22 de octubre de 2023

El altar de muertos no es una ofrenda

 


1.
Como sucede semanas antes del ceremonial del “Día de muertos”, suelo recibir mails con preguntas sobre su significado, cómo atender a los desencarnados durante los tres días que dura “su visita” y otros detalles que siempre trato de responder a través de textos en el blog.
 
Sobre el tema en particular se han publicado numerosas entradas, entre las que destacarían:
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2020/10/a-proposito-del-dia-de-muertos.html,
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2016/10/el-dia-de-muertos-no-es-una-celebracion.html
 
e incluso
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2019/10/dia-de-muertos_30.html.
 
Sin embargo, en estos días recibí correo electrónico de una lectora que me preguntó por qué un altar dedicado a los difuntos debe incluir tres niveles, mientras en otro, un lector, me interrogó sobre si es lo mismo montar un altar en casa y llevar ofrendas al cementerio.
 
2.
Interesantes preguntas.
 
3.
Acerca del cuestionamiento de la lectora diré no debemos olvidar que culturalmente nuestro país es resultado de una traumática simbiosis que hicieron los españoles al conquistar y colonizar méxico, de ahí que muchas prácticas religiosas se fusionaran para dar pie costumbrismos que perduran hasta nuestros días, como es el festejo católico “Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos” y tradiciones como la creencia ancestral en “Los 4 destinos”, “Yohualcalco” o en la práctica de ceremonias como “La comida de las ánimas”, "Danza de los diablos", “La Alumbrada”, “El levantamiento de sombra” o el impresionante “Limpia de Huesos”.
 
Lo anterior es necesario para explicar por qué un altar de muertos bien montado tiene 2 o 3 niveles (7 para los que saben su significado esotérico tras la evangelización de los indios), lo cual tiene un origen indígena (originalmente iba desde 5 hasta 9 capas o regiones).
 
Si se trata de 2, es porque se representará la separación entre la tierra y el cielo, lo humano y lo espiritual, por decirlo de una forma sencilla;
Si se hace con 3 es porque se simboliza la tierra, el limbo y el cielo;
 
Si se hace con 7 se alude a las siete puertas del alma que debe abrir el espíritu de la persona para salir del “purgatorio” (también llamado “limbo”) y poder tomar consciencia de su nuevo estado etérico.
 
Obviamente, si el altar consiste en 3 categorías, pero se quiere representar los 7, las ofrendas que se colocarán en el primero serán las siguientes:
 
- Tratándose de las espirituales (herramientas que usarán durante su transición espiritual como cruces, inciensos o agua), en la base se incluirán las 3 primeras de los 7 niveles.
 
- Con respeto al segundo se ofrecerán las dádivas (aquellas que degustaban en vida como alimentos, pan, bebidas, tabaco y dulces), y contendrán los siguientes 2 de las 7 jerarquías.
 
- Finalmente, en el tercero se pondrán las representaciones de los antepasados, necesarias para su lucificación (fotografías u objetos personales), mismo que contendrán los 2 últimos de los 7 rangos.
 
Las veladoras pueden colocarse en cualquier nivel, pero el número de ellas siempre debe ser en múltiplos de 3 hasta llegar al total de 9.
 
Si alguien opta por montarlo con 9 niveles, es porque sabe que se deben considerar otros aspectos para la distribución, como el motivo de la muerte del antepasado y que para quienes no sean familiares (como el caso de amistades), también deberán un orden.
 
Es fundamental recalcar lo siguiente: desde hace unos 5 años los mexicanos, dados a alterar practicas espirituales a partir de caprichosas ocurrencias, han incorporado a sus mascotas en el altar del Día de muertos, (a través de fotografías, juguetes, correas y demás), lo cual no debe hacerse bajo ninguna circunstancia (ya volveré al tema en la siguiente entrada), so pena de hacer del ceremonial un encontronazo kármico. 
 
El uso del cempasúchil debe ser el siguiente: una vez que se ha deshojado la flor naranja (representando al sol, esto es la luz) se usará para formar los caminos y paralelo a ellos, por dentro, la de color morado, que servirá para mutar su transición espiritual. Sobre este punto también es esencial que en altar se queme copal como parte de una purificación del astral de los antepasados.
 
