1.
Podría caer en el lugar común si digo que los dos últimos
años han sido de intensos cambios para la humanidad, ello con la intención de
reconfortarme, pero sería injusto pues si bien el COVID 19 en general nos
afectó a todos, también lo hizo de forma particular en muchos casos.
En el mío hubo una serie de sucesos que al día de hoy no
terminan, pues a partir del mes de abril de 2020, mes en el que comienza el
enclaustramiento en méxico para detener la propagación del virus, pareciera que
lejos de llevarme a un estado de apacibilidad, generaron torbellinos que a
estas alturas parecen no tener fin.
Sí, cualquiera pensaría que el encierro, protegido por
cuatro paredes y frente a una laptop, para cumplir con el home–office (o
teletrabajo, le dicen los ignorantes), marcarían fronteras con la mezquindad humana,
pero no: el encierro la potencializó al grado de que lo que ya era común se
convirtió en perversas obsesiones.
2.
Veamos una breve actualización (en espera de que los
lectores se acuerden del catálogo de vecinos que me rodean):
El que prodigaba más atención a su mascota que a su hija,
comenzó a practicar la zoofilia con su perro, situación que hizo delicias del
animal. La satánica pasó de matar animales a niños en sus aquerarles. El
que prefería meterle mano a sus carros, en lugar de a su esposa, se vio
acorralado por el administrador, quien le prohibió ejercer mecánica en los estacionamientos,
así que montó un taller de carpintería en la azotea y ahora se siente Pedro
Infante interpretando a “Pepe El Toro”, aunque sin “Chorreada”, pues su mujer
lo abandonó. Tras el suicidio de su hija, la asalta–cuartos presentó papeles
falsos y metió a vivir a su hermano, un monero que se niega a buscar un trabajo
decente para mantener a su familia. El posesionado por una entidad
demoniaca… bueno, él no se alteró por el virus. El administrador pasó a
mejor vida, para felicidad de su infiel esposa. El pedófilo… dejémoslo así
para para no alejarnos del objetivo de esta entrada: el adiós.
3.
A nivel personal en estos dos últimos años padecí
desgracias, al igual que muchos, por el fallecimiento de familiares, no por
COVID, pero en otros casos sí teniéndolo como eco en amistades que pasaron a
mejor vida por el virus… y su irresponsabilidad al afirmar que no existía.
En el plano profesional… tema también agitado, cambio de
jefes, de funciones y finalmente mi traslado temporal a otra área donde la
actitud que criticaba en mis ahora excompañeros es la misma con los “nuevos”.
A nivel literario no pude promocionar el libro “Mi vida
con los muertos” haciendo una presentación en un teatro del que por suerte no
pagué la renta, pues muchos mexicanos poseedores de estos foros, se quedaron
con el dinero que los ingenuos dieron de adelanto, bajo el pretexto de que
“ellos no inventaron la pandemia”. En cambio, me dio tiempo de escribir mi
siguiente libro, “Muertero” que se publicará en breve.
Todo esto y más, reitero, en dos cortos años, pero en
este balance destaca la crónica de una muerte anunciada: la pérdida de
amistades.
4.
No sé cómo se traten ustedes, pero soy el principal
crítico de mi forma de ser: todos los días hago un balance de mis actitudes y
termino regañándome por mis traspiés y omisiones (excluyo felicitarme para contribuir
a matar mi ego, dirían los kabbalistas).
Y eso es algo que le agradezco al COVID: haber permitido
confrontarme con mis errores, sobre todo con respecto a mi vínculo con la
sociedad, lo que me llevó a tomar drásticas decisiones, como dar por terminadas
ciertas amistades.
¿Ustedes no se cuestionaron a sí mismos durante el
encierro? Yo sí, y cuando llegó la hora de aceptar mis culpas lo hice: cogí el
teléfono, hice llamadas y en algunos casos se aclararon temas… pero cuando el
culpable era sin remedio otro, pese a tratar de justificarle, decidí cortar por
lo sano.
