22 de diciembre de 2023

Soy hija de Ochosi

 


1.
—¡Me vueles a tocar y haré que te arrepientas de haber nacido! — le advirtió mi esposa encarando al autor de la osadía: una mujer vestida de blanco que estaba formada detrás de ella.
—No te estoy haciendo nada… aún — le contestó en tono burlón.
—¡Otra vez aquí… molestando a nuestras clientas! — se quejó uno de los cajeros — ¡vete antes de que llame a la policía — le advirtió saliendo del mostrador para enfrentarla.
—Inténtalo, idiota — dijo la mujer — ya te lo advertí antes: soy Santera y no sabes con quién te metes.
—¡Fuera! — le ordenó señalándole con el dedo índice la salida.
 
2.
Aquel caluroso medio día de sábado veraniego nos dirigíamos a comer a casa de Marina y Edgar, un matrimonio con el que mantengo profundos vínculos afectivos gracias, entre otras cosas, a que no profesan ninguna fe ni práctica religiosa. Sin embargo, mi esposa debía realizar algunos pagos bancarios, así que nos detuvimos en un Oxxo (cadena de tiendas de conveniencia en las que también se puede hacer pago de servicios) para, de paso, comprar cervezas.
 
Así, mientras esperaba su turno en una larga fila, me contó posteriormente, primero percibió un leve roce en la cintura, a lo que no prestó mucha atención, sin embargo, al poco sintió que una mano se posaba sobre su cadera.
 
—¡Me vueles a tocar y haré que te arrepientas de haber nacido! — le advirtió mi esposa encarando al autor de la osadía: una mujer vestida de blanco que estaba formada detrás de ella.
—No te estoy haciendo nada… aún — le contestó en tono burlón.
—¡Otra vez aquí… molestando a nuestras clientas! — se quejó uno de los cajeros — ¡vete antes de que llame a la policía — le advirtió saliendo del mostrador para encararla.
—Inténtalo, idiota — dijo la mujer — ya te lo advertí antes: soy Santera y no sabes con quién te metes.
—¡Fuera! — le ordenó señalándole con el dedo índice la salida.
 
La mujer fulminó con la mirada al empleado, más de inmediato volteo a ver a mi esposa.
 
—Te veo en el estacionamiento, primor — le dijo de manera lasciva, dio media vuelta y se encamino hacia la puerta, hasta donde la siguió el empleado.
 
Sin embargo, no se fue, y dejando claro que esperaría a mi mujer, sacó un cigarrillo y comenzó a darle fuertes caladas, lo que llevó al cajero a quedarse en la entrada del local para vigilarla.
 
3.
Mientras eso sucedía, yo tuve que mover el auto para que saliera una inmensa camioneta que por su tamaño amenazaba con golpear el costado derecho de mi auto, quedando en el otro extremo del estacionamiento, tras lo cual me dispuse a esperar a mi esposa para presenciar un hecho confuso que de inmediato se tornó irritantemente patético.
 
Tras apagar el auto ella marcó a mi celular para contarme lo que había sucedido en el interior de la tienda y describirme a la Santera, por lo que le avisé estaría esperándola y al pendiente de cualquier cosa.
 
Minutos después, en cuanto salió mi esposa (olvidó que le comenté había movido el auto, así que me buscó donde originalmente nos habíamos estacionado), la mujer intentó aproximarse, a lo que de inmediato el empleado reaccionó y dando tres grandes zancadas se plantó frente a ella.
 
—¡Quítate de mi camino, patán! — exigió la Santera, una mujer obesa y a leguas divorciada de la higiene.
—Vete en este instante o llamo a una patrulla — la amenazó nuevamente el hombre.
—¡Soy hija de Ochosi y te puedo destruir!
—Eres hija de mala madre, ¡lárgate ya!
—Machista, come mierda, misógino, prepotente, abusador de mujeres, marico — gritó la religiosa al tiempo que sacaba de entre sus ropas varios collares de santería para dejarlos caer sobre su pecho, se alzaba las mangas para mostrar diversos ildés que sacudió frente a la cara del hombre para enseguida levantar el puño derecho hacia arriba y repetir —¡Soy hija de Ochosi, soy hija de Ochosi, Orisha vengador: dame tu poder justiciero! — posteriormente abrirlo hacia arriba simulado recibir algo y luego fingir que lanzaba “objetos” (imagine el lector piedras o cualquier cosa) contra la tienda.
 
Mientras escuchaba aquel diálogo y veía al cajero volver a la tienda, llamé al celular de mi esposa y le recordé dónde estaba colocado el auto, por lo que al cruzar el estacionamiento para ir al otro extremo, no tuvo más remedio que pasar frente a la Santera.
 
—¡Hipócrita, mustia, falsa! — le gritó, tras lo cual dejó de aventar objetos y simulando tener entre las manos un arco con flechas, comenzó a lanzarlas contra ella mientras gritaba —¡La punta de mis flechas están envenenadas con la saliva de Ochosi!
 
Aquello me pareció tan patético que solté varias carcajadas, lo que hizo enfurecer a la Santera, provocando que también echara flechas contra mi. Al llegar mi esposa al auto le sugerí se subiera mientras decidía qué hacer con la mujer…
 
Ode ata matase, agbani níjọ to buru, oni ode gan fi di ja, a juba odé. Ase, Ochosi eu te saúdo*… — comenzó a cantar terriblemente desafinada mientras seguía jugando a los indios y vaqueros.
 
