Pachita, Grimberg y el Curandero Felipe
1.
Conocí a Bárbara Guerrero siendo
niño y a través del Curandero Felipe. Aunque debo aclarar que no conviví con
ella, solo la vi: una noche mi tío llegó a nuestra casa cojeando de la pierna
izquierda, habló con mi progenitor y este me soltó con su eterno acento de
formación militar: “acompáñalo”. Subimos a su taxi y manejó en silencio, con ocasionales rictus de dolor, hasta
que llegamos a una casa ubicada frente a un mercado que vendía flores las 24
horas.
Años
después, mientras bebíamos su brandy favorito un viernes por la tarde, mi tío
retomó aquella visita a la mujer que en el medio Chamánico llamaban “Pachita”,
famosa por ser montada para hacer sus curaciones por el espíritu de Cuauhtémoc,
el último tlatoani mexica.
Llegamos a la casona y un policía
que custodiaba la puerta, por la amistad de la Curandera con Margarita López
Portillo, hermana del entonces presidente, nos dejó pasar, cruzamos un patio y
dimos a una habitación donde había varias personas esperando ser atendidas.
Un hombre alto, delgado, con tupida
barba, mirada nerviosa y libreta en mano, avisó a mi tío que en breve sería
recibido… y así fue: apenas salió una anciana, Pachita apareció (yo no sabía
que era ciega y que su manera de conducirse era gracias a su clarividencia), portando
un vestido de flores sobre el cual llevaba un delantal a cuadros pequeños de
colores color rojo con blanco, sandalias, el cabello revuelto y expresión hosca.
Saludó a Felipe y pretendía hacer
caso omiso de mi presencia, pero él me señaló con un movimiento de cabeza, me
volteó a “ver”, asintió, “cruzaron miradas”, ella extrañamente sonrió (por
aquello de su inicial actitud arisca) y lo tomó del brazo para llevarlo a la
habitación.
– cuídalo – pidió la Curandera al
barbudo.
Ni que decir que él sí me ignoró,
aunque se mantuvo a mi lado todo el tiempo, enfrascado con sus notas. Tras un rato
Felipe salió del cuarto sin Pachita, sonriendo y ya sin la molestia en la
pierna. Ambos hombres se hicieron una reverencia, luego mi tío me tomó de la
mano, salimos de ahí y me devolvió con mis padres.
Tras conocer a Pachita mis visiones
de los muertos se redujeron considerablemente por meses, algo que por mi
ingenuidad no lo vinculé a esa visita, mas su presencia fue sustituida por
vívidas pesadillas en las que me enfrentaba a demonios, de los que años después
me enteré, según ella lo comentó con Felipe, eran el origen de muchos males que
ella quitaba a los pacientes con sus operaciones.
2.
–
no recordaba la anécdota – acepté y como siempre, independiente de la
conversación de lo sucedido aquella noche, los detalles los averigüé luego con
mi videncia
–
más valdría que no la olvides – advirtió – la mujer era asombrosa.
–
¿por qué me llevaste? – lo cuestioné con la misma ingenuidad con que lo
acompañé esa noche, más como era su estilo cuando no quería dar detalles de
ciertos temas, clavó la mirada en una de las paredes y permaneció en silencio.
–
Jacobo Grinberg desapareció – soltó y suspiró largamente.
–
no lo conozco – reconocí – ¿quién es?
– “el barbón” que te cuidó mientras Pachita me
atendía la dolencia de mi pierna – dijo con una solemnidad que pocas veces le escuché
– curioso que no lo recuerdes: meses después vino a una de las comidas que
organicé en uno de mis cumpleaños… pero es normal, ese día te la pasaste
correteando con tu primo Gabriel por toda la casa.
–
vaya – alcancé a decir.
– el
asunto es que Jacobo se esfumó hace tiempo, pero apenas me enteré anoche.
3.
La historia de Jacobo Grinberg es muy
conocida, así que la resumiré así: psicólogo y neurofisiólogo, fundó el Instituto nacional para el estudio
de la conciencia bajo la premisa de que
existe una relación entre la ciencia y la conciencia, para lo cual estudió
Chamanismo bajo una perspectiva científica, lo que le llevó a escribir más de
50 libros sobre el tema, ser iniciado por Pachita y convertirse en su más cercano
colaborador durante años.
Su fama como estudioso y practicante
de los ámbitos espirituales lo llevó a relacionarse con Alejandro Jodorowsky,
Salvador Freixedo y Carlos Castaneda, lo que le permitió dar proyección
internacional a sus investigaciones que entre otras cosas le hizo “sujeto de interés” por parte del gobierno
yanqui.
Nacido un místico 12 de diciembre de
1946, desapareció en la misma fecha, pero del año 1994, en extrañas
circunstancias que han dado pie a numerosas teorías, unas exageradas, y otras,
las menos, con cierta coherencia, como que fue asesinado por su esposa, fue
secuestrado por la CIA o que atravesó un portal dimensional del que no pudo
regresar: se habla de desaparición porque su cadáver nunca
fue encontrado, además de que, curioso, se esfumó junto con todo el material de
sus últimas investigaciones.
Fue declarado muerto de forma
oficial por la policía mexicana luego de sucesivos cambios de los
investigadores del caso, por instrucciones superiores, y tras dejar pasar
convenientemente varios años, sin que la indagación avanzara.
4.
