para beth
3.
La astrología opina que “el karma es la suma
de todas las acciones buenas y malas realizadas en vidas pasadas y su efecto
repercute en la actual reencarnación”, sin embargo, también afirman que el
primer karma lo transmite la madre al momento de parir, de ahí que el karma de
una persona consiste en el 25% heredado por la madre, el otro 25% por el padre
(al momento de engendrar y transmitido a la madre) y el restante 50% por los
que se haya hecho en vidas pasadas (para los interesados en el tema revisen la
Casa astrológica 12).
Agreguemos la concepción del karma para el Catolicismo
y Cristianismo, donde el tema es más sencillo: no existe, y aunque sea sinónimo
del pecado para el vox populi, este se paga por la intervención de Dios (cuando
y como se le antoje), y mientras la solución llegue (representada como premio o
castigo), quien padece la mezquindad del pecador, el inocente debe abarrotar
iglesias haciendo ingenua oración pidiendo ayuda, solución y protección.
Para esta variante de creyentes tampoco
existe el destino, en el sentido de fatalidad, ya que es un vulgar concepto
pagano; y mucho menos la reencarnación (pero sí la resurrección), aunque
irónicamente su Dios no castiga directamente: para eso envió a su Hijo, a
manera de conciliador entre los mortales y el creador de todo, mas si el ser
humano es testarudo en eso de delinquir espiritualmente, entonces la respuesta
será irse al infierno.
Curioso: ellos creen en la suerte, esa
falacia llamada “providencia” que modifica, para bien o para mal, el sentido de
la vida en un instante, aferrándose por ello a la fe pensando que su suerte
cambiará por obra divina. Paradójicamente, si se tratara de descargar su furia
contra creadores de karma a mansalva, su Dios tenía una mano derecha para hacer
el trabajo sucio: Jehová, aunque para nuestra suerte ya está jubilado y de sus
tropelías (como arrasar Sodoma y Gomorra o pedir sacrificios humanos), solo
queda de testimonio lo que cuenta la Biblia.
4.
Ifa no se queda atrás y aparte de lo ya
mencionado al principio de este tratado, en Oyekun ika nace la reencarnación y
la ley del karma, Odi meyi reitera, contradictoriamente, el nacimiento de la
citada la ley, Ika she nos lo restriega en la cara y a partir de ahí se jodió
la vida del ser humano, porque no hay más opción que joderse, aún y haciendo
ebboe.
Es curiosa esta parte de Ifa: cíclicamente se
repiten lo determinado (la condena) en el Ita, y el ebboe solo sirve para
superarlo cuando se presenta, más no para erradicarlo, de ahí que el destino se
repita una y otra vez hasta que el iniciado muere mientras vive con a obligación
de hacer una y otra vez ebboe.
Pero el gran promotor del karma, como
esclavitud perfecta, es el hinduismo (junto con algunas versiones
recalcitrantes del Budismo), y de hecho, es a quien se le hace responsable del
establecimiento de preceptos que en realidad coartan la evolución espiritual de
la humanidad a través de la purga, la sumisión y la resignación.
Para ellos el Karma es una energía presente
en toda acción que una persona realiza, basada en una ley de origen cósmico
(una fuerza invisible que busca mantener el orden universal), de Causa y
Efecto, ligada a un ciclo llamado Samsara, el principio y final de la
conciencia donde se nace, se muere, se reencarna de nuevo y así sucesivamente
hasta completar 11 renacimientos (algunos mencionan 13 y otros perversos se van
hasta 20).
En este ir y venir, a partir de buenas o
malas acciones realizadas en vidas pasadas (por medio de hechos, palabras y
pensamientos), corresponde una consecuencia y de eso dependerán reencarnaciones
posteriores (Punarjanma): si la persona actuó mal (Karma), por ejemplo, corre
el riesgo de reencarnar en una vida llena de problemas, obstáculos y
sufrimiento, en una “raza inferior” (a saber a qué se refiere) o incluso un
animal, piedra o planta (¿?), como una venganza del destino. Por el contrario,
si se procede bien se recibe una recompensa (Dharma), por ejemplo, salud,
riqueza o amor.
