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12 de enero de 2022

Llegó Muertero

 

Se ha publicado “Muertero”, el sexto libro de una ya larga carrera literaria de parte de su servidor.
 
Este texto en particular estuvo acompañado de diferentes sucesos durante su proceso creativo, desde desgracias personales, interrogantes existenciales, la aparición del Curandero Felipe, una vez terminado (quien tras hacerme varios cuestionamientos me llevaron a modificarlo de forma sustancial) y hasta retraso en su publicación por sugerencia del mundo espiritual.
 
Sobre ello hablaré en las entrevistas que me harán diversos medios como parte de su promoción, actividades que ya han comenzado a realizarse en algunas redes sociales y que me han planteado retos interesantes ante los participantes.
 
Como se mencionó con anterioridad: 

El muertero es un personaje poco conocido del mundo esotérico: puede ver, hablar y pactar con el espíritu de un fallecido que haya llegado a la vida de una persona para alterarla, ya sea porque nació con él, se le adhirió en la calle o le fue enviado a través de brujería, aunque según desarrolle sus virtudes, también puede enfrentar alguna que otra entidad de origen incierto.
 
Caminando entre la delgada línea que divide al bien y el mal, por la facilidad de caer en las tentaciones de ayudar o destruir al prójimo, en “Muertero” el lector encontrará testimonios que se debaten entre el terror y lo sobrenatural del quehacer cotidiano de quien ejerce este oficio no por gusto, sino por un compromiso espiritual, labor que obliga a cuestionarse: ¿es una don, encargo o karma?, ¿un desencarnado puede negarse a pactar?, ¿tiene consecuencias espirituales involucrarse con ellos?, ¿es agradable trabajar con la muerte, cuando la vida es una cualidad que nadie quiere perder?
 
Si bien algunos de mis lectores del blog y/o amistades ya conocían la portada, nuevamente la comparto junto con el link para que lo adquieran en Amazon (en versión ebook y pasta blanda).

https://www.amazon.com/dp/B09PW8KCLC?ref_=pe_3052080_397514860  

Gracias a todos por formar parte de una u otra manera de este nuevo proyecto, ya sea visitando el blog Basurero de almas, por su paciente espera, por adquirir “Mi vida con los muertos”, por comprar “Muertero” o simplemente por permitirme contar con su amistad.

21 de octubre de 2021

se viene el Día de muertos (eggun asesino)

 


1.
–estaban mi padre y mi madre sentados en el suelo, en la esquina de una calle que no preguntes cuál era – señaló Rosa: una principiante espiritista de aparente carácter difícil y que imponía por sus toscos modales, pero ya cuando la conocías era dadivosa, cordial y con gran sentido del humor.
–necesito me des detalles para poder interpretar tu sueño – avisé – ya sabes que los pormenores son lo que le dan sentido.
–no hay mucho qué contar – dijo mi amiga, a quien por el COVID sólo accedí a verla en un parque: aún no permito visitas en mi casa ni entro a cafeterías – ya te dije, estaban sentados en el suelo, en una esquina, bajo un fuerte sol, mientras yo buscaba un helado para refrescarlos, algo que no conseguía. Mi madre parecía estar recargada sobre él, no se veía cómoda pero tampoco enojada, mientras mi hermana nos observaba en silencio a unos metros… muy raro.
 
Me quedé en silencio descifrando aquello, bajo su mirada inquieta, hasta que grité – ¡mierda! – me puse de pie asombrado por lo que me mostró la videncia – tu papá es un cabrón.
–¡oye: no hables así de él! – protestó.
–¡no me grites, que yo también puedo hacerlo y más fuerte! – le advertí con tal enojo que enmudeció.
–discúlpame – dijo contrariada – es que cuando se trata de la familia, ya sabes, los mexicanos somos de mecha corta.
–lo que te voy a explicar te dejará más desconcertada.
 
2.
Esa mañana de octubre estaba fresca pese al inclemente sol, así que en algún momento deseé más estar sentado dentro una cómoda cafetería que en la dureza de una banca y debatiéndome en si ocultarme del sol o congelarme en la sombra.
 
–recién me preguntaron si los desencarnados tienen mayor poder sobre nuestro mundo, porque son capaces de hacer que alguien se suicide – expliqué – y remataron cuestionando si había leyes espirituales para ellos.
–no entiendo qué tiene que ver eso con tu insulto hacia mi padre – cuestionó.
–no chingues, “cabrón” no es un insulto, es un calificativo – me armé de paciencia – en fin, la primera respuesta sería que hay leyes para el mundo de los vivos y los muertos, sí, pero no es tan sencillo.
–no entiendo.
–verás: los muertos, concretamente el Eggun familiar, en efecto puede matarte, pero sólo si tú se lo permites.
–sigo sin entender.
–tu madre acaba de morir, pero hay algo que no sabes: aún no llegaba su hora… a ella en realidad la mató tu papá.
 
3.
Rosa no pudo ocultar su asombro, se veía dispuesta a todo, menos a irse, se reacomodó en la banca y me miró fijamente.
 
