24 de mayo de 2021

Una vergüenza lo que sucede en la UNAM

 


Soy egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución académica llamada popularmente “La máxima casa de estudios” del país, y considerada una de las mejores de América Latina, insisto, dicen.
 
Acerca de haber estudiado en la UNAM, existe un insoportable chauvinismo que suelo comparar con el delirio futbolero: sus egresados exacerban hasta la náusea el emblema universitario con mil y un pretextos, mismos que no enlistaré, ciñéndome al fanatismo con que rigen su vida, sin cortar el cordón umbilical que los liga a una etapa de su vida (ser estudiante), a algo que dio mucho, sí, sobre todo a nivel intelectual, pero que ya fue, es pasado.
 
Me iré un poco atrás para poder entrar al tema, en concreto a mi época universitaria, donde me di gusto comprando ediciones, a un precio regalado, de libros que no siempre tenían que ver con mi carrera y sí sobre temas que uno ni se imagina.
 
Sobre aquellas adquisiciones han pasado muchos años, pero destacan los clásicos rusos que la UNAM editaba, y que vendía en las librerías que tenían montadas en todas las facultades, y que me abrieron los ojos hacia una corriente literaria cuya riqueza es infinita.
 
Así, conservo “Un héroe de nuestro tiempo” de Mijail Lermontov, “La hija del capitán” de Alexander Pushkin, “Pequeña antología de cuatro poetas rusos” de Tatiana Bubnova y el necesario "Los señores Golovliov" de Saltikov-Schedrín, lecturas que cambiaron mi forma de vincularme con las letras, y a los que sólo pondría un pero: su calidad de impresión.
 
Sigamos: la Dirección de Literatura, encargada del programa editorial de la UNAM, fue creada el 3 de marzo de 1986, como parte del proceso de una reestructuración que luego se convirtió en la  actual Coordinación de Difusión Cultural.
 
Tras varios años, la Dirección de Literatura mantiene su plausible labor, pero bajo una perspectiva anacrónica, traza que de no corregirse seguirá beneficiando sólo “a los amigos”. Me explico: su servidor recibe desde hace años, vía mail, boletines sobre noticias de literatura, tanto de editoriales, revistas e instituciones educativas. Mi última inscripción fue, precisamente, al boletín de la UNAM.
 
Gracias a ello descubrí que sus ediciones, en libros y revistas, como la serie “Material de Lectura” o la revista “Punto de partida”, no han cambiado de material ni de diseño desde hace más de 40 años. Algunos pensarán que lo importante es el contenido, pero a esto le sigue algo más grave: pone de manifiesto la vigencia del amiguismo discrecional con el que se promueve autores como inve$tigadore$, académico$ e instructore$ de tallere$, con $u$ re$pectivo$ beneficio$.
 
Esos amigos, por desgracia, se han enquistado institucionalmente y han generado cofradías donde se publican unos a los otros, como AnaMari Gomís, Vicente Quirarte, Beatriz Espejo, Mauricio Beuchot, Margo Glantz, Guillermo Sheridan, Vicente Quirarte, Elsa Cross, o los nuevos protegidos: Alberto Chimal, Silvia Eugenia Castillero o Adrián Curiel.
 
Veamos al caso de Elsa Cross: ¿la conocen? ¿han oído su nombre con la familiaridad que Octavio Paz, Rosario Castellanos, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Elena Poniatowska, Juan Villoro, Amparo Dávila o  Sergio Pitol? Pues se trata de una académica, que aparte de poeta, ve su “trabajo” eternamente publicado, dirige talleres, obtiene becas y recibe un premio tras otro.
 
Siendo objetivos, y en tiempos de crisis económica, sobre todo por el desprecio del actual gobierno a la cultura, sabemos que no hay presupuesto para ampliar la cobertura cultural, sí, pero ¿cuántas becas, premios y salarios de la UNAM podrían canalizarse en democratizar su línea editorial (desapolillando ese innecesario paraíso), para hacer frente, por ejemplo, a los monopolios literarios como “Editorial Planeta”, “Penguin Random House” y “Editorial Santillana”, tal como ha hecho la editorial, también mexicana, “Fondo de cultura económica”?
 