No es tan fácil como parece, pues debe
tenerse un equilibrio entre la causa y el efecto, el Karma y Dharma, para lo
cual debe mantenerse “una actitud positiva” ante la vida, esto es, si te va
“bien” o “mal”, siempre se debe estar contento y agradecer la fortuna o la
desgracia que se reciba hasta que se muera (¿?).
5.
Toda religión coarta la espiritualidad
(porque al final, si se ve con objetividad, fueron creadas por seres humanos,
¿no?), exigiendo conductas obligatorias para obtener “la salvación” a partir de
ciertas raíces en las que todas tienen un origen común: parten de la existencia
de una deuda espiritual y esta debe pagarse en vida, por ellos es que ciertos
listillos institucionalizan estos adeudos en creencias, dogmas y doctrinas que
convierten una práctica religiosa en un vulgar instrumento de acoso, extorsión,
amenaza y hasta muerte si se desea depurar el compromiso.
¿Qué sucede cuando las religiones son
sinónimas (comparsas y hasta cómplices), en sus preceptos, de esa esclavitud
que pretende, en el fondo, engañosamente, la perdición del alma en ese proceso
de depuración?
Quienes entienden la trampa buscan opciones que
no conlleven asistir a templos, congregaciones, basílicas, santuarios, iglesias
o ilés ni pagar dinero por ofertas de solución a Santeros, Pastores, Babalowos,
Profetas, Chamanes, Clérigos, Consejeros ni demás estafadores, ni mucho menos
rendir pleitesía a seres humanos que se asumen como sacerdotes, elegidos,
iluminados, iniciados o semidioses que simulan tener una vida pulcra, aunque en
la intimidad (no me canso de repetirlo), comen, duermen, tienen sexo y cagan
como todo ser humano.
Si se investiga también dentro de uno mismo
(esta es la llave que abre las puertas para evitar el sufrimiento humano,
aunque por el momento no me meteré en este aspecto), entonces se descubrirá
dónde tenemos un grado de divinidad que nos han ocultado o escondido para no creerlo,
porque ahí están las respuestas a todo, algo que la gente no suele hacer… ni
aceptar: el ser humano siempre está a la espera del milagro, sin saber que el
prodigio puede generarlo él mismo.
Terminaremos de explicar el entorno
espiritual del karma, así que volvamos a la concepción original de que es el
sistema de esclavitud perfecto, visualicemos que el propio karma, y su
irremediable consecuencia, el destino (metafóricamente una especie de autopista
sin salidas), son las leyes universales con las que se rige este planeta
prisión del que, viéndolo en perspectiva, o digamos, con falsa objetividad
(sic), entonces aparentemente no tenemos opción de escapar.
Pero ha llegado la hora de desmentir tal
afirmación señalando que hay respuestas fuera de los muros de iglesias, casas
religiosas y templos, caminos de un mismo Dios (ya, dejemos su dialéctica
personalidad y/o existencia para otro
día), que al ver como sus intenciones de facilitar la evolución espiritual son
desmadradas por religiosos infames, contempló opciones para eliminar karmas y
cambiar el destino sin penas, depuraciones, pagos onerosos, iniciaciones,
penitencias, humillaciones, purgas, promesas, sacrificios, tributos ni nada que
implique someterse a un culto.
6.
Para aquellos puristas que piensan que Ifa es
la única religión que contempla la evolución espiritual y la forzosa obtención de sabiduría a través
del dolor, congoja y penar (concepto con claras raíces judeo-cristianas), les
tengo noticias: existe una entidad creadora sin camisetas futboleras como las
que porta el propio Ifa con su fanatismo (al igual que el islam, cristianismo,
sufismo, kimbanda, adventismo, sintoísmo, budismo, taoísmo, judaísmo,
catolicismo o unitarismo), que ofrece alternativas menos rígidas y además
efectivas.