4.
Quedando claro que montar un altar y la colocación de las ofrendas y demás objetos debe hacerse por etapas y bajo un orden preciso (por ejemplo, colocar las imágenes de los fallecidos en el nivel superior conlleva, entre otras cosas, elevar su nivel vibracional), todo en su conjunto convierte al baldaquín en un portal dimensional, ¿o por dónde cree el lector que llegan (y se irán tres días después) los antepasados una vez que hayan degustado de las atenciones que preparen sus familiares?
 
En este sentido, sobre la duda del lector diré que su pregunta es más interesante de lo que se cree, y para contestarla me remitiré de nuevo al tema del altar.
 
Si el altar es un portal dimensional que requiere de una preparación especial, imagine el lector los peligros que conlleva montar uno en un cementerio, riesgos por lo cual recomiendo ampliamente leer la apertura de portales que hizo el ocultista Aleister Crowley a través de rituales mágicos llamados ”Trabajos de Amalantrah”.
 
Así, ¿qué tipo de entidades creen que entrarían a nuestra dimensión si se abren portales en un cementerio? Un altar activado en una casa conlleva una finalidad en concreto, razón por la cual se tiene control sobre él, pero fuera de la casa adquiere otras connotaciones sobre las cuales su manejo se puede salir de las manos.
 
Es entonces que la respuesta es NO se deben montar altares en un panteón, aunque sí se pueden entregar ofrendas sobre las tumbas siempre y cuando se eviten en números de tres y dejando por fuera, obvio, el número 9.
 
Si se llevan flores que sean blancas (de preferencia claveles) y si se ofrenda cempasúchil, que sean color naranja, en ramo y nunca se deshojen. No se lleva alimentos preparados por los familiares y en lugar de veladoras usen velas, entre las recomendaciones principales.
 
5.
Ahora, ¿qué sucede con los vivos y los desencarnados si no se cumple, por llamarle de alguna manera, con estas exigencias (al montar el portal), entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre?
 
Mucho, pues el Día de muertos es un ritual en el que se mueven energías que, aunque no las percibimos ni manejamos adecuadamente, dejan amarres sueltos, fragmentos de esa baja vibración, que lejos de liberar del peso a los desencarnados por su condición etérica, no solo los atan más a los vivos, sino que incluso pueden convertirse para ellos en obstáculos y enfermedades hasta el siguiente año, en que muertos y vivos se reencuentren.  
 
Si bien esto no impide que nuestros antepasados se presenten para “disfrutar” de su ceremonial, atraídos por la tristeza y el dolor de los vivos que aún los extrañan (recordemos que las emociones son energía y esta se convierte en “luz”).
 
Sobre esto, escuché decir a un Muertero durante el ceremonial que realizan los moradores de San Andrés Mixquic, en Tláhuac, y al que asistimos en 2022: “los antepasados se buscan un lugar para mantenerse vigentes, mientras que los vivos siempre consiguen ofrecerles uno”.

16 de octubre de 2023

El lado oscuro de un eclipse solar



                                           para alberto solís: aquí seguimos, mpangui

1.
Es una pena que en méxico el eclipse solar del 14 de octubre se reduzca a un acontecimiento astronómico (hay quienes le definen como fenómeno), cuando tiene significativas implicaciones esotéricas y/o espirituales para la humanidad, sobre todo para el continente americano.
 
Irónico que, en tierras de los antiguos mayas (la civilización que construyó templos a partir de sus observaciones del cielo), vean convertido su conocimiento celeste en una vulgar pasarela turística que generó aplausos y expresiones de asombro cuando la luna se tragó al sol para dar paso al incomprendido “anillo de fuego”, incluyendo, obviamente, la venta de llaveros, collares, silbatos, gorras, pulseras y amuletos, sin dejar de lado los lentes de cartón que a leguas no cumplían las normas internacionales, así como miles de incautos vistiendo huipiles, pantalones y guayaberas de lino, con algunos cientos haciendo meditaciones new age.
 
Ante esta falta de conocimiento vale la pena destacar, en primera instancia, los síntomas que miles personas sufrieron y entre los que destacaron la falta de concentración, ansiedad, migraña, calambres, sueños extraños o pesadillas, mareos, cansancio extremo, insomnio, sudoración, visión borrosa, estrés, dolores musculares y en algunos casos hasta depresión, días previos al evento astronómico.
 
2.
Obviamente que si nos adentramos en los efectos directos, también pudo haber sucedido que muchas personas enfrentaran problemas legales, intervenciones quirúrgicas de urgencia, término de una relación, traiciones, discusiones con graves consecuencias, accidentes, agresiones verbales, físicas o sexuales, robos, pérdida de empleo, incluyendo suicidios o muerte por infartos, ya que los eclipses son indiscutibles ejecutores del destino, el karma, las contradicciones de la dualidad y/o la transformación.
 