Ante esta inmundicia amiguera es injusto que la UNAM clame por la falta de espacios para promover la lectura y se queje del desinterés por la literatura, cuando ellos son parte del problema y reproducen, con escalofriante fidelidad, lo que ocurre en cualquier oficina de gobierno e iniciativa privada, donde el favoritismo, el amiguismo, chantajes, intercambios sexuales, nepotismo, patronato y la amenaza están por encima de la calidad y la honestidad.
 
Siempre lo he dicho y con lo que sucede en la UNAM se confirma: un libro, obra de teatro, cd, escultura, invento y pintura expuestos en una marquesina no están ahí porque calidad, sino por a saber por qué pactos en lo oscurito.
 
Así, vale la pena preguntarse: ¿cuántas verdaderas obras de arte han quedado en el anonimato por esta perversa manera de anteponer el interés personal y/o las bajas pasiones a cualquier decisión? o quizá haya algo peor: ¿lo que en la actualidad llamamos “cultura”, en méxico, concretamente en la UNAM, podría ser diferente si no hubiera alguien empeñado en tenernos hundidos en la ignorancia, a costa de tener en un pedestal a “los grandes amigos”?
 
Una vergüenza lo que sucede en la UNAM, en general, y en la Dirección de Literatura, en particular… una cortedad que salta a simple vista, y por lo mismo, alguien debe corregir. ¿Acaso el actual director de la Coordinación de Difusión Cultural, el ególatra-maniaco Jorge Volpi, se atrevería a poner en orden? Ya demostró que no: ahora sus amigos son los nuevos preferidos tal como ha sucedido con las anteriores administraciones.
 
Sí, una vergüenza.


16 de mayo de 2021

Disidentes

 


No sé cómo definir a The Mavericks (traducido como disidentes), banda formada por Raul Malo, Ben Peeler, Robert Reynolds, Eddie Perez y Paul Deakin: ¿es eclético, híbrido, world music, crossover, iconoclasta? ¿nos vamos a los extremos y le ponemos ethnic fusión, world beat, folk core? ¿lo disgregamos en country, alternativo, blues, surf, tex mex, pop, swing, polka, ska, rock, soul, mariachi y jazz por igual?
 
Como sea, su concepto destacó por su fusión de ritmos latinos y porque contrario a lo que se pensaría no son originarios de Los Ángeles ni Texas: se fundó en Miami en 1989 y sus raíces se remontan a Cuba.
 
Raul Malo cuenta que “La primera vez que escuché It’s Now or Never, de Elvis Presley, me cambió la vida. Se la puse a mi mamá y ella me desveló que su melodía era la de una canción italiana, el clásico napolitano O sole mio. Descubrí cómo la música se podía mezclar”, sin embargo, a aquello se debe agregar que Malo creció en Nashville, así que mayor raíz musical no pudo tener
 
The Mavericks tuvo dos etapas: la primera, entre 1991 y 200 con Malo, Peeler, Reynolds, Perez y Deakin, que les dio éxito en la población latina yanki, para luego desaparecer, tras la lucha de egos, hasta 2012 con su reagrupación, ya bajo el liderazgo de Raul, periodos durante los cuales el reconocimiento a su propuesta musical ha sido unánime.
 
Han grabado 11 cd’s, recopilaciones, discos en vivo y ganado premios como el “Academy of Country Music Awards”, “Top New Vocal Group”, “Country Music Association Awards”, “Vocal Group of the Year”, un “Grammy” y el “Americana Music Association Honors & Awards”.
 
Raul Malo es líder, guitarrista, cantante, compositor, productor y quien ya grabó discos como solista, mientras que Eddie Perez, guitarrista y co-líder de la banda, ha sido invitado a 15 grabaciones por su característico estilo de tocar el requinto, a lado de James Intveld, Connie Smith, Miranda Lambert, Lee Ann Womack, Gary Allan y Kim Richey.
 
The Mavericks incluyen a Paul Deakin y Jerry Dale, así como a músicos de apoyo en sus giras llamados “The Fantastic Four”: Michael Guerra, Max Abrams, Matt Cappy y Ed Friedland, habilidad que se aprecia en su disco “All Night Live”, el cual contiene todo aquello que una persona que se precie de conocer de música pueda desear.
 