–en el actuar de los desencarnados – seguí – sobre todo cuando se trata del jefe de familia, si es el primero el morir, sigue siendo la cabeza del linaje en el plano etérico, y por lo mismo, el encargado de ayudar al resto de la familia en la transición.
–sigo sin comprender.
–ni lo harás si no te callas – fingí enojo pues nuestras conversaciones, por su carácter, siempre adquirían tonos de rudeza – tu mamá estaba muy enferma y meses antes de morir se quejaba que soñaba mucho con tu papá, al grado de que en una de las ocasiones en que fui a visitarla le propuse hablara con él, le dijera que se fuera y la dejara en paz porque aún tenía cosas que hacer en este plano, pero se ve que no lo hizo.
–le gustaba platicar contigo…
–tu padre vino por ella, le dijo que si quería dejar de sufrir lo acompañara y ella aceptó… de ahí el origen de la expresión de tranquilidad que tenía cuando descubrieron que murió por un infarto mientras dormía.
–entonces tienes razón: él mató porque ella le dio permiso – tartamudeó sorprendida – pero… ¿eso qué tiene que ver con mi sueño?
–… pero lo que en realidad tu padre buscaba es que estuvieran juntos de nuevo, así que realmente no la está ayudando a trascender… la tiene, digamos, secuestrada… algo a lo que ella también accede.
–como dices: “mierda”.
–lo peor es que me dices que tu hermana sueña seguido que él llega a su casa en un auto y le pide suba porque irán a ver a tu mamá… también quiere llevársela, sobre todo por la manera en que se le está complicando su diabetes: ¡él quiere asesinarlas a todas!
–todo concuerda – reconoció – el otro día estaba a punto de quedarme dormida, lo vi parado en la entrada de mi recámara y…
 
4.
–aprovechando que se viene el “Día de muertos” – dijo tras compartirme su experiencia – ¿puedo hacer algo para lucificar al espíritu de mi padre y deje de “asesinarnos”?
–no se trata de darle luz de forma tradicional, sino que se vaya y suelte a tu madre, pero sobre todo que deje de acosar a tu hermana, porque si ella muere, su siguiente víctima serás tú.
–pero mi papá no era mala persona – quiso defenderlo.
–nunca dije que lo fuera: él quiere llevárselas porque no le gusta verlas sufrir… en tu caso aún no tiene pretextos claros, por eso eres la última.
–insisto: se viene el “Día de muertos” ¿qué podemos hacer?
–una ofrenda no servirá de nada, por ello tendrás que trabajar con los Señores de los 4 vientos – advertí y procedí a enlistarle los materiales.
–¿es de Santería? – me cuestionó.
–es Espiritualista – aclaré divertido ante su nunca oculto desprecio por la religión de los Orishas.
 
Me llevó varios minutos explicársela.
 
–sólo para confirmar: saco de la Bóveda espiritual la foto de mis padres donde están juntos y los meto separados en el altar del “Día de muertos” que ponga en la sala de mi casa… ¿a él le doy una mejor ofrenda que a todos los demás, pero detrás de su imagen pondré las cosas?
–sí, pero recuerda que su retrato debe estar recargado en la veladora de Gato negro – le advertí.
–¿la consigo en el Mercado de Sonora?
–lo dudo, tienes que buscar a Doña Teresa allá por los rumbos de Ecatepec – dije y solté una carcajada*.
–eso está lejos y además es un rumbo peligroso – se quejó.
–sí, pero es la única que las hace con auténtico sebo y pelo de gato negro.
 
5.
–nunca imaginé que mi padre la siguiera amando tras morir al grado de venir por ella para seguir juntos; es demasiado romántico para mí…
–no es tan literal... los desencarnados no tienen sentimientos… viven de recuerdos, de que los tuvieron alguna vez… si leyeras mi blog ya lo habrías entendido – le reproché.
–dame la dirección de la casa de Doña Teresa – pidió.
–te va caer bien… es muy divertida, le encanta hacer bromas – dije entre risas mientras la anotaba en la hoja donde escribió la obra con la que se desharía del psicópata espíritu de su padre – por cierto, pídele que te venda polvo de zapato de un cura muerto.
–¿polvo de qué…?
–como buena bruja a Doña Tere le encanta saquear panteones por las noches y consigue objetos para brujerías fuertes.
–¿para qué diablos quiero eso? – protestó.
–vas a espolvorear la parte de arriba de la veladora con él – me armé una vez más de paciencia – el calzado se usa para caminar, así que con ese polvo le darás camino al espíritu de tu padre con mayor fuerza.
–¿le va a doler? – cuestionó ridículamente.
–no jodas.
–¿solo de uno?
–sí, el polvo de un zapato es de ida… si fuera de dos entonces sería de ida y regreso… y lo que queremos es que se vaya y no vuelva.
 

* para conocer el origen de mi risotada, leer el relato “Lengua de tarántula” del libro “Mi vida con los muertos”.


6 de octubre de 2021

Preguntas y respuestas sobre los desencarnados

 


Finalmente se concretó la propuesta de mi amigo Hans Alcerro, director del podcast “Real stories, gente real”, con sede en Miami, la cual consistió en una sesión de preguntas y respuestas sobre el mundo de los desencarnados, en general, y sobre mi libro “Mi vida con los muertos” en particular.
 
Gracias a todos los que participaron enviándonos sus preguntas, espero haber satisfecho su curiosidad.

Acá el audio.

 
https://open.spotify.com/episode/48UPuhhMNFAcskBfP5wwDc?si=xjWUHVhLTVW-NyLD_zgNRA&utm_source=whatsapp&dl_branch=1


23 de junio de 2021

Mi muerto

 

para luna
 
1.
Mi muerto se hizo famoso en círculos Espiritistas, Curanderos, Osha e Ifa, por su precisión. Era “tan popular” que empezamos a rechazar invitaciones a Misas de Investigación y Coronación Espiritual, pues dejarlo hablar me desgastaba físicamente bastante.
 