Ya ni mencionar la importancia que un eclipse solar tiene al momento de hacer brujería, principalmente en el Palo, tema abordado en la entrada https://basurerodealmas.blogspot.com/2012/11/la-importancia-de-la-ngonda-la-luna-en.html.
 
3.
Sin embargo, existen otros aspectos poco conocidos cuando se presenta un eclipse, como por ejemplo la interpretación de las figuras o sombras que se dibujan en el suelo y que se convierten en un oráculo que pocos conocen y contados saben interpretar.
 
Este tema será abordado en otra entrada por ser muy extenso, más diré que es un sistema de adivinación muy particular pues solo tienen validez las sombras que se forman un par de minutos previos y posteriores al punto máximo de ocultación, además de que sus predicciones aplican exclusivamente al lugar donde se interprete, por ello es que quienes las descifran, lo realizan la mayoría de las veces en casas particulares con grandes patios, convirtiéndose en un interesante conjunto de predicciones exclusivamente para sus habitantes.
 
Este oráculo requiere de gran destreza (no solo por su corta duración, unos dos minutos), por lo que se sugiere contar con una buena cámara, ya que en ocasiones las sombras pueden ser alteradas por los desencarnados (muy dados a las jugarretas espirituales) y cambiar drásticamente las profecías.
 
4.
Vinculado con este tema, pocos saben que un eclipse solar también puede ser usado para localizar tesoros enterrados, evitándose el tortuoso proceso de hacer pacto con sus guardianes para obtenerlo, negociaciones en las que los desencarnados dan rienda suelta a caprichos solo por el placer de jugar con las debilidades de gente ambiciosa.
 
Sin embargo, igualmente a lo señalado antes, se requiere destreza para interpretar los indicios correctos y saber localizarlo, sobre todo exige observación, ya que el primer señalamiento se realizará instantes antes de la ocultación total, sitio que debe coincidir con el que se apunte instantes después de que la luna comience a dejar de sobreponerse al sol.
 
5.
Por desgracia también existen las consecuencias “malignas” de un eclipse solar, mismas que pueden afectar a países enteros o a una parte de ellos, y este es el aspecto al que menos se le pone atención.
 
Se debe aclarar que por aspectos negativos me referiré (sin entrar en detalles) a situaciones que van a alterar en cualquier sentido la estabilidad política, social, económica y/o natural de aquellos lugares por donde pasó la sombra del eclipse (sí, nada de profecías).
 
Así, el inicio del eclipse comenzó en Estados Unidos y la oscuridad recorrió Oregón, Newport, California, Nevada, Utah, Arizona, Colorado, Nuevo México, y Texas antes de entrar a México, donde cruzó Yucatán, Campeche y Quintana Roo y de ahí abarcó Cuba, El Salvador, Belice, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Colombia, Bogotá, Brasil y finalmente Perú.
 
6.
Con gran solemnidad Cristóbal Colón aprovecha su conocimiento de un inminente eclipse solar. Varado desde hace ocho meses en la costa de Jamaica, ya no logra convencer a los indios de que le traigan comida gratis; los amenaza entonces con robarles el sol, así que el 29 de febrero de 1504, empieza a poner en ejecución su amenaza, ante los ojos aterrados de los nativos. El éxito fue inmediato”. – Tzvetan Todorov (lingüista, filósofo, historiador y escritor búlgaro).
 

6 de octubre de 2023

Reencarnaciones del Curandero Felipe

 


para breiz, la bruja eterna en los eclipses

 
1.
Desde que mi padre me puso bajo su tutela espiritual, el Curandero Felipe me ilustró sobre obras para ayudar a toda persona que era objeto de brujería o acoso de desencarnados, pero también me compartió extraños rituales de los que tardaba en explicarme su significado completo, ya que dependía de que yo acumulara edad para entenderlos.
 
Siendo aún niño, una fría mañana sabatina de diciembre mi padre pasó a dejarme a casa de Felipe, quien me recibió en la puerta, más una vez que mi padre se fue, en lugar de hacerme pasar me señaló su taxi, subí y a partir de ese día comenzamos un peregrinar, cada año, al Panteón Civil del Tepeyac, ubicado en la Basílica de Guadalupe, al norte de la ciudad.
 
