21 de diciembre de 2022

Cerrándole la puerta en las narices a 2022

 


Si entre los lectores del blog hay buenos observadores, pudieron notar que este 2022 fue el año en que menos textos se publicaron en el blog Basurero de almas, desde sus inicios, cuando se subió la primera entrada, el 12 de octubre de 2012, con el título “Diles que son cadáveres”.
 
Sí, este año se publicaron solo 28 con respecto a 2013, año en que se alcanzó el máximo con 54, lo que deja claro que el número ha ido disminuyendo de forma permanente. Y sí, también este 2022 fue el décimo aniversario del blog, algo de lo que no hubo gran festejo.
 
Justificaciones para los dos casos podría haber suficientes, porque en realidad este año fue muy apático en muchos sentidos, pero la verdad es que la única razón que hay es que tengo cosas más divertidas que hacer.
 
Entre la más entretenidas fue terminar mi séptimo libro, el cual, como adelanto, les comunico que no tiene nada que ver con desencarnados, curanderos ni mucho menos santeros.
 
Sobre ello puedo compartirles dos historias alternas: una, tenía material de sobra para escribir un tercer volumen sobre el tema y publicarlo de inmediato, tras “Muertero”… otra, hay un texto ya iniciado de una biografía sobre el Curandero Felipe, sin embargo, concretar el primer proyecto me dio flojera, y el segundo, también, así que opté por reinventarme en términos literarios e incursionar en otro género.
 
¿Género? Sí, esto tiene un par de interesantes conversaciones con mi agente editorial cuando en una video-entrevista señaló que lo mío es la literatura de “terror”, a lo que le señalé que no, era “sobrenatural” y expliqué la diferencia entre las dos, pero lo mejor vino después, cuando alegremente definió como libros exóticos “Mi vida con los muertos” y “Muertero”, lo cual, hasta la fecha, meses después de que lo escribió a través de un whatsapp, me sigue provocando ataques de risa.
 
Como sea, volviendo al tema de “incursionar en otro género”, como se lo dije a un amigo, tiene una explicación: muchos visitantes del blog, lectores de mis libros y numerosas amistades no toman en cuenta que antes que religioso o practicante de alguna espiritualidad de origen extraterrestre, soy escritor, y ante eso no hay nada como alimentar el alma como es correcto, haciendo lo que a uno le gusta.
 
Lo que sí quiero compartirles que, irónicamente, aunque algunos lectores podrían pensar lo contrario, este año ha sido uno en los que más aprendizaje espiritual he tenido en mi existencia, mismo que, aunque aún no termine de compartirlo a través del blog, ha sido impactante al grado de que puedo afirmar que hay un antes y un después en mi vida espiritual a partir de este 2022.
 
Si bien es cierto que el título de esta entrada, “Cerrándole la puerta en las narices a 2022”, está mal escrito (solo tenemos una nariz), decidí publicarlo así porque es una de las maneras en que nos referimos en mexiquito cuando una situación se termina de manera unilateral.
 
Hay una canción de los inigualables Sex Pistols, la banda punk, en cuya letra aclaran sabiamente: “Cuando no hay futuro, cómo puede haber pecado”, y sí, cómo no sabemos qué le depare el 2023 a la humanidad, he decidido darle con la puerta en las narices a este agonizante 2022 y disfrutar de las vacaciones de fin de año.
 
Gracias a todos aquellos que siguen en el tren que va hacia la evolución espiritual, y también gracias a los que se bajaron, pues como dice el proverbio: "Entre menos burros, más olotes", que dicho en otras palabras significa que mientras menos personas haya en la repartición, más cantidad le toca a cada uno.
 
Felices festejos decembrinos para todos y recuerden que la principal enseñanza que nos dejó este 2022 es que la evolución espiritual es individual.

14 de diciembre de 2022

Ganadora de concurso

 
Por iniciativa de mi gente editorial, Eva Fraile, a principios del mes de agosto, se convocó en redes sociales a con concurso de reseñas sobre los dos últimos de su servidor: “Mi vida con los muertos” y “Muertero”, con motivo de la celebración del día de muertos.
 
He de decir que la respuesta fue mayor a la que yo esperaba, pero, sobre todo, interesante por la manera en que la gente ajena al tema de los desencarnados, considera los dos textos como literatura de terror.
 
Así, tras dos meses, el plazo se cumplió y la ganadora del concurso fue Eva, bookgramer de “parrafosenlaluna” en Instagram y originaria de Castellón, quien escribe interesantes críticas sobre libros de los más variados temas en esa red social.

