1. El
Curandero Felipe sirvió otra ronda de tragos, brandy con refresco de cola,
luego de traer más botana. La
noche había caído aquel sábado, era la cuarta tanda y yo sabía que después de
la tercera me compartiría alguna insólita historia sobre sus andanzas en el
mundo espiritual. —Hace
como un mes vino un hombre. Me dio la impresión de que esperó instantes antes
de las siete de la noche para tocar el timbre y ser el último en ser
consultado. —Vaya. —En
cuanto lo vi supe que no era una persona común y corriente, pero tampoco sabía
decirte quién o qué era en ese momento. —No
entiendo — dije a mi tío, mientras el ambiente oscuro que caracterizaba su casa nos rodeaba en silencio. —Sí,
era especial. Tenía dones, pero no sé cómo definirlos. Quizá era un poderoso
Chamán con la virtud de Nahual… o un experimentado Espiritualista… o Psíquico…
o Mago. —¿Trabajaba
en un circo? — dije a manera de broma, pero a cambio me miró con dureza. Decidí
callarme porque si mis indiscreciones le quitaban el buen humor por los tragos,
podía dejar de contarme su anécdota. —No
era ilusionistas ni prestidigitador — reiteró el regaño — los magos de antes,
aquellos de origen persa que incluían elementos de babilónicos como la demonología,
además de ocultismo, adivinación, alquimia, gematría, astrología y todo lo que
puedas imaginar, lo conjuntaron en una palabra: magia — agregó al tiempo que yo
ya estaba tomando nota de sus palabras en una libreta. —Vaya. —Me
contó una historia extraña — dijo Felipe. 2. Los tres hombres
estaban tranquilos, pese a tener sus pistolas a la mano y listas para disparar.
Uno de ellos estaba recargado en la cabecera, el otro sentado en la piecera y
el último frente a ellos acomodado en una silla. Consumían ron y aspiraban
cocaína de vez en cuando, lo cual, decía uno de ellos, evitaba que se durmieran
sus sentidos. Estaban esperando la
llamada telefónica de su jefe para deshacerse del líder de una banda rival que
comenzaba a disputarles algunas esquinas en la colonia Lindavista para la venta
de “su” droga. Y aquello era una afrenta imperdonable. Así como entró salió
sin que nadie se percatara de su presencia. Describió la escena, dio
ubicaciones y volvió a la habitación del motel. Luego, todo fue muy rápido: el
hombre tiró un vaso al piso, se rompió, los tres matones se distrajeron
volteando para ver que había sucedió sin saber que era la señal de lo que
vendría. La puerta se abrió violentamente para dar paso a cuatro hombres que de
inmediato vaciaron los cargadores de sus metralletas sobre ellos. El mago observó cómo
las balas se incrustaban en sus cuerpos mientras a él simplemente lo
atravesaban para incrustarse en el respaldo del sillón y luego en la pared. Un
hombre más entró, les dio el tiro de gracia para luego todos desaparecer por la
misma puerta por la que entraron. Salió, sin prisa, mientras
los otros iban apresurados. Bajaron las escaleras, llegaron al estacionamiento,
subieron a una camioneta, que ya los esperaba con el motor encendido y se
largaron. Una vez abajo se plantó ante la ventanilla de un auto donde un
sicario mal encarado lo esperaba. En ese momento el copiloto sacó una pistola
de entre sus ropas con intención de dispararle, sin embargo, no se escuchó
detonación alguna, pues el brazo de uno de los tipos que viajaban en la parte
trasera abarcó su cuello y comenzó a apretarlo hasta asfixiarlo. No tenía
derecho a dispararle pese a la antipatía que se manifestaron mutuamente desde
la primera vez que el sicario lo amenazó para que hiciera “ese trabajo”: usar