Para los que no conocen sobre el tema diré que la relación con un desencarnado conlleva pagar una factura. Pongamos de ejemplo a los Curanderos: dejar que lo monte su guía (el espíritu de un guerrero, entidad, etc.), trae beneficios inmediatos como la agudización de los sentidos, la videncia y salud, pero a la larga acorta su vida pues “dejarlo entrar” equivale a morir al desplazar su espíritu por unos minutos para que el otro hable.
 
2.
Muchas anécdotas podría contar sobre mi muerto, por ejemplo, como cuando frecuentamos el Ilé de una temida (y mañosa espiritista), oriunda de Varadero: acostumbrada a que sus ahijados la adularan, y dado que mi camino de Eleggua se cruzaba con ella, solía quejarse que no me aparecía entre semana para “saludarla”.
 
–no has ido a velme – reclamó un domingo que coincidimos en un tambor para Obatalá.
–vivimos en el sur y se nos complica aparecernos por sus rumbos entre semana – señalé aprovechando la pausa.
–tu no me buscas – insistió en su queja y me recordó a otra “madrina” cubana que tuvimos, hija de Oshún, obsesiva, pretensiosa y que protestaba por lo mismo.
–… y cuando podemos pasamos por su casa, pero nunca está – y mi muerto me dijo ironizara – sus ahijados siempre la llevan a pasear.
 
Se me quedó viendo, su muerto se asomó burlón tras sus espaldas, más el mío también apareció.
 
–si no me cree, pregúntele a su muerto: yo no digo mentiras – advertí, ella me vio retadora, más supongo que su muerto se encaró con el mío y al ver que yo decía la verdad tuvo que darme la razón.
–venme a vel cuando puedas – dijo en el momento en que el toque de tambor se reanudó.
 
Durante una coronación de Yemaya y Shango apenas y entré al Cuarto de Santo una Santera hija de Yemayá al verme exclamó: “usted tiene un Eggun muy hermoso”. A lo largo de mi estancia en esa casa, cada que me cruzaba con ella lo decía con tal insistencia que llegó a preocuparme que aquello se estuviera convirtiendo en una insinuación.
 
En otra ocasión, a punto de iniciar una Yoko osha de Oya, al llegar el Oriaté encontró errores en el montaje del trono y se negó a realizarla. Ofreció arreglarlo a cambio de una gran suma de dinero, cosa que el Babalowo rechazó. Una vez que se fueron nos preguntó si hacíamos la coronación y mi muerto advirtió que saldríamos cargando gran osogbo. Externé su opinión, todos estuvieron de acuerdo y se canceló.
 
3.
En la vida cotidiana mi muerto me avisaba si la respuesta ante X situación era un o no, me prevenía de peligros, si podía confiar en una persona e incluso llegó a realizar algunas sanaciones, me defendía de Egguns oscuros, me avisaba de ataques psíquicos, me daba consejos al trabajar religión para potenciar una obra, me protegía de brujería y lo más importante: solía mandarlos investigar que planeaban mis padrinos en nuestra contra cuando nos fuimos de sus casas religiosas.
 
¿Maravilloso?... pues no. ¿De dónde vino mi muerto? nací con él y si bien la mayor parte de mi vida sentí que prevenir situaciones era cuestión de sentido común, fue hasta que me rayé en Palo que él se manifestó y con el tiempo ello me llevó a dejar de usar mi videncia.
 
Nunca investigué más sobre su origen, pero hay posibles orígenes: ¿lo maté en una vida pasada? ¿fui su Nfumbe? ¿se le pegó a mi madre estando embarazada? ¿éramos gemelos pero sólo yo nací? ¿es producto de una maldición o brujería? ¿es un Eggun generacional que se ha transmitido de madres a hijos?
 
4.
Toda las consultas que mucha gente me hacía comenzaban con un ¿puedes preguntarle a tu muerto qué sabe de…? y nunca falló.
 
Los que me tenían confianza y conocían sus dotes curioseaban sobre su origen, idioma, si era hombre o mujer, cómo murió o si tuvimos vidas pasadas en común, a lo que les contestaba con honestidad: “no sé ni me interesa, ya él me contará si quiere”. Fue años después que me enteré de algo durante un Ita: me rebelaron su nacionalidad, la que curiosamente es de una cultura que suelo detestar desde niño, así que supongo que nuestra relación en el pasado no fue agradable.
 
Temas aparte mi muerto tenía un defecto que venía arrastrando desde que tuvo vida: le gustaba el trago y conforme se afianzaba su comunicación conmigo comencé a beber.
 
Los sábados, tras tomar 3 o 4 tragos (nunca fui un bebedor maratónico pues las resacas me atormentaban durante días), solía soltar terríficas profecías que mi esposa anotaba en libretas (por ahí están todavía), y que a los pocos días (o meses y hasta años después) se siguen haciendo realidad: avisos sobre situaciones en otro país, en política nacional o presagios sobre conocidos o familiares. Aquello era un frustrante porque se perdía “la emoción” de recibir una noticia, o en el extremo, evitaba que nos tomara por sorpresa alguna desgracia.
 
5.
Al principio tenía sus ventajas, pero al exigir mayores ingestas de alcohol se convirtió en un problema, no porque me pusiera insoportable (cuando mi muerto dejaba de hacer sus presagios yo solía quedarme dormido por el desgaste), sino por la mencionadas resacas, pero todo ello era más o menos manejable hasta que él cometió dos errores.
 
Uno fue que durante una comida en casa de mis padres, tras ingerir varios tragos, permitió que el espíritu de mi abuelo me montara y conversara con mi padre (él no muy convencido de mis dones, pese a que su madrastra fue una terrible bruja), platica de la que fui tomando conciencia poco a poco y que me inquietó cuando quiso abrazarlo: mi esposa se asustó, me di cuenta de qué se trataba y lo expulsé para que no se saliera con la suya: llevárselo.
 
