29 de junio de 2025

Nuevo libro

Como sucede cada año, suelo participar en algunos concursos literarios para ser incluido en alguna antología, como ha sucedido este 2025, donde fui seleccionado para aparecer en un par de ellas.

Para este caso, la compilación se llama "Estirpe de la Noche", donde incluyeron mi texto titulado "La Monja", la cual es editada por la colombiana Rubin Editorial, a través de su interesante colección "Luna Roja". 

Les comparto el material publicitario que la propia editorial generó.














14 de junio de 2025

El nuevo Ifá mexicano proviene de una chistera


 

Los sacerdotes de la Osha e Ifa en México insiste en transitar por caminos tan retorcidos que la actual práctica religiosa parece salida de una chistera.
 
Para quien no las conozca, una chistera es el sombrero de copa alta que usan los magos y de donde extraen conejos, palomas, pañuelos, ramos de flores y otros objetos pequeños, muy común en los ilusionistas del siglo pasado y cuya finalidad era hacer reír a su auditorio.
 
Algo parecido sucede a la forma en que ciertos iniciados (que presumen de ser “mayores”), deforman la religión de los Orishas a través de inventos que solo buscan sacar dinero a los incautos. Ejemplos de ellos son el culto a “El Angelito Negro” y la entrega de atributos como “Los Abuelos de Elegguá” o “la familia de Azojuano”, a quienes se debe recibir cada uno por separado.
 
Hay otro tipo de prácticas como la extorsión (si bien no es invento, la manera en que se hace conlleva una nueva modalidad de ejercer la religión), en donde se amenaza al ahijado con divulgar el contenido de las consultas, ya sea entre la familia o con aquellos a quienes se haya afectado con la intervención de los Orishas.
 
En este sentido, es tan grave el aumento de las estafas con la Osha e Ifa que el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México ha establecido protocolos para atender denuncias contra Santeros y Babalowos, por lucrar con desgracias ajenas.
 
Más allá de que a partir del mes de enero de este 2025 el sacrificio de animales en la Osha ya es un delito (su inmolación es considerado maltrato animal, lo que conlleva fuertes multas y penas en prisión), existen otro tipo de inventos entre Santeros y Babalowos que no solo violan el nuevo marco jurídico que trata de acotar está práctica religiosa, sino que se enmarcan en “acciones abiertamente criminales” que además violan por completo los preceptos establecidos en Los Oyú Odus de Orúnmila.
 
¿En qué consiste el nuevo invento sacado de la chistera de la Osha mexicana? En entregar “ìkùn” como parte de los Guerreos durante la ceremonia de Mano de Orunla, en donde una parte del “ìkùn” se le da al ahijado y la otra se queda con el padrino, con lo cual se establecen indisolubles contratos espirituales no solo con el Eggun propietario, sino con el propio tutor religioso.
 
Los pactos realizados con “ikongo” en el Palo Mayombe, tienen una razón de ser, una fundamentación espiritual, una razón por la cual se realizan, sin embargo, en la Osha e Ifa no hay nada, ninguna referencia a su existencia dentro del proceso de iniciación de la Mano de Orunla. Ni siquiera dentro de la Osha.
 
La Wicca, el Vudú, la brujería Negra y la Necromancia incluyen huesos humanos en sus prácticas, en Europa hay quienes se dedican exclusivamente a buscar tumbas de brujas famosas, muertas entre los siglos 15 y 18, con el objeto de recuperar algún fragmento de ellas (quizá el caso más famoso sea el de la búsqueda del sepulcro de Lilias Adie, una “bruja” escocesa del siglo 17), para invocarla.
 
Sin embargo, insisto, en muchas de esas prácticas religiosas y espirituales existe un corpus ancestral que lo justifica, mientras que en México todo son invenciones que, por desgracia, entregan resultados en principio hasta que el Eggun o el Nfumbe, deciden cobrarse la osadía de haber interrumpido su sueño eterno, (por no decir que sea el padrino, quien busca trancarle el camino al ahijado para luego venderle ebboses).
 
Ahora, aquí viene lo complejo de esta fantasía: durante la obtención del hueso en los cementerios, no hay pacto… no se ofrece nada al muerto, como sucede en el palo Mayombre, cuando se entrega un pago para que acepte que su “kiyumba” o “ikongo” vayan a parar dentro de una Nganga.
 
Así, es común que los Santeros, bajo las instrucciones de sus padrinos Babalowos, acompañen a los futuros ahijados principalmente a cementerios en zonas rurales, donde la escasa vigilancia permite el saqueo de tumbas.
 
Sin embargo, aquí es en donde a esta actividad se le considera “acciones abiertamente criminales”, ya que las recientes modificaciones al artículo 280 del Código Penal, la exhumación ilegal y el tráfico de restos humanos han pasado de ser una infracción que requirió “penas más severas y adecuadas a la gravedad del delito”, donde la sanción de tres días a dos años y multa de treinta a noventa días se convirtió a una de tres a ocho años de prisión y una multa equivalente de quinientas a dos mil veces el valor diario de la UMA.
 
Las modificaciones al artículo 280 bis del mismo Código Penal son más severas, pero dado que esa no es una página de temas jurídicos, dejaré hasta aquí estas referencias.
 
Ahora, ¿por qué la insistencia sobre este aspecto?, se preguntarán algunos lectores, y la respuesta es muy sencilla: porque si anteriormente al Aleyo se le pedía portar sus elekes, ildé y, en su caso, un Eleggua caminero o un caurí consagrado, ahora, en el nuevo invento de la Mano de Orunla, es obligatorio que el recién iniciado traiga encima el “ìkùn”, día y noche.
 