sus dones para acabar con su enemigo. El piloto ni
siquiera se molestó en voltear a ver el recién estrenado cadáver y miró al mago: —Ya nos dijiste
quiénes eran los matones que estaban buscándome, ahora solo falta que localices
a su jefe para que hagamos lo mismo — dijo observándolo con desprecio y dijo
agregó — ya nos volveremos a ver. —Eso no sucederá, y
no vuelvas a cruzarte en mi camino — advirtió. La mirada de
desprecio del traficante se convirtió en odio, intentó sacar una pistola de
entre sus ropas más en ese momento numerosas y amenazantes sombras se colocaron
a sus espaldas, provocándole el peor de los sustos de su vida. Colocó el arma
entre sus piernas, sacó un fajo de billetes, se los ofreció y él los recibió
más que nada para demostrarle que no le temía, luego encendió el auto y
arrancó. Le quedaba claro que
no se olvidaría de él, porque semanas después le llamó por teléfono para
recordarle que aún estaba pendiente deshacerse de su rival, pero tal como se lo
advirtió reiteró que no pensaba hacerlo. Le ofreció doblar el pago pero lo
rechazó, así que la llamada terminó con una amenaza: negarse lo pagaría con su
vida. 3. —Vaya
— dije terminando mi trago — la cocaína es muy cara, por eso solo la consumen
los ricos. —En
unos cuantos años verás cómo estará al alcance de la mano de cualquiera — dijo Felipe,
sonrió, apuró el suyo, cogió ambos vasos y fue a la cocina a llenarlos de
nuevo. Cuando volvió seguía sonriendo, pero con esa sonrisa que no sabía si era
de burla, felicidad o ironía. —¿Para
qué vino a buscarte ese Mago? — lo interrogué. —En
realidad era su espíritu. Quería saber quién lo había matado — respondió con
parquedad, y entonces comprendí que su sonrisa minutos antes había sido sarcástica. 4. —¡¿Cómo,
teniendo el don de la videncia no pudo evitar que lo mataran?! — exclamé
sorprendido. —Él
no usó videncia para localizar a los matones. Utilizó la transfiguración para
ir, ver y salir sin que nadie se diera cuenta. Es una especie de tele
transportación invisible. Vas y vienes pero nadie sabe que estás ahí. —Vaya. —Además,
ningún brujo es inmortal — explicó — siempre hay uno más poderoso que otro,
sobre todo cuando saben ocultarse antes de hacer brujería. Y a él lo mató
precisamente uno de esos tras hacerle un trabajo negro muy potente. Irónicamente
no medí la dimensión de esa afirmación, “siempre hay un brujo más poderoso que
otro” y aquellas palabras retumbaron en mi cabeza mucho tiempo después, durante
el velorio de mi tío Felipe. —No
comprendo. ¿Tú sabías que ibas a consultar a un espíritu? —No,
eso lo supe cuando terminó de contarme su historia. Es impresionante como
algunos desencarnados disimulan bien estar vivos. —Mierda. —Sin
palabrotas, ya lo sabes — me reprendió. —¿Qué
sucedió después? —Él
supo desde un principio que el traficante lo había mandado matar, pero no sabía
quién exactamente lo hizo ni qué brujería utilizó. —Ahora
comprendo menos. —Me
contó que aún estado muerto pudo vengarse del traficante. —¿Lo
mató?, ¡¿cómo?! —Uno
de sus sicarios estaba jugando con su pistola frente a él, el espíritu del Mago
le provocó un dolor muy fuerte en un ojo y como reacción, por la terrible molestia,
apretó el gatillo para liberar una bala que se incrustó con puntería en la
cabeza de su jefe. —Vaya
— dije desconcertado y lo cuestioné — ¿le dijiste quién lo asesinó? Felipe
cogió su vaso, lo vació de un solo trago y respondió de nuevo con una sonrisa
que tampoco no supe interpretar, luego cambió de tema de conversación.