Sobre este tema quiero poner un ejemplo:
supongamos que existe un Dios parecido al dios católico y cristiano (ojo,
similar y déjenme usar este ejemplo para dotarlo de una personalidad creadora).
Pues bien, si es tan perfecto (insisto, como dicen las religiones citadas),
¿acaso no contempló la rebelión de Luzbel, el más más elevado y hermoso Ángel
de la Corte Celestial que él mismo creó? ¿En verdad ese “ser” se transformó en
el Demonio y se convirtió en el enemigo de Dios que pretende destruir su
creación?
Obvio, ese Dios sí que lo previó, porque se
supone que es infalible, y en consecuencia, también sabía que todas las
religiones iban a ser inventadas por humanos vivales disfrazados de líderes
para manipular las creencias espirituales de la gente, pero, ante ello, dejó
una opción para salvarnos de sus garras: el libre albedrío.
Y más: también puso a nuestra mano
alternativas que NO incluyen idolatrar a una persona (disfrazada de sacerdote),
ni formar cultos, mucho menos adorar deidades ni consultar desencarnados,
tampoco creer que rezar sirva de algo, ni comprometerse a la compra de amuletos
ni figuritas de barro ni y mucho menos exponer su integridad espiritual o
dignidad sexual.
No estoy hablando de pactos que comprometen
la existencia más allá de la muerte, ni de iniciaciones con los exorbitantes
precios que cobran por una iniciación el Osha, Ifa o Palo), ni de obligatoria
presencia frente al púlpito cada domingo, sino de prácticas que no se
contraponen a ninguna creencia religiosa ni disciplina espiritual y en las que
toda persona decide cada cuándo realizar dependiendo de los avances que quiera
tener en la vida.
¿Estamos hablando de una depuración de karma
sin dolor? sí, del rompimiento absoluto de lazos kármicos (también llamados
“cordones etéricos”), de la rotura de compromisos adquiridos en la actual
reencarnación, resultado de las vidas pasadas, sí, me refiero a la recuperación
de cada fragmento del alma perdido en vidas pasadas por errores cometidos y
hasta más: eliminación de brujerías, maldiciones, mala suerte y cualquier
obstáculo.
7.
Es importante que el lector tenga presente a
lo largo de la lectura de este texto, que el ser humano tiene dos cuerpos: el
cuerpo físico y el cuerpo astral, y que en su cotidianeidad permite que sea el
primero, el material, quien determine su comportamiento al grado de perder
contacto con el segundo de tal manera de que cuando se le pregunta “¿qué es la
evolución espiritual”?, respondan con ignorancia “ser mejor persona”.
8.
¿Cómo romper los karmas? Se preguntarán
muchos luego de leer varias cuartillas de explicación sobre el origen de la
esclavitud espiritual y generacional, si yo lo que quiero son recetas como las
que enseñan a preparar un pastel, para romper mis karmas no importa que sea un
cabrón.
Pues bien, si piensa el lector que todo son
fórmulas como los ebboses de Ifa o como meterse a una iglesia a rezar como
poses ante una figura de yeso, saltándose la explicación del origen de todo, y
con solo aplicar lo que precisamente llevo varias hojas explicando, les tengo
malas noticias: si no comprenden el antes, no entenderán el ahora ni mucho
menos el después, necesarios para la toma de conciencia, de acceder al “yo
superior” y vislumbrar que para quitarse las cadenas se requiere saber por qué
se está encadenado, entonces estamos fritos.
