30 de marzo de 2022

Los gatos frente al karma canino

 

para deborah


Ironías de la vida: los amantes de los perros se obsesionan con ellos por soledad, tras una desilusión o su incapacidad de comunicarse con sus congéneres, volcando sus frustraciones y/o defectos afectivos en un ente canino, sin ver que no es otra cosa más que un alma humana (aquello que tanto desprecian), dentro de un animal purgando karma (https://basurerodealmas.blogspot.com/2021/04/karma-canino.html).
 
El caso de los gatos es lo opuesto, pues son de los pocos animales que no tienen un origen terrestre, pero además han sufrido una evolución tal que su presencia tiene un significado más allá de lo imaginable.
 
Hay quienes vinculan a los gatos con temas demoniacos, teológicamente pudiera ser, ya que fueron las mascotas que acompañaron a Lucifer y a los Ángeles Caídos cuando fueron “expulsados del cielo” y se refugiaron en nuestro planeta, más esta esencia tiene una limitante de tiempo y espacio que el ser humano puede manipular para convertirse en un instrumento de evolución espiritual.
 
Antes de seguir aclaremos por qué Lucifer no es tan malo como la iglesia católica quiere hacernos creer: para los practicantes de la Santería, por ejemplo, el Diablo está sincronizado con Eshu, pero más que un ente malvado es una entidad que pone a nuestro alcance todo tipo de tentaciones para saber si caemos en ellas y nos hundimos en el osogbo, pero malo no es.
 
Como señalé, al llegar Lucifer a la Tierra lo hizo acompañado de una raza de la que se desconoce mayor información, el felino placentario, que con el tiempo derivó en especies como el león, puma, tigre, jaguar, leopardo, lince y ocelote, hasta llegar a lo que conocemos como gato doméstico. Y esto guarda un gran secreto.
 
A diferencia de los perros que tienen el don de la manipulación (virtud convertida en karma y que se revierte contra sus propietarios), mas en general los gatos son ambivalentes: son cariñosos y al siguiente día se lanzan con toda violencia contra sus dueños.
 
Los gatos en general, si se les busca videos en la web, son unos cabrones, sí, y también manipuladores como los perros, pero no de los sentimientos y las debilidades humanas, sino de la naturaleza cursi-cabrona a través de las relaciones amor-odio que mantienen con sus congéneres.
 
En este sentido entremos al vínculo de los gatos y los seres humanos y analicemos por qué su actitud no es anodinamente canina y son en realidad un reto para vencer a la malignidad.
 
¿Cuántas personas no han conocido que dan la vida por sus perros, sin importarles si sus ladridos, su mierda o sus meadas violan los derechos de privacidad de una persona? Conozco a un delincuente que grita a los cuatro vientos: “un perro tiene derecho a ladrar porque es un perro”, vaya, ¿y el derecho del vecino a no escuchar esos ladridos o soportar esa peste, ¿dónde queda? Claro, no importa: el perro saca la lengua, mueve la cola y provoca orgasmos en su dueño, pero ¿y el gato?
 
Recién me sorprendió ver un video de una mujer que se está arreglando el cabello, sin darse cuenta que detrás de ella la observa su gato, el cual, sin más, comienza a golpearle la cabeza con sus garras. Nunca había visto a uno en una actitud agresiva. La mujer hace varios rictus de dolor, voltea y le grita “basta”, más no pasa de ahí.
 
Una reacción más coherente sería deshacerse del gato: ¿cómo tener en tu casa al enemigo, sobre todo cuando no sabes que pasa por su cabeza para que comienza a agredirte?, pero gritarle “basta” deja claro que no entiende la naturaleza de su mascota.
 
Los gatos tienen un dejo demoniaco, pero no son malos y esto debe quedar claro: ellos representan a la maldad, la esencia de Lucifer, pero a la cual se puede domesticar de tal manera que si el dueño analiza a su mascota, sabe quién es y cómo educarla, no es que sepa inducirla a un comportamiento basado en un manual de buenos modales, no, lo que logra es controlar la malignidad que Satanás a depositado en ellos y que es un reflejo de hasta dónde puede llegar la bipolaridad humana (sí, esa personalidad que todos padecemos y que puede hacer que la persona más buena y sumisa de pronto se violente ante un entorno social adverso).
 
Un ejemplo común: ¿qué se necesita para ser brujo? tener mano fría al momento de destruir o salvar la vida de una persona, por ello para ellos la mascota ideal son los gatos y su representación de la negatividad, sin embargo, estos no se limitan a ser cómplices si se trata de un hechicero justo, pues los gatos tienen sus virtudes: son los principales animales repelentes de desencarnados.
 