"Después de todos estos años, para nosotros tocar las canciones que queremos es un privilegio", dice Raul durante una entrevista con motivo de la fundación de su disquera Mono Mundo Recordings - "eso sucede debido a esta relación simbiótica entre artista y audiencia".
 
Son 15 temas originales más la nada despreciable versión de  "Harvest Moon" de Neil Young. “All Night Live” es un testimonio sonoro que no necesita destacar una canción: tiene una deslumbrante ejecución por la cual la crítica especializada los califica “como una de las mejores bandas en vivo de nuestro tiempo”.

7 de mayo de 2021

Antes de Mi vida con los muertos

 


Mucha gente me preguntó la razón de por qué dejé de escribir durante años, y siempre tuve que corregirlos: “no dejé de escribir… sólo desistí de publicar”, más fueron dos razones por las que dejé de hacerlo.
 
La primera relacionada con un incidente en una de las ediciones de la anual Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, que realiza la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), más de ello no hablaré mucho ya que fui involucrado sin tener responsabilidad alguna (yo nomás pasaba por ahí buscando un baño), lo que provocó en mí una gran desilusión que me llevó a tomar la decisión de no asistir más a exhibiciones de libros, y de paso, a dudar si quería seguir publicando en un medio tan caníbal como es el de la literatura en méxico.
 
La segunda tuvo que ver también con la UNAM, la cual después de haberme invitado como ponente para una serie de jornadas académicas celebradas en la Universidad Autónoma del Estado de México, y específicamente tras terminar mi exposición, un funcionario me solicitó mi ponencia al tiempo que me informaba que formaría parte de una compilación que sobre dicho evento publicarían en breve.
 
Recuerdo que tras recibir los tres volúmenes de dicha serie, organicé una cena en casa de mis padres para comunicarles la excelente noticia, y de paso avisarles, erróneamente, que consideraba haber alcanzado la principal meta en eso de publicar: ser editado por la UNAM. De ahí el aparentemente silencio, pero…
 
Desde hacía años publicaba de manera sistemática en periódicos y revistas, daba entrevistas y era invitado a programas de radio para leer mis textos; asistía como ponente a cuanto congreso me requerían y participaba en concursos de literatura, pero fueron las mafias culturales que siempre han desmadrado la creatividad en este país las que comenzaron a llenarme de basuritas el ánimo, que aunado al incidente ya citado y a la publicación en la UNAM, opté por hacer un alto.
 
La pausa coincidió con el surgimiento de algunos problemas de salud, con los que inició mi primera cuenta regresiva rumbo a la muerte: primera porque tras la advertencia médica hubo más hasta que llegaron, años después, las de origen afro-religioso.
 
En aquella época comencé a escribir una novela titulada “Sol negro”, la cual distribuí entre mis amistades, para luego gracias a ellos, se difundió entre sus conocidos bajo el auspicio de mi recién fundada editorial llamada “Ediciones bien jalados”.
 
El texto estaba plagado de hilarantes situaciones pese a mi pesimista estado de ánimo, en el que un grupo de amigos vivían de exceso en exceso en la capital de un méxico convulsionado por un golpe de estado tras el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas. Curiosamente el personaje que más llamó la atención entre los lectores era un Chamán que hacía a su vez de férreo periodista crítico del gobierno.
 
Obtuvo buenos comentarios, pero también generó presión de los lectores para obtener una segunda parte que finalmente se llamó “El camino”, la cual si bien publiqué con los mismos resultados, en términos de aprobación, la trama se alejaba de la Ciudad de méxico y se desarrollaba en Oaxaca, frente a las costas del océano pacífico, plagada de existencialismos espirituales.
 
Al mismo tiempo, entre licencias médica, alterné su escritura con un volumen de relatos, “El edificio”, que dio pie a “Las otras historias”: los 4 libros que aparecieron bajo el manto de “Ediciones bien jalados”.
 