El otro sucedió durante una evaluación laboral en el cual debía realizar 5 exámenes de los cuales a 4 me dio las respuestas, más un miércoles por la mañana, al salir de casa para realizar el último, se burló y dijo “vas a reprobar”, lo que sucedió al no ayudarme y ello me obligó a instruirme en el tema, por mi cuenta, para aprobar en segunda vuelta.
 
En este caso el enojo no fue por perder la ventaja de hacer trampa, sino darme cuenta de su perversión: no sólo me afectaba su obsesión por el alcohol, sino que él ya se sentía con derecho de tomar decisiones sobre mí sabiendo que me perjudicarían.
 
Tras aprobar, luego de estudiar ante su desconcierto (supongo que esperaba que le pidiera ayuda), un sábado por la tarde lo reprendí: si bien era una ventaja tenerlo para solventar situaciones (sobre todo en la práctica religiosa), el vivo era yo, él era un desencarnado y no iba a permitirle que me jodiera la existencia.
 
Minutos después, a las seis de la tarde (la hora mágica para invocar o alejar muertos), solicité a los tres guerreros aztecas que me fueron asignados durante mi iniciación espiritualista lo maniataran, le taparan los ojos y oídos, lo amordazaran y lo marginaran en mi astral para no tener más contacto con él. Ahí quedó… y ahí sigue.
 
Esto último es importante: de acuerdo a mi Itá de mano de Orunla, dado que al nacer él venía conmigo no se podían cortar nuestros lazos pues alejarlo con un oparaldo (que mi Toyale marca específicamente para los Egguns), me llevaría sin remedio a la muerte: forma parte de mí, como si fuera un órgano más.
 
Reactivados mis guerreros como protectores, otras entidades más que he ido acumulando con el paso del tiempo, mucho más fuertes y eficientes, mi nivel de protección espiritual mejoró notablemente.
 
6.
Hace días tomaba un café con mi nueva amiga D y preguntó si podía hacerle una consulta a mi muerto (supo de él a través del blog Basurero de almas), y como respuesta recibió una carcajada de mi parte. Ello le incomodó, así que tuve que aclararle que mi famoso muerto está marginado desde hace años.
 
–¿tus consultas ya no las haces con él? – me preguntó intrigada.
–no – sonreí.
–¿con qué examinas ahora a la gente? – me interrogó sin salir de su sorpresa.
–mi videncia – señalé divertido – tras deshacerme de él volví a usarla y regresó con gran precisión y con el paso del tiempo se afina más.
–yo quería conocer a tu muerto – dijo con cierta frustración.
–si quieres te lo muestro – la reté tomándola de la mano para mostrarle una imagen – pero no me hago responsable de tu susto – a lo que ella reaccionó soltándomela, provocándome un ataque de risa – pregúntame lo que quieres saber y te darás cuenta que no hace falta su presencia.
 
D me cuestionó sobre varios temas personales y al final quedó satisfecha con las respuestas.


26 de octubre de 2020

A propósito del Día de muertos ¿necesitamos de Eggun y Desencarnados?


para yenyok, ejemplo de evolución espiritual

 

1.

La Osha, el Espiritismo, Ifa y otras prácticas religiosas tienen en alta consideración a Eggun (entendiéndose como el linaje, los antepasados: familiares fallecidos) y a los Desencarnados (amistades e incluso difuntos ajenos).

 

En la Santería afrocubana, por ejemplo, se tiene la errónea creencia de que si no se atiende primero a Eggun antes de iniciar una coronación Yoko Osha, algo malo sucederá que podría llevar a suspenderla o incluso, provocar desgracias entre los participantes tras la ceremonia.

 

Su presencia en religiones fundacionales como la Yoruba se da a través de la Teja de Eggun en la Osha y con Orun en Ifa, en las existencialistas como el Espiritismo van a la Bóveda Espiritual, mientras en los cultos neopaganos como el Candomble, Vudú, Mayombre y Espiritualismo también se les atiende, pero al profundizar en ello su fin es el mismo que establecen los vivos con una deidad, entidad o cualquier energía suprahumana: una válida petición de ayuda o un soborno para hacer trabajos sucios.

 

Esto lo ejemplifican Santeros y Babalowos al usar lo que haya a la mano para solucionar (a cualquier costo), pero ¿realmente necesitamos de Eggun y los Desencarnados, existiendo opciones menos riesgosas (en términos karmáticos por el círculo viciosos petición-pago-consecuencia), y realizando otro tipo de obras para lograr los mismos resultados?

 

2.

Dentro de las explicaciones relacionadas con los clanes familiares se dice que Eggun tiene algo que expresar pues él, más que nadie, conoce cuáles son los karmas que debieron evolucionar los antepasados, y por lo mismo, puede guiar a las nuevas generaciones (las mismas viejas reencarnaciones), con “consejos” para no reincidir en errores y solventar los pendientes del linaje ¿pero objetivamente sucede así?
 
Habrá quien se jacte que por los Desencarnados logró una conquista amorosa, evitó la cárcel, provocó enfermedades, tuvo riqueza, asesinó, o en el extremo, solucionó una traba, salvó la vida, obtuvo un empleo, ayudó al prójimo o repelió al enemigo: suena coherente, pero el vínculo con ellos no se limita a tener un esclavo etéreo a modo para cualquier capricho, se trata de crecer ambos espiritualmente.