Expliquemos: los gatos suelen ser desobedientes, frívolos, extrovertidos, volubles, malhumorados, pueden morder y arañar, pero si se les entiende pueden ser amistosos y compartirnos sabiduría, mas su entendimiento no depende de una compañía por la carencia emocional del futuro dueño, sino del carácter, ya que una falta de espiritualidad o mal humor pueden provocar que ambos saquen lo peor de sí: la persona su mezquindad natural y el felino su esencia maléfica.
 
Así, el gato y su actitud se convierten en un reto para que su dueño aprenda a observar, entender y controlar su maldad, esto es, debe vincularse con él de manera que domine sus instintos a través de la paciencia y el amor, dones con los que todos hemos sido celestialmente dotados, pero que solemos ignorar cuando el mismito Lucifer nos aconseja que lo mejor para sobresalir en este mundo es ser un hijo de puta. Curiosamente los gatos también saben quiénes somos, ¿o qué creen que hacen mientras están en un rincón de la casa. Observarnos.
 
Aterricemos: quien analice la conducta de un gato, y sepa quién es (ninguno es igual), esté al tanto de cómo tratarlo y le enseñe quién manda, aprenderá que lo mismo podrá hacer con las actitudes miserables de su jefe, la prepotencia de su vecino, la infidelidad de su pareja o la inmadurez de sus hijos. Eso es evolucionar espiritualmente, conocer las carencias del prójimo y evitar que su frustración nos haga daño.
 
Una vez obtenido el equilibrio natural, los gatos se encargan de limpiar energías negativas como el rencor, envidia, estrés, tristeza, críticas, celos, miedo, odio, etc., evitando que se acumulen en el hogar, sin embargo, cumplen con una misión fundamental: eliminan las alteraciones astrales acumulada en el día mientras su dueño duerme, cumpliendo también con la función de cuidarlo.
 
Así, a diferencia de la mediocridad espiritual e intelectual que provoca la convivencia con un perro, un gato significa un desafío que si se consigue superar, sus resultados y efectos positivos se verán en la vida cotidiana del dueño, pues se ha conseguido controlar la malignidad, no del felino, sino del propio Lucifer, porque qué creen que sea mejor: ¿abrir la puerta de su casa y ser recibidos por un perro que los llena de saliva con sus lengüetazos de dudosa sanidad y moviendo la cola… o toparse con un gato que los vea y reconozca: “me ganaste, ya eres un sabio”.


17 de marzo de 2022

Inducir al miedo en la Osha e Ifa

 


Recibí un mail de una joven que me preguntaba sobre cómo proceder ante una “propuesta” que le hizo su padrino para tener contento a Eleggua. Según ella, en una consulta el Orisha le dijo que era muy pesimista y que el culpable era su novio, por lo que debía terminar esa relación (lo cual obviamente hizo).
 
A los 21 días el padrino la consultó de nuevo y le advirtió que Eleggua seguía molesto porque no cambiaba su actitud, por lo cual tenía que organizar una fiesta con mucha comida, ron, música tropical, adornos infantiles, usar ropa ligera y lo importante: sólo asistiría su padrino.
 
Pidió mi opinión y se la di: “ningún Orisha diría algo así, es mentira, no regreses nunca a ese Ilé, porque de hacer esta fiestecita serás objeto de una agresión sexual de parte de tu padrino”.
 
Contradiciéndose en su inquietud, la mujer respondió diciendo que el mentiroso era yo: lo pidió Eleggua, cómo me atrevía a cuestionar un ebbo marcado por un Santo y que su padrino era un religioso honorable. No volvió a escribir.
 
Señalan estadísticas que el ser humano usa solo el 7% del potencial de su cerebro y sólo genios como Albert Einstein utilizan el 12%, que el 92% de ese 7% está lleno de actitudes acumuladas desde que nacemos y hasta los 3 años de edad, alcanzando ecos de aprendizaje hasta los 6.
 
Lo anterior se obtiene por cómo somos educados, la interacción con nuestros padres, hermanos, amigos y vecinos; por experiencias vividas; por la televisión, escuela, juguetes, radio y todo a lo que son expuestos nuestros 23 sentidos (no son 5 como quieren creamos), lo que redunda en nuestra actitud ante la vida y cómo aprenderemos más cosas de acuerdo a los nuevos datos a los que seremos expuestos.
 