En primera instancia pensé en dejarla pasar, sobre todo porque dada su obesidad sus movimientos eran bastante torpes, pero se veía tan llena de seguridad en lo que hacía, que decidí sacar una cascarilla de la cajuela y enviarle una ñoca, pero aquello no fue necesario, pues tal como prometió el cajero, un auto policial hizo su aparición.
 
Descendieron dos uniformados: un hombre y una mujer, quienes de inmediato se acercaron a la mujer para tranquilizarla, sin embargo, ésta retrocedió y ante los sospechosos movimientos (de lanzar más flechas imaginarias), los policías, previniendo que sacara un arma, se lanzaron contra la escandalosa y con cierta dificultad, tras un leve forcejeo, la colocaron sobre el cofre y le colocaron las esposas.
 
Una vez controlada el agente pidió sus datos al cajero (tendría que ir a la delegación de policía a ratificar la denuncia), mientras su compañera comenzó a registrarla y de entre sus ropas sacó una bolsa cuyo contenido eran, a leguas, sobrecitos con cocaína.
 
La uniformada la mostró sonriente a su compañero, la dejó caer sobre el toldo, después abrió su bolso y encontró una navaja de fuelle para luego sonreír y advertirle:
 
—Con esto tienes para pasar unas buenas vacaciones en la chirona.
—¡Soy hija de Ochosi, soy hija de Ochosi! — comenzó a gritar de nuevo la Santera mientras la agente la introducía a la patrulla.
 
4.
—Ya tienes una aventura más que compartir en tu blog — comentó mi esposa con cierto fastidio, mientras nos alejábamos del lugar.
—Sí, pero ojalá fuera por algún tema positivo relacionado con la Osha, por desgracia ahora las noticias son sobre el mierdero que hacen ciertos iniciados en la religión de los Orishas… mejor busquemos otro Oxxo para comprar las cervezas.


*reproduzco correctamente el oriki porque lo conozco, pero en voz de la santera era menos que entendible.

- o -



Los administradores de este blog desean a todos sus fieles 
lectores felices fiestas decembrinas, esperando 
que el año 2024 los colme de riqueza, salud, 
abundancia y prosperidad...

7 de diciembre de 2023

La Santería me dejó en la miseria

 


El pilar del conocimiento de este blog está condensado en dos textos: uno, dividido en cinco entradas y titulado “Las mentiras de la Santería”, y el otro, “Sí se puede dejar la santería”, lo cuales se pueden consultar en los siguientes links:
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2013/07/las-mentiras-de-la-santeria-1.html?m=1
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2017/07/si-se-puede-dejar-la-santeria.html
 
En el primero se detallan las actitudes que debe observar cualquier persona en su posible padrino si le está vendiendo iniciaciones en la Osha como solución a todos sus problemas (materiales, físicos, laborales, amorosos, emocionales, espirituales y demás), mientras que el segundo es una guía para abandonar esta práctica si el iniciado no se siente a gusto en la religión de los Orishas.
 
En estos textos no se dejan cabos sueltos, razón por la cual me resulta incomprensible que me sigan llegando correos electrónicos haciéndome consultas sobre ambos temas (las mentiras de la Santería y cómo salirse de la religión), ya que esas dudas están más que contestadas en el blog.
 
Llegado un punto, por ejemplo, hay quienes me han ofrecido dinero para acompañarles a darle camino a sus atributos de religión, algo a lo que me he negado siempre, aclarando que dejar la Osha o Ifa es un tema absolutamente personal y que debe realizarse sin miedo.
 
Como sea, hay una constante en las quejas de mucha gente que recibe iniciaciones en la Osha: la Santería me dejó en la miseria, algo muy común y que por suerte o por desgracia, como se quiera ver, tiene varias explicaciones, misma que voy a enumerar en riguroso orden de importancia.
 
1. No se tiene camino en la religión y se reciben iniciaciones por iniciativa propia pues se cree que a través de ellas se recibirá impunidad, suerte, inmortalidad, riqueza material y poder sobre los enemigos, mentiras muchas veces auspiciadas por los padrinos.
 
2. La ceremonia de Mano de Orunla está mal hecha.
 
3. El Toyale, los dos testigos y el testigo secreto determinados en la Mano de Orunla son signos malos o están mal interpretados.
 
4. El Orisha tutelar marcado en la Mano de Orunla, y en consecuencia, el que se asienta en la lerí, está mal determinado.
 
5. La coronación de Santo está mal hecha.
 
6. El Toyale, los dos testigos y el testigo secreto determinados en el Itá de Santo son signos malos o están mal interpretados.
 
Y agregaré una más, por no dejar, pero que es recurrente en la práctica religiosa:
 
7. El padrino es un soberano ignorante o un insaciable estafador.
 
Todo se resume al inciso uno.
 
Así que antes de preguntarme por qué la Osha los tiene hundidos en la miseria, los hace perder trabajo, casa, auto, esposa, pareja, familia, amistades y reputación social, pregúntense por qué se iniciaron en esta religión: ¿por qué tuvieron el dinero en la bolsa para pagar y sentirse intocables, por ignorantes, cobardes, desesperados, ingenuos, curiosos o porque se creyeron las mentiras de sus padrinos?
 
