Los gatos frente al karma canino
para deborah
Ironías de la vida: los amantes de
los perros se obsesionan con ellos por soledad, tras una desilusión o su incapacidad de
comunicarse con sus congéneres, volcando sus frustraciones y/o defectos afectivos en un ente
canino, sin ver que no es otra cosa más que
un alma humana (aquello que tanto desprecian), dentro de un animal purgando karma (https://basurerodealmas.blogspot.com/2021/04/karma-canino.html).
El caso de los gatos es lo opuesto,
pues son de los pocos animales que no tienen un origen terrestre, pero además
han sufrido una evolución tal que su presencia tiene un significado más allá de
lo imaginable.
Hay quienes vinculan a los gatos con
temas demoniacos, teológicamente pudiera ser, ya que fueron las mascotas que
acompañaron a Lucifer y a los Ángeles Caídos cuando fueron “expulsados del
cielo” y se refugiaron en nuestro planeta, más esta esencia tiene una limitante
de tiempo y espacio que el ser humano puede manipular para convertirse en un
instrumento de evolución espiritual.
Antes de seguir aclaremos por qué Lucifer
no es tan malo como la iglesia católica quiere hacernos creer: para los
practicantes de la Santería, por ejemplo, el Diablo está sincronizado con Eshu,
pero más que un ente malvado es una entidad que pone a nuestro alcance todo
tipo de tentaciones para saber si caemos en ellas y nos hundimos en el osogbo,
pero malo no es.
Como señalé, al llegar Lucifer a la
Tierra lo hizo acompañado de una raza de la que se desconoce mayor información,
el felino placentario, que con el tiempo derivó en especies como el león, puma,
tigre, jaguar, leopardo, lince y ocelote, hasta llegar a lo que conocemos como gato
doméstico. Y esto guarda un gran secreto.
A diferencia de los perros que
tienen el don de la manipulación (virtud convertida en karma y que se revierte
contra sus propietarios), mas en general los gatos son
ambivalentes: son cariñosos y al siguiente día se lanzan con toda violencia contra
sus dueños.
Los gatos en general, si se les busca
videos en la web, son unos cabrones, sí, y también manipuladores como los
perros, pero no de los sentimientos y las debilidades humanas, sino de la
naturaleza cursi-cabrona a través de las relaciones amor-odio que mantienen con
sus congéneres.
En este sentido entremos al vínculo
de los gatos y los seres humanos y analicemos por qué su actitud no es
anodinamente canina y son en realidad un reto para vencer a la malignidad.
¿Cuántas personas no han conocido
que dan la vida por sus perros, sin importarles si sus ladridos, su mierda o sus
meadas violan los derechos de privacidad de una persona? Conozco a un delincuente
que grita a los cuatro vientos: “un perro tiene derecho a ladrar porque es un
perro”, vaya, ¿y el derecho del vecino a no escuchar esos ladridos o soportar
esa peste, ¿dónde queda? Claro, no importa: el perro saca la lengua, mueve la
cola y provoca orgasmos en su dueño, pero ¿y el gato?
Recién me sorprendió ver un video de
una mujer que se está arreglando el cabello, sin darse cuenta que detrás de
ella la observa su gato, el cual, sin más, comienza a golpearle la cabeza con
sus garras. Nunca había visto a uno en una actitud agresiva. La mujer hace
varios rictus de dolor, voltea y le grita “basta”, más no pasa de ahí.
Una reacción más coherente sería
deshacerse del gato: ¿cómo tener en tu casa al enemigo, sobre todo cuando no
sabes que pasa por su cabeza para que comienza a agredirte?, pero gritarle “basta”
deja claro que no entiende la naturaleza de su mascota.
Los gatos tienen un dejo demoniaco, pero
no son malos y esto debe quedar claro: ellos representan a la maldad, la
esencia de Lucifer, pero a la cual se puede domesticar de tal manera que si el
dueño analiza a su mascota, sabe quién es y cómo educarla, no es que sepa
inducirla a un comportamiento basado en un manual de buenos modales, no, lo que
logra es controlar la malignidad que Satanás a depositado en ellos y que es un
reflejo de hasta dónde puede llegar la bipolaridad humana (sí, esa personalidad
que todos padecemos y que puede hacer que la persona más buena y sumisa de
pronto se violente ante un entorno social adverso).