Pero quiero creer que sí se le está poniendo
atención a todo esto, así que sigamos con el tema.
para beth
La astrología opina que “el karma es la suma de todas las acciones buenas y malas realizadas en vidas pasadas y su efecto repercute en la actual reencarnación”, sin embargo, también afirman que el primer karma lo transmite la madre al momento de parir, de ahí que el karma de una persona consiste en el 25% heredado por la madre, el otro 25% por el padre (al momento de engendrar y transmitido a la madre) y el restante 50% por los que se haya hecho en vidas pasadas (para los interesados en el tema revisen la Casa astrológica 12).
Agreguemos la concepción del karma para el Catolicismo y Cristianismo, donde el tema es más sencillo: no existe, y aunque sea sinónimo del pecado para el vox populi, este se paga por la intervención de Dios (cuando y como se le antoje), y mientras la solución llegue (representada como premio o castigo), quien padece la mezquindad del pecador, el inocente debe abarrotar iglesias haciendo ingenua oración pidiendo ayuda, solución y protección.
Para esta variante de creyentes tampoco existe el destino, en el sentido de fatalidad, ya que es un vulgar concepto pagano; y mucho menos la reencarnación (pero sí la resurrección), aunque irónicamente su Dios no castiga directamente: para eso envió a su Hijo, a manera de conciliador entre los mortales y el creador de todo, mas si el ser humano es testarudo en eso de delinquir espiritualmente, entonces la respuesta será irse al infierno.
Curioso: ellos creen en la suerte, esa falacia llamada “providencia” que modifica, para bien o para mal, el sentido de la vida en un instante, aferrándose por ello a la fe pensando que su suerte cambiará por obra divina. Paradójicamente, si se tratara de descargar su furia contra creadores de karma a mansalva, su Dios tenía una mano derecha para hacer el trabajo sucio: Jehová, aunque para nuestra suerte ya está jubilado y de sus tropelías (como arrasar Sodoma y Gomorra o pedir sacrificios humanos), solo queda de testimonio lo que cuenta la Biblia.
4.
Ifa no se queda atrás y aparte de lo ya mencionado al principio de este tratado, en Oyekun ika nace la reencarnación y la ley del karma, Odi meyi reitera, contradictoriamente, el nacimiento de la citada la ley, Ika she nos lo restriega en la cara y a partir de ahí se jodió la vida del ser humano, porque no hay más opción que joderse, aún y haciendo ebboe.
Es curiosa esta parte de Ifa: cíclicamente se repiten lo determinado (la condena) en el Ita, y el ebboe solo sirve para superarlo cuando se presenta, más no para erradicarlo, de ahí que el destino se repita una y otra vez hasta que el iniciado muere mientras vive con a obligación de hacer una y otra vez ebboe.
Pero el gran promotor del karma, como esclavitud perfecta, es el hinduismo (junto con algunas versiones recalcitrantes del Budismo), y de hecho, es a quien se le hace responsable del establecimiento de preceptos que en realidad coartan la evolución espiritual de la humanidad a través de la purga, la sumisión y la resignación.
Para ellos el Karma es una energía presente en toda acción que una persona realiza, basada en una ley de origen cósmico (una fuerza invisible que busca mantener el orden universal), de Causa y Efecto, ligada a un ciclo llamado Samsara, el principio y final de la conciencia donde se nace, se muere, se reencarna de nuevo y así sucesivamente hasta completar 11 renacimientos (algunos mencionan 13 y otros perversos se van hasta 20).
En este ir y venir, a partir de buenas o malas acciones realizadas en vidas pasadas (por medio de hechos, palabras y pensamientos), corresponde una consecuencia y de eso dependerán reencarnaciones posteriores (Punarjanma): si la persona actuó mal (Karma), por ejemplo, corre el riesgo de reencarnar en una vida llena de problemas, obstáculos y sufrimiento, en una “raza inferior” (a saber a qué se refiere) o incluso un animal, piedra o planta (¿?), como una venganza del destino. Por el contrario, si se procede bien se recibe una recompensa (Dharma), por ejemplo, salud, riqueza o amor.