Así, invito al lector que reflexione sobre la siguiente metáfora.
 
Imaginen que un conocido (ojo, no dije amigo) les invita a una fiesta X, en un barrio lejano a su casa y de dudosa seguridad. Ustedes dudan no solo por la distancia, sino porque no tienen auto, no conocen a quienes la están organizando, queda muy retirado de su casa y la zona tiene mala fama, cualquiera que sea el motivo a cambio solo tienen la sonrisa maliciosa y mirada esquiva de quienes les invitan.
 
Si el festín es por una boda se debe considerar que no se conoce a los novios, si es por un cumpleaños no se es allegado del festejado, si es por un aniversario no se forma parte de la familia… y si se trata de una simple parranda, ojo, no tiene idea de quiénes son los borrachos que asistirán.
 
Sigamos apelando a la fantasía del lector. Antes de llegar a la fiesta, durante o al salir de ella son objeto de un robo, ya sea violento o sin que se den cuenta, pero ustedes pierden su billetera.
 
¿Qué hay en su cartera? dinero, documentos de identidad, tarjetas de crédito, notas o recuerdos, quizá fotografías, algún texto o recado romántico, tarjetas de contactos, llaves (sucede), estampas religiosas o amuletos y lo que a ustedes se les ocurra esconder y que deba de estar fuera de la vista de gente indiscreta.
 
Pues bien, si su cartera es hurtada ustedes perderán todo y se convertirán en nadie, en nada, ya que en ese momento ustedes no tendrán identificación para levantar un acta por robo ante la policía, ni dinero para pagar un taxi a su casa y vayan ustedes a saber qué más quieran hacer y como respuesta tendrán sus bolsillos vacíos, y aunque vivan esta indefinición solo por unas horas, su vida nunca volverá a ser la misma.
 
Lo mismo sucede cuando ustedes incurren en iniciaciones en la Osha e Ifa: pierden todos los dones que es entregó su dios preferido al intercambiarlos por un destino cantado en un Toyale, los dos testigos y el testigo secreto determinados en el Itá, signos que harán de su vida un infierno porque todos los oddus tienen aristas negativas que, aunque hagan ebboe, vivirán forzosamente y cíclicamente.
 
¿Los dones que les entregó su dios preferido?, claro, y déjenme explicarlo con una idea menos metarfórica: me ha tocado conversar con gente que se queja de su actual empleo y, por lo mismo, ya sea por los excesos de la jornada laboral, las responsabilidades, por los malos compañeros, el salario miserable o  por las putadas que la jefa/jefe les hacen, se hartan y deciden renunciar.
 
—¿Ya tienes un nuevo empleo? — siempre cuestiono.
—No — casi siempre responden, ufanos.
—¿Cómo conseguiste este?
—Por suerte…    dicen, pero rara vez aceptan que mintiendo, ofreciendo favores sexuales, por recomendación, sobornando, traicionando al amigo o haciendo brujería).
—¿Y por qué vas a despreciar a esa suerte que te dio un trabajo, si aún no te ofrece una nueva oportunidad?
—…
 
Así las cosas, no es que la Osha o Ifa les deje en la pobreza, es que la gente renuncia a lo que tiene, y a lo que es, su esencia, para someterse a una religión caprichosa en la que ni siquiera tratando de sobornar a los Orishas (a través del ebboe, insisto), se obtendrá lo que se quiere.
 
Va de nuevo:
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2013/07/las-mentiras-de-la-santeria-1.html?m=1
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2017/07/si-se-puede-dejar-la-santeria.html

24 de noviembre de 2023

El presidente mexicano ofendió a sus Chamanes


En el año 2018 Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegó a la presidencia de méxico con un capital político impresionante: ganó con 63.5 % de los votos y obtuvo mayoría en ambas cámaras legislativas, causando revuelo en el planeta al ser acusado por la prensa, radio y tv mundial como “populista, nacionalista y socialista”, advirtiendo que en breve seríamos una catastrófica réplica de Venezuela.
 
Su victoria fue vista desde una óptica diferente por los mexicanos, destacando los pueblos originarios, quienes creyeron las promesas que el presidente electo hizo sobre “dar atención especial a los pueblos indígenas”.
 
Es así que el 1° de diciembre de ese 2018, en la plancha del Zócalo lleno de seguidores, se realizó la ceremonia de entrega a AMLO del llamado Bastón de mando de manos de Carmelina Santiago y Longino Hernández, delegados de 68 pueblos indígenas, originarios y afro-mexicanos más importantes del país, quienes le hicieron comprometerse a “mandar obedeciendo al pueblo”.
 
Para aquellos que aún creen la leyenda de que los españoles erradicaron la mexicanidad (tras el genocidio de indígenas para saquear a su gusto las riquezas naturales, tesoros culturales y espirituales del país), les tengo noticias: en cuanto se tuvieron las primeras noticias del exterminio, numerosas tribus nombraron “Guardianes” (de sus respectivas culturas milenarias), mismos que hasta la fecha las mantienen intactas gracias a sabios Chamanes (no olvidarse de esto al continuar con la lectura).
 