Finalmente, el premio consistió no solo en los ya citados “Mi vida con los muertos” y “Muertero”, sino que incluyó dos libros más: “El cuervo", obviamente de Edgar Allan Poe y “La misteriosa ley” de Alejandro Schittino.
 
¡Felicidades a la ganadora y gracias por tus palabras!
 
Contacto: https://www.instagram.com/parrafosenlaluna/




 

 

25 de noviembre de 2022

La desencarnada ya no existe

 


1.
Me contactó por mail y su solicitud no tenía nada de especial: solicitaba la atendiera para contactar con el alma de su madre. La dejé pasar pues para eso existen los médiums, además de que lo mío ya es desatenderme de lo que tiene que ver con el mundo espiritual: hay cosas más divertidas que hace, mas ella insistía enviando mails cada semana, mínimo.
 
Llegó un punto en que iba a marcar sus correos como spam, más la tarde en que lo haría recibí una llamada de Tania, Mayombera y vieja conocida nuestra, pidiéndome atendiera a su amiga, la persistente autora de mails.
 
Es íntima mía — quiso presionarme.
—Me vale una fumada si te acuestas con ella — advertí.
—No seas cabrón — protestó — me refiero a que Rosa y yo nos conocemos desde que éramos niñas — y agregó — soy Yaya… no puedo ser gay.
—¿Por qué los religiosos buscan chantajearme para que atienda a sus amigos? — me quejé, pero tras un par de minutos de ruegos acepté más que nada porque con videncia descubrí que el caso era interesante.
 
2.
Llegué puntual al “Café Levanta Muertos” (¿ironía de Rosa?), ubicado en la colonia Del Valle, lugar que propuso y donde ya estaba esperándome, lo cual siempre es una mala señal pues deja claro que la persona cree que lo suyo merece más importancia en la vida que cualquier otra cosa.
 
—¿Rosa? —pregunté pese a que habíamos acordado que para identificarla ella llevaría un (irritante, para mi gusto), vestido color morado.
—¡Hola Rachid! — saludó efusiva, pegó un brinco, salió a mi encuentro y me besó en la mejilla.
—Hola — respondí y de inmediato sentí aversión por ella: no me gusta besuquearme con desconocidas, así que en lugar de sentarme a su lado lo hice en la silla de enfrente.
—Te recomiendo el café capuchino y el pay de queso con salsa de zarzamora — dijo en el momento en que la mesera se acercaba.
—Un café americano y pastel de zanahoria — la ignoré pensando que el extremo de “amor a primera vista” podría ser “repulsión a primera vista.
 
3.
—Tu blog me gusta mucho, sabes mucho de Santería y temas espirituales.
—Me lo dicen todo el tiempo — bostecé.
—Supongo, por eso me dijo Tania que no me anduviera con formalidades ni adulaciones, pero no sabía por dónde empezar.
—Comenzaste mal, entonces.
—Y también me dijo que eres un cabrón.
—No lo soy, para mi la gente cabrona es la que va por el mundo buscando cómo joder al prójimo — aclaré — y eso no es lo mío, al contrario, me caga que “me toquen los cojones”, como dicen los españoles.
—Entonces habría que buscarte un sinónimo de cabrón.
 
La observé y confirmé su antipatía, lo que se acentuaba por su pretenciosa vestimenta y joyería, su chillona voz, a la cual agregaba un alto volumen al hablar que la dejaba al borde del grito, pero lo más irritante era que se notaba que vivía bajo una eterna dosis de simpleza mental.
 
4.
—Mi madre murió hace un año — comenzó…
—Deja descansar a los muertos — la interrumpí.
—No puedo — dijo y sus ojos se humedecieron — tuve una mala relación con ella y quiero que hagamos las paces antes de que…
—Sí, antes de que tú también mueras… ¡mierda!, ¿por qué no lo hiciste en vida?, ¿por qué te arrepientes hasta ahora?
—Ya tuve el honor de escucharte decirlo…
—¿Qué…?
—“Mierda”… lo escribes mucho en tu blog y en tus libros cuando aceptas consultar a gente en alguna cafetería… y suena taaan sexy.
 
