25 de marzo de 2020

Desencarnados y pordioseros


1.
Cursaba el cuarto grado de primaria y aún no hablaba con los muertos, sólo los veía (sin saber que se trataba de un don), pero una tarde en que salía de la escuela, junto con un amigo, vi a un vagabundo a media calle, hablando y manoteando, mientras caminaba en sentido contrario a los autos. Al pasar frente a nosotros, mi compañero dijo:

- pobre, está loquito…
- no lo está – señalé pero sin tener claro mi argumento – la gente de la calle no está chiflada, lo que pasa es que ellos ven cosas que nosotros no.

Me vio con incredulidad, pero como todos los niños, al instante dejó de tomarle importancia a mi comentario… y yo también lo dejé pasar.

2.
¿Por qué se convierte una persona en vagabundo? se preguntan muchos que definen a los indigentes como un grupo vulnerable, y responden que las causas son personales y/o sociales, y los caracterizan como personas solas, sin dinero y sin hogar, a quienes hay que atender con programas para rehabilitarlos y reincorporarlos a la sociedad.

La mendicidad se considera un fenómeno e incluye una condición de vida lamentable, pero rara vez se cuestiona el motivo que llevó a la persona a ese modo de vida, y mucho menos se debate sobre los aspectos espirituales de su existencia. Un menesteroso vive aislado, puede padecer un problema mental o adicciones, y su debilidad lo hace ideal para ser acosado por desencarnados.

3.
A finales de 2019 dos amigas y yo salimos de comer de una fonda, donde por las fiestas decembrinas nos regalaron bolsas con galletas y caramelos. Ya rumbo a la oficina vi a un indigente sentado en la orilla de una banqueta, con una bolsa de tela a su lado conteniendo sus pocos bienes, cabellos despeinados y larga barba completamente encanecidos, y con sus corroídos zapatos a un lado mientras por alguna razón “asoleaba” sus pies.

Cogí las golosinas de mis compañeras y me senté a su lado: se extrañaron por mi actitud, pese a que saben un poco sobre mis dones, pero se alejaron tras pedirles, con un ademán, se adelantaran. Ignoré el tufo que despedía aquel cuerpo olvidado. Por minutos el hombre observó en silencio las bolsas que puse entre sus manos.

Tampoco es que esperara un “gracias” (no lo hice por eso, ni invadido por el hipócrita sentimiento de solidaridad que manipula a la humanidad en estas fechas), pero tras descubrir “qué era”, me quedó claro que el viejo diría algo. Cuando el sol decembrino comenzaba a calarme en el rostro, comentó sin emitir palabras.

– ya esto cansado de vivir aquí – y palpó sus brazos y piernas.
– ¿qué esperabas? – lo cuestioné – ¿qué al posesionarte de un cuerpo que no es tuyo “volverías a vivir”?
– ya no como nada – ignoró mi reclamo – sigo esperando que con eso la muerte llegue, pero mi cuerpo aguanta mucho.
– no es tuyo – señalé – se lo robaste a un vagabundo sin tomar en cuenta que ese tipo de vida es destino, no elección.
– ayúdame – pidió mentalmente – eres Curandero.
– sí, pero también soy un cabrón y no soy tu dios: decidiste robar una vida y ahora debes cumplir con la fatalidad que interrumpiste.
– ¿fatalidad?... no entiendo – dijo.
– yo sí: ya te chingaste… te jodiste solito – tras lo cual me puse de pie, puse mi mano en su hombro y me dolió, aunque de manera diferente, cómo nunca lo había sentido, más no hice caso ya que ese malestar es lo primero que siento cuando toco a un enfermo. Me alejé.

Mientras caminaba reflexioné sobre el destino de un Eggun que, buscando sentirse vivo, se aprovechó de la debilidad de un indigente, “usurpó” su cuerpo para buscar a su familia y pedirles perdón por los daños causados (sea la razón que fuere); más fue en vano: su esposa e hijos lo acusaron de estar loco, lo rechazaron… y ahora no puede morir.

4.
Estaba ensimismado en mis reflexiones, a pocos metros para llegar a mi oficina, que no previne el impacto de una mujer al chocar contra mí. Volteé para ofrecerle una disculpa y me encontré con la “Santa muerte” y su belleza única.

Ella, me miró de reojo, sonrió con siniestra sensualidad y siguió su camino muy en su plan de perfecta beldad. Yo, por mi parte, suspiré y entré al edificio recordando la primera y única vez que convivimos.