Por aquella época mi amigo César, quien ya me había conseguido una columna fija en la revista “Transformación”, me propuso editar oficialmente “Sol negro” a través de una conocida que tenía en la Dirección de Difusión y Fomento a la Cultura, adscrita al Instituto Politécnico Nacional, por lo que procedió a la corrección de estilo, mas su intención no prosperó ni me quedaron claros los motivos, así que me regresé a la creación con textos que no fueron a parar a ningún lado, mientras que mi salud de mala pasó a tener altibajos.
 
Curiosamente aquella época de “prolífica creatividad” vio nacer el texto del que hasta ese momento me he sentido más orgulloso como escritor: “Danger”, un relato cuya trama se desarrolla en las calles de Los Ángeles, en California (donde viví algunos años) y que hasta la fecha se mantiene inédito y sin alguna razón en especial (será publicado en mi próximo libro, o en el siguiente: ya están terminados y por el momento ese texto forma parte ambos). Curioso pero también fue un periodo en el que abandoné por completo la lectura un par de años.
 
En medio de todo este caos por la salud, cierto día me desperté con las ganas de publicar de nuevo, aunque apenas me levanté una duda me asaltó: después de tantos años ¿quién se va acordar de mí como para que me diga “sí, vente volando que me muero por publicarte”?
 
Así que asumí una actitud objetiva y me dije: “no sé qué tanto quiera retomar mi carrera pública de escritor, pero por lo menos me plantearé la meta de publicar un texto”. Y la respuesta la obtuve en semanas.
 
Sin buscarlo mi amigo Humberto, editor de una revista con el original nombre de “Confabulario”, me invitó un café y me pidió que le entregara un relato para publicarlo en su siguiente número: si bien tenía suficiente material, le pedí me diera tres días para entregarle un texto nuevo.
 
A los tres días exactos se paró frente a mi escritorio para advertirme que el plazo se había cumplido, a lo que le respondí entregándole cinco cuartillas con el texto “Un blues para Sara”. Aquel escrito me gustó y más verlo publicado en papel y en su versión electrónica, claro, antes de que los blogs se convirtieran en una nueva forma de hacer cultura, y al poco, en el principal generador de basura en la web. El relato obtuvo excelentes críticas entre los lectores y me infundió ánimos para seguir.
 
Luego me inicié en las religiones de origen africano buscando la salud, problemas que pese a todo seguían acosándome, solo para encontrarme con la sentencia de mis padrinos de que mi muerte era inminente.
 
Con todo, retomé el ritmo en periódicos y revistas hasta que tras mis quejas por la censura, mi esposa me convenció de abrir montar un blog, Basurero de almas (luego abrí tres más), los cuales me dieron grandes satisfacciones, por lo que decidí que serían el único medio para difundir mis textos, eso sí, sin esperar, tras gran desilusión años después, la solidaridad de los lectores (esos Santeros y Babalowos que por años saquearon el blog para salvarse a vida), y por el contrario, ahora ya por el simple placer de escribir.
 
En esas época busqué otras opciones espirituales para mantenerme con vida… y sin cantar victoria, aquí sigo.
 
Una opción pasó por mi mente tras algunas peticiones: relanzar “Sol negro”, “El camino”, “El edificio” y “Las otras historias” a través de Amazon, tal como hice con “Mi vida con los muertos”, con las ventajas que las redes sociales y el formato electrónico proporcionan a las ediciones independientes, pero no vuelvo a caer en la trampa de las promesas de amor eterno de nadie (sin ofender): ya tengo dos libros inéditos terminados, y como dice el refrán: “para atrás, ni para tomar vuelo”.


2 de mayo de 2021

Sí se puede dejar la Santería (texto actualizado)

Este es quizá el texto más consultado del blog, motivo por el cual he recibido numerosos mails preguntándome sobre temas y/o dudas que originalmente no incluí, razón por la cual he decidido actualizarlo dando respuesta a esas inquietudes.


Contexto religioso. Hace mucho tiempo leí un texto en el que se mencionaba que el sistema de esclavitud perfecto era la Ley del Karma: ese concepto hinduista mezclado con budismo que señala que la reencarnación está condicionada por las acciones de la vida anterior.