5.
—He leído en varias páginas web que cuando un familiar querido muere sientes su presencia — siguió — da señales de que está contigo.
—Si no la sientes es que no quiere saber nada de ti — me adelanté.
—Ante la indiferencia de mi mamá Tania me consultó con su Nfumbe, pero su respuesta fue confusa.
—Ya te lo dije, estará enojada — bostecé de nuevo — sería mejor que lo dejaras así porque es capaz de aparecerse para buscar venganza… y no creo que quieras conocer a un desencarnado encabronado.
—Busqué a una Médium y dijo que no podía contactarla — me ignoró — luego con una Espiritista e indicó que no respondía a sus invocaciones.
—Vaya — en cuanto dijo eso, ahora sí, captó mi atención.
—Un par de estafadoras: no consiguieron traerla y aun así me cobraron.
—Vaya — repetí.
—Eso de “vaya”, también suena sexy — señaló.
—Cuéntame sobre los aspectos más importantes de la vida de tu madre y por qué se llevaban tan mal.
—Tania me dijo que eras vidente — protestó.
—Mierda, ¿por qué la gente siempre se queja de lo mismo?, ¿por qué todo el tiempo debo aclarar que cuando hago preguntas es para abrir puentes astrales y empezar a ver el trasfondo del problema?, lo digo en mi blog, así que si lo has leído, cómo dices, deberías de saberlo.
—Dices mierda de una manera tan sensual — dijo mordiéndose el labio superior — deberías escribir poesía erótica en lugar de libros sobre espíritus chocarreros.
—Una insinuación sexual más, me levanto y me voy — amenacé.
 
6.
—¿Qué explicaron la Espiritista y la Médium?
—Lo que te dije: la primera que mi madre no respondía y la segunda que no era posible contactarla — repitió y, enojada, agregó — cabronas.
—Fíjate bien lo que haremos: vas a poner tu mano izquierda encima de la mesa y voy a poner la mía encima, pero no empieces con que eso también es sexy — amenacé.
 
Hizo lo que le pedí y en un par de minutos descubrí el motivo por el cual nadie viera a la muerta.
 
—Tienes las manos muy suaves — señaló.
—Mierda, te lo advertí — avisé e hice el intenté de ponerme de pie, más me tomó del brazo para impedirlo.
—Bromita — dijo fingiéndose apenada.
—¿A qué te dedicas? — sentí curiosidad por la manera tan espontánea con que reaccionaba.
—Soy locutora de radio, ¿no te dijo Tania?, ¿no me reconoces? — dijo dirigiendo su rostro hacia al ventanal para destacar con la luz del atardecer no-sé-que de sus facciones: así como era guapa era odiosa.
—No escucho radio ni veo televisión.
—Te felicito: vives en la ignorancia sobre lo que sucede a tu alrededor.
—Leo unos 7 u 8 periódicos diarios, aparte de revistas y algunos blogs, así que ignorante no soy… no me gusta que me digan qué pensar, porque eso hacen las locutoras, como tú, pasteurizar información para ser consumida sin cuestionar, crear opinión pública y desvirtuar la realidad.
 
7.
—Curioso, tus ojos a veces se ven color verde y otras café — dijo sin venir al caso, recargando sus dos brazos sobre la mesa.
—Te tengo malas noticias — la ignoré de nuevo — ni la Espiritista ni la Médium eran estafadoras ni “cabronas”, tuvieron razón, el espíritu de la que te parió no está, lo que no te avisaron fueron los motivos…
—¿Tú también? — me interrumpió lanzando su cuerpo hacia atrás.
—… y nunca, nadie, jamás, podrá contactarla — agregué — así que deja de pagar por algo que nunca conseguirás, mejor arrepiéntete de tus pecados… puedes irte en paz, tu consulta ha terminado — avisé, saqué mi cartera, cogí un billete para pagar mi consumo, lo puse sobre la mesa, me levanté y salí de la cafetería.
 
Comencé a caminar hacía una esquina para tomar un taxi que me llevara a mi casa, más en menos de lo que me imaginé Rosa me había alcanzado para plantarse frente a mi.
 
—No puedes dejarme así — protestó y me la imaginé haciendo ese tipo de dramas a su novio — ya sé que mi madre no está, murió, ¿pero de qué carajos hablas?
—Ese “carajos” suena taaan sexy — me burlé.
—Explícate.
—No tengo por qué hacerlo, no me pagaste la consulta, ni el café ni el pastel, por cierto, bastante mal, así que no estoy obligado a nada contigo.
—¡Eres un cabrón!, no sé cómo es que tienes las manos tan suaves — gritó y varios transeúntes me miraron con desaprobación — explícame.
—No lo entenderías.
—¡Dime! — demandó de nuevo.
—Tu madre volvió a su lugar de origen, ya no está aquí ni en ningún plano espiritual que conozca ningún simple mortal — contesté.
—¿Me puedes dar tu autógrafo? — intervino una jovencita que de inmediato recordé estaba sentada en una mesa a lado de nosotros, ofreciéndole una pluma y un libro abierto en la primera página.
 