1. —El día primero de octubre no se trabaja, ya es oficial a partir
de este 2024, así que no tienen pretextos para faltar — advirtió Clara al otro
lado de la línea telefónica. —Nos vemos en la entrada del templo antes de las 9 de la mañana —
acepté. 2. Hace varios años que la conocimos en nuestro ir y venir por
diversos centros espiritualistas de la ciudad. Ella pertenece al antiguo Templo
del Medio Día, fundado en el año 1924 y basado en los principios de los
Espiritualistas Trinitarios Marianos*, la más conocida de las corrientes espiritualistas
en todo el país y parte de Estados Unidos. Es tal nuestra confianza que incluso, en algún momento, Clara nos
pidió le hiciéramos un despojo luego de que un brujo la atacó tras salvar a una
niña de morir, despechado por no conseguir acostarse con la madre de la pequeña. Nuestra amiga ha ido creciendo dentro del Templo del Medio Día al
grado de que tras mucho “desarrollo” (estudio y preparación), alcanzó el nivel
de “Facultad” (sanadora), así que más que evitar hacerle un desaire en caso de
no asistir a la Cátedra a la que nos estaba invitando, yo en lo personal tenía
ganas de ir precisamente a una de las que mensualmente ahí se realizan. Sé que aún tengo pendiente terminar un texto para explicar qué es
una Cátedra en un Templo Espiritualista, así que lo resumiré de esta manera: es
una celebración que se realiza cada día primero de mes (en algunos es el primer
domingo), en donde el Guía entra en meditación para permitir la entrada de la divinidad, quien ofrece sanación
colectiva, entrega bendiciones y da consejos “al pueblo”. 3. Así, aquel martes 1 de octubre llegamos al llamado Templo
Espiritualista Trinitario Mariano del Medio Día, ubicado en Tlatelolco. Si bien
las Cátedras suelen ser similares en casi todos los templos, en este hay
ciertas reglas, como colocarse en los lugares permitidos, los cuales son
asignados por las “Columnas” (ayudantes), normas que es mejor no contravenir. Obviamente no localizamos a Clara en la entrada y fue ella quien se
acercó para saludarnos una vez que nos sentamos, lo cual lo hizo sin mucha
efusividad para cuidar las estrictas normas y disciplina que se impone en aquel
santuario. Tras varios minutos de oraciones y cantos, entre velas y olor a incienso,
apareció “El Sello” (así se le nombra a la Guía mayor del templo, quien
representa uno de los Siete Sellos o grados de desarrollo espiritual), hizo
algunos comentarios y tras una breve meditación cayó en trance. —“Gloria
al Padre, al hijo y al espíritu santo” — frase utilizada por la guía
para dar a entender que ha comenzado la canalización. —Bendito
tu nombre, Padre universal, bienvenido seas — saludó la llamada Piedra
Fundamental (la segunda persona de importancia dentro del templo). —En ese
bendito nombre yo te saludo y te bendigo, hijo mío, al igual que a toda mi
creación aquí presente. Tras aquello, luego de asistir a numerosas Cátedras, me quedó
claro que si había llegado el “Padre Universal” es porque habría mensaje
importante. Y sucedió tal cual: comenzó señalando que de muchas maneras nos
recuerda las normas, comportamientos y valores que debemos respetar, pregonar y
llevar a la práctica para actuar de forma moralmente correcta. —… porque
amor es lo que les he pedido para evitar las calamidades que amenazan a este
planeta — siguió la guía con una voz completamente masculina — más ustedes me han ignorado y viven plenos
de pereza, soberbia, egoísmo, violencia, indiferencia, cinismo, ambición,
perversión, miedo, envidia, mentira, crueldad, hipocresía, impaciencia,
blasfemia, ira, rebeldía y pérdida de fe. Defectos que durante siglos les he
pedido y recordado deben evitar. —… —En mis
templos las puertas siempre han estado abiertas para que mis “Facultades” los
curen, sanen a sus familias, quiten sus sufrimientos y les libren de las
acciones de aquellos que no creen en mi Luz. Ustedes saben que esa luz existe,
pero la han desdeñado aún y cuando en mis templos no se pide una sola moneda a
cambio para llenar sus manos de abundancia, paz, dones y consuelo. —… —Por
desgracia, mis pequeños, mi infinita potestad y amorosa bondad ha sido