Así que imaginen, ¿qué sucederá si, durante una inspección policiaca o militar, a una persona, hombre o mujer, se le descubre entre sus pertenencias un hueso humano?
 
Por desgracia esto no termina aquí: la novedad en la nueva moda de la Mano de Orunla es que ese “ìkùn” ya no puede ser nada más una falange, ahora debe ser un trozo de fémur para que “la vida del iniciado nunca se venga abajo y camine con firmeza en la vida”.
 
Será, entonces, que en breve cualquier iniciado en la Osha ¿deberá traer consigo una kiyumba (cráneo) para que no piense pendejadas?
 
Algunos Santeros y Babalowos mexicanos comentan (en realidad argumentan, a manera de justificación), que no es que se inventen ceremonias, sino que lo que sucede en algunas casas religiosas “más bien es una comprensión errónea de las prácticas y creencias de la religión de los Orishas”.
 
Veremos si ese argumento es suficiente cuando a los Aleyos los agarren con un hueso humano en las manos…
 

 

1 de junio de 2025

El demonio en el espejo (final)


7.
—Muéstrame una fotografía de tu hija — pedí y comenzó a hurgar en el folder — no, necesito una selfie que tengas en tu teléfono: la más reciente.
 
Cristina me miró extrañada, más Maura la tocó levemente en el brazo y con un movimiento de cabeza pidió lo hiciera. Su teléfono era fino, de hecho, podría decirse que caro, lo cual, concluí, ella lo consideraba necesario para que la tecnología no fuera obstáculo en sus pesquisas.
 
Observé largamente la foto, luego coloqué el teléfono sobre la mesa y lo hice virar sobre el anillo magnético, como en el juego de “girar la botella” y el speaker quedó apuntando hacia ella. Sonreí burlón, ella me miró con extrañeza y lejos de aclararle qué pretendía, llamé a la mesera y pedí rellenara mi taza.
 
—Te toca contarnos la verdad — dije finalmente y con la mirada incluí a Maura.
—¿A qué te refieres?
—Te sentaste frente a mí y mentiste diciendo que no habías consultado con nadie para encontrar a tu hija. Debiste aceptar que sí lo habías hecho: fuiste con un brujo… y uno muy cabrón.
 
8.
—Para poder venir tuve que hacer una obra para ocultarme y que ese brujo no sepa que existo — avisé — el tipo al que fuiste a ver hizo un trabajo fuerte, en donde invocó a un demonio para que él les dijera en dónde tienen secuestrada a tu hija.
—…
—La consulta incluyó un espejo, viejo y con el marco muy adornado, propiedad de tu abuela y que tú misma le llevaste, en donde el demonio les mostraría en dónde está tu hija, lo cual es una media verdad. Sin embargo, no entendiste por qué el brujo lo cubrió con un paño negro, aunque él se limitó a decir que lo hacía para protegerte, pues ver la imagen del maligno podría asustarte.
—Pero…
—Calladita, durante los próximos cinco minutos, harán que te veas menos mal — la interrumpí apuntando mi tenedor (con un trozo de pastel clavado en la punta), hacia su rostro — el ritual incluyó una gota de tu sangre, aceite de azufre, un tazón con sal, dibujar de varios signos alrededor del espejo con tiza, varias velas y una hora de conjuros hasta que el demonio apareció reflejado en el espejo
—…
—Ahora el hechicero te está pidiendo una gran cantidad de dinero para darte la ubicación de tu hija. ¿Estoy equivocado?
—No…
—Te dijo que tenías nueve lunas para llevarle el dinero antes de que el demonio volviera a su lugar de origen. Y si no me equivoco te quedan tres para pagar.
—Dos… dijo una fecha, pero no el motivo — explicó.
—Ese tipo es bueno: sabe dónde está tu hija y solo te lo dirá hasta que le pagues el dinero que te pidió, mientras tanto, el demonio que invocó la está protegiendo, aunque siga en poder de los secuestradores, porque incluso, gracias a él, aunque suene raro, ellos la están tratado bien.
—¡No me contaste nada de eso! — protestó Maura.
—Es tal tu incredulidad que no estás dispuesta a pagarle al brujo — advertí — pero hazlo si quieres que todo salga bien.
—¡Es un abusivo! — se quejó — no tengo tantos pesos.
—Deja de pensar y decir pendejadas. Tienes dinero para pagarle: has recibido suficientes donaciones para tu búsqueda, así que te alcanza para sufragar al brujo e incluso para cubrir el dinero del rescate que piden los secuestradores.
—Prefiero pagarte a ti: dime en dónde está y te daré el doble de lo que me pide ese estafador.
 
Miré con despreció a la mujer: no era posible que jugara de esa manera con la vida de su hija; cogí el teléfono, lo giré de nuevo sobre la mesa y esta vez el speaker quedó apuntando hacia mí. 
 