Rosa la observó con odio y yo me adelanté a reprobar con la mirada cualquier majadería que se atreviera hacerle, quien, estaba claro, había vencido una gran timidez para acercarse.
 
—Claro, dame tu nombre — dijo la locutora recobrando la compostura, tomó la pluma, escribió una extensa dedicatoria y devolvió el texto.
 
Tras aquello unas cinco personas rodearon a Rosa con la intensión de conseguir el mismo trofeo, aunque algunas habían presenciado la escena y me miraban con odio.
 
—¿Quiere que llamemos a una patrulla pa’que se lo lleven? — ofreció una mujer obesa.
—Cabrón — secundó otra, esquelética y ojerosa.
—Misógino — me acusó un tipo gay.
—Olvídese de él, usted merece algo mejor — insistió la rolliza — mejor deme su autógrafo y lueguito nos tomamos una selfi.
—¡No te vayas! — exigió Rosa garabateando, ya sin fijarse, cuanto libro o pedazo de papel le acercaban.
—¿Acaso no tienes dignidad, “manita”? — intervino el gay — deja que el marico ese se largue.
 
Más gente comenzó a juntarse por el escándalo (y por tratarse de la famosa locutora), así que aproveché para escabullirme. Rosa hizo el intento de seguirme, el gay trató de contenerla, ella lo abofeteó y ello cambió la situación. Alguien pidió una patrulla mientras acusaba a la locutora de homofobia.
 
8.
—¿Así que es cierto? — preguntó mi esposa tras narrarle lo sucedido.
—Sí, pensé que nunca atendería un caso como ese.
—Entonces Zaarah tenía razón.
—Me temo que sí — acepté mientras recordaba la conversación en la que nuestra amiga espiritualista nos explicó ese tipo de posibilidades.
—¿Lo “temes”? — me inquirió — es impresionante adquirir conocimiento de ese tipo, ¿por qué en lugar de explorarlo te preocupa?
—¿Por qué está sucediendo?, ¿por qué algunas almas están regresando a su lugar de origen?, ¿porque evolucionaron espiritualmente, cumplieron con sus 12 reencarnaciones mínimas o porque a este planeta ya se lo cargó la chingada y nos tocará bailar con la locutora de radio más fea?
—¿Viste con videncia a su mamá? — preguntó mi esposa entre risas.
—Sí, es impresionante hasta dónde puede llegar el don.
—¿Y…?
—La señora, su espíritu… cómo te diré… quizá la frase exacta para describirla es: “se veía feliz”… así que seguro ni se acuerda de Rosa.
—¿No hablaste con ella, entonces?
—Iba a hacerlo, pero me di cuenta que su pasado como ser humano ya no existe… así que no tiene, puede y ni debe acordarse que lo tuvo.


8 de noviembre de 2022

A imagen y semejanza

 


En Génesis 1:26-27, el libro de los orígenes, incluido en La Biblia, se señala:
 
26. Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza[a] dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. 27. Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
 
Sin embargo, el propio ser humano se ha encargado de desvirtuar esa creación y se ha convertido en un vulgar garabato que, a estas alturas de la historia universal, ya nada tiene que ver con esa imagen ni mucho menos con la semejanza.

28 de octubre de 2022

Desenterrando brujería

 


1.
Estaba parado frente Rosa, la joven delgada, con ojeras y sin luz en su mirada, paciente a la que mi amiga, la Curandera Raquel, estaba atendiendo en su templo espiritual de una brujería que estaba destrozando su vida y la de su familia
 
Miré que reloj de mi teléfono marcaba las 11:05, Raquel me hizo una señal, comenzó a respirar agitadamente y coloqué el ramo de limpia sobre la cabeza de Rosa. Cerré los ojos y busqué la conexión espiritual con el Guía espiritual de la Curandera.
 
Si bien previamente conversamos durante varios minutos sobre lo que haríamos, aún estaba por verse a quién de sus guías canalizaría, lo cual en unos instantes quedó claro.
 