Aquello me impresionó y durante años lo di por válido hasta que coroné Santo, creí en la honestidad religiosa, descubrí la existencia de Olofi, el creador de todo, y a partir de él los Orishas: encargados de que cada persona cumpla el destino elegido antes de nacer.

Gracias a las mentiras de los ya iniciados en la Osha e Ifa, se cae ahora sí en la esclavitud perfecta que hace ver a la Ley del Karma (Oyekun Ika), como una broma infantil por "la obligación" de tener contentas a las deidades so pena de padecer su furia, pero cuántas mentiras como ésta han dicho Santeros y Babalowos (Ogbe Iroso) en nombre de Olofi? muchas, millones, durante siglos.

Se empieza ya a reconocer que los Patakíes cubanos (a diferencia de los nigerianos), están manipulados, los padrinos los usan para engañar y hacer de la Osha e Ifa un negocio (Kali Argyriadis da una pista al hablar de un “Turismo religioso”), lo que lleva a los ahijados, tarde que temprano, a descubrir que los Orishas NO son lo vengativos que desde Cuba pretenden hacernos creer.

En su libro “Leyendas de la Santeria”, Migene González-Wippler explica que los Patakíes fueron manoseados en Cuba para humanizar a los Orishas, con el objeto de enseñar que por mucho que se equivoquen (Oshe Fun), la sabiduría de Orunmila los llevará, vía el regaño y el ebboe, a convertir lo malo en lo bueno tras incurrir en el robo, los abusos, la mentira, el sexo, el asesinato, la traiciones, los placeres, la ambición y la venganza.

Tras pertenecer a diferentes cabildos descubrí que ese concepto obedece más al establecimiento de la esclavitud perfecta que a un llamado para reflexionar sobre una actitud y sus consecuencias. Ahí comienzan las dudas, pero más al escuchar chantajes como te voy a multar, Ochosi está enojado contigo, Oshun te va a tumbar tu negocio, tienes que darle un chivo a Yemaya, Shangó está esperando un carnero, Oggun te pide 3 perrostienes que sacrificarle un cerdo a Olokun en medio del mar, pero uno de los que vayan contigo morirá o el clásico chantaje: “si no lo haces, el Santo se va a poner bravo contigo”.


Por si esas pendejadas no fueran suficientes, los religiosos cubanos afirman que Shangó y Oshun fueron personas en la vida real que se convirtieron en Orishas (¡?): si en el mejor sentido de la evolución espiritual un ser humano puede llegar a sabio (Odi Ojuani), ¿cómo un mortal se convierte en un Dios para hacer a su antojo?

Así, algunas de estas las situaciones (y otras más), pueden generar justificadas dudas como por qué esta religión la hacen las personas y no las deidades? puedo creer en una práctica religiosa condicionada por las pasiones humanas? dónde quedan los dioses? por qué me va tan mal? en dónde me vine a meter? 

Algunas razones para abandonar la religión. Los motivos por los que surgen conflictos existenciales y de conciencia, al momento de practicar la religión, son muchos y están contemplados dentro de la liturgia de Ifa, destacando aquellos en que la persona:

a) no tenía camino religioso: esto es común ya que muchos se inician por curiosidad, ambición o ignorancia…
b) fue timada por religiosos que le vendieron la idea de que la religión le protegería de enemigos, daría salud, entregaría éxito y riqueza…
c) piensa que la religión proporciona impunidad e inmortalidad y la realidad es que debe vivir su destino (bueno o malo)…
d) está con los Orishas porque da popularidad, renombre e infunden temor, aunque en algún momento viven todo lo contrario…
e) no está de acuerdo con el sacrificio de animales, sufre presiones familiares o rechazo social…
f) va descubriendo con la actitud de sus padrinos que lo que pregonan no es lo que practican…
g) se jactan de pertenecer a un grupúsculo al que ingresó sólo porque tenía dinero para pagar la iniciación y la realidad resulta ser otra…
h) descubre que sus itás o registros fueron manipulados, ya sea tendenciosamente o por vulgar ignorancia…
i) ve su vida inmersa en una interminable serie de calamidades, pobreza, enfermedades, infamias y problemas…
j) descubre que la sabiduría y la justicia no siempre son una virtud de los Orishas…
k) ha gastado muchísimo dinero en obras sin que su vida consiga estabilidad…  
l) se da cuenta que sus iniciaciones están mal hechas o no existen…
m) ha sido objeto de vejaciones (incluyendo las de carácter sexual), por parte de sus padrinos…