Al llegar a la etapa adulta asumiremos una actitud basada en miedos y fortalezas lineales y manipulables, cuyo sentido busca que cumplamos, a como dé lugar, con normas y conductas para ser aceptados y desempeñar una función social, so pena de ser rechazado y hasta reprimido no solo por la sociedad, sino por el mismito Dios.
 
A lo anterior se le llama miedo, su apellido paterno es: amenaza y el materno es: castigo
 
Empecemos con el personaje más conocido: Dios ¿por qué debemos temerle?... porque alguien se le ocurrió decir: “He aquí, la tempestad del SEÑOR ha salido con furor, un torbellino impetuoso descargará sobre la cabeza de los impíos” (Jeremías 25:32), y de ahí otro listillo se agarró de “Él castigará a los malos, abominables, impuros, ladrones, asesinos, idólatras, brujos, mentirosos, violadores, cobardes e incrédulos” (Apocalipsis 21:8).
 
Para reprimirnos Dios tiene a Simikiel, su inclemente Ángel de la Venganza, y además a los llamados Siete ángeles del castigo: Hutriel, Shoftiel, Lahatiel, Kushiel, Makatiel, Pusiel, Rogziel y no hay quien los detenga, pero vale la pena cuestionarse: si se afirma que “Dios perdona todos los pecados” (Colosenses 3:13), entonces ¿a quién le hacemos caso en eso temerle?
 
Sigamos con los dioses castigadores, en este caso con Olofi: ¿por qué debemos temerle también?... pues porque alguien decidió consignar en el oddu Ogbe Weñe que él castiga la maldad, en Obara meyi que escarmienta con la muerte, por ejemplo, a la apetevi que sea infiel y en Ogbe Iwori que la curiosidad es castigada, entre muchas otras formas de hacer su justicia.
 
Los Orishas, los ejecutores de sus designios, no se quedan atrás y en Ojuani meyi Oggun castiga a la Muerte, en Ojuani shobe Oya sanciona cegando y poniendo loca a la gente, en Ojuani irete Orunmila denunció a Oshun ante Obatala para que la encontrara y la escarmentara, y claro que no podían faltar los Babalowos: en Odi tola se les autoriza a castigar a los “ahijados faltones” haciendo un terrible ebboe con el caldero de Oggun. Y aún faltaría citar a los chivatones Eleggua y Eshu, vigilando “en cada esquina” cualquier cosa que hacemos o dejamos de hacer.
 
Recordemos: uno de los peores errores de los practicantes de la Santería e Ifa en américa fue humanizar a los Orishas, haciéndolos borrachos, mezquinos, fanáticos del sexo, violentos, traidores, asesinos, mentirosos, ladrones, pero al final de cuentas arrepentidos, y gracias a la intervención de un Orunmila (luego de ser amenazado con la venganza de Olofi), perdonados, para luego volver a contravenir los preceptos de Ifa, al cabo el “ebboe” (mero soborno), todo lo compone.
 
El miedo (junto con la amenaza), es permanente en la manipulación que muchos Santeros y Babalowos hacen de los signos que marcan una consulta, del contenido de un ita y de cualquier oportunidad que se les presenta al trabajar religión: a consecuencia de ello asumimos actitudes de sumisión y obediencia (un “sistema de esclavitud perfecto” que ya he citado), por el pavor que provoca imaginar el enojo de los Orishas.
 
¿De dónde viene ese miedo? de la ignorancia compartida por los padrinos: son el primer contacto del neófito con la religión Yoruba, quienes repiten una y otra vez que los Orishas son deidades que se enojan y su venganza contra los profanos será inclemente. Señalemos que la más ridícula enseñanza sobre el tema lo entregó Lydia Cabrera con su texto “Venganzas y castigos de los Orishas”: un relato infame en el que presenta a los dioses Yoruba como inclementes castigadores.
 
Veamos cómo una conducta religiosa es inducida por el miedo en la Osha e Ifa.
 
Se dice que cuando una persona va a consultarse al pie de Ifa debe estar limpio y sin tener relaciones sexuales durante las últimas 24 horas, ya que de hacerlo se estaría cometiendo una falta de respeto grave. Gran mentira: se pide al consultado presentarse limpio porque durante el acto sexual se da un intercambio intenso de energía entre la pareja que termina por conjuntar su astral, cuyo resultado sería una imagen distorsionada en la que confluyan los dos astrales, y en consecuencia, el registro no sería exacto.
 