No es tan fácil como parece, pues debe tenerse un equilibrio entre la causa y el efecto, el Karma y Dharma, para lo cual debe mantenerse “una actitud positiva” ante la vida, esto es, si te va “bien” o “mal”, siempre se debe estar contento y agradecer la fortuna o la desgracia que se reciba hasta que se muera (¿?).
5.
Toda religión coarta la espiritualidad (porque al final, si se ve con objetividad, fueron creadas por seres humanos, ¿no?), exigiendo conductas obligatorias para obtener “la salvación” a partir de ciertas raíces en las que todas tienen un origen común: parten de la existencia de una deuda espiritual y esta debe pagarse en vida, por ellos es que ciertos listillos institucionalizan estos adeudos en creencias, dogmas y doctrinas que convierten una práctica religiosa en un vulgar instrumento de acoso, extorsión, amenaza y hasta muerte si se desea depurar el compromiso.
¿Qué sucede cuando las religiones son sinónimas (comparsas y hasta cómplices), en sus preceptos, de esa esclavitud que pretende, en el fondo, engañosamente, la perdición del alma en ese proceso de depuración?
Quienes entienden la trampa buscan opciones que no conlleven asistir a templos, congregaciones, basílicas, santuarios, iglesias o ilés ni pagar dinero por ofertas de solución a Santeros, Pastores, Babalowos, Profetas, Chamanes, Clérigos, Consejeros ni demás estafadores, ni mucho menos rendir pleitesía a seres humanos que se asumen como sacerdotes, elegidos, iluminados, iniciados o semidioses que simulan tener una vida pulcra, aunque en la intimidad (no me canso de repetirlo), comen, duermen, tienen sexo y cagan como todo ser humano.
Si se investiga también dentro de uno mismo (esta es la llave que abre las puertas para evitar el sufrimiento humano, aunque por el momento no me meteré en este aspecto), entonces se descubrirá dónde tenemos un grado de divinidad que nos han ocultado o escondido para no creerlo, porque ahí están las respuestas a todo, algo que la gente no suele hacer… ni aceptar: el ser humano siempre está a la espera del milagro, sin saber que el prodigio puede generarlo él mismo.
Terminaremos de explicar el entorno espiritual del karma, así que volvamos a la concepción original de que es el sistema de esclavitud perfecto, visualicemos que el propio karma, y su irremediable consecuencia, el destino (metafóricamente una especie de autopista sin salidas), son las leyes universales con las que se rige este planeta prisión del que, viéndolo en perspectiva, o digamos, con falsa objetividad (sic), entonces aparentemente no tenemos opción de escapar.
Pero ha llegado la hora de desmentir tal afirmación señalando que hay respuestas fuera de los muros de iglesias, casas religiosas y templos, caminos de un mismo Dios (ya, dejemos su dialéctica personalidad y/o existencia para otro día), que al ver como sus intenciones de facilitar la evolución espiritual son desmadradas por religiosos infames, contempló opciones para eliminar karmas y cambiar el destino sin penas, depuraciones, pagos onerosos, iniciaciones, penitencias, humillaciones, purgas, promesas, sacrificios, tributos ni nada que implique someterse a un culto.
6.
Para aquellos puristas que piensan que Ifa es la única religión que contempla la evolución espiritual y la forzosa obtención de sabiduría a través del dolor, congoja y penar (concepto con claras raíces judeo-cristianas), les tengo noticias: existe una entidad creadora sin camisetas futboleras como las que porta el propio Ifa con su fanatismo (al igual que el islam, cristianismo, sufismo, kimbanda, adventismo, sintoísmo, budismo, taoísmo, judaísmo, catolicismo o unitarismo), que ofrece alternativas menos rígidas y además efectivas.
Sobre este tema quiero poner un ejemplo: supongamos que existe un Dios parecido al dios católico y cristiano (ojo, similar y déjenme usar este ejemplo para dotarlo de una personalidad creadora). Pues bien, si es tan perfecto (insisto, como dicen las religiones citadas), ¿acaso no contempló la rebelión de Luzbel, el más más elevado y hermoso Ángel de la Corte Celestial que él mismo creó? ¿En verdad ese “ser” se transformó en el Demonio y se convirtió en el enemigo de Dios que pretende destruir su creación?