—No me interesa tu dinero — dije acercándomelo a los labios para fingir que hablaba por teléfono — además, ese demonio es el dueño de la integridad de tu hija, así que más vale que le pagues. No tienes opción.
—…
—Te lo advertí: es un excelente vidente — intervino Maura cruzando los brazos sobre el pecho, manifestando hacia la mujer disgusto por su falta de honestidad.
—Los demonios siempre intentan entrar en nuestro plano dimensional y es difícil alejarlos una vez que lo consiguen. Una forma en que pueden meterse es a través de espejos, ya que funcionan como portales.
—…
—Ahora, si se trata de seguir diciendo verdades, después de consultarte con el brujo fuiste con un Santero y te dijo que él no pensaba meterse en problemas porque ya había demasiadas “energías” mezcladas en el secuestro de tu hija.
—…
—Debo reconocer el Santero que fue decente contigo, porque otro te hubiera sacado un dineral por no hacer nada para rescatar a tu hija.
—…
—Más allá de su honestidad, él tiene razón, ya moviste muchas energías oscuras y un demonio “de este tipo” siempre estará por encima de ellas, por encima de Dios y del Diablo, porque estos demonios se mueven a su libre albedrío.
—¿Por qué nueve lunas? — se atrevió a hablar.
—Es el número máximo de días en que puede tener “amarrado” al demonio, una vez cumplido el plazo, solo tiene dos opciones: lo deja escapar para que se mezcle entre nosotros, o lo regresa al lugar de donde vino. En cualquiera de ellas debe pagar lo que ofreció por encontrar a tu hija — expliqué y me zampé el último trozo de mi pastel.
—…
—Claro, un brujo honesto sabe que no puede dejarlo sin cadenas entre nosotros…
—¿Y qué le entregará el brujo al demonio como pago por sus servicios?
—Te lo podría explicar, pero no es asunto tuyo, aunque creas tener derecho porque regalaste una gota de tu sangre para la invocación. Lo que debe importarte es pagarle al hechicero. Cualquiera de los dos escenarios, ya sea que lo deje en libertad o lo regresa a su lugar de origen, implicará que nunca más tengas noticias sobre tu hija. Incluso aunque pagues el rescate, no te la devolverán.
 
Dejé que un silencio incómodo invadiera la mesa. Sin poder soportar más la presión, y sin mirarme siquiera, Cristina cogió su teléfono y lo arrojó en un rincón de su bolso de mano, luego cogió folder repleto de papeles, lo devolvió al otro bolso y se levantó de la mesa de un tirón.
 
La silla rugió al ser arrastrada, y las miradas de los comensales se volvieron hacia ella, llenas de sorpresa. Con la cabeza alta y los labios apretados, intentó mantener la compostura, pero su rostro reflejaba una mezcla de rabia y desesperación, mientras sus manos temblaban. Sin despedirse, caminó con paso firme hacia la salida.
 
9.
—¿Qué quieres que te diga? — dijo finalmente Maura.
—Podrías decir que estás apenada conmigo y que lo compensarás pagando la cuenta — me burlé.
—Sí, por eso no te preocupes — avisó y volvimos al silencio.
—Supongo que con el cuento de su hija ha conseguido engatusar a mucha gente — comentó luego.
—Su molestia es porque sabe que su telenovela está llegando a su fin: va a recuperar a su hija, eso está claro — señalé — pero luego de eso su vida volverá a ser igual de anodina que siempre.
—Me disculpo por meterte en estos embrollos — ofreció Maura mientras llamaba a la mesera para pedir la cuenta — y ya que estamos aquí deberías explicarme eso de que “uno de los sinónimos de la palabra resignación es paciencia”.
—Deja de meterte donde no te llaman — reviré.
—No entiendo.
—¿Cuál fue la persona que más te haya impresionado conocer?
—Una endurecida prostituta que se acostaba solo con traileros.
—Deberías aprender algo de ella para no dejarte manipular por la primera vende-cuentos que te encuentres en el camino.
—Pensé que me ibas a gritonear — reconoció tras pensárselo.
 
Solté una carcajada mientras sacaba el frasco con el polvo pierde rumbo, le pedí se acercara y dejé caer un poco sobre su cabeza.
 
—Es para que nadie sepa que nos reunimos con Cristina, ¿verdad?
—Sí…
—¿Cómo se llama ese polvo?
—Se llama “qué te importa”.
—Más vale que vaya a pagar — dijo y se puso de pie.
 
10.
Una vez en la puerta de la cafetería, Maura me interrogó.
 
—¿Lo viste?
—¿A quién?
—El demonio que conjuró el brujo, ¿se ve horrible, así como los describen?
—No es un demonio, Maura, es un Ángel al que invocó, y esos son los peores.
 
 * Para conocer más sobre este personaje y por qué me busca de vez en cuando, consultar el capítulo “Las muertas”, de mi libro “Muertero”.


 

25 de mayo de 2025

Aviso urgente

 


Sé que ustedes estaban esperando la segunda parte de la entrada “El demonio en el espejo”, pero debido a la pérdida de personas mayores, violencia descontrolada, jóvenes deprimidos, incremento en el consumo de drogas y alcohol, accidentes, y la delincuencia desatada incluyendo los altos mandos del país, es importante advertirles que estas desgracias seguirán.
 
La malignidad ha encontrado la forma de colarse en los corazones de la gente, de miles de millones de personas en todo el planeta, así que, gracias a esa retroalimentación, todavía el próximo mes de junio la malignidad estará reinando en el planeta.
 
Aquí no se trata de convencer a nadie de que las energías negativas existen y de que van ganando la guerra espiritual. No, solo se trata de recordarles que, como cada año, la malignidad va ganando. Y esto lo avisò el mundo espiritual este fin de semana
 
No hablo de que Ucrania o Israel desaten la tercera guerra mundial, ni que a Donald Trump se le ocurra una barbaridad o que Colombia desate una guerra sur-continental, me refiero a la vida cotidiana donde todas aquellas personas con las que tenemos alguna diferencia: hermano(@), jefe(@)hijo(@), socio(@), esposo(@),vecino(@) y en general cualquier desconocido(@) con el que se topen en la calle, toda la gente mala está empoderada, así que lo mejor es que cualquier provocación la dejen pasar, por muy provocadora que sea.
 