En otra invención se exige que para atender a los Orishas se debe estar limpio y de preferencia vestir de color blanco, como si el religioso se presente ante ellos como si fuera a ir a una fiesta, más de nada sirve hacerlo con esa pulcritud pues ello no evitará que una deidad “sepa” que se ha maldecido o mentido, si se ha obrado de mala fe o perjudicado al prójimo.
 
Otra mentira: la aberrante prohibición de que nunca se debe estar sin ropa frente a los Orishas pues la desnudez humana los ofende… vaya: ¿acaso no nacimos desnudos?, ¿ahora la creación de Olofi resulta una afrenta?
 
Hay una más: se advierte que en un atributo Orisha jamás se deben guardar objetos o dinero robado, y entonces ¿por qué algunos Santeros y Babalowos hacen que sus ahijados o pacientes dejen el derecho por un ebboe que no se necesitaba o simplemente por el que cobraron una exagerada cantidad de dinero?
 
Así, ¿cuántas sandeces se repiten o hacen en nombre de la Santería e Ifa, sin ni siquiera cuestionar su lógica (y tras acumularlas en el cerebro), sólo porque fue lo primero que se escuchó en voz del padrino, que a su vez fue dicho por sus padrinos, y al mismo tiempo se repite desde tiempos ignorantemente inmemorables?
 
Muchos de esos absurdos se asumen como reales sin cuestionarlos, sí, pero lo peor: ¿a cuántos recién iniciados que vienen caminando detrás (llenos de fe, entusiasmo o necesitados de ayuda), también se les harán creer? Y en el extremo: ¿cuántos religiosos, ahijados o pacientes asumen una actitud que en ocasiones raya en el esclavismo, por el hecho de creer que quien exige la sumisión es, curiosamente, un vengativo Orisha que aparte de vigilarlos, “respalda y defiende” a su caprichoso y perverso padrino? 
 
Hacer un catálogo que permita entender la mecánica religiosa a quienes se van a iniciar en la Osha o Ifa y no ser engañado sería reiterativo, pues mucho está ya señalado en este blog, más para aquellos que ya pusieron en manos de un padrino su destino, conviene insistir que una religión no se practica con miedo ni se necesita ser iniciado con cualquier pretexto, pues ello pondría en peligro nuestra integridad en las manos equivocadas, y para entenderlo basta con tener sentido común.
 
Ningún Santero o Babalowo puede usar a la religión para amenazar a un ahijado o paciente con recibir un castigo, pues precisamente el uso de un oráculo es para prevenir cualquier amenaza que puede solucionarse con un ebboe, para lo cual debe hacer una interpretación objetiva de un oddu.
 
Un Orisha no es juez, ni espía, matón, policía, perseguidor, vigilante, vengador ni justiciero al servicio de Santeros o Babalowos: no salen de un Ilé a la calle a cazar a ahijados o pacientes que se “portan mal” ni mucho menos se van a prestar a berrinches, pues las religiones de origen africano no funcionan así, aunque los sacerdotes ególatras piensen lo contrario.
 
Curioso, pero fue precisamente un Babalowo quien sabiamente me explicó la naturaleza de la Osha o Ifa de la manera más sencilla que se puedan imaginar, cuando me dijo “para entender la esencia de Ounmila debemos verlo como el efecto bumerang”.
 
Sí, somos lo que hacemos, recibimos lo que damos, no lo que otros (padrinos, seres humanos como nosotros), decidan sobre la vida misma. Usemos el cerebro y apliquemos la lógica antes de dejarnos manipular por el miedo, pero sobre todo seamos objetivos y analicemos nuestro comportamiento para saber si merecemos lo que nos sucede.

7 de marzo de 2022

No solo los muertos del Covid, también Demonios (2)

 

Lo que realmente sucedió

 
Tras comprar algunas cosas en un mercado emprendimos el regreso, mas en el trayecto mi esposa sugirió pasar a la compañía telefónica para arreglar un asunto de mí suegra: “ya valió madres, vamos a tener problemas”, me dije tras sentir un calosfrío, pero guardé silencio.
 
Llegamos al edificio de la telefónica, mi esposa bajó del auto, di un par de vueltas buscando un lugar para estacionarme, mas no hubo, así que me situé en doble fila, al igual que docenas lo hacían.
 
Conversaba con DO cuando el auto que estaba estacionado detrás de mí se alejó abruptamente luego de que un coche gris se detuviera a su lado, algo que después hizo conmigo y el conductor hizo sonar su claxon, pero se pegó a él de tal manera que vendedores ambulantes y peatones se acercaron para ver que sucedía.
 