Es de destacarse dos aspectos sobre este tema: el primero tiene que ver con los ciclos que tiene la vida de toda persona, basados en altas y bajas que nunca son permanentes, salvo que se violen las leyes universales, esto es, que las “malas rachas” tienen fecha de caducidad, razón por la cual un problema no debe ser pretexto para iniciarse en la religión; el segundo, como ya se ha mencionado en otros textos, se refiere a la obligación de cualquier religioso de destrabar un problema con un ebboe, sin ofrecer costosas iniciaciones con el pretexto de que sólo “el Santo” puede salvar.

Qué sucede cuando las religiones de origen africano NO satisfacen las necesidades inmediatas? si los religiosos no ofrecen respuestas? si los Orishas en lugar de solucionar permiten a los padrinos poner obstáculos?... o en el extremo: por qué tras innumerables iniciaciones, realización de obras y la entrega de dinero a los tutores (Oshe Otrupon y Oyekun Meyi), la vida sigue igual de miserable, o lo peor, está hundida en problemas mientras los que deberían remediar exhiben la opulencia y los lujos? (Iroso Juani).

Si ya no se cree, y en consecuencia, crece la inquietud de dejar de practicar la religión (Odi Iroso), ¿ello se puede hacer sin padecer consecuencias ni provocar la ira de los Orishas?... SÍ es posible porque las deidades Yoruba NO son personas, no padecen de la mezquindad humana que les haría egoístas, vengativos, rencorosos y ególatras que les achacan los cuentos de Lydia Cabrera ni los Patakíes cubanos.


Y he aquí el secreto que los padrinos NO comparten a sus ahijados, lo que hace a estas deidades superiores a nosotros y cuya esencia responde a cualquier duda sobre su origen: los Orishas son energía, no son Dioses en un trono deshaciendo con el destino de las personas (como hacían los dioses griegos en el film “Furia de titanes”).

Conocí a un Babalowo que me dijo “creas o no creas en los Orishas, ellos intervienen en tu vida”… pero nunca me pudo responder a la pregunta: “si eso es cierto, por qué a los agnósticos, aquellos que NO creen en nadie ni reciben iniciaciones, la vida les es más sencilla que quienes sí creen y dan su existencia por defender una creencia religiosa?”.

No es malo dejar de creer en la Santería: forma parte de la evolución y la búsqueda espiritual, y es mentira (Ika Bemi), que salirse de ella traerá consecuencias (otra gran falsedad de Santeros y Babalowos que desconocen la mecánica religiosa Yoruba, pues el oddu Odi Iroso lo contempla a la perfección: “La persona después de hacer Santo lo abandona”), pero tal como se entró a través de iniciaciones, es de sencillo dejarla?... SÍ, si se hace correctamente.

¿Cómo dejar la Santería? ¿Cuál es la desventaja de dejar de pertenecer a un club? dejar de recibir noticias sobre algo que nos interesaba… y eso es malo? no, vivíamos más o menos igual antes (con los mismos problemas, o quizá hasta menos), sin enterarnos de lo que sucedía alrededor de un tema… abandonar la religión Yoruba es parecido, quedando a expensas de su sentido común, se obtiene un regreso cuasi normal a la vida cotidiana y se vive el destino tal cual corresponde.

Conozco personas que temen dejar la Santería por temor a desatar la furia de los Orishas, pero ¿acaso la venganza (Irete Sukankola) no es una actitud mezquina exclusivamente humana?... aún más: si abordamos con seriedad el estudio de la Osha, reiteraríamos que las deidades Yoruba son energías y por ello insisto: si los vemos como dioses debemos entender que están por encima de las reacciones mundanas.

