidad. Si no se atiende el futuro económico de la entidad, puede
haber estallidos sociales. Guerrero ha sido escenario de problemas sociales
agudos en las últimas décadas, desde la guerrilla de los años setenta hasta
Aguas Blancas, Ayotzinapa y el control cada vez más férreo del crimen
organizado”.
5.
—¿Y…? — reiteró en su provocación.
—¿Has leído la novela “Huatulqueños”, de Leonardo da
Jandra?
—Sabes bien que no me gusta leer — recordó Alejandra — a este sí — señaló con innecesario desdén
a su esposo, quien ocasionalmente publica cuentos cortos sin asumirse como
escritor profesional.
—Trata sobre cómo las ambiciones de los inversionistas
turísticos, solapados por el gobierno, pasan por encima del respeto a la
naturaleza.
—Huatulco está en Oaxaca.
—Lo que narra sobre Huatulco es un ejemplo de lo que
sucede en las grandes reservas ecológicas que tenían las costas del país, en la
década de los ochentas, donde en unos pocos años se destruyeron miles de
hectáreas selváticas para construir complejos turísticos.
—Lo tuyo es darle vueltas a un tema cuando no quieres
responder.
—Si lo hiciera ya estaría mareado — me burlé — te estoy
dando elementos para que entiendas mi
respuesta — ironicé de nuevo.
—¿Eso de la novela en Huatulco qué tiene que ver? —
cuestionó — la gente está sufriendo en Acapulco.
—Ya casi llego a la esquina donde tienes toda la vida
esperándome — me embromé otra vez — el área afectada por el huracán Otis corresponde
a la llamada “Punta Diamante”, la zona más
nueva y con mayor inversión del puerto de Acapulco, la cual incluía hoteles,
complejos residenciales, villas privadas y condominios de lujo, así como deportivos,
centros comerciales y restaurantes propiedad de políticos y empresarios que no
respetan nada con tal de obtener dinero.
—¿Entonces…? — insistió en sonsacarme.
—Tienes que saber diferenciar entre quiénes son los perjudicados:
¿los millonarios que vieron afectadas sus inversiones o las 200,000 personas que
trabajaban en el sector turístico con bajos salarios o en el comercio informal?
—¿Me vas a responder? — me cuestionó con desespero
—Para hacerlo prefiero remitirme a las fotografías que
publica la prensa sobre la zona siniestrada. Son de hoteles convertidos en cascarones,
pero con millonarios seguros que cubrirán hasta el último peso que se requiera
para reconstruirlos: de esas imágenes es de lo único que se habla, no de lo que
se vive detrás del monte, como escribió atinadamente Sabina Berman en su
reseña...
—¡Carajo contigo! — gritó.
—… así que ante tan contradictorio escenario — dije con su
misma ambigüedad — debo decirte que comparto el comentario del Papa Francisco cuando
dijo estar “Profundamente apenado por las víctimas del huracán Otis en Acapulco”.
Alejandra me miró con suspicacia y permaneció en silencio
hasta que soltó una de esas risitas que insinúan haber “entendido” algo que no significa
nada bueno ni mucho menos correcto hacia el interlocutor.
—Yo sólo esperaba que explicaras por qué Dios se ensañó
con los habitantes de Acapulco, pero al contrario, me hiciste recordar una
frase: “Al final resultó que no es la vida la que me quedaba grande, fuiste tú”
— se burló.
—Es el efecto
que provoco — respondí antes de que me diera un ataque de risa por la seriedad
con la que se tomó nuestra conversación.
Me miró con extrañeza al tiempo que su esposo la veía con
dureza, ella se puso de pie, fue a la cocina, volvió con más cervezas y avisó
que en breve “el pozole” estaría listo. Mi esposa fue tras ella para ayudarle
con los preparativos.
6.
Varias cervezas después, mientras comíamos, Alejandra
volvió al tema.
—Te lo preguntaré de otra manera: ¿por qué Dios se
enfureció con los habitantes de la costa de Acapulco?
—No se enojó, Dios es simplemente es un cabrón al que le
gusta ensañarse con la mayoría de los seres humanos — contesté y solté una
carcajada.
—Eso no es gracioso — protestó.
—Si no tienes sentido del humor, obvio no lo será.
—Es la última vez que te pido me des una explicación
espiritual.