Un ejemplo común: ¿qué se necesita
para ser brujo? tener mano fría al momento de destruir o salvar la vida de una
persona, por ello para ellos la mascota ideal son los gatos y su representación
de la negatividad, sin embargo, estos no se limitan a ser cómplices si se trata
de un hechicero justo, pues los gatos tienen sus virtudes: son los principales
animales repelentes de desencarnados.
Expliquemos: los gatos suelen ser desobedientes,
frívolos, extrovertidos, volubles, malhumorados, pueden morder y arañar, pero
si se les entiende pueden ser amistosos y compartirnos sabiduría, mas su
entendimiento no depende de una compañía por la carencia emocional del futuro
dueño, sino del carácter, ya que una falta de espiritualidad o mal humor pueden
provocar que ambos saquen lo peor de sí: la persona su mezquindad natural y el
felino su esencia maléfica.
Así, el gato y su actitud se
convierten en un reto para que su dueño aprenda a observar, entender y
controlar su maldad, esto es, debe vincularse con él de manera que domine sus
instintos a través de la paciencia y el amor, dones con los que todos hemos
sido celestialmente dotados, pero que solemos ignorar cuando el mismito Lucifer
nos aconseja que lo mejor para sobresalir en este mundo es ser un hijo de puta.
Curiosamente los gatos también saben quiénes somos, ¿o qué creen que hacen
mientras están en un rincón de la casa. Observarnos.
Aterricemos: quien analice la conducta
de un gato, y sepa quién es (ninguno es igual), esté al tanto de cómo tratarlo
y le enseñe quién manda, aprenderá que lo mismo podrá hacer con las actitudes miserables
de su jefe, la prepotencia de su vecino, la infidelidad de su pareja o la
inmadurez de sus hijos. Eso es evolucionar espiritualmente, conocer las
carencias del prójimo y evitar que su frustración nos haga daño.
Una vez obtenido el equilibrio
natural, los gatos se encargan de limpiar energías negativas como el rencor,
envidia, estrés, tristeza, críticas, celos, miedo, odio, etc., evitando que se
acumulen en el hogar, sin embargo, cumplen con una misión fundamental: eliminan
las alteraciones astrales acumulada en el día mientras su dueño duerme,
cumpliendo también con la función de cuidarlo.
Así, a diferencia de la mediocridad
espiritual e intelectual que provoca la convivencia con un perro, un gato
significa un desafío que si se consigue superar, sus resultados y efectos
positivos se verán en la vida cotidiana del dueño, pues se ha conseguido
controlar la malignidad, no del felino, sino del propio Lucifer, porque qué
creen que sea mejor: ¿abrir la puerta de su casa y ser recibidos por un perro
que los llena de saliva con sus lengüetazos de dudosa sanidad y moviendo la
cola… o toparse con un gato que los vea y reconozca: “me ganaste, ya eres un
sabio”.
Gracias!, por el post me encanta tener mascotas pero es un poco dificil donde vivo. Definitivamente, tener un gato es mas facil que tener un perro, especialmente si vives en un departamento.
ResponderEliminarAmo los perros pero se que serian una carga tanto para mi como para los demas, la peste a orina que viene del balcon de mi vecina me golpea la cara cada vez que trato sentarme fuera, los ladridos de su 4 perros son un infierno y ellos viven con ella un gran infierno ya que estan enjaulados dentro de un departamento oscuro.
Los gatos tienen su propia personalidad y si no les gusta pues ni te miran.
Quisiera tener un perro para practicar el hiking ya que son buena compania para espantar depredadores animales y humanos.lol
Hola, Alfredo.
ResponderEliminarMuy interesante tu texto.