–
la prensa solo se refiere a Jacobo como científico, pero entre nosotros se le
reconoce como Chamán – agregó Felipe – aunque era muy discreto en ese sentido,
me tocó trabajar con él y era asombroso.
–
¿qué le sucedió? – me aventuré a cortar su plática en el momento en que le daba
un sorbo a su vaso – ¿dónde está?
Fijó
su mirada en la mía, pero no había censura por mi curiosidad: eran esos atisbos
que reflejaban su neutralidad para muchos temas, sí, pero dejando claro que no
respondería. Terminamos los tragos, Felipe se levantó de su sillón y fue por
más. Cuando volvió traía un plato rebosante de charalitos sazonados con jugo de
limón y salsa roja.
5.
Seguimos
un rato en silencio, mientras bebíamos y comíamos, hasta que el Curandero se
aclaró la garganta.
–
cada que muere uno de nosotros, ya sea Chamán, Hierbero, Muertero, Espiritualista
o Curandero, sin importar dónde, el planeta resiente su partida: nadie puede
ocupar su lugar, aunque haya otros que vengan detrás con mayores dones.
–
vaya – dije mientras la tarde avanzaba con rapidez.
–
Pachita o Jacobo, por seguir con ellos, forman parte de un equilibrio
espiritual cuyos alcances pocos conocen.
– ¿lo
mismo sucede contigo? – solté.
– trabajar
con la energía de la Tierra NO nos hace necesarios – recalcó – somos ayudantes
de “alguien superior” que trata de salvar a esta raza de una catástrofe
espiritual.
–
vaya.
–
no incluyo a Holísticos, Santeros, Magos, Brujos, Monjes, Reikistas, Sanadores,
Budistas y otros porque sus prácticas no son lo mío, pero quizá entrarían los
Mayomberos, ya que el equilibrio funciona con aquellos que respetan y trabajan
con la naturaleza.
–
vaya.
–
por cierto: de los Santeros, en unos años entenderás… pero será por la mala –
sentenció sin ocultar su inquietud por mi futuro.
Un
escalofrió recorrió mi espalda, las paredes de su sala me parecieron opresivas y
algo me avisó que en un futuro debía reflexionar con sapiencia cualquier
decisión relacionada con mi evolución espiritual.
6.
– a
Jacobo muchos no lo querían y un ejemplo fue su expulsión del grupo cercano a
Pachita que hizo Margarita López tras amenazarlo de no decir que la había
conocido en la Residencia oficial de Los Pinos – señaló Felipe con amargura y
continuando con el tema – luego, por las envidias de Alejandro Jodorowsky,
malicioso y mezquino como fue siempre, se apuntó para sustituirlo, aprendió “el
arte de curar” y tras morir la Curandera se asumió como el único autorizado
para decidir con quién trabajaría el espíritu de Cuauhtémoc.
–
vaya.
–
hubo un pleito de arrabal por ese tema – siguió sin ocultar su desprecio pro
tales actitudes – Guillermo y Enrique, los hijos de Pachita, se decían
herederos del “don”, lo mismo que Candelaria, una mujer
que ayudaba en la limpieza de la sala de operaciones espirituales, pero el
entrometido de Jodorowsky decidió que el depositario sería Enrique, quien a la
postre resultó un fraude, y no se diga el siguiente heredero, su hijo Israel,
un auténtico estafador.
–
vaya – repetí consternado tras descubrir que en el mundo espiritual también hay
maldad, egoísmo, intrigas y mezquindad, pero lo más importante fue que aquella
tarde, tras oír aquello, mi admiración por Alejandro, luego de ver su película “La montaña sagrada”, simplemente
desapareció.
–
este odio contra Jacobo incluye a su tercera esposa, Teresa, de la cual pensaba
divorciarse por sus celos enfermizos – añadió Felipe.
–
vaya – redundé.
– a
lo largo de diciembre de 1994, tras la desaparición de su marido, Teresa se
dedicó a contar a familiares y conocidos que ambos viajaban mucho para realizar
investigaciones o retiros espirituales en la India e Israel, hasta que ella también
se evaporó.
Felipe
apresuró su trago y lo imité, se levantó y minutos después regresó con sendos
vasos y más botana. Encendió la luz del inmenso candelabro que pendía sobre
nuestras cabezas para evitar que la penumbra de la noche nos invadiera. Sonrió
y se acomodó en su sillón.
–
algún día también te jurarás como Curandero y comprenderás la esencia de muchos
temas que hablamos en estas tertulias – insistió.
–
vaya.
–
Pachita plantó “raíces" en este plano físico, pero nos faltan las de Grinberg
– soltó con tal contundencia que cerró la posibilidad de cuestionarlo sobre el
destino del Chamán – eso hace que el mural espiritual de este ciclo quede
incompleto – dijo ambiguamente.
–
vaya.
– conforme
combines tus dones de Muertero con la Videncia podrás desentrañar muchos
misterios, no solo este, sino de cualquier personaje de la historia – sentenció
tras lo cual el miedo me invadió nuevamente.
Omg, es real lo de jodorowsky?
ResponderEliminarhola beth... me temo que sí, no solo por lo que contó Felipe, sino porque conozco gente que en su momento fue cercana a él y terminó huyendo por su manera de ser... saludos...
ResponderEliminar¡vaya!
ResponderEliminar¡vaya! ¿ese es el mismo de la hipnosis?
ResponderEliminarexactamente el mismo, saludos...
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