Así, el hecho de que la principal Coordinadora de los pueblos indios hiciera pública su confianza al nuevo presidente, habló de un hecho sin precedentes no solo por ser la primera vez que un gobernante mexicano lo recibe, sino porque lo reconocieron como su “auténtico líder”.
 
Para los interesados: el ritual para entregarle el Bastón de mando tuvo más actuación que respeto a las tradiciones indígenas, lo cual se aprecia en el incumplimiento del primer acto (se lleva a cabo durante el equinoccio de primavera), antes de llegar a la ceremonia principal, tampoco se aludió al tema de la reconciliación entre culturas (fundamental para los indígenas), y en algunas partes se incluyó a Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa, cuando la ceremonia atañe en exclusivo al nuevo mandatario.
 
Lo anterior no quiere decir que el rito carezca de validez, mas como en muchas tradiciones ancestrales, hay formas obligatorias que deben cumplirse y no abusar del fast track rápida ni caer en la doble moral.
 
Si acaso Andrés Manuel, tras 5 años como presidente, cumplió su promesa de “dar atención a los pueblos indígenas”, es algo que no se abordará en este texto, pues más que cuestionar su palabra empeñada lo que destaca en este contexto es algo más grande que no cumplir una promesa: realizar una ofensa.
 
Todos saben que AMLO es un político astuto, lo que no lo hace un buen gobernante, algo que ha quedado en evidencia al no ocultar su ególatra proyecto transexenal para concretar sus reformas estructurales y administrativas necesarias para hacer realidad “el país ideal que dibujó en su cerebro”, y para conseguirlo está imitando a presidentes que ya lo intentaron antes, como Porfirio Díaz Mori y Plutarco Elías Calles, para lo cual es necesario dejar a un sucesor ignorante, mediocre y dócil.
 
Así, por ejemplo, si Porfirio Díaz se alternó en la presidencia con Manuel González y Elías Calles manipuló a Emilio Portes Gil, Andrés Manuel, tras un amañado proceso de elección interna en su partido MORENA, como primera etapa seleccionó a Claudia Sheinbaum Pardo.
 
La segunda etapa que evidenció sus ansias fue transferir el Bastón de mando a la que, asegura, será su relevo, entrega que no tiene validez tradicional porque López Obrador no es Chamán, no representa a los 68 pueblos indígenas, solo fue depositario temporal del bastón, no consultó con nadie la trasferencia y ni mucho menos es vocero de los 127 millones de habitantes del país.
 
Para acallar las protestas por la manera fraudulenta en que Claudia fue impuesta como candidata, AMLO intentó imitar el espectáculo con el que lo recibió, montando una escenografía en la que ni siquiera cumplió con el requisito de realizarse en el Zócalo, celebrándolo en el restaurante-bar “El Mayor”, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en donde además convirtió el Bastón de mando tradicional en el Bastón de mando de la Cuarta Transformación (¿?).
 
Tras la nueva actuación, el líder indígena y Chamán Santiago Ortela Sarmiento, representante de los 68 pueblos indígenas, reclamó a AMLO haber cedido el Bastón de mando a Sheinbaum sin el protocolo tradicional, acusando que la entrega representó: “a los 68 pueblos originarios de México mediante una ceremonia sagrada olmeca, el primero de diciembre de 2018, en la Plaza de la Constitución, al inicio de su mandato como presidente de la República mexicana”. 
 
Ortela acusó que el báculo: “no es cualquier instrumento y no se debe usar, como he visto en las redes sociales, sin el consentimiento de los guardianes de las tradiciones sagradas. Es una ofensa para nosotros”, aclarando que: “se debe regresar mediante un ritual sagrado para cerrar el ciclo a los representantes que se lo entregaron en tiempo y forma”. 
 
Reiteró que el bastón: “es un instrumento sagrado de conciencia, una conciencia para llevar al ser humano a una conciencia evolutiva para vivir en paz y en armonía con nuestra madre naturaleza. El bastón debe sacralizarse pidiendo permiso a los abuelos de las tradiciones sagradas, a los guardianes del universo y los centros ceremoniales ancestrales”. 
 
Indignado puntualizó: “Ahora que culmina su mandato, el cetro sagrado deberá colocarse en una vitrina especial dentro de Palacio Nacional. La persona que asumirá el mandato del nuevo ciclo recibirá el bastón de igual forma cumpliendo con la ley de reciprocidad de nuestra cultura, dar y recibir agradeciendo a los guardianes de las tradiciones sagradas”. 
 
AMLO se defendió diciendo que no transfirió el mismo bastón que le fue otorgado, afirmando que el nuevo: “Me fue entregado por una comunidad, no quiero mencionar de qué región, etnia, cultura. Pedí la autorización para que ese mismo bastón lo entregara yo a quien ahora dirige nuestro Movimiento. Y me lo autorizaron, no lo mandé a hacer. Me lo entregaron en una comunidad indígena”.
 
Está afirmación es de risa loca, cuestionable en muchos sentidos y da pie a preguntas que, obvio, López Obrador no respondería porque su estilo es precisamente hacer lo que se le antoja sin dar explicaciones a nadie.
 