5.
A los pocos días comencé la lectura de “El aliento de los ahogados”, de Alice Blanchard (que me acosó a lo largo de meses por varias librerías: aparecía por todos lados y su horrible portada me hacía despreciarlo, hasta que me pregunté si ello era motivo suficiente para perderme de un buen libro y decidí comprarlo), en cuyas páginas cita lo siguiente:

Había algo perturbadoramente sincero en los enfermos mentales. Tenían una cierta claridad de la que la mayoría de la gente carecía, una habilidad para dejar las formalidades y decir exactamente lo que tenían en mente sin importar que tan perverso o profundo era. Incluso sus alucinaciones tenían capas y capas de significado y verdad”.

Sé que Blanchard se refiere a enfermos mentales, pero podría incluirse a los pordioseros (que a veces son lo mismo, aunque nadie lo entienda), pero me queda claro que no se adentró en el verdadero origen de la locura, ya que de hacerlo se habría llevado un buen susto y la trama de “El aliento de los ahogados” sería otra.

6.
Luego me enteré (por ser vacaciones las noticias corren lento), que la policía había encontrado en las zonas aledañas a mi oficina, el cuerpo de un indigente muerto por hipotermia. Entonces entendí por qué me dolió la mano, y reconocí que, una vez más, la “Santa muerte” me la había jugado.

15 de marzo de 2020

Bitácora 1 de mi nuevo libro


1.
Como toda publicación independiente, el camino para editar mi libro ha sido complicado, si se compara con “la comodidad” que da hacerlo con una editorial. ¿Ellos hacen todo y el autor se limita a cobrar regalías? Obvio no, pertenecer a una conlleva vender el alma al diablo, y aunque da ridículas ventajas, se pierde la autonomía, así que prefiero irme por la libre, la edición independiente, en donde lo que se necesita es dinero.

Aunque suene lógico, para publicar un libro primero hay que escribirlo y ello requiere invertir bastante tiempo. Cuenta la leyenda que grandes literatos como Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes (†), tardaron años para terminar “la obra” que les dio fama mundial.

El modo de vida de Llosa, ejemplo de quien vive de los libros, le permite escribir todo el tiempo. Recién confesó su rutina: se levanta a las 7:00, corre, desayuna y lee. A las 8:30 está ante su escritorio, redacta y corrige. Escribe literatura de lunes a sábado y el domingo lo hace para la prensa. Por la noche va a presentaciones o ve a los amigos.

Fuentes, por su parte, preparaba su desayuno, se bañaba y trabajaba de 7 a 12, un hábito, decía, “nada laborioso” sino “un placer muy grande”. Si viajaba escribía en el avión, la playa o en taxi. Explicaba que lo hacía: “a mano, con pluma, en cuadernos; luego, tengo gente que me ayuda a pasarlo en máquina y llevarlo a la imprenta”. Ya por la tarde se dedicaba a placeres como leer.

Lo que ninguno de los dos revela es que aparte de vivir para y de la literatura, contaban con una infrae$tructura que les permitía dedicarse a las bajas pasiones: Mario tuvo varias novias y hasta “cambió de esposa”, mientras Carlos era conocido por sus múltiples amantes.

2.
Mi caso es lo opuesto: trabajo de 9 a 6 tratando de salvar el medio ambiente (de verdad, lo intento), rodeado de jefes ineptos, mujeres mañosas y hombres tramposos. Vivo en el sur de la ciudad: en un departamento de dos pisos, sin elevador, y que tras más de 15 años habitando ahí, me siguen cansando las escaleras.

Los vecinos son corruptos empleados del gobierno, mujeres chismosas, mecánicos que prefieren hacer el amor a sus autos que a sus esposas, zoofílicos caninos, borrachos, sirvientas ladronas, hombres a su mujer con la amante, adoradoras del diablo, niños problema, drogadictas, fanáticos del futbol, padres que ven a sus hijos como una maldición… y fantasmas. Por su parte, ellos dicen que soy un "pinche brujo del que hay que cuidarse".

