14 de noviembre de 2024

No son merecedores de nada

 

1.
—El día primero de octubre no se trabaja, ya es oficial a partir de este 2024, así que no tienen pretextos para faltar — advirtió Clara al otro lado de la línea telefónica.
—Nos vemos en la entrada del templo antes de las 9 de la mañana — acepté.
 
2.
Hace varios años que la conocimos en nuestro ir y venir por diversos centros espiritualistas de la ciudad. Ella pertenece al antiguo Templo del Medio Día, fundado en el año 1924 y basado en los principios de los Espiritualistas Trinitarios Marianos*, la más conocida de las corrientes espiritualistas en todo el país y parte de Estados Unidos.
 
Es tal nuestra confianza que incluso, en algún momento, Clara nos pidió le hiciéramos un despojo luego de que un brujo la atacó tras salvar a una niña de morir, despechado por no conseguir acostarse con la madre de la pequeña.
 
Nuestra amiga ha ido creciendo dentro del Templo del Medio Día al grado de que tras mucho “desarrollo” (estudio y preparación), alcanzó el nivel de “Facultad” (sanadora), así que más que evitar hacerle un desaire en caso de no asistir a la Cátedra a la que nos estaba invitando, yo en lo personal tenía ganas de ir precisamente a una de las que mensualmente ahí se realizan.
 
Sé que aún tengo pendiente terminar un texto para explicar qué es una Cátedra en un Templo Espiritualista, así que lo resumiré de esta manera: es una celebración que se realiza cada día primero de mes (en algunos es el primer domingo), en donde el Guía entra en meditación para permitir la entrada de la divinidad, quien ofrece sanación colectiva, entrega bendiciones y da consejos “al pueblo”.
 
3.
Así, aquel martes 1 de octubre llegamos al llamado Templo Espiritualista Trinitario Mariano del Medio Día, ubicado en Tlatelolco. Si bien las Cátedras suelen ser similares en casi todos los templos, en este hay ciertas reglas, como colocarse en los lugares permitidos, los cuales son asignados por las “Columnas” (ayudantes), normas que es mejor no contravenir.
 
Obviamente no localizamos a Clara en la entrada y fue ella quien se acercó para saludarnos una vez que nos sentamos, lo cual lo hizo sin mucha efusividad para cuidar las estrictas normas y disciplina que se impone en aquel santuario.
 
Tras varios minutos de oraciones y cantos, entre velas y olor a incienso, apareció “El Sello” (así se le nombra a la Guía mayor del templo, quien representa uno de los Siete Sellos o grados de desarrollo espiritual), hizo algunos comentarios y tras una breve meditación cayó en trance.
 
—“Gloria al Padre, al hijo y al espíritu santo” — frase utilizada por la guía para dar a entender que ha comenzado la canalización.
—Bendito tu nombre, Padre universal, bienvenido seas — saludó la llamada Piedra Fundamental (la segunda persona de importancia dentro del templo).
—En ese bendito nombre yo te saludo y te bendigo, hijo mío, al igual que a toda mi creación aquí presente.
 
Tras aquello, luego de asistir a numerosas Cátedras, me quedó claro que si había llegado el “Padre Universal” es porque habría mensaje importante. Y sucedió tal cual: comenzó señalando que de muchas maneras nos recuerda las normas, comportamientos y valores que debemos respetar, pregonar y llevar a la práctica para actuar de forma moralmente correcta.
 
—… porque amor es lo que les he pedido para evitar las calamidades que amenazan a este planeta — siguió la guía con una voz completamente masculina — más ustedes me han ignorado y viven plenos de pereza, soberbia, egoísmo, violencia, indiferencia, cinismo, ambición, perversión, miedo, envidia, mentira, crueldad, hipocresía, impaciencia, blasfemia, ira, rebeldía y pérdida de fe. Defectos que durante siglos les he pedido y recordado deben evitar.
—…
—En mis templos las puertas siempre han estado abiertas para que mis “Facultades” los curen, sanen a sus familias, quiten sus sufrimientos y les libren de las acciones de aquellos que no creen en mi Luz. Ustedes saben que esa luz existe, pero la han desdeñado aún y cuando en mis templos no se pide una sola moneda a cambio para llenar sus manos de abundancia, paz, dones y consuelo.
—…
—Por desgracia, mis pequeños, mi infinita potestad y amorosa bondad ha sido malmirada por ustedes, la han desdeñado y ante ello no puedo hacer nada más que recordarles que todo lo hagan o dejen de hacer tiene consecuencias, para bien o para mal.
—…
 
4.
Mientras el Padre universal hablaba, observé una vez más el templo, con su color blanco cubriéndolo todo: desde pisos, techos, sillas, barandales y hasta madera, incluyendo la representación del implacable “Ojo avizor” (el que todo lo ve y encuentra), en mármol blanco.
 