Sí, aceptemos que tiene razón cuando afirma que no es el mismo bastón que él recibió que el que entregó a su sucesora: el suyo tiene con un reptil rodeado por un marco con dientes, mientras que el de ella posee un ave con un diseño circular, pero es su afirmación lo que hace evidente que la trasferencia fue una farsa para adelantarse en su obsesión de imponer a Claudia mientras al mismo tiempo realiza movimientos de piezas que está haciendo en su muy particular ajedrez político.  
 
Más allá de esto y de los sucesos que ocurran en el país antes del 2 de junio de 2024, día en que se realizarán las elecciones presidenciales, la tercera fase del plan de AMLO será realizar una elección de estado donde hará todo lo posible para imponer a Claudia como presidenta entre las que se puede incluir un fraude electoral.
 
Regresemos a los “Guardianes” señalados en el inciso 2: en el medio chamánico se tiene claro que la ofensa de AMLO no se limitó a los 68 pueblos originarios de México, incluye a los Depositarios de las culturas milenarias, pero además, lo que para nosotros es una ofensa común, para ellos “es un insulto, un agravio, no solo para todos aquellos (indígenas o no) que durante siglos han caminado sobre estas tierras y contribuido a la conservación de la milenaria espiritualidad de este país”.
 
En la cosmogonía chamánica prehispánica se coincide en afirmar que la Tierra es un ser vivo, con conciencia y a la que no le es ajena lo que hagan o dejen de hacer sus habitantes.
 
Las creencias indígenas afirman que “los tiempos del planeta y la justicia son diferentes a los que han establecido los seres humanos para tratar de controlar todo aquello que le rodea”, de ahí que los Chamanes mexicanos hasta ahora solo hayan hecho pequeños señalamientos tras sentirse ofendidos y traicionados por López Obrador, dejando en “La madre tierra” lo que ella decida para limpiar el agravio.
 
Tratándose de los herederos de la riqueza espiritual de este país, la discreción de los Chamanes debería ser más preocupante que cualquier reacción virulenta con la que estamos acostumbrados a tratarnos entre los mexicanos, porque lo poco que digan no debería minimizarse, como el hecho de que definan a Claudia Sheinbaum Pardo como la nueva Malintzin (o La malinche, estereotipo de traición para la mayoría de los mexicanos), no solo por ser de origen extranjero, sino por su actitud ignorante, débil, mediocre y dócil ante los caprichos de AMLO.
 
Lo que siga para Andrés Manuel López Obrador es una incógnita, pero no se necesitan más de dos milímetros de cerebro para darse cuenta que la sucesión presidencial se le está complicando, la estabilidad del país se le está yendo de las manos, y, sobre todo que los cimientos de su proyecto de nación pueden ser derrumbados tal como hizo el huracán Otis con Acapulco, lo cual, entre otras cosas lo estarían orillando a canalizar recursos para su reconstrucción, dinero que él ya tenía contemplado repartir entre “los pobres” para comprar su voto a favor de la Malitzin en las elecciones de 2024.

5 de noviembre de 2023

Acapulco

 


1.

—¿Qué opinión tienes sobre lo que sucedió en Acapulco? me interrogó  Alejandra mientras su marido colocaba ante mí la segunda cerveza de la tarde.

 

Mi esposa y yo habíamos aceptado la invitación del matrimonio a comer aquel 2 de noviembre, aprovechando que era día de asueto en todo el país.

 

—¿A qué te refieres? — cuestioné su ambigua pregunta — ¿Al huracán Otis que arrasó con la bahía Punta Diamante o a los 2 terremotos que ocurrieron al mismo tiempo y que la prensa minimizó al definirlos como “temblorcitos”?

—A todo… por ejemplo una explicación espiritual — atajó.

—“No te desesperes demasiado si ves que se destruyen cosas hermosas, si las ves perecen. Porque las mejores cosas siempre están creciendo en secreto” — dijo Jorge, su esposo.

—Vaya, jamás imaginé que podría encontrarme en este país a alguien que citara a Ben Okri — exclamé emocionado, sin embargo, a su mujer aquello no le interesó.

 

2.

Mucha tinta ha destilado numerosos analistas por la “destrucción” que provocó el huracán Otis en Acapulco. No suelo ponerles atención porque la mayoría destila una cizaña contra el actual gobierno de izquierda, en la que la mayoría, por suerte o desgracia, se quedan cortos al momento de acusarlo o defenderlo.

 

Por suerte hay excepciones como la de la escritora Sabina Berman, quien publicó un texto titulado “Otis, la mentira de Loret, la gente”, en el que si bien no se adentra en el tema de la mezquindad humana, relata cómo la sencillez de la sabiduría indígena le permitió salvar la vida ante los embistes del fenómeno meteorológico.

 

Hay otros, como el historiador Héctor de Mahuelón, que siempre pone el acento donde debe ir cuando se trata de evidenciar la sordidez de los mexicanos en momentos de desgracia.