Imaginen que me levanto un sábado a las 8:00, como Fuentes o Llosa, a escribir: desayuno, me baño y me siento ante la laptop a las 9:00, comienzo a teclear y a las 9:30 suena el timbre: es el lechero, escribo y a las 10:00 me surte el pedido, escribo y a las 10:30 recuerdo una cita. Mi esposa y yo pasamos varias horas en la calle, atendemos el hambre, luego tomamos un café o vamos al cine (a veces tomo notas sobre el tema del que escribo), volvemos a las 22:00, escribo de nuevo, pero suena el teléfono:

– con la señorita Rosario López – pide una voz con tono sudamericano.
– es señora – invento, sé que se equivocaron – ya tuvo dos niños.
– ¿se encuentra en casa?
– obvio no – digo – si estuviera yo no estaría cambiando los pañales a los gemelos.
– hablamos del banco Citi para recordarle que debe tres mensualidades de su tarjeta de crédito.
– mira tú, qué emocionante es tu trabajo: aterrorizar gente…
– ¿seguro que no está? – carraspea el hombre.
– déjame buscarla debajo de la cama – me burlo – ¿escuchaste que dije NO ESTÁ? si anduviera por aquí ya la habría dado el teléfono para que te rindiera cuentas de lo que le compra a su amante con esa tarjeta.
– ¿podría darle un recado? – pide el joven.
– no, tú encuéntrala y dale el mío: los gemelos lloran a diario, son insoportables, y si no vuelve para mañana en la noche, se los regalaré a su hermana solterona que tanto los odia.

Cuelgo, pero para entonces estoy cansado, me ataca el sueño, así que me olvido de escribir y me subo a dormir.

3.
Los vecinos lo complican más: escribo y la satánica martillea paredes, escribo y escucho al mecánico trabajando (y bajo a pedirle quite el taller que montó en mi estacionamiento), escribo y dos histéricos padres maldicen a sus hijos, escribo y el chillido de los simios futboleros se escucha en todo el edificio tras un gol, escribo y un pervertido hace llorar en el baño a su hija de dos años. Cierro las puertas y ventanas de toda la casa.

A ello hay que agregar la vida cotidiana: escribo y recibo whats, escribo y recuerdo que debo apretar dos tornillos de la alacena, escribo y mi esposa me pide que saque la basura, escribo y google me notifica que un hacker quiere robarse mi blog "Basurero de almas", escribo y prevengo que no tarda en llegar un brujazo, escribo y urge ir a la tienda por un ingrediente para la comida. Me harto, lo dejo, leo y ya nadie interrumpe.

Por la tarde suena el teléfono cuando estoy terminando un texto.

– Juancho, te estoy esperando – escucho la voz de una mujer.
– no voy a ir – armo otro cuento: número equivocado.
– pero quedaste de venir – se queja.
– me vale una chingada – contesto.
– no me hables así – exige – ¡soy tu maaadre!
– no iré – le advierto.
– dijiste que me traerías el dinero – se queja.
– ya me cansé de mantenerte… eres una parásito.
– respétame – exige la mujer – yo te parí y…
– no pedí nacer: eres la culpable de que exista por coger con mi papá.
– ¡Dios mío! – exclama – ¿cómo te atreves…?
– vete al carajo.
– eres un desgraciado – se queja – ningún hijo le habla así a su mamá.
– yo sí… y no vuelvas a cruzarte en mi camino – le advierto y cuelgo.

¿En qué parte de mi texto me quedé?

4.
En este contexto, las irritantes interrupciones vecinales y la falta de tiempo (además del que invierto en escribir textos para mi dos blogs y leer), hay que agregar que mi próximo libro tuvo varias versiones a largo del año que tardé en escribirlo: la primera llegó a tener 230 cuartillas, misma que corregí, reescribí, modifiqué y al final reduje (la idea original era un conjunto de textos independientes), hasta quedar en una cantidad de hojas menor, con respecto a la original, y con una estructura novelada.

continuará

5 de marzo de 2020

Las cenizas del muerto


Recién se difundió en medios culturales alternativos una noticia a la que se puso poco atención, pero que demuestra ignorancia sobre la forma en que los vivos se vinculan con los muertos.

Las cenizas del fallecido inductor al asesinato y aspirante a músico Charles Manson han sido utilizadas para decorar un par de máscaras de su rostro. Han sido los artistas norteamericanos, Ryan Almighty y Rik Fisher, quienes han colaborado, en el estudio del segundo en Akron, Ohio, en la creación de dos máscaras de Manson que incorporan sangre humana y cenizas de la cremación del que fue líder de la infame comuna hippie. Almighty también usó las cenizas de Manson para completar un tatuaje del rostro del difunto líder de culto en el brazo de un amigo a principios de este año. El artista era amigo de Manson desde hace más de 20 años, según las notas que se pueden leer en su página web. También ha pintado una serie de retratos con las cenizas de Manson. De esa manera han repartido las cenizas entre sus seguidores”.