 

Recordemos: Eggun y Desencarnados son entes de baja vibración* por cuyos pendientes en vida no han pasado al siguiente estado evolutivo (etapa de confrontar y entender por lo hecho u omitido en vida, depurar y obtener el derecho a reencarnar), están en un plano espacio/tiempo en el que su existencia va a un ritmo diferente al nuestro, se vinculan con los vivos de manera intermitente, se mueven por recuerdos (de placeres) grabados en su plasma y por ello deberían trabajar a cambio de lucificación para trascender a su subsecuente nivel subjetivo.

 

3.

Sobre las muchas maneras de vincularse con los vivos, un Muertero me decía que el caso de Eggun puede ser patético si no se establece una comunicación adecuada: “imagina a los integrantes de una familia discutiendo, gritando e insultando al mismo tiempo, y uno de ellos es un sordomudo que manotea tratando de aplacar los ánimos… sin que nadie le haga caso”.

 

En el extremo de estos lazos, no conozco Espiritistas que rindiendo culto a sus muertos (vía un Altar o Bóveda espiritual), tengan una vida alegre, sana y sociable: los Desencarnados siempre marginan y condenan a la soledad, incluso llegan a ser intrusivos y manipuladores, así que ¿dónde está el beneficio de su presencia?

 

Sobre el particular compartiré un aspecto de una Consulta espiritual que me pidió una Aleya chilena, antes de consagrarse como Espiritista, un requisito en ella para coronar Santo: determiné que tras jurarse no se viera desnuda frente a un espejo si no quería verse acosada sexualmente por el guía de su Cuadro espiritual.

 

Los practicantes de Osha e Ifa afrocubano van más allá y caen en lo patético: le tienen pavor (injustificado) a Eggun, al grado de que no cuestionan sus trampas y les complacen cualquier capricho para seguir obteniendo sus dudosos (por inmorales) beneficios.

 

4.

Igual sucede con los practicantes de Palo Mayombe: tras hacer pacto con un muerto lo “meten” a un caldero convertido en Nfumbe para evolucionar a la par de ellos (en teoría), más la realidad es que el muerto corre el riesgo de convertirse en su esclavo o matón, al que se le encargan trabajos poco éticos a cambio de nada.

 

Destaca la relación que se establece entre Mayombero, Nufumbe y el pago que éste último recibe: si se trata de un religioso honesto sabe que sólo se le puede ofrendar flores, fruta, velas, oti, fula y menga (en casos extremos), más si le falta carácter preguntará al muerto qué desea, de ahí que se cometa el error de entregar whisky, antojitos, marihuana, cocaína, carne de puerco y demás de lo que disfrutó en vida.

 

Esto es básico para los sacerdotes Congos, pero vale la pena preguntarse: si su Nfumbe sigue apegado a los placeres sensuales, ¿cómo creer en sus consejos, tenerle la confianza de que no incluyen ecos de frustración, mentira, envidia, manipulación, coraje o la mezquindad con los que se comportó en vida?

 

5.

Así, ¿necesitamos a Eggun y los Desencarnados o son ellos quienes nos requieren?

 

Los muertos están “trancados” en un plano ajeno al nuestro debido a que aún tienen aspectos que progresar de su vida inmediata, mientras nosotros poseemos un destino que cumplir (actuando con sabiduría, sin manipular el entorno, pero previniendo errores en nuestra actitud). Si no han logrado trascender, ¿por qué deberíamos creer que “su opinión” es objetiva o sin cuestionar si con sus respuestas se venden como necesarios para vernos la cara?

 

Santeros, Babalowos y demás religiosos pensarán que lo que digan los espíritus es verdad pues tiene trabajo espiritual pendiente, así que no deberían mentirnos, lo que en teoría es verdad, pero no a todos les interesa la evolución (https://basurerodealmas.blogspot.com/2014/07/como-viven-los-muertos-3.html).

 

Ampliemos la perspectiva del tema remitiéndonos a los vivos: si los tiernos niños practican bullyng que llega al asesinato u orillan al suicidio, o si los dulces abuelitos falsean acusaciones que destruyen vidas con tal de descargar su odio contra la humanidad, ¿de qué serían capaces Eggun y Desencarnados si entre otras cosas ya no tienen nada que perder? ¿qué les cuesta decirnos lo que queremos oír?

 

Vamos al extremo: ¿conocemos a los muertos que metemos en la Bóveda espiritual? ¿no sucede que al morir un pariente se descubre que en vida era asesino, estafador, pedófilo o tenía otra familia? Sigamos con los excesos: ¿por qué la gente busca a personas con un don para librarse de “fantasmas” violadores (consultar el libro "Mi vida con los muertos").

 

6.

Finalmente, si el lector revisa la transformación de este blog, conforme mi esposa y yo seguimos estudiando al mundo espiritual, se dará cuenta que el culto a Eggun y los Desencarnados ha evolucionado de tal manera que “la adoración” a los antepasados está ya cercana a la indiferencia.

 

Veamos: cada año en casa se montaban ofrendas a los muertos con la finalidad de darles un remanso de paz a su transitar por el camino etérico, donde incluso llegamos a departir con ellos, más con el tiempo las conversaciones con los antepasados nos dieron algunas pistas que nos llevaron a cuestionar: ¿de verdad debíamos hacerlo periódicamente? ¿cada 1 de noviembre teníamos que hacer un ga$to con las ofrendas mientras ellos se aferran a no evolucionar, seguir en este plano, alimentarse de nuestra pena y ofrendas que les hagan recordar lo que fueron en vida, pero sin desapegarse a los placeres mundanos para trascender? 


Entonces, ante la falta de perspectiva sobre su propio destino ¿necesitamos de Eggun y los Desencarnados?

