1.
Una de las
virtudes que tiene el capitalismo salvaje para enriquecerse a costa de los
sentimientos de los demás es el de “úsese y tírese”… y pese a que en
ocasiones se trata de cultura y no de vulgar consumismo, de todos modos aún es
rentable crear un nuevo ídolo, resucitarlo o incluso si es necesario: matarlo…
Y ya veremos
mañana qué se les ocurre…
Uno de estos
casos es el del recién galardonado documental “Searching for Sugar Man” (con un
cuestionable Oscar este 213 como figura que premia ya-no-sé-qué pero que está
obviamente ya alejado desde hace muchos años de verdaderas propuestas
artísticas), dirigido correctamente, eso sí, por el sueco Malik Bendjelloul, el
cual cuenta la historia de Sixto Rodríguez, una especie de
canta-autor-bob-dylan-nilesco y que en los años 70 del siglo pasado grabó dos
discos que por azares del destino fueron ignorados en Norteamérica y el resto
del mundo, pero que tuvieron impresionante repercusión en Sudáfrica…
Se supone que
este canta-autor padece en el continente más antiguo de toda la humanidad el
culto de dos acérrimos fans: Stephen “Sugar” Segerman, dueño de una tienda de
discos, y Craig Bartholomew Strydom, una especie de crítico musical… los dos
viven en Sudáfrica y por cuestiones del destino tienen su destino marcado en
Ciudad del Cabo, pensando que este misterioso músico se suicidó de las
más variadas maneras posibles…
Como resultado
de lo que es el fanatismo dentro de la cultura pop, deciden indagar sobre su
vida, tergiversando la verdadera valía de lo que en su momento fue la propuesta
de Sixto Rodríguez… y enfocándose en cuestiones ególatramente existencialistas
claramente marcadas y remarcadas en el documental, Segerman y Strydom se
limitan a reflexionar sobre la figura icónica de este ambiguo músico,
resaltando las líricas de sus discos para adaptarlas a una realidad
neo-africana (por aquello de que todos los protagonistas del documental son
africanos blancos), dejando de lado y sin tomar en cuenta esa chispa que hizo
que un juglar (de origen mexicano pero nativo de Detroit y que vive en ese
país sin raíces culturales llamado Estados Unidos), se vinculara con un
sincopado país Sudafricano: una irónica coincidencia rítmica que a saber de qué
neurona de Sixto Rodríguez salió…
El problema con el
documental “Searching for Sugar Man”
es que no deja de ser resultado de uno de los objetivos del neoliberalismo tan
cacareado por ignorantes como el ex presidente mexicanito Ernesto Zedillo,
y creado por insensibles como Thomas Malthu: el culto a la
iconografía, a la persona… más al misterio que da pie a la leyenda, sin
importar si ésta tiene algo qué decir o no, se deja prácticamente de lado…
Cratelón de publicidad
Puedo entender
que en el mundo de la mass-media haya pervertidos con tendencias antropológicas
que quieran saber por qué Lady Gaga usa toallas sanitarias de X marca… y
dediquen toda su vacía vida o parte de ella, a investigarlo… y lo comprendo
porque el mundo está sobrepoblado de consumidores de la basura que a diario
generan los medios de comunicación, cuyo objetivo es crear leyendas,
consumirlas y después olvidarse de ellas… pero de ahí a que haya obsesivos que
finalmente incurran en la parcialidad deja mucho que desear…
2.