–te están tocando la bocina – dijo DO.
–no creo – dije tras voltear discretamente y ver la parte delantera del coche estaba a la altura de mi ventanilla, lo que dejaba la del conductor a la altura de donde ella estaba sentada.
–es contigo… – insistió asustada, mas la ignoré. Agudicé mi videncia.
 
El escándalo siguió hasta que bajé el cristal para encararlo, más como no estaba exactamente frente a mi tuve que asomar la cabeza para verlo, encontrándome con un joven, visiblemente drogado, que al verme estiró el brazo hacia el asiento, tomó una pistola y me apuntó.
 
–¡ave maría purísima! – exclamó DO aterrorizada – te conoce y ha venido a matarte – agregó estúpidamente, que lejos de irritarme me hizo reír, lo que junto a la manera impasible en que veía al pistolero, le hizo enfurecer al pensar que me burlaba. Amartilló el arma.
–¡a la verga! – gritó mientras yo medía la situación: no podía bajarme de mi auto para encararlo pues el suyo estaba pegado a mi portezuela, y si lo hacía por el lado del copiloto, perdería valioso tiempo en aprovechar el factor sorpresa.
 
Lo miré de nuevo y por su expresión concluí que más valía evitar el altercado. Se burló otra vez y en ese momento su rostro traslució al verdadero autor de aquella agresión: un demonio (para saber por qué lo supe que leer https://basurerodealmas.blogspot.com/2014/05/mi–vida–en–la–santeria–20–hay–entes–los.html).
 
–¡a la verga, puto! – repitió, el demoniaco rostro se borró, vi de nuevo el rostro del vicioso y recordé las veces que escuché esa frase mientras tenía una pistola apuntando a mi cabeza, viviendo en Los Ángeles, situación a la que mi reacción siempre fue permanecer inmutable.
 
Encendí el motor, sin dudar metí el acelerador y salí aprovechando el espacio formado entre un par de coches. Lo que siguió fue una persecución mientras mi amiga lanzaba desesperadas oraciones y yo evitaba que nos alcanzara, que a esas alturas no sabía su intención (lo averiguaría hasta el siguiente día), pues si era matarnos o asaltarnos podría haberlo hecho desde el principio. En eso reflexionaba cuando de una bocacalle surgió una camioneta con soldados de la Guardia nacional.
 
–¡alcánzalos! – gritó DO señalándolo, lo que acabó con mi paciencia.
–¡cállate y sigue rezando! – le ordené mas al oírla me inspiró ternura su angelical ingenuidad, pues desde que empezó la persecución yo comencé con mis invocaciones al mundo espiritual y esas son infalibles.
 
La caza continuó al tiempo que frente a mi auto surgían sombras negras y grises (no son lo mismo), para tratar de distraerme, hasta que la luz roja de un semáforo nos detuvo. Paré el coche a varios metros de distancia de mi perseguidor, de lado izquierdo de la calle, en donde las únicas opciones eran girar hacia ese lado en la esquina o seguir de frente.
 
– ¡adelántate! – ordenó DO pensando que ello me daría ventaja, pero la ignoré pues nos colocaría de nuevo frente a él y con la posibilidad que nos cerrara el paso apenas avanzáramos.
 
Esperé y cuando el semáforo cambió a verde no avancé y los autos que estaban detrás de nuestro acosador comenzaron a apresurarlo tocando el claxon: aquello funcionó como lo esperaba y el que nos perseguía dio vuelta a la izquierda pensando que yo haría lo mismo, se pusieron dos coches detrás de él evitando que pudiera echarse en reversa si lo intentaba, arranqué girando el volante hasta quedar del lado derecho de la avenida y seguí de frente a toda velocidad.
 
No había manera de que nos siguiera, pero faltaba lo más delicado: regresar por mi esposa al mismo sitio donde comenzó todo. Marqué a su celular y a la tercera llamada contestó.
 
–casi termino… – dijo sin más.
–nos está persiguiendo un tipo armado – advertí – en cuanto vayas a salir del edificio avísame, pero camina hacia la esquina, te veo en el semáforo… te subes rápido.
 
Así lo hicimos, las sombras dejaron de cruzarse a nuestro paso, la recogí, salimos sin complicación de aquella zona y rumbo al sur de la ciudad, mientras en el asiento trasero del auto DO seguía presa de la histeria y lanzaba frases incoherentes. Le comenté a mi mujer lo sucedido.
 