 

En su escrito titulado: “Acapulco, el Apocalipsis de una ciudad”, afirma: “En Acapulco vino primero la devastación del huracán. Ahora está en marcha la de la rapiña. Se llevaron hasta la silla del mostrador, dice un hombre frente una miscelánea completamente saqueada. Walmart, Coppel, Sams, Soriana, Elektra. Todas tienen los vidrios rotos. La gente sigue buscando entre los anaqueles vacíos y algunos cargan incluso con los anaqueles vacíos. La avalancha cayó sobre Home Depot y Office Depot. Fueron saqueadas tiendas de empeño. Un centro de distribución Telcel está ahora completamente vacío. De los Oxxo, no quedó uno vivo: por la noche, en la Zona Diamante, alguien fue a avisarle a una patrulla de la Guardia Nacional que tres hombres se estaban llevando incluso la caja fuerte”.

 

Días después, Mahuelón señala en otro texto: “En las largas horas de parálisis gubernamental, la rapiña vació Acapulco. Hoy, frente al panorama de tiendas y negocios completamente saqueados, y con casi la totalidad del puerto en absoluta oscuridad, decenas de colonias y fraccionamientos están poblados de fogatas y barricadas. Es el escenario de una película futurista … Los vecinos han tenido que organizarse para impedir que las muchedumbres que deambulan por el puerto buscando qué saquear lleguen hasta sus domicilios … hacen guardia las 24 horas, armados con palos, tubos, machetes, linternas”.

 

3.

—La gente recibe a cuentagotas comida y agua, tiene hambre y sed — quiso justificar la mujer los saqueos repitiendo, sin cuestionar, el insulso discurso de la radio y la televisión.

—Coppel es una tienda que vende muebles y ropa — protesté — Home Depot y Office Depot artículos de oficina, Elektra electrodomésticos y Telcel teléfonos celulares. Nada de lo que ofrecían esos comercios es comestible, pero para los mexicanos todo lo que resulte de una explosión, terremotos, actividad volcánica, incendios, inundaciones, derrumbes, accidentes, contaminación con sustancias peligrosas, avionazos e incluso por sabotajes, es la mejor oportunidad para robar.

—Comienzo a entender tu opinión sobre el desastre.

—No te la he dado — aclaré y mostré a Jorge mi botellín de cerveza vacío.

 

4.

Jonathan Ruíz escribió “¿Pero queremos que Acapulco vuelva a lo de siempre? El turismo ya no da. Hasta ahora parte de su gente fue tentada por actividades delictivas y en los montes de Guerrero hay familias que siembran plantas para producir opioides”.

 

Pablo Hiriart, de quien no comparto sus opiniones y nos hemos enfrascado en rudas polémicas, señaló: “Otis develó, de manera terrible, las consecuencias de una suma de errores garrafales en la conducción del país, que no llamaban la atención porque no se hacían tan visibles como ahora. Dejar hacer y dejar crecer a los grupos criminales, e incluso brindarles protección, los fundió con las autoridades estatales y municipales. Son una y la misma cosa. En cada región o municipio guerrerense manda el que tiene más pistoleros y es más salvaje”.

 

Mientras que Luis Carlos Ugalde advirtió: “Salvar a Acapulco es salvar a Guerrero de la ingobernabilidad. Si no se atiende el futuro económico de la entidad, puede haber estallidos sociales. Guerrero ha sido escenario de problemas sociales agudos en las últimas décadas, desde la guerrilla de los años setenta hasta Aguas Blancas, Ayotzinapa y el control cada vez más férreo del crimen organizado”.

 

5.

—¿Y…? — reiteró en su provocación.

—¿Has leído la novela “Huatulqueños”, de Leonardo da Jandra?

—Sabes bien que no me gusta leer — recordó Alejandra — a este sí — señaló con innecesario desdén a su esposo, quien ocasionalmente publica cuentos cortos sin asumirse como escritor profesional.

—Trata sobre cómo las ambiciones de los inversionistas turísticos, solapados por el gobierno, pasan por encima del respeto a la naturaleza.

—Huatulco está en Oaxaca.

—Lo que narra sobre Huatulco es un ejemplo de lo que sucede en las grandes reservas ecológicas que tenían las costas del país, en la década de los ochentas, donde en unos pocos años se destruyeron miles de hectáreas selváticas para construir complejos turísticos.

—Lo tuyo es darle vueltas a un tema cuando no quieres responder.

—Si lo hiciera ya estaría mareado — me burlé — te estoy dando elementos para que entiendas mi respuesta — ironicé de nuevo.

—¿Eso de la novela en Huatulco qué tiene que ver? — cuestionó — la gente está sufriendo en Acapulco.

—Ya casi llego a la esquina donde tienes toda la vida esperándome — me embromé otra vez — el área afectada por el huracán Otis corresponde a la llamada “Punta Diamante”, la zona más nueva y con mayor inversión del puerto de Acapulco, la cual incluía hoteles, complejos residenciales, villas privadas y condominios de lujo, así como deportivos, centros comerciales y restaurantes propiedad de políticos y empresarios que no respetan nada con tal de obtener dinero.

—¿Entonces…? — insistió en sonsacarme.

—Tienes que saber diferenciar entre quiénes son los perjudicados: ¿los millonarios que vieron afectadas sus inversiones o las 200,000 personas que trabajaban en el sector turístico con bajos salarios o en el comercio informal?

—¿Me vas a responder? — me cuestionó con desespero

—Para hacerlo prefiero remitirme a las fotografías que publica la prensa sobre la zona siniestrada. Son de hoteles convertidos en cascarones, pero con millonarios seguros que cubrirán hasta el último peso que se requiera para reconstruirlos: de esas imágenes es de lo único que se habla, no de lo que se vive detrás del monte, como escribió atinadamente Sabina Berman en su reseña...