Que quede claro:
el documental “Searching for Sugar Man” como cine no es malo… por el contrario, tiene una
excelente producción, una gran fotografía y consigue lo que busca: el chantaje
sentimental cuando consiguen tumbar la legendaria mentira de que Sixto
Rodríguez nunca se inmoló y de que vive como albañil en la contradictoria y existencialista
Detroit, pero Segerman y Bartholome se olvidan de que:
a. cualquier
persona con el mínimo de un mililitro de cerebro lleno de salud, sabrá que
África existe desde siempre que no es hija putativa de Wikipedia y que por el
contrario, si nos atenemos a eso de las leyendas ancestrales, aquellas tierra es
el origen y destino de toda la humanidad…
b. Ni Paul Simon
ni Peter Gabriel (grandes saqueadores del patrimonio cultural de África), descubrieron
las percusiones ni el afrobeat…
Y lo peor:
c. Segerman y
Bartholome se enfocan limitadamente a una poética lírica, el valor iconográfico
de Sixto Rodríguez, el cual no se circunscribe a la identificación de una
rebeldía aplicada a la lucha subversiva contra el apartheid, como quiere
hacernos ver (pensar y sentir) el documental, porque cuando se trata de crítica
social la letra de una canción no reconoce tiempos, ni color de sangre ni
fronteras… NO, la validez de Sixto Rodríguez radica en una sutil presencia de
ese nativo afrobeat en sus composiciones y de cómo “eso” le permitió enraizarse
en la existencialidad de los africanos…
Sí, sé que la
importancia de Paul Simon y de Peter Gabriel en la escena contemporánea de la
música es indiscutible, pues el arrítmico afrobeat nos fue vendido por ellos
como el gran descubrimiento cadencioso en los años ochenta… también sé
que el slogan “freedom for africa” ya fue patentado a nivel mundial por entre
otros, la nauseabunda “Africa Holiday Enquiry”, pero también me queda claro que
el apartheid como política de segregación racial acusatoria es aplicable a
cualquier país como Estados Unidos, México (en asquerosa y repugnante gran
medida), Alemania y Mali, de ahí que los crooners no sean un mero producto
folklórico de África, sino de cualquier lugar y época del mundo que padece una
dignidad que pretende hacerse oír (alguien querrá investigar la relación juglares/crooners
en la edad media?)…
Pero
independientemente de que las líricas de Sixto Rodríguez fueran aplicables a
cualquier situación político-social en diversos ámbitos tiempo-espacio de la
humanidad, y como parte de una eterna e histórica desigualdad social, como ya
lo señalé, un poco de cerebro sabrá que si bien Paul Simon y Peter Gabriel no
sólo nos estafaron cínicamente al vendernos “ritmos” novedosos plasmados en
exitosos discos, sino que de paso y con humildad, deberían habernos sembrado la
duda de que también existían Ali Farka Toure, Fela Kuti, Kola Ogunkoya, Tony Allen
y posteriormente Youssou N'dour y Baaba Maal desarrollando propuestas por demás
alucinantes que incluían no sólo letras libertadoras, sino música por demás
cadenciosa…
Un incipiente Sixto Rodríguez
Y es aquí donde
el documental “Searching for Sugar Man” miente y se convierte en un testimonio
parcial y carente de objetividad (a diferencia de lo que se documenta en la historia de Bobby Liebling y el reportaje Last days here http://basurerodealmas.blogspot.mx/2013/11/bobby-liebling-y-las-verdades-de-last.html), ya que todas las imágenes se enfocan en una
enigmática figura, dejando de lado la sutil propuesta musical del propio Sixto
Rodríguez, la cual esconde mucho de un discreto afrobeat en sus setenteras
composiciones…
3.
Conforme
transcurre el reportaje se intercalan bellísimas imágenes del Ciudad del Cabo y
de Johannesburgo, con alguna que otra entrevista y usando de fondo las
canciones folk de los dos únicos discos que grabara Sixto Rodríguez en
su vida…
Si uno deja
pasar de lado la incisiva tendencia de Segerman y Bartholome a enfatizar sólo
la parte lírica de las sencillas composiciones en Sixto Rodríguez, estas
sonarían extremadamente viejas no sólo rayando en la sencillez que en su
momento este género manifestó de la mano de Bob Dylan, Cat Stevens, Jackson
Browne, Donovan, James Taylor, sino incluso hasta depresivas como el concepto
que tanto manejaron en sus canciones Nick Drake y Gram Parsons…
Más conforme
transcurre el documental poniéndole atención a la estructura musical de sus piezas,
uno empieza a entender por qué Sixto Rodríguez caló profundo en tierras
africanas: en sus composiciones se perciben chispazos del inconfundible
afrobeat en la batería o en las percusiones, pero por si fuera poco, las
machacantes figuras de la guitarra eléctrica en algunas de sus piezas, sin ser
el instrumento protagonista, se escuchan sin mayor dificultad también en Ali
Farka Toure o Baaba Maal (claro, con toda proporción musical guardada)…
Por ello, al
término del documental queda la sensación de que Segerman, Bartholome y hasta
el propio Malik Bendjelloul nos mintieron… no sólo por la parte ya mencionada
de basar la esencia de su investigación al enfocarse exclusivamente a las
letras y dejar de lado la interesante (aunque sencilla), estructura musical
desarrollada por Sixto Rodríguez en sus composiciones, sino porque ante el ojo
de la cámara, el apartheid y la consecuente segregación racial en Sudáfrica
sólo despertó conciencia en la raza blanca que habita en ese continente: jamás
se le concede la palabra a una persona de color, ni para expresar alguna
posición relacionada con el racismo, ni mucho menos para insinuar tan siquiera
que los discos de Sixto Rodríguez hayan cambiado en algo su vida, como si
presumen otros de los protagonistas…
Y como curiosa
apología a las bondades del racismo queda aquella escena en el documental del
primer concierto que da Sixto Rodríguez en Sudáfrica: el grupo de músicos que
lo acompañan son de origen sudafricano, todos, pero son gente blanca…
4.