–lo hiciste bien – reconoció extrañamente DO – nos salvaste del rufián.
–aunque no lo creas, de todas las veces que me han perseguido en auto ni una sola han logrado alcanzarme – respondí recordando de nuevo mi vida en los barrios del Este de Los Ángeles.
–pero eres muy negativo – bufó – Dios te ama y te ha salvado dándote una oportunidad de enmendar tu pecaminoso camino… además, dices muchas groserías… debes hacer meditación todos con los ángeles…
 
Así siguió mientras mi esposa la ignoraba y yo contenía la risa (no es la primera vez que alguien me excomulga sin ser el jodido Papa), hasta que me aburrió.
 
–¿2 más 2? – la interrumpí.
–no entiendo qué tiene que ver eso con tu actitud sacrílega ante la vida.
–muy sencillo: ¿de qué te quejas acerca del problema que tienes? – me lancé sin consideración – de que tus vecinos no te dejan dormir: todos están de acuerdo para molestarte golpeando las paredes o haciendo ruido en el techo… día y noche.
–no comprendo – dudó olvidándose de su perorata.
–el sicario se colocó enfrente de ti para que lo vieras tú, no yo… hizo sonar el claxon sin interrupciones, de la misma manera en que tus vecinos te acosan día y noche; así que la agresión no era conmigo, sino contigo: lo que padeces en tu casa lo acabas de vivir exactamente en la calle… 2 más 2 son 4.
 
DO abrió los ojos, hizo mutis y al poco rato se quedó dormida. Cuando despertó pidió la dejara en una central de taxis y se bajó despidiéndose como si nada me hubiera dicho (o sucedido).
 
–Houston, la perdimos –  se refirió mi esposa a la frase pronunciada el 13 de abril de 1970, cuando la misión Apollo 13 se vio forzada a abandonar sus planes de llegar a la luna tras la explosión de los tanques de oxígeno.
 
Levanté los hombros.
 
Esa misma noche DO llamó por teléfono a mi esposa, mientras yo leía el sorpresivo “Ella entró por la ventana del baño”, del escritor mexicano Elmer Mendoza, pero a los pocos minutos noté que la conversación se volvía ríspida. Tras colgar mi esposa se me quedó viendo, digamos, frustradamente divertida.
–dice mi examiga que no tienes derecho al mundo espiritual.
–vaya…
–afirma que eres el mismito demonio…
–¿tantos años de amistad y apenas se dio cuenta? – me burlé y subimos a dormir.
 
A la mañana siguiente, temprano, DO me envió un mensaje de texto diciendo que su sesión con H había sido muy “hermosa”, me agradecía la ayuda ofrecida, pero que no volvería a verle. Mientras desayunábamos mi esposa y yo retomamos el tema.
 
–consiguieron asustarla – avisó – sus enemigos sabían que con ello dejaría de ver a H, y de paso, la alejaron de nosotros.
–vaya… con demonios – dije bebiendo mi café chiapaneco – me queda claro que si lo lograron es porque están a la mano… y esto advierte de problemas en el futuro.
–las veo como posesiones demoniacas temporales.
–la maldad necesita de un nicho para poderse manifestar – aclaré tras usar mi videncia – ¿de qué me quejo siempre en mi blog?
–de que hay mucho “hijo de puta” sobrando en el planeta.
–ya no se trata de demonios que vienen y se apropian de un cuerpo para destrozar la vida de una familia, ahora la intensión es expandir la maldad usando gente cabrona.
–pero ella es canalizdora y tiene mucha luz – señaló dando un sorbo a su taza de café.
–lo mismo me quedé pensando anoche y…
–¡está claro! – me interrumpió sin ocultar su asombro – esos demonios brincan de un cuerpo a otro para generar calamidades varias veces al día, por eso en ocasiones, sin más, la gente nos agrede en la calle.
–sí, sembrar el caos en la vida cotidiana – cedí mientras miraba a través de uno de los ventanales y extrañé los centenarios árboles que fueron destruidos para construir departamentos donde algunos de sus moradores, si no es que todos, son unos cabrones.
–así que lo que sucedió no solo fue con el tipo que te amenazó con la pistola y a ella la asustó, pues son situaciones que la sacan de su zona de confort – concluyó – ella después te agredió con sus comentarios, ingenuos, pero al final arremetió contra ti… “Houston, la perdimos” – reiteró y levanté los hombros.
 
Las llamadas telefónicas nocturnas de DO a mi esposa se suspendieron, pese a que sus problemas se han agravado, según nos contó una amiga tarotista de ambos.