Recibí un mail de una
joven que me preguntaba sobre cómo proceder ante una “propuesta” que le hizo su
padrino para tener contento a Eleggua. Según ella, en una consulta el Orisha le
dijo que era muy pesimista y que el culpable era su novio, por lo que debía terminar
esa relación (lo cual obviamente hizo).
A los 21 días el padrino
la consultó de nuevo y le advirtió que Eleggua seguía molesto porque no cambiaba
su actitud, por lo cual tenía que organizar una fiesta con mucha comida, ron, música
tropical, adornos infantiles, usar ropa ligera y lo importante: sólo asistiría su
padrino.
Pidió mi opinión y se
la di: “ningún Orisha diría algo así, es mentira, no regreses nunca a ese Ilé, porque
de hacer esta fiestecita serás objeto de una agresión sexual de parte
de tu padrino”.
Contradiciéndose en
su inquietud, la mujer respondió diciendo que el mentiroso era yo: lo
pidió Eleggua, cómo me atrevía a cuestionar un ebbo marcado por un Santo y que su
padrino era un religioso honorable. No volvió
a escribir.
Señalan
estadísticas que el ser humano usa solo el 7% del potencial de su cerebro y sólo
genios como Albert Einstein utilizan el 12%, que el 92% de ese 7% está lleno de actitudes acumuladas desde
que nacemos y hasta los 3 años de edad, alcanzando ecos de aprendizaje hasta los
6.
Lo
anterior se obtiene por cómo somos educados, la interacción con nuestros padres,
hermanos, amigos y vecinos; por experiencias vividas; por la televisión, escuela,
juguetes, radio y todo a lo que son expuestos nuestros 23 sentidos (no son 5 como
quieren creamos), lo que redunda en nuestra actitud ante la vida y cómo aprenderemos
más cosas de acuerdo a los nuevos datos a los que seremos expuestos.
Al
llegar a la etapa adulta asumiremos una actitud basada en miedos y fortalezas lineales
y manipulables, cuyo sentido busca que cumplamos, a como dé lugar, con normas y
conductas para ser aceptados y desempeñar una función social, so pena de ser rechazado
y hasta reprimido no solo por la sociedad, sino por el mismito Dios.
A
lo anterior se le llama miedo, su apellido
paterno es: amenaza y el materno es: castigo…
Empecemos
con el personaje más conocido: Dios ¿por qué debemos temerle?... porque alguien
se le ocurrió decir: “He aquí, la tempestad
del SEÑOR ha salido con furor, un torbellino impetuoso descargará sobre la cabeza
de los impíos” (Jeremías 25:32), y de ahí otro listillo se agarró de “Él castigará a los malos, abominables, impuros,
ladrones, asesinos, idólatras, brujos, mentirosos, violadores, cobardes e incrédulos”
(Apocalipsis 21:8).
Para
reprimirnos Dios tiene a Simikiel, su inclemente Ángel de la Venganza, y además
a los llamados Siete ángeles del castigo: Hutriel, Shoftiel, Lahatiel, Kushiel,
Makatiel, Pusiel, Rogziel y no hay quien los detenga, pero vale la pena cuestionarse:
si se afirma que “Dios perdona todos los pecados”
(Colosenses 3:13), entonces ¿a quién le hacemos caso en eso temerle?
Sigamos
con los dioses castigadores, en este caso con Olofi: ¿por qué debemos temerle también?...
pues porque alguien decidió consignar en el oddu Ogbe Weñe que él castiga la maldad,
en Obara meyi que escarmienta con la muerte, por ejemplo, a la apetevi que sea infiel
y en Ogbe Iwori que la curiosidad es castigada, entre muchas otras formas de hacer
su justicia.
Los
Orishas, los ejecutores de sus designios, no se quedan atrás y en Ojuani meyi Oggun castiga a la Muerte, en
Ojuani shobe Oya sanciona cegando y poniendo
loca a la gente, en Ojuani irete Orunmila
denunció a Oshun ante Obatala para que la encontrara y la escarmentara, y claro
que no podían faltar los Babalowos: en Odi
tola se les autoriza a castigar a los “ahijados faltones” haciendo un terrible
ebboe con el caldero de Oggun. Y aún faltaría citar a los chivatones Eleggua y
Eshu, vigilando “en cada esquina” cualquier cosa que hacemos o dejamos de
hacer.
Recordemos:
uno de los peores errores de los practicantes de la Santería e Ifa en américa fue
humanizar a los Orishas, haciéndolos borrachos, mezquinos, fanáticos del sexo, violentos,
traidores, asesinos, mentirosos, ladrones, pero al final de cuentas arrepentidos,
y gracias a la intervención de un Orunmila (luego de ser amenazado con la venganza
de Olofi), perdonados, para luego volver a contravenir los preceptos de Ifa, al
cabo el “ebboe” (mero soborno), todo lo compone.