—¡Carajo contigo! — gritó.

—… así que ante tan contradictorio escenario — dije con su misma ambigüedad — debo decirte que comparto el comentario del Papa Francisco cuando dijo estar “Profundamente apenado por las víctimas del huracán Otis en Acapulco”.

 

Alejandra me miró con suspicacia y permaneció en silencio hasta que soltó una de esas risitas que insinúan haber “entendido” algo que no significa nada bueno ni mucho menos correcto hacia el interlocutor.

 

—Yo sólo esperaba que explicaras por qué Dios se ensañó con los habitantes de Acapulco, pero al contrario, me hiciste recordar una frase: “Al final resultó que no es la vida la que me quedaba grande, fuiste tú” — se burló.

—Es el efecto que provoco — respondí antes de que me diera un ataque de risa por la seriedad con la que se tomó nuestra conversación.

 

Me miró con extrañeza al tiempo que su esposo la veía con dureza, ella se puso de pie, fue a la cocina, volvió con más cervezas y avisó que en breve “el pozole” estaría listo. Mi esposa fue tras ella para ayudarle con los preparativos.

 

6.

Varias cervezas después, mientras comíamos, Alejandra volvió al tema.

 

—Te lo preguntaré de otra manera: ¿por qué Dios se enfureció con los habitantes de la costa de Acapulco?

—No se enojó, Dios es simplemente es un cabrón al que le gusta ensañarse con la mayoría de los seres humanos — contesté y solté una carcajada.

—Eso no es gracioso — protestó.

—Si no tienes sentido del humor, obvio no lo será.

—Es la última vez que te pido me des una explicación espiritual.

—Espiritual no la hay, bueno, sí, ya te la dije, Dios es cabrón, pero no necesitas tratar de entender lo que él haga o deje de hacer contra nosotros, vete un poquito más abajo, al nivel de los mortales: antes de construirse Punta Diamante se realizaron estudios sobre el impacto ambiental y el cambio climático que provocarían las obras, no solo en esa parte de la costa, sino en todo el país, pero el gobierno y los empresarios desdeñaron las advertencias. Así que no puedes culpar a Dios, sino a la corrupción y la ambición de la gente…

—¿Qué tipo de recomendaciones? — se interesó.

—A partir de escenarios los investigadores sugirieron fortalecer lo que llaman infraestructura de anclaje para evitar daños a construcciones y derrumbes que podría provocar el golpe de olas de hasta 10 metros, deslaves, vientos excesivos y obviamente lluvias tempestuosas…

—Pero… — quiso interrumpirme.

—… también propusieron obras para proteger redes de electricidad, gas, agua y telefonía — la ignoré — así como montar un sistema de alerta temprana para tomar decisiones, pero los corruptos funcionarios y los empresarios ambiciosos se negaron a escuchar, así que ellos son los verdaderos responsables de lo hizo el huracán Otis.

—Pero…

—Ahora bien, si tú, Alejandra, quieres una frase espiritual como respuesta a esta mal llamada catástrofe natural, te diré: “Nunca escupas al celo”.

—¿Y los terremotos de los que nadie habla?

—Fácil, un aviso de lo que viene, Acapulco es un reflejo de todo México.



22 de octubre de 2023

El altar de muertos no es una ofrenda

 


1.
Como sucede semanas antes del ceremonial del “Día de muertos”, suelo recibir mails con preguntas sobre su significado, cómo atender a los desencarnados durante los tres días que dura “su visita” y otros detalles que siempre trato de responder a través de textos en el blog.
 
Sobre el tema en particular se han publicado numerosas entradas, entre las que destacarían:
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2020/10/a-proposito-del-dia-de-muertos.html,
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2016/10/el-dia-de-muertos-no-es-una-celebracion.html
 
e incluso
 
https://basurerodealmas.blogspot.com/2019/10/dia-de-muertos_30.html.
 
Sin embargo, en estos días recibí correo electrónico de una lectora que me preguntó por qué un altar dedicado a los difuntos debe incluir tres niveles, mientras en otro, un lector, me interrogó sobre si es lo mismo montar un altar en casa y llevar ofrendas al cementerio.
 
2.
Interesantes preguntas.
 
3.
Acerca del cuestionamiento de la lectora diré no debemos olvidar que culturalmente nuestro país es resultado de una traumática simbiosis que hicieron los españoles al conquistar y colonizar méxico, de ahí que muchas prácticas religiosas se fusionaran para dar pie costumbrismos que perduran hasta nuestros días, como es el festejo católico “Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos” y tradiciones como la creencia ancestral en “Los 4 destinos”, “Yohualcalco” o en la práctica de ceremonias como “La comida de las ánimas”, "Danza de los diablos", “La Alumbrada”, “El levantamiento de sombra” o el impresionante “Limpia de Huesos”.
 
Lo anterior es necesario para explicar por qué un altar de muertos bien montado tiene 2 o 3 niveles (7 para los que saben su significado esotérico tras la evangelización de los indios), lo cual tiene un origen indígena (originalmente iba desde 5 hasta 9 capas o regiones).
 