Podría pedir al amable lector que se olvide de los hechos criminales que dieron fama a Charles Manson*, pero se trata de recordar que si en vida sus actos estuvieron cargados de saña, entonces sus cenizas contienen su ADN espiritual, y en consecuencia guardan su maldad, pues no hay opción para reducir un cuerpo humano a la nada (ni la incineración o disolución en ácido)… algo queda.

¿Cómo se le ocurrió al amigo de Ryan (se desconoce su identidad) usar las cenizas de Manson, introducirlas en su cuerpo con un tatuaje, hacer que las moléculas del ADN de ambos se combinen y que su espiritualidad se mezcle con toda la carga karmática del autor de los asesinatos más famosos de la historia yanki?

El tema da para polémica, pero evitemos discusiones, seamos directos y ejemplifiquemos con las transfusiones de sangre, trasplante de órganos e injertos: tienen profundas implicaciones espirituales donde el destino y karmas de una individuo (el muerto) se combinan con la persona que recibe (el vivo), dando como resultado, valga la redundancia, una "vida nueva".

Las modificaciones de quien recibe la donación tienen que ver con la adquisición de carácter, vicios, actitudes, defectos, obsesiones, gustos, debilidades y hasta pensamientos del muerto, pero lo más grave es la depuración de karmas, porque al incorporar el plasma espiritual, el muerto “se ancla” en otro cuerpo y comparte las obligaciones de evolución con las que nació y debía depurar, con las de otra persona cuyo destino era diferente.

Me detendré en este punto para ilustrar las consecuencias:

- la donación de un riñón provocará en la persona que lo recibe cambios en la manera de vincularse con sus allegados, ya que a través de este órgano se gestionan las emociones,
- la donación de córneas alterará la percepción de la realidad de tal manera que puede modificar hasta la forma de razonar,
- la donación de corazón cambiará la forma de relacionarse sentimentalmente con su pareja, familia y allegados, al grado de que si el donante mantuvo un vínculo sentimental intenso antes de morir, el receptor podría buscar a su expareja para dar continuidad a la relación.

Está claro que si Ryan Almighty desconoce este tipo de implicaciones, menos tiene idea de que las cenizas de Manson contienen algo más que un riñón, córnea y corazón: conservan todos los residuos del cadáver, aunque sea una milésima parte, pero ahí está su esencia astral, su ADN espiritual… su maldad.

Hablemos de brujería: ¿recuerdan que cuando se trata de hacer trabajo negro con un desencarnado, una opción práctica es darle de comer cierta menga al polvo de hueso de un muerto?... ¿qué creen que recibieron las cenizas de Charles Manson al ser usadas para realizar un tatuaje? sangre…

Si no basta el tatuaje, la creación de las máscaras y una pintura (ya exhibidos en un museo en Las Vegas), Almighty hizo otra barbaridad: pintó un cuadro mezclando su sangre con las cenizas del cadáver de Elizabeth Short, tristemente conocida como la “Dalia Negra”.

No encuentro una explicación de por qué Ryan aceptó realizar un tatuaje en esas circunstancias, aunque su autodefinición como artista diga que es “pintor, tatuador y creador de rarezas (muchas de sus obras están hechas con su propia sangre)”, pero tratar de justificar esta estupidez sin haber contemplado, ya no digamos el aspecto espiritual, sino mínimo las consecuencias en la salud, lo hacen menos entendible.

No quisiera estar en los zapatos del amigo de Almighty, ya que el suicido espiritual es irreversible (sic) y constituye la más severa de las autocensuras para la evolución del alma, pero por mucho que se admire a una persona, lo que hizo Ryan lo puso al mismo nivel de locura que el de Charles Manson.

* se le acusó y sentenció como autor intelectual de 9 asesinatos en Los Ángeles, entre 1967 y 1970, aunque fue sospechoso de haber inducido y/o haber participado directamente en otros 12.

1 de marzo de 2020

La falsa acusación en facebook contra este blog


Hace días facebook me notificó que ya nadie podría ver los mensajes del blog “Basurero de almas”, ya que infringen sus normas comunitarias; acusándome hacer spam y de usarlos para hacerme millonario y borrando los posteos de la página.