 

* esto no quiere decir que sean “malos”, solo que en términos evolutivos ocupan el escalafón más sórdido del mundo espiritual, incluso por debajo de los mal comprendidos “Demonios”.

5 de octubre de 2020

El COVID rompió el equilibrio entre vivos y desencarnados


1.
Este noviembre de 2020 debían arribar, sin prisas, dos fechas importantes: la primera, el noveno aniversario del blog “Basurero de almas”, la segunda, la incomprendida celebración del Día de muertos; la inicial, obviamente llegará y para satisfacción personal, mientras que la subsecuente se adelantó, para mal, desde el mes de septiembre: el más violento cada año de la historia de este país por terremotos, crímenes del narcotráfico y gestas históricas, lo que lleva a desfilar entre nosotros a muchos de los desencarnados que han perdido la vida en tales hechos.
 
Resultado de lo anterior no me extrañó que comenzaran a llegarme mails de videntes, médiums, espiritistas y muerteros preguntando por el exceso de fantasmas que "ya se ven en las calles”, más fueron consultas desde otros países con el mismo tema que me llevaron a confirmar que se trata de muertos enojados tras ser asesinados por el COVID19 (por ser creación humana), quienes se niegan a irse sin tener justicia.
 
2.
Es conocido que durante los nueve años de vida de esta web se mantuvo una vocación espiritual desinteresada (buscando evitar que gente de buena fe, buscando soluciones, fuera estafada por Santeros y Bablowos), intensión que luego se vio trastocada tras ser retribuida exclusivamente con ingratitud.
 
Me detendré en la afirmación de “trastocada” para recordar el aviso relacionado con textos que ya están escaseando aquí, los de Santería e Ifa abordados en cientos de entradas: esa alteración retrasó el ritmo de publicación de otros temas antes de que el destino nos alcanzara, entendiéndose como el destino ese en el que participan desencarnados furiosos que vagan por el planeta.
 
Esta cuestión no es cualquier cosa: el equilibrio que originalmente debía haber en la Tierra, entre la existencia de vivos y muertos 
(en realidad una convivencia basada en lo que los puristas llamarían equilibrio energético), se ha roto gravemente y tendrá repercusiones espirituales terribles para las que no existe una solución global.

3. 
Regresando al tema de la demora en la difusión de ciertas entradas, en concreto con los desencarnados y la ruptura del periodo que permite su presencia para celebrar la “fiesta del Día de muertos”, están pendientes los siguientes títulos:
 
a) Implicaciones espirituales detrás del COVID19 (revelaciones sobre la pandemia en una reunión celebrada entre importantes Curanderos, Chamanes y Espiritualistas de la Ciudad de méxico).
b) ¿Necesitamos de Eggun? (cómo intervienen los desencarnados en nuestras vidas).
c) Ofiuco (inicio de una temporada de malignidad que afectará la actitud humana a partir del 1 de octubre del 2020).
d) Nunca se termina de aprender con los muertos (¿por qué no se van?).
 
Si bien los textos en su conjunto cuentan con información que daría un panorama general de a qué pesadilla muertera nos enfrentaremos, insisto, con tanto desencarnado encabronado, su difusión seguirá con el calendario establecido.
 
Quiero destacar el contenido del texto del inciso a), ya que en dicha reunión Curanderos, Chamanes y Espiritualistas abordaron temas como el origen del COVID, cifras reales sobre sus millones de víctimas, escenarios a corto plazo, y lo más interesante: ¿por qué si alguien abrió lo que uno de ellos definió como “Las puertas del cielo” para que esas almas desalojen el planeta, no se han ido?
 
4.
Sí, sé que muchos lectores que llegaron a este punto de la lectura se cuestionarán que si la decisión es hacer públicos los textos en sus fechas originales, entonces ¿por qué publicar esta entrada?
 
Simplemente para hacerles saber que la sobrevivencia (ante el COVID19 y otras pandemias aún por llegar, incluyendo mutaciones, plagas, guerras, fenómenos naturales y demás), no pasa por la invención de una vacuna para preservar nuestra raza: la salvación (esa que tantos hipócritas 
afirman merecer creyéndose buenas personas), será exclusivamente individual y dependerá de la manera en que cada quien incremente su vibración espiritual, misma que les protegerá de virus y desencarnados. Así de sencillo.
 
5.
Aparte de lo ya señalado les comparto que a título personal me aburre tener la energía muertera rondando en todos los rincones del planeta, pero más en mi recámara, cocina y baño, y no solo porque presagia situaciones negativas que muchos desconocen cómo manejar, sino porque quienes no necesitamos de la presencia de desencarnados nos obliga a emprender acciones para no vivir con incomodidades, sin tener vela en el entierro, lo cual me da mucha flojera.

25 de marzo de 2020

Desencarnados y pordioseros


1.
Cursaba el cuarto grado de primaria y aún no hablaba con los muertos, sólo los veía (sin saber que se trataba de un don), pero una tarde en que salía de la escuela, junto con un amigo, vi a un vagabundo a media calle, hablando y manoteando, mientras caminaba en sentido contrario a los autos. Al pasar frente a nosotros, mi compañero dijo:

- pobre, está loquito…
- no lo está – señalé pero sin tener claro mi argumento – la gente de la calle no está chiflada, lo que pasa es que ellos ven cosas que nosotros no.

Me vio con incredulidad, pero como todos los niños, al instante dejó de tomarle importancia a mi comentario… y yo también lo dejé pasar.