Si se trata de 2, es porque se representará la separación entre la tierra y el cielo, lo humano y lo espiritual, por decirlo de una forma sencilla;
Si se hace con 3 es porque se simboliza la tierra, el limbo y el cielo;
 
Si se hace con 7 se alude a las siete puertas del alma que debe abrir el espíritu de la persona para salir del “purgatorio” (también llamado “limbo”) y poder tomar consciencia de su nuevo estado etérico.
 
Obviamente, si el altar consiste en 3 categorías, pero se quiere representar los 7, las ofrendas que se colocarán en el primero serán las siguientes:
 
- Tratándose de las espirituales (herramientas que usarán durante su transición espiritual como cruces, inciensos o agua), en la base se incluirán las 3 primeras de los 7 niveles.
 
- Con respeto al segundo se ofrecerán las dádivas (aquellas que degustaban en vida como alimentos, pan, bebidas, tabaco y dulces), y contendrán los siguientes 2 de las 7 jerarquías.
 
- Finalmente, en el tercero se pondrán las representaciones de los antepasados, necesarias para su lucificación (fotografías u objetos personales), mismo que contendrán los 2 últimos de los 7 rangos.
 
Las veladoras pueden colocarse en cualquier nivel, pero el número de ellas siempre debe ser en múltiplos de 3 hasta llegar al total de 9.
 
Si alguien opta por montarlo con 9 niveles, es porque sabe que se deben considerar otros aspectos para la distribución, como el motivo de la muerte del antepasado y que para quienes no sean familiares (como el caso de amistades), también deberán un orden.
 
Es fundamental recalcar lo siguiente: desde hace unos 5 años los mexicanos, dados a alterar practicas espirituales a partir de caprichosas ocurrencias, han incorporado a sus mascotas en el altar del Día de muertos, (a través de fotografías, juguetes, correas y demás), lo cual no debe hacerse bajo ninguna circunstancia (ya volveré al tema en la siguiente entrada), so pena de hacer del ceremonial un encontronazo kármico. 
 
El uso del cempasúchil debe ser el siguiente: una vez que se ha deshojado la flor naranja (representando al sol, esto es la luz) se usará para formar los caminos y paralelo a ellos, por dentro, la de color morado, que servirá para mutar su transición espiritual. Sobre este punto también es esencial que en altar se queme copal como parte de una purificación del astral de los antepasados.
 
4.
Quedando claro que montar un altar y la colocación de las ofrendas y demás objetos debe hacerse por etapas y bajo un orden preciso (por ejemplo, colocar las imágenes de los fallecidos en el nivel superior conlleva, entre otras cosas, elevar su nivel vibracional), todo en su conjunto convierte al baldaquín en un portal dimensional, ¿o por dónde cree el lector que llegan (y se irán tres días después) los antepasados una vez que hayan degustado de las atenciones que preparen sus familiares?
 
En este sentido, sobre la duda del lector diré que su pregunta es más interesante de lo que se cree, y para contestarla me remitiré de nuevo al tema del altar.
 
Si el altar es un portal dimensional que requiere de una preparación especial, imagine el lector los peligros que conlleva montar uno en un cementerio, riesgos por lo cual recomiendo ampliamente leer la apertura de portales que hizo el ocultista Aleister Crowley a través de rituales mágicos llamados ”Trabajos de Amalantrah”.
 
Así, ¿qué tipo de entidades creen que entrarían a nuestra dimensión si se abren portales en un cementerio? Un altar activado en una casa conlleva una finalidad en concreto, razón por la cual se tiene control sobre él, pero fuera de la casa adquiere otras connotaciones sobre las cuales su manejo se puede salir de las manos.
 
Es entonces que la respuesta es NO se deben montar altares en un panteón, aunque sí se pueden entregar ofrendas sobre las tumbas siempre y cuando se eviten en números de tres y dejando por fuera, obvio, el número 9.
 
Si se llevan flores que sean blancas (de preferencia claveles) y si se ofrenda cempasúchil, que sean color naranja, en ramo y nunca se deshojen. No se lleva alimentos preparados por los familiares y en lugar de veladoras usen velas, entre las recomendaciones principales.
 
5.
Ahora, ¿qué sucede con los vivos y los desencarnados si no se cumple, por llamarle de alguna manera, con estas exigencias (al montar el portal), entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre?
 
Mucho, pues el Día de muertos es un ritual en el que se mueven energías que, aunque no las percibimos ni manejamos adecuadamente, dejan amarres sueltos, fragmentos de esa baja vibración, que lejos de liberar del peso a los desencarnados por su condición etérica, no solo los atan más a los vivos, sino que incluso pueden convertirse para ellos en obstáculos y enfermedades hasta el siguiente año, en que muertos y vivos se reencuentren.  
 
Si bien esto no impide que nuestros antepasados se presenten para “disfrutar” de su ceremonial, atraídos por la tristeza y el dolor de los vivos que aún los extrañan (recordemos que las emociones son energía y esta se convierte en “luz”).
 
Sobre esto, escuché decir a un Muertero durante el ceremonial que realizan los moradores de San Andrés Mixquic, en Tláhuac, y al que asistimos en 2022: “los antepasados se buscan un lugar para mantenerse vigentes, mientras que los vivos siempre consiguen ofrecerles uno”.