Sin embargo, tuve que reconocer que había mucha razón en la llamada de atención que la gente estaba recibiendo, pues los tiempos han cambiado, se ha perdido el respeto por estas ceremonias de tal manera que entre las 120 personas que, calculé, asistimos (poco considerando que todavía hace algunos años llegaban multitudes), de las que a lo mucho seríamos 25 los que habíamos asistido vestidos de blanco, además de numerosas mujeres usando pantalón, cuando antes estaba prohibido.
 
Seguí mirando el templo: mantenían sus escaleras de 7 escalones, sus floreros con rosas rojas, blancas y laureles, las 3 sillas donde se sientan en orden la Guía, la Piedra Fundamental y la Tercera Guía. Todo estaba igual que desde hace años, excepto el corazón de la gente.
 
—Así, ante sus hechos, sentimientos y palabras, debo decir que en este momento ustedes, no solo los hijos de este pueblo, sino todos sus semejantes que habitan en los cuatro puntos cardinales, no son merecedores de absolutamente nada.
 
Si ya de por sí suele imperar el silencio durante este tipo de ceremoniales, al escuchar estas palabras mucha gente se movió incómoda en su asiento, otros clavaron su mirada hacia el techo o piso y solo los más atrevidos, pocos, hicieron algún comentario en voz baja.
 
—Antes de irme, les pido un gesto simple, pero que me dejaría complacido porque entendieron mis palabras. Miren a su alrededor, a los rostros de quienes comparten su fe en mí y véanse en ellos. Tómense un momento para saludar a quienes están a su lado, al frente y atrás, no olviden que todos son mis hijos y ellos sus hermanos. En este acto, no solo están creando vínculos, sino también están fortaleciendo la familia que he querido formar entre ustedes.
 
La gente obedeció, estoy seguro, más por miedo que por otra cosa, pues en los rostros de la mayoría no se reflejó verdadero convencimiento por la petición.
 
—Así como se les pidió muchos ciclos atrás pintar con sangre de cordero una cruz en la puerta de sus chozas para ser protegidos, así ahora les digo: pinten una cruz en su corazón con la luz dorada de mi amor infinito.
—…
—Hoy me despido de ustedes, mis hijos, en espera de que cada uno retome las riendas de su destino tras entender mi consejo. Mi amor por ustedes no decae, en cada latido de sus corazones y en cada gesto de bondad seguiré guiándolos en silencio.
 
Después de aquello el Padre Universal se despidió entregando bendiciones, mismas que eran recibidas por la gente sus manos, ansiosas, con las palmas hacia arriba.
 
Luego, la Guía mayor salió de trance y de inmediato fue asistida por la Piedra Fundamental y la Tercera Guía, acomodándola en una silla para que terminara de recuperarse.
 
5.
Cualquiera diría que aquello fue contradictorio, pues si la divinidad dijo que no éramos merecedores de absolutamente nada, entonces ¿por qué entregó bendiciones? Bueno, si alguien se lo pregunta es porque no entiende la esencia del Padre Universal ni la del espiritualismo.
 
6.
Propuse a mi esposa ser de los primeros en salir, sin embargo, me avisó que antes conseguiría Bálsamo espiritual y Aceite sagrado, el cual es obsequiado por dos Columnas a cualquiera que lo solicite, por lo cual tardamos unos 20 minutos en abandonar el templo.
 
Ya no intentamos de localizar a Clara. Seguramente ella nos buscaría por teléfono ese mismo día para pedir nuestra opinión sobre “el regaño”, sobre todo en las posibles consecuencias que tendría para la humanidad no merecer nada.
 
* El Espiritualismo Trinitario Mariano es una práctica espiritual (aunque sus creyentes la consideran religión), establecida en méxico en 1921, que combina elementos del cristianismo con estados de trance usados en el espiritismo kardeciano.