Me cansó subir las inmensas escalinatas para llegar a la cima del cerro donde se localiza uno de los cementerios más antiguos de México. Una vez que traspasamos su lúgubre puerta de acceso, Felipe (cargando un gran ramo de flores blancas y una bolsa de yute), me llevó a través de pasillos donde había desde sencillas tumbas al ras del suelo hasta ostentosas capillas y bellos mausoleos.
 
Debo destacar el ritual que Felipe ahí realizaba: llegábamos hasta el extremo poniente del cementerio, me señalaba siempre la misma tumba sobre la que yo debía sentarme a esperar mientras él depositaba las flores, de la bolsa sacaba un incienso de copal, un tabaco y una vela, los encendía sobre el altar de una viejísima cripta (nunca la abrió, siempre lo hacía a través de la reja), y esperaba paciente a que se consumieran.
 
Aquello lo hizo una y otra vez mientras yo brincaba de la niñez a la pubertad, hasta que un día, al llegar como cada primer sábado de diciembre al mausoleo, resultó que estaba sucio. Felipe se enojó y echó a andar rumbo a la administración del cementerio.
 
Tras quedarme a solas, viendo que tardaba en volver, aburrido, me puse de pie, me paré frente a la cripta y leí el nombre del difunto en la lápida: Felipe Monroy Blanco, provocándome calosfríos, más la sensación duró poco pues mi tío puso su mano sobre mi hombro, con delicadeza me hizo a un lado y reclamó al sepulturero el estado de abandono de la tumba.
 
—¿Es tu abuelo? — interrogué con ingenuidad mientras observábamos al tipo realizar con esmero la limpieza — se llama casi igual que tú.
 
Mi tío sonrió, me palmeó la espalda y siguió supervisando que todo quedara barrido, baldeado y cepillado. Lo miré y me guiño el ojo dejando claro que habría una explicación en cuanto quedáramos solos.
 
—Debes ser más observador… lee de nuevo el nombre y la fecha — pidió.
—“Felipe Monroy Blanco, 1719-1783” — dije en voz alta.
—Aplica las matemáticas que prometiste a tu papá aprender — pidió con paciencia — no puede ser mi abuelo ni mucho menos bisabuelo.
—Entonces es como si fueras tú, pero el nombre está mal escrito — dije en plan de broma — debería decir Felipe Monroy Bablot — más lejos de reírse me miró con curiosidad y asintió con la cabeza — ¡eres tú! — exclamé — ¡¿cómo te encontraste?!… no entiendo.
—Tengo una tumba más vieja que esta, pero en aquella vida yo aún no era Curandero — comenzó su explicación — y está localizada en un lugar imposible de acceder.
—¿Dónde, doooónde? — interrogué impaciente.
—Bajo el atrio de la Catedral metropolitana. ¿Recuerdas que hace tiempo entramos para hacer una obra espiritual que ayudara a una mujer a evitar que sus embarazos siempre terminaran en abortos? Esa vez también te revelé que algunos de los primeros habitantes de la ciudad fuimos enterrados ahí, por eso está considerada el primer cementerio católico que hubo en el país.
—Entonces eres un alma muuuy viejita — bromeé, pero luego me puse serio — ¿por qué te visitas cada año?
—¿Recuerdas las enseñanzas que te di hace unos días sobre vidas pasadas y reencarnación?
—Sí…
—Esto podría servirte de ejemplo para ampliarte el tema: podemos reencarnar como hombres, en el mismo linaje familiar, país y hasta ciudad, aunque también podríamos ser mujeres y nacer al otro lado del planeta.
—Vaya… pero no me has respondido: ¿por qué te visitas, ¿es tu primera reencarnación en esta familia o en el país… en el planeta?
—No me estás poniendo atención, te lo dije hace unos instantes — dijo señalando la capilla — en esa reencarnación fui Curandero por primera vez…
—Tienes entonces muchas vidas como “Brujo” — bromeé de nuevo.
—Sí, muchas y algunas más, personajes históricos que ni te imaginas: hay en la ciudad algunas lápidas más con mi nombre, urnas que guardan mis cenizas y tierra que se ha encargado de limpiar mis restos hasta dejar solo los huesos, pero por el momento los detalles de ellas no te incumben… ya te las describiré y te diré en cuáles cementerios están, pero lo importante es que te quede claro que todo este ritual, y algunas cosas más, en su momento, también los harás.
—…
—Sí, cuando recibas tus iniciaciones como Brujo — se desquitó de mi broma — pero… ya tendremos esa conversación más adelante — Felipe, se puso frente a su sepulcro, colocó las flores, encendió el incienso, el tabaco y la vela.
—¿Por qué venimos en esta fecha? — insistí — tu cumpleaños es en el mes de septiembre — más no me respondió, esperamos en silencio hasta que se consumió todo y luego me hizo un ademán: era el momento de irnos.
 