Obvio, ese Dios sí que lo previó, porque se supone que es infalible, y en consecuencia, también sabía que todas las religiones iban a ser inventadas por humanos vivales disfrazados de líderes para manipular las creencias espirituales de la gente, pero, ante ello, dejó una opción para salvarnos de sus garras: el libre albedrío.
Y más: también puso a nuestra mano alternativas que NO incluyen idolatrar a una persona (disfrazada de sacerdote), ni formar cultos, mucho menos adorar deidades ni consultar desencarnados, tampoco creer que rezar sirva de algo, ni comprometerse a la compra de amuletos ni figuritas de barro ni y mucho menos exponer su integridad espiritual o dignidad sexual.
No estoy hablando de pactos que comprometen la existencia más allá de la muerte, ni de iniciaciones con los exorbitantes precios que cobran por una iniciación el Osha, Ifa o Palo), ni de obligatoria presencia frente al púlpito cada domingo, sino de prácticas que no se contraponen a ninguna creencia religiosa ni disciplina espiritual y en las que toda persona decide cada cuándo realizar dependiendo de los avances que quiera tener en la vida.
¿Estamos hablando de una depuración de karma sin dolor? sí, del rompimiento absoluto de lazos kármicos (también llamados “cordones etéricos”), de la rotura de compromisos adquiridos en la actual reencarnación, resultado de las vidas pasadas, sí, me refiero a la recuperación de cada fragmento del alma perdido en vidas pasadas por errores cometidos y hasta más: eliminación de brujerías, maldiciones, mala suerte y cualquier obstáculo.
7.
Es importante que el lector tenga presente a lo largo de la lectura de este texto, que el ser humano tiene dos cuerpos: el cuerpo físico y el cuerpo astral, y que en su cotidianeidad permite que sea el primero, el material, quien determine su comportamiento al grado de perder contacto con el segundo de tal manera de que cuando se le pregunta “¿qué es la evolución espiritual”?, respondan con ignorancia “ser mejor persona”.
8.
¿Cómo romper los karmas? Se preguntarán muchos luego de leer varias cuartillas de explicación sobre el origen de la esclavitud espiritual y generacional, si yo lo que quiero son recetas como las que enseñan a preparar un pastel, para romper mis karmas no importa que sea un cabrón.
Pues bien, si piensa el lector que todo son fórmulas como los ebboses de Ifa o como meterse a una iglesia a rezar como poses ante una figura de yeso, saltándose la explicación del origen de todo, y con solo aplicar lo que precisamente llevo varias hojas explicando, les tengo malas noticias: si no comprenden el antes, no entenderán el ahora ni mucho menos el después, necesarios para la toma de conciencia, de acceder al “yo superior” y vislumbrar que para quitarse las cadenas se requiere saber por qué se está encadenado, entonces estamos fritos.
Pero quiero creer que sí se le está poniendo atención a todo esto, así que sigamos con el tema.
2 comentarios:
Oiga soy yo la Beth de la dedicatoria? Aunque no sea por mi estoy muy emocionada con el tema, ya que llevo poco tiempo rompiendo una mala suerte que tuve intermitentemente desde hace muchísimos años, al que yo le atribuía quizá un mal karma, hasta que usted me explicó tantas cosas en aquella consulta, me he dado cuenta que mucho de esto está en el hábito de nuestro día a día, algo que confieso aún me cuesta trabajo pero poco a poco soy un ser humano más agradecido y más conciente de su propia mierda, se han compuesto tantas cosas en mi vida y otras más terminaron por romperse completamente, espero su próxima entrada, cuídese mucho
claro que es para ti, beth... gracias por seguir aquí... saludos...
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