2.
¿Por qué se convierte una persona en vagabundo? se preguntan muchos que definen a los indigentes como un grupo vulnerable, y responden que las causas son personales y/o sociales, y los caracterizan como personas solas, sin dinero y sin hogar, a quienes hay que atender con programas para rehabilitarlos y reincorporarlos a la sociedad.

La mendicidad se considera un fenómeno e incluye una condición de vida lamentable, pero rara vez se cuestiona el motivo que llevó a la persona a ese modo de vida, y mucho menos se debate sobre los aspectos espirituales de su existencia. Un menesteroso vive aislado, puede padecer un problema mental o adicciones, y su debilidad lo hace ideal para ser acosado por desencarnados.

3.
A finales de 2019 dos amigas y yo salimos de comer de una fonda, donde por las fiestas decembrinas nos regalaron bolsas con galletas y caramelos. Ya rumbo a la oficina vi a un indigente sentado en la orilla de una banqueta, con una bolsa de tela a su lado conteniendo sus pocos bienes, cabellos despeinados y larga barba completamente encanecidos, y con sus corroídos zapatos a un lado mientras por alguna razón “asoleaba” sus pies.

Cogí las golosinas de mis compañeras y me senté a su lado: se extrañaron por mi actitud, pese a que saben un poco sobre mis dones, pero se alejaron tras pedirles, con un ademán, se adelantaran. Ignoré el tufo que despedía aquel cuerpo olvidado. Por minutos el hombre observó en silencio las bolsas que puse entre sus manos.

Tampoco es que esperara un “gracias” (no lo hice por eso, ni invadido por el hipócrita sentimiento de solidaridad que manipula a la humanidad en estas fechas), pero tras descubrir “qué era”, me quedó claro que el viejo diría algo. Cuando el sol decembrino comenzaba a calarme en el rostro, comentó sin emitir palabras.

– ya esto cansado de vivir aquí – y palpó sus brazos y piernas.
– ¿qué esperabas? – lo cuestioné – ¿qué al posesionarte de un cuerpo que no es tuyo “volverías a vivir”?
– ya no como nada – ignoró mi reclamo – sigo esperando que con eso la muerte llegue, pero mi cuerpo aguanta mucho.
– no es tuyo – señalé – se lo robaste a un vagabundo sin tomar en cuenta que ese tipo de vida es destino, no elección.
– ayúdame – pidió mentalmente – eres Curandero.
– sí, pero también soy un cabrón y no soy tu dios: decidiste robar una vida y ahora debes cumplir con la fatalidad que interrumpiste.
– ¿fatalidad?... no entiendo – dijo.
– yo sí: ya te chingaste… te jodiste solito – tras lo cual me puse de pie, puse mi mano en su hombro y me dolió, aunque de manera diferente, cómo nunca lo había sentido, más no hice caso ya que ese malestar es lo primero que siento cuando toco a un enfermo. Me alejé.

Mientras caminaba reflexioné sobre el destino de un Eggun que, buscando sentirse vivo, se aprovechó de la debilidad de un indigente, “usurpó” su cuerpo para buscar a su familia y pedirles perdón por los daños causados (sea la razón que fuere); más fue en vano: su esposa e hijos lo acusaron de estar loco, lo rechazaron… y ahora no puede morir.

4.
Estaba ensimismado en mis reflexiones, a pocos metros para llegar a mi oficina, que no previne el impacto de una mujer al chocar contra mí. Volteé para ofrecerle una disculpa y me encontré con la “Santa muerte” y su belleza única.

Ella, me miró de reojo, sonrió con siniestra sensualidad y siguió su camino muy en su plan de perfecta beldad. Yo, por mi parte, suspiré y entré al edificio recordando la primera y única vez que convivimos.

5.
A los pocos días comencé la lectura de “El aliento de los ahogados”, de Alice Blanchard (que me acosó a lo largo de meses por varias librerías: aparecía por todos lados y su horrible portada me hacía despreciarlo, hasta que me pregunté si ello era motivo suficiente para perderme de un buen libro y decidí comprarlo), en cuyas páginas cita lo siguiente:

Había algo perturbadoramente sincero en los enfermos mentales. Tenían una cierta claridad de la que la mayoría de la gente carecía, una habilidad para dejar las formalidades y decir exactamente lo que tenían en mente sin importar que tan perverso o profundo era. Incluso sus alucinaciones tenían capas y capas de significado y verdad”.

Sé que Blanchard se refiere a enfermos mentales, pero podría incluirse a los pordioseros (que a veces son lo mismo, aunque nadie lo entienda), pero me queda claro que no se adentró en el verdadero origen de la locura, ya que de hacerlo se habría llevado un buen susto y la trama de “El aliento de los ahogados” sería otra.

6.
Luego me enteré (por ser vacaciones las noticias corren lento), que la policía había encontrado en las zonas aledañas a mi oficina, el cuerpo de un indigente muerto por hipotermia. Entonces entendí por qué me dolió la mano, y reconocí que, una vez más, la “Santa muerte” me la había jugado.

16 de julio de 2019

Ibeyis sin Jimaguas



1.
La penúltima vez que estuve en casa de mi padrino fue porque pretendía que le pariera Ibeyis a su tercera esposa, aunque yo no quería seguir involucrándome en su mezquina manera de practicar la religión (ni en su patético modo de vida), me debatí durante semanas en si debía negarme.

El posible paritorio no significaba que dejaran de cumplirse las formas que él mismo impuso en su Ilé, así que acepté y acordamos vernos un jueves para dar coco a mis Jimaguas y que ellos decidieran si serían entregados, pero mi inquietud se acercaba al disgusto: mi esposa y yo teníamos un pie fuera de esa casa religiosa y apadrinarla implicaría retrasar lo que ya era inminente.