—Espiritual no la hay, bueno, sí, ya te la dije, Dios es
cabrón, pero no necesitas tratar de entender lo que él haga o deje de hacer contra
nosotros, vete un poquito más abajo, al nivel de los mortales: antes de
construirse Punta Diamante se realizaron estudios sobre el impacto ambiental y
el cambio climático que provocarían las obras, no solo en esa parte de la
costa, sino en todo el país, pero el gobierno y los empresarios desdeñaron las
advertencias. Así que no puedes culpar a Dios, sino a la corrupción y la
ambición de la gente…
—¿Qué tipo de recomendaciones? — se interesó.
—A partir de escenarios los investigadores sugirieron
fortalecer lo que llaman infraestructura de anclaje para evitar daños a
construcciones y derrumbes que podría provocar el golpe de olas de hasta 10
metros, deslaves, vientos excesivos y obviamente lluvias tempestuosas…
—Pero… — quiso interrumpirme.
—… también propusieron obras para proteger redes de
electricidad, gas, agua y telefonía — la ignoré — así como montar un sistema de
alerta temprana para tomar decisiones, pero los corruptos funcionarios y los
empresarios ambiciosos se negaron a escuchar, así que ellos son los verdaderos
responsables de lo hizo el huracán Otis.
—Pero…
—Ahora bien, si tú, Alejandra, quieres una frase
espiritual como respuesta a esta mal llamada catástrofe natural, te diré: “Nunca escupas al celo”.
—¿Y los terremotos de los que nadie habla?
—Fácil, un aviso de lo que viene, Acapulco es un reflejo
de todo México.
22 de octubre de 2023
El altar de muertos no es una ofrenda
Como sucede semanas antes del ceremonial del “Día de muertos”, suelo recibir mails con preguntas sobre su significado, cómo atender a los desencarnados durante los tres días que dura “su visita” y otros detalles que siempre trato de responder a través de textos en el blog.
Sobre el tema en particular se han publicado numerosas entradas, entre las que destacarían:
https://basurerodealmas.blogspot.com/2020/10/a-proposito-del-dia-de-muertos.html,
https://basurerodealmas.blogspot.com/2016/10/el-dia-de-muertos-no-es-una-celebracion.html
e incluso
https://basurerodealmas.blogspot.com/2019/10/dia-de-muertos_30.html.
Sin embargo, en estos días recibí correo electrónico de una lectora que me preguntó por qué un altar dedicado a los difuntos debe incluir tres niveles, mientras en otro, un lector, me interrogó sobre si es lo mismo montar un altar en casa y llevar ofrendas al cementerio.
2.
Interesantes preguntas.
3.
Acerca del cuestionamiento de la lectora diré no debemos olvidar que culturalmente nuestro país es resultado de una traumática simbiosis que hicieron los españoles al conquistar y colonizar méxico, de ahí que muchas prácticas religiosas se fusionaran para dar pie costumbrismos que perduran hasta nuestros días, como es el festejo católico “Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos” y tradiciones como la creencia ancestral en “Los 4 destinos”, “Yohualcalco” o en la práctica de ceremonias como “La comida de las ánimas”, "Danza de los diablos", “La Alumbrada”, “El levantamiento de sombra” o el impresionante “Limpia de Huesos”.
Lo anterior es necesario para explicar por qué un altar de muertos bien montado tiene 2 o 3 niveles (7 para los que saben su significado esotérico tras la evangelización de los indios), lo cual tiene un origen indígena (originalmente iba desde 5 hasta 9 capas o regiones).
Si se trata de 2, es porque se representará la separación entre la tierra y el cielo, lo humano y lo espiritual, por decirlo de una forma sencilla;
Si se hace con 3 es porque se simboliza la tierra, el limbo y el cielo;
Si se hace con 7 se alude a las siete puertas del alma que debe abrir el espíritu de la persona para salir del “purgatorio” (también llamado “limbo”) y poder tomar consciencia de su nuevo estado etérico.
Obviamente, si el altar consiste en 3 categorías, pero se quiere representar los 7, las ofrendas que se colocarán en el primero serán las siguientes:
- Tratándose de las espirituales (herramientas que usarán durante su transición espiritual como cruces, inciensos o agua), en la base se incluirán las 3 primeras de los 7 niveles.
- Con respeto al segundo se ofrecerán las dádivas (aquellas que degustaban en vida como alimentos, pan, bebidas, tabaco y dulces), y contendrán los siguientes 2 de las 7 jerarquías.