malmirada por ustedes, la han desdeñado y ante ello no puedo hacer nada más que
recordarles que todo lo hagan o dejen de hacer tiene consecuencias, para bien o
para mal. —… 4. Mientras el Padre universal hablaba, observé una vez más el
templo, con su color blanco cubriéndolo todo: desde pisos, techos, sillas,
barandales y hasta madera, incluyendo la representación del implacable “Ojo avizor”
(el que todo lo ve y encuentra), en mármol blanco. Sin embargo, tuve que reconocer que había mucha razón en la
llamada de atención que la gente estaba recibiendo, pues los tiempos han
cambiado, se ha perdido el respeto por estas ceremonias de tal manera que entre
las 120 personas que, calculé, asistimos (poco considerando que todavía hace
algunos años llegaban multitudes), de las que a lo mucho seríamos 25 los que
habíamos asistido vestidos de blanco, además de numerosas mujeres usando
pantalón, cuando antes estaba prohibido. Seguí mirando el templo: mantenían sus escaleras de 7 escalones,
sus floreros con rosas rojas, blancas y laureles, las 3 sillas donde se sientan
en orden la Guía, la Piedra Fundamental y la Tercera Guía. Todo estaba igual
que desde hace años, excepto el corazón de la gente. —Así,
ante sus hechos, sentimientos y palabras, debo decir que en este momento
ustedes, no solo los hijos de este pueblo, sino todos sus semejantes que
habitan en los cuatro puntos cardinales, no
son merecedores de absolutamente nada. Si ya de por sí suele imperar el silencio durante este tipo de ceremoniales,
al escuchar estas palabras mucha gente se movió incómoda en su asiento, otros
clavaron su mirada hacia el techo o piso y solo los más atrevidos, pocos,
hicieron algún comentario en voz baja. —Antes
de irme, les pido un gesto simple, pero que me dejaría complacido porque
entendieron mis palabras. Miren a su alrededor, a los rostros de quienes comparten
su fe en mí y véanse en ellos. Tómense un momento para saludar a quienes están
a su lado, al frente y atrás, no olviden que todos son mis hijos y ellos sus hermanos.
En este acto, no solo están creando vínculos, sino también están fortaleciendo
la familia que he querido formar entre ustedes. La gente obedeció, estoy seguro, más por miedo que por otra cosa,
pues en los rostros de la mayoría no se reflejó verdadero convencimiento por la
petición. —Así
como se les pidió muchos ciclos atrás pintar con sangre de cordero una cruz en la
puerta de sus chozas para ser protegidos, así ahora les digo: pinten una cruz
en su corazón con la luz dorada de mi amor infinito. —… —Hoy me
despido de ustedes, mis hijos, en espera de que cada uno retome las riendas de
su destino tras entender mi consejo. Mi amor por ustedes no decae, en cada
latido de sus corazones y en cada gesto de bondad seguiré guiándolos en
silencio. Después de aquello el Padre Universal se despidió entregando
bendiciones, mismas que eran recibidas por la gente sus manos, ansiosas, con
las palmas hacia arriba. Luego, la Guía mayor salió de trance y de inmediato fue asistida
por la Piedra Fundamental y la Tercera Guía, acomodándola en una silla para que
terminara de recuperarse. 5. Cualquiera diría que aquello fue contradictorio, pues si la
divinidad dijo que no éramos merecedores
de absolutamente nada, entonces ¿por qué entregó bendiciones? Bueno, si
alguien se lo pregunta es porque no entiende la esencia del Padre Universal ni
la del espiritualismo. 6. Propuse a mi esposa ser de los primeros en salir, sin embargo, me
avisó que antes conseguiría Bálsamo espiritual y Aceite sagrado, el cual es
obsequiado por dos Columnas a cualquiera que lo solicite, por lo cual tardamos
unos 20 minutos en abandonar el templo. Ya no intentamos de localizar a Clara. Seguramente ella nos
buscaría por teléfono ese mismo día para pedir nuestra opinión sobre “el
regaño”, sobre todo en las posibles consecuencias que tendría para la humanidad
no merecer nada. * El Espiritualismo Trinitario Mariano es
una práctica espiritual (aunque sus creyentes la consideran religión), establecida
en méxico en 1921, que combina elementos del cristianismo con estados de trance
usados en el espiritismo kardeciano.