A eso agreguen malestares físicos en general y que los médicos no logren determinar, insomnio, mal humor, falta de dinero, estados emocionales negativos, enfermedades, fracasos en negocios o emprendimientos, mal humor, pérdidas y todo aquello que los hagan perder el control y de lo que después se arrepentirán.
 
Más allá de que mucha gente me ha contactado para compartirme las injusticias y problemas que está padeciendo, les pondré un ejemplo de cómo suceden las cosas.
 
En días pasado, rumbo a mi trabajo, calculé correctamente la distancia para cambiar de carril y dar vuelta a la derecha sobre la próxima avenida, pero el tipo que dejó el espacio para que yo me pidiera meter, al ver mi movimiento, aún con la direccional encendida y teniendo yo medio auto metido ya en el carril, aceleró y se estampó contra mi coche, y no solo eso, ya golpeándome aceleró, innecesariamente, para incrementar el daño lo más que pudiera en mi carrocería.
 
Ni que decir que antes de bajarme de mi coche volteo a ver a quien me pegó y alcancé a ver cómo su rostro demoniaco se convirtió en el de un anciano desconcertado. Al increpar su malicia, no solo para aventarme el auto sino para acelerar ya que me había pegado, no supo responder.
 
Curiosamente, todo el golpe, junto con su aceleré para causar más daño, recayó en mi neumático, así que el daño fue mínimo, aunque la actitud del hombre fue patética.
 
¿Opciones?
 
Ya las saben, oración (a la entidad en la que ustedes crean), meditación y yoga, (en las cuales puede incluir a sus familiares), esencias, baños de hierbas, lo que usen comúnmente, pero sobre todo paciencia y sabiduría. Seguiré informando sobre el tema si es que hay novedades urgentes.
 
 


18 de mayo de 2025

El demonio en el espejo

 


1.
—Hola… — escuché un inseguro saludo al otro lado de la línea.
 
El número desde el que me llamaban no lo tenía registrado en mis contactos, pero “algo” me dijo debía contestar.
 
—… ¿cómo estás?, ¿todo bien con ustedes?
 
Interrogó la voz con más seguridad y ello me permitió saber de quién se trataba: Maura*.
 
—Bien, gracias.
—¿Estás ocupado?
—No, estaba leyendo: mi esposa fue al panteón a dejarle unas flores a su madre, así que ando tonteando en lo que regresa.
—¿A su madre?... ¿ustedes no le…?
 
Ante su cuestionamiento opté por el silencio y de inmediato se dio cuenta que no debía entrometerse en esos asuntos.
 
—Raro que no hayas ido al cementerio. Sobre todo al Francés, que tanto “te gusta”.
—Iban a ir... ya sabes, así que paso.
—Entonces voy a sacarte del aburrimiento: te tengo un caso delicado.
—Me haces sentir importante, como Felix Castor, el exorcista free lance protagonista de las tétricas novelas de Mike Carey.
—¿Quién?, ¿cómo?
—Olvídalo.
—Este caso es serio. No conozco a la afectada, me llegó… no sé, por obra y gracia del Espíritu santo…
—Ya, Maura, no te pongas diabólica sólo porque acaba de morir el demoniaco Papa Francisco… ¿qué quieres?
—Secuestraron a la hija de una mujer y queremos que nos ayudes a encontrarla. Tiene trece años y lleva poco más de dos semanas desaparecida.
—Bien, mándame una foto, la más reciente que tengas y te aviso lo que vea.
—Mejor nos reunimos para que ella te platique los detalles. Viene conmigo en un uber. Llegaremos a tu casa en 10 minutos.
—¡No la traigas aquí! — advertí.
—Está bien. Entonces nos vemos en quince minutos en la cafetería “Village Café” que tanto te gusta, la que está frente al Parque Hundido.
—Tampoco: las dueñas lo convirtieron en “pet friendly”, como si supieran qué quiere decir eso. Así que ahora el lugar está lleno de pulgas y caca con perros cogiendo debajo de las mesas mientras sus solteronas dueñas los ven con envidia — protesté — mejor nos vemos en 20 minutos en la cafetería Vips que está sobre avenida Patriotismo.
—Es pésima — se quejó.
—Por lo mismo: así no nos quedamos mucho tiempo.
—Oye, estás muy amable conmigo, ¿debería preocuparme?
—Si leyeras mi blog entenderías que he descubierto que uno de los sinónimos de la palabra “resignación” es paciencia.
—No entiendo…
—Mejor — respondí y corté la llamada.
 
2.
Entré a la habitación donde trabajamos espiritual y recordé que Vips era una cadena de cafeterías/restaurantes cuya fama en la actualidad obedecía a que sus alimentos y bebidas eran pésimos.
 
Un par de décadas atrás tenían tres ventajas: la calidad de sus alimentos era buena, la atención era rápida y prácticamente había uno en cada esquina de la ciudad, pero con los años se fue perdiendo esa virtud al tiempo que surgieron fuertes competidores que le fueron robando la clientela.
 
Abrí la alacena, saqué tres frascos y cogí una gorra, fui a la cocina, dejé todo sobre la mesa: de uno de ellos saqué polvo blanco y con el dedo índice pinté una cruz en mi cabeza (de sien a sien y de nuca a frente), de otro saqué polvo amarillo y pinté, con el mismo dedo, unos signos en la suela de mis tenis… del tercero saqué polvo café, el más importante: pierde rumbo, espolvoreé por dentro la gorra y me la puse.
 