Toda creencia o práctica religiosa merece respeto… si por alguna razón se deja de creer, profesar o no se siente satisfecho, aquel que decida alejarse debe hacerlo correctamente para no dejar ciclos abiertos (Iroso Osa), pero primero se estará seguro de que no se desea saber nada más de la Santería (Ogunda Osa)… si se va abandonarla eso obligatorio (Ogunda otura) desprenderse de sus atributos con el mismo respeto que los recibió, de ahí que lo recomendable es:

a) no den de comer sangre a los Orishas antes de darles camino…
b) collares, pulseras, manillas y demás se dejarán en un río o en el mar…
c) a los secretos de las soperas se les dará camino en los lugares donde se concentre la energía de la naturaleza que representan (en un bosque, el mar, un río, dependiendo el origen del Orisha), se agradecerá todo lo recibido (bueno o malo) y no se transitará nunca más por ahí…
d) si no desea hacerlo de esa manera, se sugiere que se dejen en un río o en el mar y las soperas en un bosque sin que estas se rompan…
e) no se debe dejar las vasijas y su contenido en el mismo lugar…
f) los caracoles (el dilogún), de igual manera se llevan al río o al mar…
g) los atributos de muerto (teja, bastón, resguardos, etc.), se llevarán al camposanto…
h) el Idefá evítese romperlo para sacarlo, y si no hay remedio hacerlo sin que se pierda alguna cuenta: se deberá enterrar en un bosque…
i) la libreta del itá deberá dejarse en un cruce de cuatro caminos (que no quede a la vista), en un lugar apartado y en el campo…
j) tratándose de ropa es aconsejable llevarla al bosque y la entierren directamente (sin meterlas en bolsas ni cajas)…

Específicamente, tratándose de Elegguá (se deberá dejar en un bosque), Oggún (cerca de las vías del ferrocarril), Orunla (en un bosque), Obbatalá (en un bosque cerrado), Oshún (directamente en un rio o cerca de él), Shangó (en un bosque tropical, al pie de una palmera o de una ceiba), Yemayá (directamente en el mar o en un río), Obba (en un pantano, lago o una laguna), Oshosi (en un monte), Olokun (directamente en el mar), Eshu (como atributo, un otá, en un bosque), Orisha oko (cerca de una zona de cultivo agrícola), Ibeyis (en un bosque de palmeras), Oke (en un bosque), Aggayú Solá (al pie de una montaña o cerca de un volcán), Babalú Ayé (cerca de una zona de cultivo agrícola), Osun (en un bosque), Oyá (en la puerta de un cementerio o sus alrededores), atributos de Eggun (en un cementerio) y Odudwua (al pie de una ceiba).

Otra opción es darle coco a cada Orisha (Baba Eyiogbe) y preguntarle a dónde desea que se les lleve, más esto se recomienda sólo para personas que sepan interpretar el oráculo del Obi, evitando preguntas innecesarias y no malinterpretando los diagramas que se dibujen en el suelo: no se debe aceptar la realización de alguna obra religiosa.

Una última alternativa es dejar todo en un río, dentro del agua, pero sin aventarlos o tirarlos: se depositarán uno por uno, más aquellos que tengan sopera se destapará, se introducirá en la corriente, se dejará que se llene y dentro del agua se vaciará todo el contenido con secretos, otás, refuerzos y demás. Ya vacía, la sopera junto con su tapa se dejará al pie de un árbol.

Finalmente debe quedar claro que una vez que se le haya desprendido de los atributos, bajo ninguna circunstancia se tratará de recuperarlos ni se acudirá a un religioso de Osha o Ifa para solucionar los problemas cotidianos: existen otras prácticas esotéricas que ofrecen soluciones prácticas sin necesidad de recibir iniciaciones.


Si bien éstas son recomendaciones en general, al religioso le puede nacer realizar algo más, lo cual será un error, pero habiendo gente tan necia en este caso debe ser aquello que no implique reactivar o dejar compromisos pendientes: es normal que al momento de cerrar este capítulo de su vida surja alguna duda o sentimiento encontrado, más no deberá convertirse en motivo de arrepentimiento si se está seguro de lo que se busca en la vida.

