Habana réquiem
Creí que “Habana réquiem”, de Vladimir Hernández, me quitaría el rancio sabor
de boca que dejó la otra lectura (https://basurerodealmas.blogspot.com/2023/02/la-sal-y-el-cordero.html),
pero para ser flexibles con la trama hay que mirar hacia atrás y recordar que muchos
autores cubanos, al ser seducidos por las sirenas españolas, publican libros
sesgados cuando se trata de describir la vida en la isla caribeña.
Ese dato es importante pues a partir del año 2000, fecha en la que Vladimir
se refugia en España (justificando su decisión diciendo que en su familia hay
sangre asturiana), comienza a recibir premios menores por una carrera que
carece de interés, como su libro “Terra Ignota”, galardones suficientes para
comprar su ideología. Pero la tierra llama e independiente de las comodidades
en Barcelona, la vida en el caribe le hace guiños de que lo suyo es y será la
isla y él, en su melancolía, lo refleja en “Habana réquiem”.
Así, lo que prometía ser una interesante novela negra, teniendo como trasfondo
una Cuba a punto de caer en recesión, se convierte en la descripción de un
arrecife imaginario donde la policía es como en todos lados, efectiva y corrupta,
y por lo mismo, no hay final feliz para quienes aparentemente eran los buenos
en la trama.
La novela tiene aspectos positivos: inicia en una comandancia de la Habana Vieja
(llamada “La Mazmorra”), y a partir de ahí desarrolla subtramas sobre un trío
de comandantes encargados de investigar, obvio, tres crímenes (un suicidio, un
violador en serie y la muerte de un vendedor de drogas), aunque se echa en
falta un lenguaje local que permita al lector ubicarse en la isla para “darle
saber” a la trama, misma que se le va de las manos al forzar la aclaración de
los crímenes.
Si no es porque cita algunos rumbos de la Habana Vieja, Sánchez describe a una
policía ejecutando su trabajo en cualquier país del primer mundo por el razonamiento
que impone a sus investigadores, la manera de vincularse con su entorno, el uso
de la tecnología policiaca, pero también por la dudosa ética de los jefes
policiacos (esa que, hay que reconocer, no tiene nacionalidad).
Nada más que decir que no sea que “Habana réquiem” es un intento de novela
negra que termina en una novela policíaca común y corriente, cumple con los
rigores del género (incluyendo las famosas vueltas de tuerca que pretenden
desconcertar al lector), y si bien posee chispazos de genialidad, los
señalamientos de una Cuba corrupta quedan en cómico intento de denuncia a consecuencia
de personajes demasiado comunes y un desenlace tan vulgar que parece una broma que
busca más desprestigiar al comunismo caribeño que mostrar la eficacia de la ley.
1 comentario:
Es lo que vende... Hasta en la isla y por eso el giro de tuerca.
🙈🙉🙊
Publicar un comentario