La
mezcla de religión Yoruba con otras creencias espirituales en américa latina
sigue manifestándose con éxito en la literatura, tal como lo vimos con los
libros: “Santería” del argentino Leonardo Oyola”, “Padrino” de la cubana Teresa
Dovalpage y “Corazón sicario” del mexicano Gibrán Valle.
El
más reciente lo tenemos con Juan Carlos Méndez Guédez (Venezuela, 1967), considerado
un prodigio, autor de una veintena de textos, Doctor en Literatura
Hispanoamericana y ganador de galardones como el Premio Internacional Ciudad de
Barbastro por “Tal vez la lluvia”.
“La
ola detenida” (su nuevo libro), le ha dado gran popularidad en Venezuela pese a
que el autor lleva 20 años viviendo en España. Al texto se le pueden reconocer
muchas virtudes literarias, mas tiene un defecto que si bien no lo demerita, sí
permite cuestionar su ideología.
El
libro narra la historia de Magdalena Yaracuy, una investigadora que combina el
uso de armas con Santería y Espiritismo (es devota de María Lionza), “una bruja”, en palabras del autor, quien
debe localizar a la hija de un importante político español, lo que la obliga a
regresar a una Venezuela de la que huyó años atrás por conflictos existenciales.
A
lo anterior se debe agregar que la personalidad de la protagonista (llena de
virtudes y defectos, como cualquier persona), la hace real y creíble gracias a la
destreza y fluidez narrativa de Guédez, quien además alterna hechos recientes
con una trama bien elaborada cuya inserción consigue de forma natural y sin dar
lugar a controversias.
Juan
Carlos señala que Magdalena Yaracuy “contempla
el mundo e intenta descifrarlo, sabía que era importante procurar un tono
directo en el que las acciones también tuviesen protagonismo … tenían que pasar
cosas y en ciertos momentos el lector debía sentir que el personaje estaba en
una lucha contra el tiempo para salvar a la muchacha desaparecida en Caracas y
también para salvarse a sí misma”.
Para
los versados en Santería y Espiritismo, en las páginas encontrarán referencias
a estas prácticas, información nada despreciable a la que si algún ocioso le
dedicara tiempo, podría sacar un breve manual porque el autor deja claro que sabe
de lo que escribe.
El
este sentido dice que es agnóstico, pero: “de
niño y adolescente, una parte de mi mundo estuvo muy vinculada al espiritismo
marialioncero. Fui muchas veces a su montaña sagrada: Sorte. Participé de sus
ritos, de sus ensalmos, adoré sus humildes altares en los que había ofrendas
sencillas como frutas, panes, leche, velas”… y agrega: “el rechazo a María Lionza tiene un matiz
importante; nadie cree, pero luego los encuentras haciendo su consulta con un
brujo, por si acaso”.
Estamos
ante una novela sólida, apasionante y balanceada donde a Guédez se le escapa
nostalgia por su niñez vivida en Caracas, mas también deja salir su
personalidad apátrida (como muchos autores latinos
seducidos por la fama banal en España), en la que aflora el desprecio por sus
coterráneos al “pintarlos” como delincuentes, abusivos, asesinos, violentos,
corruptos y envilecidos caníbales dispuestos a destruir al prójimo sin otra razón
que no sea el odio.
Al
igual que la actual España, añorando su papel de conquistador de la indiada latinoamericana, Guédez no se limita a
criticar a su país en voz de los personajes, sino que en cada entrevista denosta
al presidente Nicolás Maduro, señalando que: “la locura caudillista y militarista ha dejado un país en ruinas.
Venezuela vive un triste apocalipsis ... la sargentada devoró la riqueza,
esparció el odio, armó a la delincuencia y ahora reprime con saña”.
Añade:
“mi relación con Venezuela es de mucho
dolor ... es una realidad terrible la que vive Venezuela, y se va deteriorando
día a día. Todos los males posibles se han congregado en ahí”, acusa que: “Venezuela es una escenificación estalinista
o fascista”, y se jacta: “en España
vivo feliz”.
“La
ola detenida” es una excelente novela, un vigoroso ejercicio de literatura que
refresca al género negro, pero no es apta para aquellos que cuenten con una
ideología y rechazan a los autores que tras conseguir el éxito en otro país,
miran con soberbia y por encima del hombro sus raíces.
Juan Carlos Méndez Guédez, La ola
detenida, 320 págs. Editorial Harpercollins, 2018
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