Hice una oración y guardé todo excepto el frasco con el polvo café, mientras concluía que no me molestaba entrar en una de las cafeterías Vips, pero hay gente que no las soporta, así que, tras muchos años de no visitarlas me serviría para ponerme al día con su servicio.
 
3.
Coincidí con Maura y otra mujer en la entrada. Pedí a la recepcionista una mesa en un rincón “lejos de los ventanales y de la entrada”.
 
—¿Por qué tanto misterio? — preguntó Maura luego de darme un abrazo y un beso en la mejilla a manera de saludo.
—Porque andan “siguiéndola” — respondí señalando a su acompañante con un cabeceo.
—Te presento a Cristina — dijo y la mujer me extendió la mano, sin embargo, no se la estreché.
—Mucho gusto. No se tome a mal que no le responda el saludo, pero…
—No le gusta el contacto físico con la gente — intervino Maura y noté malicia en sus palabras.
—Pero ustedes se besaron y se abrazaron.
—Voy a usar mis dones con usted eso — dije mientras improvisaba una explicación — y su astral puede contaminarlos y complicar la consulta.
 
La mujer me miró con incredulidad y levantó los hombros, lo cual me dejó claro que aquel desplante era hipocresía pura. Tomé nota y recé otra oración para que “nadie” descubriera dónde estábamos.
 
4.
Llegó la mesera, colocó un mantelito de papel frente a cada uno y se disponía a irse cuando la detuve.
 
—Para mí va a ser un café negro y un pastel de tres chocolates.
 
Ellas pidieron también café y pastelillos, sobre los cuales no manifesté interés en opinar, entretenido por observar a la mujer.
 
—¿Así que me están vigilando? — soltó Cristina con una voz chillona.
—Ha hecho “mucho ruido” buscando a su hija — dije.
—Si usted tiene hijos, seguro lo entenderá: estaría haciendo lo mismo… o quizá no tanto, porque usted es vidente y seguro ya la habría encontrado.
—¿Dónde desapareció su hija? — pregunté tratando de evitar a saber qué diablos, porque había algo en la mujer que no me gustaba. La mesera llegó con nuestro servicio en el momento en que descubrí que la mujer me desagradaba.
 
5.
Cristina era robusta, con un cuerpo que desbordaba en curvas excesivas y una piel que vibraba con cada movimiento. Vestía prendas coloridas y un tanto ajustadas que resaltaban su sobrepeso, mas su actitud era de alguien que no parecía preocuparle la opinión ajena.
 
No era solo su aspecto físico lo que la hacía destacar, sino su carácter: a leguas se notaba que era imprudente, poseedora de una lengua afilada y con capacidad para expresar su opinión sin filtros. Cuando algo no le gustaba, seguro lo decía abiertamente.
 
Si bien algunos como yo encontrarían su actitud irritante, otros quizá la admiraban por su sinceridad y por tener claro lo que buscaba: encontrar a su hija con vida.
 
6.
—Vivimos en Nuevo León y…
—Cristina: yo no pregunté dónde vives ni tu lugar de origen. Está claro que vienes de allá por el tono con el que hablas. Yo quiero saber exactamente en dónde se esfumó tu hija — comencé a tutearla.
—No lo distraigas, ya está usando su videncia. Así se trabaja en los ambientes esotéricos — explicó Maura, cuya palabra “esotéricos” estuvo a punto de provocarme un ataque de risa.
—En la colonia Héroes de Capellanía. Mi niña regresaba de la secundaria en la noche y según los testigos que presenciaron su secuestro, una camioneta se detuvo de golpe, bajaron dos tipos, la obligaron a subir y se fueron con rumbo desconocido — insistió en contar sobre temas que no pregunté.
—Ese es un barrio peligroso.
—Es una colonia humilde — me corrigió belicosa.
 
Me quedé observándola y ella también me miró, aunque con actitud retadora. Tomé el primer sorbo a mi taza de café y me agradó su sabor.
 
—Está por terminar la secundaria. Tiene excelentes calificaciones. Mi padre, su abuelo, es viudo... bueno, mi madre murió hace años y él vive con otra mujer, pero le prometió que, si terminaba con buen promedio la secundaria, le pagaría el bachillerato en una escuela particular.
—... — guardé silencio, no sólo porque yo no la había pedido mayor información sobre su hija, sino porque Cristina estaba tratando de manipularme.
—Cualquier cosa más que quieras saber sobre dónde y cómo se la llevaron, está en el expediente — avisó ante mi indiferencia, sacando de un gran bolso de piel un folder repleto de papeles, el cual puso frente a mí — aunque no entiendo por qué tendrías que hacerme preguntas si Maura me dijo que eras vidente y todo lo sabes.
—¿Dónde la conociste? — pregunté a mi amiga, irritado, sin mirar siquiera el legajo de papeles.
—Yo estaba llorando afuera de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y Maura se acercó para saber qué me sucedía— se entrometió Cristina — fui a que me explicaran por qué no han enviado una recomendación al Programa Especial de Personas Desaparecidas de Nuevo León, pero solo me dieron evasivas y me mandaron a las oficinas de Periférico…
—Iba caminado por avenida Universidad cuando la vi, me contó su caso y le dije que podías ayudarla a saber el paradero de su hija — intervino Maura.
—Cristina, ¿has consultado a otras personas con dones para saber sobre tu niña? — pregunté y probé el pastel, cuyo sabor también me gustó.
—No… — dijo con voz apenas audible.