El
miedo (junto con la amenaza), es permanente en la manipulación que muchos Santeros
y Babalowos hacen de los signos que marcan una consulta, del contenido de un ita
y de cualquier oportunidad que se les presenta al trabajar religión: a consecuencia
de ello asumimos actitudes de sumisión y obediencia (un “sistema de esclavitud perfecto”
que ya he citado), por el pavor que provoca imaginar el enojo de los Orishas.
¿De
dónde viene ese miedo? de la ignorancia compartida por los padrinos: son el
primer contacto del neófito con la religión Yoruba, quienes repiten una y otra
vez que los Orishas son deidades que se enojan y su venganza contra los
profanos será inclemente. Señalemos que la más ridícula enseñanza sobre el tema
lo entregó Lydia Cabrera con su texto “Venganzas y castigos de los Orishas”: un
relato infame en el que presenta a los dioses Yoruba como inclementes
castigadores.
Veamos
cómo una conducta religiosa es inducida por el miedo en la Osha e Ifa.
Se
dice que cuando una persona va a consultarse al pie de Ifa debe estar limpio y sin
tener relaciones sexuales durante las últimas 24 horas, ya que de hacerlo se estaría
cometiendo una falta de respeto grave. Gran mentira: se pide al consultado presentarse
limpio porque durante el acto sexual se da un intercambio intenso de energía entre
la pareja que termina por conjuntar su astral, cuyo resultado sería una imagen distorsionada
en la que confluyan los dos astrales, y en consecuencia, el registro no sería exacto.
En
otra invención se exige que para atender a los Orishas se debe estar limpio y de
preferencia vestir de color blanco, como si el religioso se presente ante ellos
como si fuera a ir a una fiesta, más de nada sirve hacerlo con esa pulcritud pues
ello no evitará que una deidad “sepa” que se ha maldecido o mentido, si se ha obrado
de mala fe o perjudicado al prójimo.
Otra
mentira: la aberrante prohibición de que nunca se debe estar sin ropa frente a los
Orishas pues la desnudez humana los ofende… vaya: ¿acaso no nacimos desnudos?,
¿ahora la creación de Olofi resulta una afrenta?
Hay
una más: se advierte que en un atributo Orisha jamás se deben guardar objetos o
dinero robado, y entonces ¿por qué algunos Santeros y Babalowos hacen que sus ahijados
o pacientes dejen el derecho por un ebboe que no se necesitaba o simplemente por
el que cobraron una exagerada cantidad de dinero?
Así,
¿cuántas sandeces se repiten o hacen en nombre de la Santería e Ifa, sin ni siquiera
cuestionar su lógica (y tras acumularlas en el cerebro), sólo porque fue lo primero
que se escuchó en voz del padrino, que a su vez fue dicho por sus padrinos, y al
mismo tiempo se repite desde tiempos ignorantemente inmemorables?
Muchos
de esos absurdos se asumen como reales sin cuestionarlos, sí, pero lo peor: ¿a cuántos
recién iniciados que vienen caminando detrás (llenos de fe, entusiasmo o necesitados
de ayuda), también se les harán creer? Y en el extremo: ¿cuántos religiosos, ahijados
o pacientes asumen una actitud que en ocasiones raya en el esclavismo, por el hecho
de creer que quien exige la sumisión es, curiosamente, un vengativo Orisha que aparte
de vigilarlos, “respalda y defiende” a su caprichoso y perverso padrino?
Hacer
un catálogo que permita entender la mecánica religiosa a quienes se van a iniciar
en la Osha o Ifa y no ser engañado sería reiterativo, pues mucho está ya señalado
en este blog, más para aquellos que ya pusieron en manos de un padrino su destino,
conviene insistir que una religión no se practica con miedo ni se necesita ser iniciado
con cualquier pretexto, pues ello pondría en peligro nuestra integridad en las
manos equivocadas, y para entenderlo basta con tener sentido común.
Ningún
Santero o Babalowo puede usar a la religión para amenazar a un ahijado o paciente
con recibir un castigo, pues precisamente el uso de un oráculo es para prevenir
cualquier amenaza que puede solucionarse con un ebboe, para lo cual debe hacer una
interpretación objetiva de un oddu.
Un
Orisha no es juez, ni espía, matón, policía, perseguidor, vigilante, vengador ni
justiciero al servicio de Santeros o Babalowos: no salen de un Ilé a la calle a
cazar a ahijados o pacientes que se “portan mal” ni mucho menos se van a prestar
a berrinches, pues las religiones de origen africano no funcionan así, aunque
los sacerdotes ególatras piensen lo contrario.
Curioso,
pero fue precisamente un Babalowo quien sabiamente me explicó la naturaleza de la
Osha o Ifa de la manera más sencilla que se puedan imaginar, cuando me dijo “para
entender la esencia de Ounmila debemos verlo como el efecto bumerang”.
Sí,
somos lo que hacemos, recibimos lo que damos, no lo que otros (padrinos, seres
humanos como nosotros), decidan sobre la vida misma. Usemos el cerebro y apliquemos
la lógica antes de dejarnos manipular por el miedo, pero sobre todo seamos
objetivos y analicemos nuestro comportamiento para saber si merecemos lo que
nos sucede.