Como sé que uno de los objetivos de tu blog es aclarar errores, desmentir falsedades y abordar con honestidad temas religiosos, me atrevo a hacer una aclaración:
Lucifer no es el nombre de un ángel caído, ni mucho menos.
En el Libro de Isaías, hay un pasaje que fue malinterpretado por San Jerónimo de Estridón -el traductor de la Vulgata- en donde el profeta originalmente se refería a un rey de Babilonia (posiblemente a Nabuconodosor II) al que identifica con el planeta Venus y lo llama ‘Helel ben Shachar’, que en hebreo sería algo como ‘Luminoso (Helel), hijo de (ben) amanecer (Shachar)’.
En la traducción al latín, el pasaje fue (mal) interpretado por Jerónimo como una referencia a un supuesto ángel caído y no a un rey terrenal y Helel ben Shachar fue traducido como Lucifer (Lux ferre), es decir, ‘dador de luz’ quedando como el supuesto nombre del supuesto ángel caído.
Shachar (Shajar), además se significar 'amanecer' en varias lenguas semíticas, era también el nombre del dios del amanecer en la región.
Para muchas civilizaciones antiguas (incluyendo a los cananeos, los griegos y los romanos) el planeta Venus era conocido como ‘la estrella de la mañana’, pues como sabemos, el planeta no puede verse por la noche, pero aparece por las mañanas, antes del amanecer.
Para los griegos, el dios del planeta se llamaba Fósforo (literalmente, 'dador del amanecer'), y para los romanos, Lucifer.
Perdón por tanto rollo, pero me pareció pertinente hacer la aclaración.
En el judaísmo rabínico se rechaza toda idea de 'ángeles caídos' (como sabemos, el Libro de Enoch no es parte del canon bíblico), y Satán (literalmente, 'el acusador' o 'el adversario') es un título que recibe una -o varias- entidades, generalmente un arcángel, que desempeña el papel de acusador, adversario, tentador u oponente de Israel, al servicio de Dios, a diferencia de lo que ocurre en la mitología yoruba, en donde Eshu no es parte de la creación de Olodumare, sino por el contrario, Eshu es la oscuridad primigenia sobre la cual Olodumare -la luz- da forma y crea.
Un saludo cordial y mucho éxito con tus proyectos.
NO confundir a los ''ángeles caídos'' cuyo líder lleva el nombre de Samyaza y no Lucifer, que fueron reprendidos por rebelarse contra la Voluntad de Hashem, viniendo a la tierra a tomar como esposas a mujeres humanas dando así origen a la raza de gigantes llamados ''Nephilim'', con los ángeles de la severidad, quienes sí actúan bajo las órdenes de Hashem, entre ellos Ha-Satan
ResponderEliminarSaludos
hola Alphanderás y Abraham ben Israel... gracias por sus precisiones... saludos...
ResponderEliminarMe ha encantado! Lo esperaba con ansias! Mi gato en turno es un hermoso gato totalmente blanco y pelo corto, siempre trata de dormir conmigo en la cama o con mi bebé, era una insistencia tremenda, realmente no le hacía nada a la bebé pero no me agradaba tenerlo en la habitación por qe la bebé es muy pequeña, he terminado por dejarlo fuera de la casa creo que ahí estará una buena temporada en lo qe la niña crece, acaso querría cuidarnos de algo?? También a dónde me mude terminan llegando muchos gatos nose si mi gato los llama, yo solo quiero uno pero siento que soy un imán a donde vaya, nose qe hacer con tanto gato ni siquiera les doy de comer, al que tengo le doy sus raciones adentro y después lo saco y siguen llegando más
ResponderEliminarSeré team gatuno forever, aunque es verdad, mi gato es un cabron si no se le tiene mano firme
Recomiendo el libro ''Filosofía felina'' del filósofo británico John Gray, edita Sexto Piso.
ResponderEliminarhola beth... es curioso pero los gatos cuidan mucho a los bebés... saludos y un gusto tenerte por aquí....
ResponderEliminarhola anónimo, buscaré ''Filosofía felina'' y le haré una reseña, suena muy interesante... saludos...
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