Seguí el origen de la acusación y descubrí que fue la entrada https://basurerodealmas.blogspot.com/2020/02/al-diablo-que-todos-llevamos-dentro.html la causante de la indignación de un ferviente temeroso del infierno, a saber por qué le crispó la reseña sobre ese divertido libro.

Cavilé sobre si mi negativa a contratar sus servicios de publicidad causaban la censura, misma que había llegado al acoso para que les pagara una renta mensual y sugerir mis posteos (o sea, ellos sí pueden ser –hacer– spam) a usuarios cuyo perfil coincidiera con temas espirituales, pero no terminó de convencerme esa teoría

Buscando entender su definición, di con foros de usuarios también censurados que culpan a los algoritmos espías de facebook, pero esas versiones tenían incoherencias, así que concluí que su trigonometría no es la culpable: se trata de “alguien” con una terrible obsesión por mí, iniciando una cacería hace meses, denunciando cada palabra que escribo como spam, acusación que generó un expediente cuyo texto “Cosas raras…” fue la gota que les derramó su vaso de atole y generó el veto.

Así, les comparto mis reflexiones sobre todo lo sucedido:

1) facebook piensa que sus algoritmos sirven para vigilar, mas si alguno ha leído mi perfil en el blog sabe que soy “informático obsesivo”, así que maneras de saltarse su dictadura las hay, pero me pregunto ¿quiero seguir en una red saturada con fotos de perros en las más perversas poses o de platos con enchiladas a punto de ser devoradas?

2) algunas personas me sugirieron abrir un nuevo perfil para seguir posteando… quizá valga la pena evaluarlo como plan B para represiones futuras, siempre y cuando no me convenza lo señalado antes.

3) un amigo propuso “chingarme” a quien azuzó a facebook en mi contra, pero me acordé de la frase de Mark Twain: “El que lucha contra un monstruo debe tener cuidado de no convertirse en uno de ellos” ¿y si sustituyo monstruo por pendejo?
4) es de todos conocido de mis dones como la videncia, así que ¿cómo es que el “alguien” que me denunció (por sus perversas alucinaciones conmigo), piensa que yo no sabría quién es? Si bien no haré nada en su contra, me queda claro que de ser acusado con el mundo espiritual no se salva, y que ellos decidan…

5) no me tomo a la tremenda la calumnia: ante la publicación de mi nuevo libro, mi representante ha sugerido desechar facebook y aprovechar el potencial de snapchat, instagram y pinterest, incluyendo las ventajas de contar con una página web personal en lugar del blog. Quizá llegó la hora de hacer caso.

¿La falsa acusación me perjudica?, sí, toda acción para provocar mal al prójimo daña, poco o mucho, pero el impacto negativo es mínimo por mis proyectos a corto plazo. Lo incómodo es que al denunciante le conozco, pero ante su mezquindad le recuerdo la advertencia que le hice, tras hacerle una consulta: “nunca escupas al cielo”.

Envié mi queja a facebook sobre la censura y recularon, pero queda claro que he pasado a su siguiente nivel de sospechosismo y supervisarán cada letra que escriba, generando más obsesión del “alguien” por no conseguir mi expulsión. Curioso, apenas  me rehabilitaron, me están hostigando para que contrate sus anuncios.

Mientras, sirva esta entrada para recordarles que el blog actualiza su contenido cada 7-10 días, así que si el Basurero de almas desaparece allá, por aquí nos seguiremos leyendo. A falta de ganas de jugar al gato y al ratón con facebook, les comparto los cambios que haré para seguir en contacto:

- los avisos sobre las actualizaciones del blog cambiarán de redacción con textos sencillos, avisando el título o haciendo referencia al tema, se difundirán en menor cantidad, con días de diferencia entre la cuenta de ujulerachid y la de Basurero de almas: quizá tome el riesgo de hacerlo más veces cambiando la redacción para evitar su mapeo y scaners,

- por el momento omitiré el link de redireccionamiento hacia la entrada, aunque evaluaré la posibilidad de agregar una imagen sin vínculo como atractivo visual.

Si bien todo esto conlleva a que el amable lector tenga que buscar el acceso al blog por fuera, basurerodealmas.blogspot.com, espero que por el momento esto funcione.