Es de cada quien la decisión consultar el tema con su padrino, más si lo hacen no le entreguen sus atributos (Odi Fumbo), pues podrían darles mal uso: si van abandonar la religión deben tener claro que es decisión propia y no necesitan la opinión de nadie para hacerlo, más si se está inseguro del tema, deberá lavar sus atributos con omiero y sin darles atención ponerlos en un lugar tranquilo de la casa, taparlos con un lienzo blanco nuevo y dejarlos ahí hasta que se deseche el miedo o se tenga claro cuál será el siguiente paso.

Este punto es fundamental y lo reitero: NO se debe tener miedo por dejar la Santería, nadie los castigara o ¿acaso han sabido de alguien al que "Dios" lo haya castigado por dejar de ir a misa?

Después de dejar la Santería. Un tema que seguramente ha estado rondando la cabeza de los lectores es ¿qué sucede con las iniciaciones recibidas?

La primera parte de la respuesta está en el detalle de lo señalado en el inciso 8, en donde al poner a los Orishas en estado de reposo su energía se reduce al máximo por la falta de sacrificios, ofrendas y peticiones  (Iwory Meyi)… si ya se dijo que las deidades Yoruba son energía, se debe complementar el concepto de que son la energía vital del propio religioso, por ello al hacer una solicitud a un Orisha lo que se hace es visualizar la petición, misma que se comparte a la “deidad”, la cual al retroalimentarse con la fe y el ebboe, es probable que la haga realidad.

¿Y qué pasa cuando una persona deja de interactuar con sus atributos? los pone en el referido estado de inmovilidad y entendiendo lo ya señalado es que podemos explicar qué sucede con las iniciaciones: originalmente permanecerían en el cuerpo físico y astral del religioso, sí, pero veamos…

La entrega de la Mano de Orunla y Coronación de Santo son ceremonias que alinean la espiritualidad con energías universales, en específico, con las que emana su Orisha tutelar… esa ordenación cambia el astral de manera que no vuelve a ser el mismo (Eji Elemere), más si el religioso decide abandonar la religión y cortar todo vínculo con sus atributos, la alineación astral y la energía que residen en la lerí se reducen hasta quedar inactivas, permitiendo que la persona lleve una vida normal (siempre y cuando se desvincule de la religión: dejando de asistir a tambores y casas religiosas, sin participar en iniciaciones o en ebboses).

Debe quedar claro que la conciencia y evolución espiritual alcanzados con las iniciaciones, el estudio de la religión y el trabajo religioso practicado formarán parte del criterio para entender la vida, o lo que es lo mismo, la sabiduría obtenida tras su paso por la religión de los Orishas será parte del quehacer cotidiano.

Se recomienda ampliamente que tras deshacerse de todos sus atributos, se hagan 7 baños, uno diario, con hierba abre camino, espantamuerto y quita maldición. El proceso para prepararlos es el siguiente: se ponen las hierbas en una olla de 10 litros y se dejan hervir, ya que se tenga unos 8 litros se apaga, se dejan enfriar, luego se ponen en dos envases de galón de agua vacíos y se meterá en el refrigerador, sacando tantos de manera que salgan los 7 baños; para bañarse se pone el tanto (será un litro) en una cubeta y la llenan con el agua a temperatura ambiente, se mete a la ducha, se hechas el agua a jicarazos de la cabeza a los pies y después se bañas normal con jabón de Dragón, Coco o Cruz de Caravaca.

Una iniciación religiosa (cualquiera que modifique la espiritualidad), aunque se aleje de su práctica, seguirá siendo parte del astral aún después de haber fallecido. Ello redunda en situaciones que se pueden determinar en la Consulta espiritual, pues si bien se pueden mantener reencarnaciones (Oyekun Kana) continuas en donde la persona realice iniciaciones en la Santería o Ifa, también es factible que sólo sienta inquietud por ellas o que opte por sacerdocios como el católico, el islam, el budismo, elija consagrar su vida en un convento o prefiera mantener disciplinas como el yoga en su vida cotidiana.

Así, a partir del día en que dejen sus atributos religiosos, deberán comenzar a realizar yoga o meditación para alinear la alteración de su campo astral, para lo cual se recomienda visiten esta página y escojan las meditaciones específicas para resolver lo que necesiten: https://www.youtube.com/hashtag/ivandonalson.