Conversando con un amigo Babalowo compartí mi molestia y propuso una solución práctica: dejarlo todo en manos de los Ibeyis, para lo cual debía hablar con ellos y pedirles que tomaran la decisión correcta.

2.
El jueves en la tarde llamó a mi celular un ahijado de mi padrino.

- ¿ya te enteraste? – preguntó con el tono insidioso que usaba para compartir una indiscreción.
- no sé de qué hablas: estoy en mi trabajo…
- metieron a la cárcel a un hijo del padrino – soltó con cizaña.
- ¿¡cómo!? – exclamé…
- a P – se refirió al que había tenido con su primera esposa – lo acusan de robar herramientas de una ferretería.
- ¿y…?
- el padrino se fue a la delegación de policía para saber cómo está el asunto y si puede hacer algo - informó…
- vaya – dije – y nosotros quedamos de vernos en la noche…
- los ahijados a los que les avisé van a ir a la comisaría – presumió.
- iré a ver a la madrina para hacer una consulta con los Ibeyis – solté – igual y todo se arregla y coincidimos allá.
- como quieras – dijo indignado por mi falta de solidaridad: aquello cambió el panorama y sentí que sería para bien. Avisé a mi esposa que iría solo.

3.
Al llegar al Ilé la madrina me abrió la puerta con cara de pocos amigos.

- ¿ya supiste? – preguntó mientras cruzábamos el patio y yo la seguía cargando en cada mano las soperitas de los Ibeyis.
- sí…
- hazme el jodido favor: “tu padrino” en vez de estar aquí atendiendo su casa religiosa anda remediando los problemas del vago ese
- qué te puedo decir? – dije entrando a la habitación donde trabajan religión, dejé mis soperitas frente a Eleggua, di tres golpes en el suelo y nos sentamos a platicar.
- pensé que ya habrían regresado – traté de regresar al tema religioso tras varios minutos de hablar banalidades.
- llamó antes de que llegaras… dijo que trataría de hablar con el juez: el vago jura que no llevaban herramientas cuando los vieron salir.
- ¿“los vieron”? – inquirí.
- sí, el vago y su primo – se quejó.
- ¿pero y las herramientas? – pregunté.
- no las tenían – desairó – ya sabes: los rateros son buenos magos

Sonó el teléfono, ella contestó, gruñó varios “jum” y antes de terminar avisó que yo estaba ahí para darle obi a los Jimaguas, soltó otro “jum” y colgó de la mala gana.

- va para largo – se quejó – dejaremos la consulta para otro día…
- yo puedo tirar coco – ofrecí al tomar su ausencia como buena señal.
- ándale – dijo con rebelde jactancia – también somos Santeros y podemos trabajar religión aunque no esté “el padrino”.

Me levanté, tomé mis soperitas, las coloqué en medio de la habitación mientras ella buscaba una vela, yo tomaba las rodajas de coco que estaban en una jícara y las colocaba frente a los Ibeyis y moyugaba.

- ¿Taewo y Kainde reciben a F para hacerles una consulta? – pregunté y respondieron con eyeife.
- su hija aquí presente – puse las rodajas en su lerí - quiere saber si debe recibirlos para mejorar su vida - dieron eyeife y dibujaron una línea recta apuntando hacia Eleggua.
- ¿yo puedo “parírselos”? – arrojaron oyekun y formaron un rectángulo, provocando que ella palideciera.
- ¿con ese oyekun habla Eggun? – interrogué para desechar opciones a tan temida tirada por los Santeros: dieron okana – no es el muerto – la tranquilicé: hablaba Orunla e hice referencia al rectángulo…
- déjame indagar – le advertí - ¿no quieren que yo haga el paritorio porque podría perjudicar mi salud? – cuestioné, dieron eyeife y se formó un cuadrado – sí, es por eso… y lo advierte Obatala.
- ni modo – contestó la madrina confundida – no te preocupes.
- cerraré la consulta – avisé - ¿Taewo y Kainde ustedes etó? – repitieron okana y las vistas formaron una onda: F palideció de nuevo.
- ¿y ahora?
- ¿oti, oñi y epo? – ofrecí y repitieron okana formando otra onda – no quieren atención y está hablando Yemaya.
- ¿entonces? – interrogó más asustada.
- ¿tienen consejo para su hija? – dieron eyeife y otra onda… cavilé sobre el diagrama cuando sonó el teléfono: F sabía que no debía moverse, más el timbre lo aclaró y pregunté - ¿la sugerencia es que F debe aceptar a P? – dieron eyeife con una flecha.
- ¿qué significa? – interrogó la madrina.
- avisa Yemaya que debes querer a P como si fuera tu hijo, pues en caso de tratarlo mal Ochosí te hará ver tu suerte.
- bien – contestó con una mueca de disgusto.
- ¿Taewo y Kainde con el consejo dado ustedes etó? – y dieron un alafia formando otra línea recta pero apuntando hacia la calle.
- ¿y ahora? - interrogó F sin ocultar su fastidio.
- no mucho – coloqué las rodajas frente a los Jimaguas – sólo que si no cambias vas a perderlo todo – y ella gruñó.

4.
Al siguiente día llamé por teléfono a casa de mi padrino para saber qué había sucedido con su hijo. F tomó la llamada.

- ya todo se arregló - contestó secamente.
- ¿dijo algo de la consulta con Ibeyis? – inquirí.
- que estaba bien – siguió con su parquedad.

Un par de frases más y colgamos: quién iba a decir que días después Oggun mentiría absurdamente en una consulta y ello le daría a mi padrino pretexto para tratar de matarnos con brujería.