No me tomó de la mano, ya era casi un adolescente, pero cumplió con la última parte de aquellos rituales: al llegar a la entrada del panteón sacó de la bolsa un bolillo, lo pasó por toda mi cabeza, lo arrojó hacía atrás, sin voltear, dejó tres monedas en el piso y comenzamos el descenso por las que aún me parecían interminables escaleras.
 
Subimos a su taxi y emprendimos el regreso en silencio hasta que llegamos a su casa, frente a la cual había ya varios pacientes haciendo fila para ser atendidos. Entramos, hicimos los preparativos y la jornada de limpias espirituales transcurrió sin mencionar al Panteón Civil del Tepeyac.
 
2.
Ni los días subsiguientes, incluyendo los viernes por la tarde, cuando acompañaba a tomar a mi tío sus infaltables tragos de brandy con refresco de cola, se retomó el tema hasta un año después, el mismo primer sábado de diciembre, luego de que mi padre me dejara frente a la casa de mi tío, subimos a su taxi, pero se dirigió otro cementerio, uno que conocía desde niño porque ahí sepultaron a muchos familiares de mi linaje materno.
 
En ese panteón entramos con el auto, dejándolo en su gran calzada. Tras bajar me entregó un gran ramo de claveles blancos, una bolsa de yute y caminamos en silencio hasta que nos detuvimos frente a un grupo de tumbas abandonadas, al ras del suelo, me señaló una lápida y tras leer el nombre y la fecha comencé a vomitar.
 
—Suele suceder cuando adelantas confrontaciones con tu pasado espiritual, pero no me dará la vida para abrirte esta puerta hasta que te jures como Curandero: aún tardarás — insinuó, comprendí después, que su muerte no tardaría en llegar.
—Vaya… sí, pero aún no soy un Curandero como tú.
—Lo serás.
—¿Tú me vas a iniciar?
—No me alcanzaría el tiempo para hacer tantas cosas que necesita el planeta — dijo con vaguedad.
—No entiendo, tío, si dices que visitas la tumba de la vida en la que fuiste iniciado como Curandero, ¿por qué me has traído a una de las mías si aún no estoy iniciado?
—Insisto en que pongas atención — dijo armándose de paciencia — en esta vida aún no lo eres, pero ya lo fuiste antes — señaló endureciendo su tono.
—Vaya…
—Escucha bien esto: nunca regreses aquí sino hasta que te jures como Curandero — advirtió con firmeza — ¡jamás!
 
Luego me explicó el significado de esa fecha, señaló que era el momento de que yo acomodara las flores, el incienso, el tabaco y la vela, compartiéndome al mismo tiempo detalles que yo no había percibido cuando él lo hacía.
 
—Aunque suene contradictorio a lo que te advertí, ya que seas Curandero nunca dejes de venir a conversar contigo — advirtió — recibirás muchas iniciaciones a lo largo de tu vida, algunas las considerarás contrarias a lo que te he enseñado, pero Curandero nunca dejarás de ser.
—¿A platicar conmigo? — pregunté confundido, tras lo cual Felipe utilizó media hora más para exponer la diferencia entre alma y espíritu, el tiempo y el espacio… me compartió otros secretos del ritual y luego me apresuró a salir pues debíamos ir al Panteón del Tepeyac a que él realizara el suyo.
 
3.
Felipe no solo me dio los nombres de los panteones donde había lápidas mías después de haberme iniciado en mi primera reencarnación como Curandero, me advirtió, además, que no debía visitarlas salvo que tuviera algún problema de salud grave o amenaza de muerte, ante lo que debería hacer ciertas obras.
 
También me compartió más sepulcros donde él estaba, cuando su familia política comenzó a brujearlo para asesinarlo, cementerios de los que yo no sabía de su existencia en la Ciudad de México, pero a cada visita a sus tumbas, tratando de conservar su vida, su desánimo crecía, ante cuya elocuencia me limitaba a permanecer callado tragándome las lágrimas.