- Finalmente, en el tercero se pondrán las representaciones de los antepasados, necesarias para su lucificación (fotografías u objetos personales), mismo que contendrán los 2 últimos de los 7 rangos.
Las veladoras pueden colocarse en cualquier nivel, pero el número de ellas siempre debe ser en múltiplos de 3 hasta llegar al total de 9.
Si alguien opta por montarlo con 9 niveles, es porque sabe que se deben considerar otros aspectos para la distribución, como el motivo de la muerte del antepasado y que para quienes no sean familiares (como el caso de amistades), también deberán un orden.
Es fundamental recalcar lo siguiente: desde hace unos 5 años los mexicanos, dados a alterar practicas espirituales a partir de caprichosas ocurrencias, han incorporado a sus mascotas en el altar del Día de muertos, (a través de fotografías, juguetes, correas y demás), lo cual no debe hacerse bajo ninguna circunstancia (ya volveré al tema en la siguiente entrada), so pena de hacer del ceremonial un encontronazo kármico.
El uso del cempasúchil debe ser el siguiente: una vez que se ha deshojado la flor naranja (representando al sol, esto es la luz) se usará para formar los caminos y paralelo a ellos, por dentro, la de color morado, que servirá para mutar su transición espiritual. Sobre este punto también es esencial que en altar se queme copal como parte de una purificación del astral de los antepasados.
4.
Quedando claro que montar un altar y la colocación de las ofrendas y demás objetos debe hacerse por etapas y bajo un orden preciso (por ejemplo, colocar las imágenes de los fallecidos en el nivel superior conlleva, entre otras cosas, elevar su nivel vibracional), todo en su conjunto convierte al baldaquín en un portal dimensional, ¿o por dónde cree el lector que llegan (y se irán tres días después) los antepasados una vez que hayan degustado de las atenciones que preparen sus familiares?
En este sentido, sobre la duda del lector diré que su pregunta es más interesante de lo que se cree, y para contestarla me remitiré de nuevo al tema del altar.
Si el altar es un portal dimensional que requiere de una preparación especial, imagine el lector los peligros que conlleva montar uno en un cementerio, riesgos por lo cual recomiendo ampliamente leer la apertura de portales que hizo el ocultista Aleister Crowley a través de rituales mágicos llamados ”Trabajos de Amalantrah”.
Así, ¿qué tipo de entidades creen que entrarían a nuestra dimensión si se abren portales en un cementerio? Un altar activado en una casa conlleva una finalidad en concreto, razón por la cual se tiene control sobre él, pero fuera de la casa adquiere otras connotaciones sobre las cuales su manejo se puede salir de las manos.
Es entonces que la respuesta es NO se deben montar altares en un panteón, aunque sí se pueden entregar ofrendas sobre las tumbas siempre y cuando se eviten en números de tres y dejando por fuera, obvio, el número 9.
Si se llevan flores que sean blancas (de preferencia claveles) y si se ofrenda cempasúchil, que sean color naranja, en ramo y nunca se deshojen. No se lleva alimentos preparados por los familiares y en lugar de veladoras usen velas, entre las recomendaciones principales.
5.
Ahora, ¿qué sucede con los vivos y los desencarnados si no se cumple, por llamarle de alguna manera, con estas exigencias (al montar el portal), entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre?
Mucho, pues el Día de muertos es un ritual en el que se mueven energías que, aunque no las percibimos ni manejamos adecuadamente, dejan amarres sueltos, fragmentos de esa baja vibración, que lejos de liberar del peso a los desencarnados por su condición etérica, no solo los atan más a los vivos, sino que incluso pueden convertirse para ellos en obstáculos y enfermedades hasta el siguiente año, en que muertos y vivos se reencuentren.
Si bien esto no impide que nuestros antepasados se presenten para “disfrutar” de su ceremonial, atraídos por la tristeza y el dolor de los vivos que aún los extrañan (recordemos que las emociones son energía y esta se convierte en “luz”).
Sobre esto, escuché decir a un Muertero durante el ceremonial que realizan los moradores de San Andrés Mixquic, en Tláhuac, y al que asistimos en 2022: “los antepasados se buscan un lugar para mantenerse vigentes, mientras que los vivos siempre consiguen ofrecerles uno”.