5 de mayo de 2025

Los fantasmas temen al agua

 


1.
Seguramente los lectores recordarán a Caronte, el barquero del inframundo, personaje de la mitología griega cuyo entorno es fascinante, no tanto porque tenga presencia en las leyendas que tratan de explicar a los dioses y los orígenes del mundo: tiene que ver con la creencia de que los muertos no podían cruzar los ríos que separaban al mundo de los vivos del de los muertos: Estigia, Cocito, Aqueronte y Flegetonte. 

Para los griegos esas afluentes marcaban los límites entre la vida y la muerte, además de actuar como guardianes que impedían que los espíritus malignos crucen, en realidad para que no volvieran, al mundo de los vivos, así que Caronte se encargaba de transportar las almas al Hades, el inframundo (previo pago de una moneda de plata), donde serían juzgadas para determinar el sitio donde descansarían. 

Es por eso que Caronte tenía tanto trabajo: no era simplemente que esas almas no pudieran entrar al agua, sino que, se creía, en el fondo existían entidades oscuras que se alimentaban de ellas, por lo que, si eran atrapadas, les impediría alcanzar el anhelado reposo espiritual.

Esa es una buena explicación para entender el origen de por qué los desencarnados tienen a relación amor/odio con cualquier cuerpo de agua, ya sean pozos, ríos, lagunas, cenotes, mar y océanos: 

—Por un lado, los muertos caen bajo un tipo de encantamiento por el sonido que provocan, por ejemplo, las fuentes, bebederos, surtidores, pilas, grifos y corrientes de origen diverso son los sitios donde les gusta pasar el tiempo. 

—Por el otro, partiendo de la idea de que el líquido marca la diferencia entre la vida y la muerte, en muchas culturas se considera que los cuerpos de agua son puertas hacia otras dimensiones (como el caso de los cenotes, considerados portales al Xibalbá, inframundo para los mayas), lo que puede hacer que para los espíritus que no han encontrado la paz, represente un viaje incierto.

Existen entidades que tienen una función similar a la de Caronte, sobre las cuales recomiendo leer, como es el caso de la diosa Hela de la mitología nórdica, el dios Mictlantecuhtli para los mexicas, el dios Yama paras los hindús y la diosa Wangmu en las tradiciones chinas.

2.
Los estudiosos dirán que los fantasmas son entidades etéreas, lo que significa que no tienen una forma física sólida. Se cree que el agua puede interferir con su naturaleza, pues al entrar en contacto con ella, podrían perder su forma, impidiendo no solo que se manifiesten plenamente (su forma, lo que caracteriza a ciertos espíritus, como los llamados “chocarreros” o eggun oscuros), sino que además nunca recuperarían su energía. En el extremo, simplemente pueden desvanecerse (como una bocanada de humo de tabaco).

Esto suena coherente, pero más allá de mitos y leyendas ancestrales, el mundo espiritual maneja otros conceptos muy interesantes sobre el tema. 

El agua puede ser un símbolo de peligro para los fantasmas si la muerte de la persona está ligada a ahogamientos, naufragios, asesinato y otros eventos traumáticos ya que les recuerda su propia muerte o las circunstancias que los llevaron a convertirse en desencarnados.

Para muchas religiones el agua representa pureza y limpieza, por ello se usa para alejar a los desencarnados, ya sea con baños de hierbas, agua bendita, colocando ollas de barro con agua pigmentada de azul debajo de la cama de quien esté siendo acosado y mezclando agua con sal, alcohol o vinagre. 

En algunos casos, por esta misma razón, ciertos Santeros y Babalowos realizan baños en un río antes de alguna ceremonia (a manera de purificación) o practican parlados para alejar egguns obsesores: saben que esa será la mejor forma en que no regresen a molestar a nadie.

Hay más versiones sobre el tema, pero uno a destacar es que los muertos no pueden ver su reflejo en el agua y eso les recuerda que han fallecido, provocándoles la pérdida de memoria de cómo fue que llegaron hasta ese punto. Lo mismo sucede con los espejos, aunque solo cuando la persona acaba de fallecer (por eso cuando un enfermo agoniza se deben cubrir con paños color negro). 

3.
A diferencia de los seres humanos, que pueden cruzar ríos y lagos poco profundos o caminar en las orillas de las playas mojándose hasta la cintura, por no hablar de quienes los atraviesan nadando o simplemente usando un puente, los desencarnados no pueden hacerlo porque entre otras cosas no pueden pasar por encima, ni brincar ni mucho menos volar sobre el agua.

El agua efectivamente contiene entidades, pero ello no significa que sean malignos… ni benignos: es un elemento que aglutina “energía dinámica” cuyo efecto es la transformación de todo lo que toca, tanto a nivel externo (una presa, molinos, termoeléctricas, etc.), como interno (erosión, limpia, traslados, etc.).

Otra razón por la cual los fantasmas le temen es que están anclados a la tierra, así que caer en el agua podría evitar (dadas las corrientes entre ríos, mares y demás), que nunca más volvieran a tocar suelo. Este aspecto es interesante y quizá lo amplíe en otra entrada, y es que los espectros, al estar asociados al universo de los vivos, están:

—Ligados a lugares específicos y a la memoria de quienes los conocieron, lo que implicaría dejar el mundo que conocen y perder su vínculo con lo terrenal (viéndose este aspecto como el temor a la purificación y al olvido). 
—Aún tienen asuntos pendientes que desean finiquitar, pese a que no saben cómo hacerlo, no tienes capacidad (forma física) o dependen de hechos fortuitos para poder intervenir (aunque sea de manera sutil).
—No están listos para aceptar la siguiente fase de su destino (sí, porque el destino pactado antes de nacer incluye lo que se haga en vida como encarnado y lo que se haga en muerte como desencarnado).