No se crea que hablo a la ligera, pues terminar con años
de amistad laboral y académica, por ejemplo, fue frustrante, pero a su vez saludable
cuando vi la magnitud del grado de toxicidad de estas personas, algo que en su
momento ya sabía hasta que concluí que aceptar su carácter traspasaba las
fronteras de la tolerancia, descubriendo que no podía seguir a lado de ellas/ellos
pues no había ningún aspecto positivo que compensara una relación llena de
tensiones.
En términos de amistad personal, tras de ser maltratado y
bloqueado en el celular y las redes sociales, por algunas/algunos, tiempo
después trataron de contactarme de nuevo hablándome por teléfono, enviando
mensajes o escribiendo largos mails donde aceptaban responsabilidades, culpaban
a su miedo por el COVID de sus arranques emocionales contra mí y pedían
reiniciar la comunicación apara ayudarme a enfrentar la diabólica pandemia (literal).
–así lo escribió – dije a mi esposa tras hacerle en
resumen del mail que mandó un examigo, el último de ya una larga cadena de
correos que nunca le contesté – mandó su número y me pidió le llamara.
–¿qué harás? – me interrogó.
–necesito hablar con Alejandro – avisé.
–¿el abogado… para qué?
–esta persona no deja de escribir ni de llamar y aparte
me manda mensajes a mi blog sugiriendo libros, videos y películas, como si las
majaderías que me hizo nunca hubieran sucedido: sino los publico debería
quedarle claro que no quiero restablecer la amistad… así que me declaro
oficialmente “víctima de acoso” y voy a consultarle qué dice la ley para una
demanda judicial.
Con respecto a la familia… guardaré las anécdotas para mejor
ocasión, ya que prefiero ceñirme al plano espiritual, donde, como siempre, se
presentan los peores ejemplos de la mezquindad humana: desde aquellas/aquellos fans
que crean fetiches de barro (y a los 10 minutos cambian de ídolo), hasta las/los
falsos profetas que juraron amor eterno y tras cagarla con inexistentes ceremonias,
terminaron con amenazas, prometiendo que en breve visitaría el infierno y
finalmente enviando audios llenos de insultos que dejan claro que son todo…
menos lo espirituales que presumen.
Sobre estas/estos últimos fue con quien más sintió alivio
mi alma tras alejarme, pues tratarles con “pinzas” para no desatar su furia (que
la práctica espiritual no logrará nunca equilibrar), es algo de lo que uno no
tiene necesidad.
6.
Una pena, sí, porque tan fácil que es terminar con una
amistad tóxica sin necesidad de rencores, la gente prefiere engancharse
karmáticamente y vivir el resto de sus días ignorando la sabia frase “lo que te
choca te checa”.
Así que aprovechando el final de este año 2021 y le
erradicación del COVID19, para dar paso a un 2022 lleno de cataclismos y OMICRON,
adiós a todos aquellos con los que compartí una parte de mi vida, pero que en
algún momento no supieron que hacer con la suya.
FINALMENTE: FELICES FIESTAS DECEMBRINAS A TODOS LOS LECTORES DE ESTE BLOG
FINALMENTE: FELICES FIESTAS DECEMBRINAS A TODOS
LOS LECTORES DE ESTE BLOG
4 comentarios:
Lo propio para ti y todos los tuyos.
Un fuerte abrazo.
FELICES FIESTAS!!!
'aprovechando el final de este año 2021 y le erradicación del COVID19, para dar paso a un 2022 lleno de cataclismos y OMICRON' jajajaja me sacó una sonrisa está frase. Gracias como siempre por tus escritos y espero tu próximo libro.
Casi me emocione con la primera oracion del ultimo parrafo para luego leer la 2nd 😂
Felicidades a ti y a G , que el 2022 nos encuentre confesados y preparados.
Sin duda la pandemia ah dejado grabdes lecciones y grandes secuelas, personales y espirituales, como siempre le envío un cordial saludo, sabe que se le admira.
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