- Pero no será
que estoy exagerando en eso de los destellos musicales afrobeat de Sixto
Rodríguez? – le dije a mi esposa después de que terminamos de ver “Searching
for Sugar Man” y tras haberle regresado varias veces a la película para
repetir algunas escenas por demás interesantes…
Ella se me quedó
viendo con esa mirada con la que suele desarmar siempre mis “peros”, y dijo:
“sólo tú podías identificar esos sonidos… ya tienes un tema para escribir en tu
blog”…
Sixto Rodríguez en una reciente gira
Y sus palabras
me dieron una gran idea: procedía iniciar una sesión de internet y busqué el
disco de Sixto Rodríguez “Live Fact” a través de Torrent… a los pocos segundos
(sí, segundos) apareció un archivo con su raquítica discografía completa: el
citado Live Fact, Cold Fact y Coming From Reality (el cual ya formaba parte de
mi discografía personal)… procedí a la descarga y en 20 minutos ya tenía los
tres discos en mi disco duro…
Y…?
Mi teoría era la
siguiente: por mucho que la banda que acompañó a Rodríguez en
Johannesburgo en 1995 estuviera integrada por blancos, finalmente éstos
son sudafricanos, lo que les hace poseedores de ese beat que tanto
caracteriza la música del mal llamado continente negro, por lo que “ese
sonido” apenas perceptible en Cold Fact y Coming From Reality con toda
seguridad sería apreciado con mayor facilidad en la grabación de ese concierto…
Y así fue…
5.
Obviamente que
la banda de acompañamiento son músicos profesionales comandados por Willem
Möller, otro fan acérrimo de Sixto Rodríguez, por lo que era de suponerse que
respetaran al máximo la estructura original de las canciones, cosa que
finalmente hicieron…
Sin embargo, si
bien el beat que suele caracterizar a los músicos africanos (para tratar
de definirlo de alguna manera: el beat es el ritmo, sentimiento, sabor o
característica de una manifestación musical que la diferencia de otras),
desaparece totalmente para asumir sin estilos ni retoques las arreglos
originales, cuando llega el momento de tocar temas como el clásico Sugar Man,
los chispazos afrobeat de los que hablaba se reproducen con tal énfasis que no
dejan pie a duda alguna…
Así que insisto
en eso de que Segerman, Bartholome y Bendjelloul nos mienten al argumentar que
UNICAMENTE y gracias a las canciones de Sixto Rodríguez, fue que los
sudafricanos (los blancos de la clase media, aquellos neoburgueses que nunca
padecieron las expresiones del racismo pretoriano como el desprecio, inanición,
marginación, explotación, violación sexual -sic- y asesinato), las convirtieron
“en himnos que les llevaron a tomar conciencia social, se fortalecieron, se
unieron, se motivaron y finalmente llevaron a cabo una lucha que se supone terminó
con esa vergüenza mundial llamada apartheid”…
NO, eso NO es cierto: si hubo
algo más que permitió que Sixto Rodríguez se convirtiera en una leyenda en
Sudáfrica fue que a los sudafricanos antes que nada sus composiciones les
entraron en el (y al) alma por el ritmo, discreto, pero al final de cuentas ese
inconfundible afro-ritmo… y de eso no se habla en el documental…
actualización mayo
2014: muere a los 36 años Malik Bendjelloul, el director de “Searching for Sugar Man”… nacido
en la ciudad sueca de Ystad, dio el salto al estrellato cinematográfico gracias
al film sobre Sixto Rodríguez, mismo que le permitió ganar un Oscar… la Policía
sueca no ha confirmado la causa de su muerte aunque se descarta el asesinato.
“Lo que puedo decir es que no existen sospechas de que se trate de un crimen”, dijo el agente de la policía Pia Glenvik…