Las cabañuelas del Covid 19
Las cabañuelas fueron desde tiempos remotos una
herramienta para que los Curanderos calcularan los cambios climáticos a través
de los 12 primeros días de enero, de manera que pudieran pronosticar el “tiempo”
durante cada mes a lo largo de un año, predicciones utilizadas para cazar y
pescar, pero principalmente para la agricultura.
Así, el 1 de enero se convertía en el primer mes
del año, el día 2 en febrero, el 3 en marzo y sucesivamente hasta que el 12 de
enero era diciembre: dependiendo del clima del día sería el del mes, por lo
cual, si el 4 de enero era caluroso significaba que en abril se padecerían
altas temperaturas o si el 9 llovía tendríamos tormentas para septiembre.
Con el tiempo a otro Curandero se le ocurrió darle
una oportunidad más al clima y calculó las cabañuelas de regreso, agregando
otros 12 días de manera que la ida y vuelta iba desde el día 1 de enero hasta
el 12 y del 13 hasta el 24 para tener dos opiniones sobre el “tiempo”.
Lo mismo sucede en méxico con el COVID19: diciembre
fue una constante de compras, brindis, reconciliaciones, convivios, parrandas,
orgías, viajes a la playa, últimas infidelidades del año antes de que las
vacaciones separaran a los amantes… aaah incluyendo las reuniones familiares el
24 y el 31 de diciembre.
En ellas el portador del virus, el enemigo, fue el
vecino, el peatón, el viajero en el metro, el taxista que no sanitiza su
unidad, el compañero de asiento en el avión, el repartidor, el colaborador en
la oficina, el vendedor ambulante, los que tosen y no usan cubrebocas, todos
menos la familia pues la abuelita es una ternurita, la madre una santa, el
padre un ejemplo, los hijos inocentes, los tíos la alegría, los primos como
hermanos, la cuñada, ejeem, aparte de buen ver tampoco es un riesgo, por ello
se podían organizar pachangas en nombre de la pagana navidad y el trámite
administrativo del año nuevo, ante ellos sí podían quitarse el bozal sin ser
juzgados, tal cual se señaló, como “el enemigo”.
Con esa etílica perspectiva decembrina era normal
que los contagios se incrementaran en enero y las muertes diarias se
triplicaran, sí, y gracias a ese oscurantismo se podría determinar, como con
las cabañuelas, que entraríamos en una pandemia “reloaded” en enero, pronosticar
que los ya de por ruinosos servicios de salud colapsarán en febrero y que los
panteones y crematorios serán insuficientes en marzo.
Lo más patético, sin embargo, viene después: el
reclamo de los fiesteros al gobierno federal por permitir que la epidemia se saliera de control, o la moda, protestar
en las benditas redes sociales (alabado sea Dios internet), por no comprar las
defectuosas vacunas de Pfizer.
“¿What a fuck?” exclaman los yankis cuando ven por
primera vez las pirámides de Teotihuacán… y lo mismo hacen quienes ahora
tristean (con kilitos de más gracias al bacalao, romeritos y pavo), por la
falta de camas en las clínicas, por las filas afuera de los hospitales
esperando el trágico desenlace, por la escases de tanques de oxígeno, por los
altos costos de tratamientos de los enfermos (si se opta por tratar de
salvarles la vida en casa)… por la muerte de sus familiares por culpa del maldito virus, pues sí: “¿What a fuck?”.
Omitiré convocar
a los asintomáticos que andan tranquilos contagiando a cuanto cristiano y ateo se
cruza en su camino, de los que no usan cubrebocas ni caretas, de quienes no se
quedan en casa y mucho menos de los que hacen responsable a Dios por la viral maldición,
ya que los argumentos serían redundantes, así que sólo les diré: no chinguen.
Parece que nunca en su vida escucharon la frase “No
escupan hacia el cielo”, pero si no la habían oído eso tampoco los justifica,
pues tenemos un año luchando contra el COVID 19 como para que a estas alturas
del partido fuchibolero donde nos jugamos la vida, no supieran dos cosas: una,
al gobierno no le interesa controlar la pandemia, en consecuencia, dos, si
alguien debe cuidarnos somos nosotros mismos.
Les recuerdo que hace meses se publicó en este blog
el siguiente posteo https://basurerodealmas.blogspot.com/2020/10/implicaciones-espirituales-detras-del.html, el cual les sugiero releer porque pareciera que se tiene la idea de
que gracias a una perruna vacuna este país se salvará del coronavirus… pues no,
damitas y caballerangos, el mexiquito como lo conocimos (en realidad la vida en
el planeta) nunca volverá a ser igual gracias a alguien que decidió acabar con
la humanidad creando este y otros virus más que están por hacer su triunfal
aparición.
La actual pandemia es el principio de peores
sucesos, si es que en nuestro descuido permitimos nos exterminen, pero aunque
esto posiblemente suceda (basta ver la insolencia en la actitud mexica), les
aseguro que la extinción tardará entre 7 y 10 años llenos de dolor, hambre y
miseria, algo que no se imaginan hasta dónde puede llegar.
Tomando en cuenta lo anterior, si este 2021 han
decidido seguir siendo desvergonzados cómplices de quienes buscan extinguir a
la raza humana, perfecto, están en su derecho, pero recuerden: “No escupan
hacia el cielo”.
3 comentarios:
Nunca habia escuchado eso de cabañuelas, muy interesante. La verdad tengo que admitir que tu nefasto mensaje esta escrito de manera muy comica jijiji yo si me rei disque sin bozal 🤣🤣🤣🤣🤣. Pues si asi mismo se comportan muchos Hispanos aqui en NYC anda sueltos sin bozal 😆. Inclusive conozco personas positivas y anda como si nada afuera. Sabes que es lo mas curioso, es que los tecatos no se contagian, increíble pero cierto. Tengo varios que estan en frente de mi edificio sin bozal, tomando, endrogados y fumando y todos sanitos y completicos.
hola yenyok... me gusta eso de "tu nefasto mensaje esta escrito de manera muy cómica", lástima que nadie lo entendiera así, que era la intención... un abrazo...
Las cabañuelas también se utilizan en España. Un saludo.
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