Si su existencia se encuentra en el estancamiento, entonces el agua, siempre en movimiento, podría deshacer ese estado de limbo en el que se encuentran, forzándolos a confrontar una transformación que rechazan al aferrarse a lo que fueron y no pensar en lo que podrían ser si reencarnan de nuevo: una vida mejor o peor (seamos realistas) a lo que experimentaron. 

4.
Debemos recordar que uno de los peores castigos que un desencarnado puede padecer es ser encerrado en una botella y arrojado al mar, y eso tiene dos motivos muy poderosos: uno, que en el fondo de los océanos difícilmente alguien lo rescatará, y dos, en caso de que el envase se destruya por el tiempo, el desencarnado sería absorbido por el agua.

Esto es fundamental pues el agua se asocia comúnmente con la vida y la vitalidad (recordemos desde las teorías científicas como la de Charles Darwin hasta las religiosas que asignan al Yemayá la madre de todo lo que tenga vida), así que los desencarnados, al ser seres de muerte y baja vibración, se sienten amenazados por la energía opuesta que representa el agua.

Finalmente, algunos se preguntarán, si los desencarnados temen al agua, ¿por qué no se van cuando están recostados sobre una persona, al momento en que se da una ducha o entra al mar? porque están colgados del astral de su víctima, de ahí que aquellos que se dedican a la sanación, en cualquiera de sus variantes, además de agua, incluyan otros elementos durante el ceremonial para alejarlos.

13 de abril de 2025

Me lo dijo la muerta

 


1.
—Y entonces, de un día para otro, dejó de hablarme — se quejó Lorena, al otro lado de la línea telefónica, sobre una colega de su trabajo.
—Tras lo que dijiste, yo también te habría retirado el saludo — señalé.
—¡¿Por qué harías eso?! — protestó.
—A veces eres irritante.
—Tú no eres una rebanada de durazno en almíbar.
—Sí, soy difícil, por eso no pido favores ni me meto en situaciones que sé podrían terminar mal. Además, he aprendido a ya no hablar tanto: mientras menos opiniones dé, más felices seremos todos.
—No entiendo qué intentas decirme, pero tampoco me interesa mucho. Solo te hablé para pedirte que le hagas una brujería a esa mujer.

2.
Mi esposa y yo consideramos a Lorena una gran amiga, de esas con las que disfrutamos conversar por horas ante sendas tazas de café, sobre temas que no tienen que ver con espiritualidad, religión, esoterismo ni nada parecido. Es la amiga ideal.

No tiene ninguna iniciación espiritual; no es católica ni atea, pero acumula mucha cultura en su cabeza por los miles de libros que ha leído desde que era niña, cuando una tarde, al volver del trabajo, su padre le regaló “Flor de leyendas”, de Alejandro Casona, el primer texto que almacenó en su lúcido cerebro y al que le siguieron muchos otros.

Sin embargo, tiene un defecto: puede ser irascible, y aunque trate de controlar su carácter, no siempre lo consigue y asume actitudes viscerales. Eso sí, cuando lo hace suelta ingeniosas frases mordaces. 

3.
—Sabes bien que no hago brujerías.
—Lo sé, pero ella me hizo un trabajo, por eso dejó de hablarme…
—¿Por qué lo dices? 
—Estoy muy mal del estómago. Tengo síntomas de una infección, pero ningún doctor sabe decirme cuál es el problema. Me hice estudios clínicos y no se detectó nada. ¿Podrías verlo con tu clarividencia?
—La señorita videncia está de viaje de placer. 
—No seas así.
—Así, ¿cómo?
—Ecpático… — acusó y solté una risotada.

4.
—Tú, que trabajas en una gran empresa, dime, ¿cuántos de tus compañeros no te agradan? — intenté cambiar de tema.
—En nuestra área son unos 200 changos, entre macacos, simios, monos, gorilas, chimpancés y orangutanes… y unos 30 son como un cólico menstrual — dijo con desprecio.
—¿Y cuántos de esos primates te consideran insoportable?
—¡Oye…!
—¿Sabes?, la mayoría de la gente que se consulta con Curanderos, Tatas, Espiritualistas, Chamanes, Santeros, Babalowos, Tarotistas tiene la desgracia de hacerlo ante iniciados que no entienden el equilibrio dinámico de la vida.
—Ya has escrito de esos malabares en tu blog.
—¿Malabares?
—Sí, por aquello del equilibrio circense de la vida.
—Quizá lo he mencionado, pero no lo que te voy a explicar — avisé después de terminar de un trago el resto del whisky.
—Dale.
—Un buen guía, en cualquier disciplina religiosa, sabe que antes de cerrar la consulta debe hablar con el consultado y plantearle el escenario en el que surgen sus problemas, para evitar que se repitan en el futuro… evadir los errores que le llevaron a esa encrucijada.
—…
—Imagina cuántas personas buscan quién les quite la brujería que les hizo una compañera o pidiendo que tranquilicen al jefe.
—Muuuchas, supongo.
—Claro, pero antes de iniciar la consulta el afectado llegó hablando pestes de su vecina de escritorio, que “es una pinche bruja” y que seguramente le hizo algún hechizo para que le doliera la cabeza, o del “cabrón de su jefe”, a quien quiere denunciar por acoso laboral pues le pide mucho trabajo.
—…

5.
Aquella noche de sábado tenía entre mis manos “Testimony”, la autobiografía de Robbie Robertson, un libro que tardé años en comprar, sin tener motivo alguno que no fuera su tamaño y peso, hasta que una tarde encontré una edición barata y ligera, pero con la impecable calidad que caracteriza a los libros de la editorial NeoPerson. Así que lo compré y sin miedo a sus casi 700 páginas, me metí de lleno a su lectura.

Horas antes habíamos madrugado para acudir al cabildo de un amigo Tata, quien había pedido nuestra presencia para los preparativos de un rayamiento de un conocido de ambos. Acepté ir porque es un gran amigo y excelente religioso, pero aclaré que no nos involucraríamos en la ceremonia, y, esclarecí, que en cuanto cayera la tarde nos retiraríamos. Estuvo de acuerdo, aunque al momento de despedirnos insinuó que nos quedáramos, a lo que decliné amablemente.

Volvimos cansados a casa, mi esposa avisó que dormiría un rato mientras yo bebería un whisky y avanzaría en mi lectura. En ese momento estaba cuando entró la llamada de Lorena a mi celular.

6.
—La gente asegura que los otros son “los malos”, porque están alterando su vida, sin ponerse a pensar que quizá ellos propiciaron que la compañera o el jefe se pusieran en su contra con algún desplante, forma de contestar o ve tú a saber, porque hay personas más sensibles que una vela frente a una ventana abierta.
—Ando fuera del país por cuestiones de trabajo, y ha sido muy tortuoso lidiar con problemas estomacales cuando lo mío son relaciones públicas, ya sabes comidas o cenas…

Lorena quiso cambiar de tema y volver al de la brujería, pero la ignoré.

—Nos hace falta ser objetivos para ver el otro lado de la moneda en casos así: no soportamos estar junto a alguien, pero no nos ponemos a pensar que podemos ser insoportables para otra persona… o muchas.
—Creo que ya lo has mencionado en varias respuestas que luego das a los comentarios que la gente escribe en tu blog.
—Entonces, ¿por qué estamos teniendo esta conversación? — cuestioné levantándome para entrar a la cocina y servirme otro fajo de whisky
—Pilar me ha estado causando problemas en el trabajo. Estoy al borde de un ataque de nervios, por eso quiero que le regreses el daño que haya pedido para mí.
—No puedo creer lo que estoy escuchando, no sólo porque esa petición proviene de una mujer muy culta, sino porque sabes que no hago trabajos negros… ya ni siquiera blancos — agregué y solté otra risotada. 
—¡Es que no entiendes! No estoy pidiendo que la mates ni que la dejes coja o tuerta, solo quiero que me quites lo que me hizo y se lo regreses.
—Claro que comprendo, tan así que si insistes con la solicitud voy a tener que cortar la llamada — avisé.
—…
—Te voy a proponer algo: relájate, tómate dos cervezas y luego una más en mi honor, al fin y al cabo es sábado. Luego antes de beber la cuarta piensa si vale la pena que inviertas tiempo, y me robes el mío. Y si crees que lo vale, me marcas mañana y vemos que se puede hacer. Solo recuerda: si decides vengarte, habrá consecuencias para ti — propuse para luego sentarme en la orilla del sillón para alcanza mi vaso con whisky, sin embargo, estaba vacío.
—No es venganza… — dijo en el momento en que luego de constatar que el licor había desaparecido, levanté la vista y estaba de pie la muerta mirándome con dureza.
—¡Mierda! — exclamé.
—Tampoco necesitas enojarte… — dijo a modo de queja.

7.
Pese a que conocía nuestro trabajo espiritual, Lorena nunca pidió se le diera luz al espíritu de su madre tras morir. Tampoco me entrometí: cada quien sus traumas o rencores, pero de vez en cuando la percibía cerca de su hija, simplemente estando, sin dar señales de alguna intensión.

Sin embargo, aquella noche se había plantado frente ya mí, y sin mediar conversación alguna, me dejó claro el mensaje cuando con un vistazo observó el vaso vacío. 

—¿Días antes de que te dejara de hablar, Pilar te ofreció algo de beber? — pregunté a mi amiga.
—Sí, una mañana llegó hasta mi escritorio con un café capuchino. No se lo cuestioné pues luego de años de amistad ya conocía mis gustos.
—Y supongo te lo bebiste.
—Sí, ¿por qué? — cuestionó.
—Ahí fue donde te puso una porquería que no me preguntes qué es porque te haría vomitar, aunque de nada serviría porque el trabajo ya lo traes dentro — avisé.
—Te lo dije: esa cabrona me brujeó. ¿Así que la “Señorita Videncia” regresó de sus vacaciones?
—No me molestes. Urge que comiences a tomar té de orégano todas las noches, una taza, en lo que regresas a la ciudad. Luego nos pondremos de acuerdo para hacerte el despojo completo.

Nos despedimos y la madre de mi amiga se desvaneció frente a mí en el justo momento en que mi esposa se despertó.

—Sentí frío. Me agarró la “Muerte chiquita” — dijo entreabriendo los ojos.
—Sí, vino la madre de Pilar.
—¿Qué quería? — preguntó incorporándose del sillón
—Mierda, ponerme a trabajar — me quejé levantándome para servirme otro whisky, obvio, en un vaso limpio, para luego explicarle lo sucedido.
—¿No lo habías visto con videncia mientras conversabas con ella?
—Ya sabes que la mayor parte del tiempo la adivinación está cerrada, vacacionando...
—Creo que eso de que estás semi-jubilado del mundo espiritual es una falacia.
—Me temo que sí — reconocí.