—Bienvenido seas hermano — saludé.
—Y de esa bienvenida recubro tu mente, espíritu y corazón — respondió y sin dar tregua, avisó — vayamos a buscar ese hechizo que atormenta el alma de la pequeña — me ofreció su mano, lo observé y su bellísima luz azul me maravilló una vez más.
 
Sonrió manteniendo su mano extendida, la tomé, mi espíritu se desincorporó y comenzamos a caminar en silencio.
 
2.
Cuando se está ante un guía espiritual de tal importancia, no caben las conversaciones sosas, nada de: “¿Cómo andas las cosas por allá?”, tampoco “¿Qué cuenta el creador?” ni mucho menos “¿Has visto a Jesucristo, le has preguntado cómo se siente reencarnar?”.
 
No hay necesidad de hablar si ellos no lo hacen.
 
3.
—Pequeño mío, no temas ni dudes de lo que atestiguarás en esta alba bendita — se refirió a mi sin ánimos de minimizarme, lo hacía con tono paternalista — verás situaciones que creerás son distintas a las que has vivido, pero son igual a lo que has trabajado espiritualmente antes.
—Benditas tus palabras, hermano, pero no tengo dudas sobre lo que haremos.
 
Sonrió.
 
Caminamos uno al lado de otro, cruzando algo parecido a una zona desértica en la que la tierra agrietada, los arbustos semisecos y los lejanos cerros me hicieron recordar la sierra del estado de Puebla.
 
—Estás débil, pequeño mío — señaló — deberías tratar de dormir mejor.
—Lo intento, pero…
—… piensas demasiado, tratas de entender tantas cosas… a veces todo — me interrumpió — mas debería quedarte claro que lo que criticas de tus hermanos no es asunto tuyo, lo que sucede en tu mundo, lo que ves y oyes, no lo juzgues porque el creador sabe lo que hace y ni tú ni nadie conseguirá concebirlo.
—Sí, pero…
—Todo tiene una razón de ser… hasta lo que llaman maldad requiere un espacio entre ustedes para actuar.
—De acuerdo — cedí, no porque no quisiera discutir, sino porque cuando hablas con un Guía espiritual no solo lo hacen con palabras, sino también con imágenes mentales que te dejan claro a lo que se refieren.
 
4.
Ahora cruzábamos grandes extensiones de cultivos de sorgo bajo lo que podría decirse “un sol inclemente”, sin embargo, no hacía calor ni había molestia en la piel por los rayos, y en consecuencia, tampoco hambre, ni cansancio tras varias horas de marcha. Y quizá lo más interesante: durante todo el trayecto realizado, y el que aún faltaba, atravesamos diversos paisajes con los más variados climas y nunca nos cruzamos con alguna persona, insecto o animal ni vimos edificación humana alguna, todo era exclusivamente vegetación.
 
Eso sí, el color de todo lo que estaba a la vista era diferente a lo que los seres humanos estábamos acostumbrados a ver, tonos que mostraban su verdadera esencia. Estaba en el mundo astral, la vida paralela que la gente no está interesada en percibir por vivir en las obsesiones y egoísmos de la vida diaria.
 
Miré de reojo al Guía y de nuevo quedé maravillado: era un indio corpulento, de más de dos metros de altura, con ropas aborígenes, anteriores a la época prehispánica. Su cabello era largo, su piel morena rojiza y sus facciones completamente refinadas, nada que ver con lo que pintan en los libros de historia escolares para hacernos creer que nuestros ancestros siempre fueron incultos, chaparros, obesos y lampiños.
 
El mestizaje, siempre lo he dicho, fue una putada.
 
—Seguramente te preguntas, pequeño mío, por qué tenemos que venir desde la choza de la presencia hasta acá a buscar eso que ustedes llaman brujería, cuando podríamos localizarlo con tu videncia y desactivarlo con las artes que nos ha transmitido el Maestro.
—Me lo cuestiono, sí — reconocí.
—Cuando descubres con clarividencia dónde está el trabajo negro, en ese momento pones en alerta a los vigilantes de que vas a deshacerlo, de ahí que en ocasiones los rompimientos no funcionen o que tras deshacer uno de esos hechizos se active otro.
—Entiendo.
—En este tipo de batallas, pequeño mío, el general, cómo lo llamarían ustedes para explicar, está a la espera de que el enemigo llegue surcando los aires, por eso caminamos. ¿Está claro?
—Entiendo — acepté de nuevo.
 
Luego de un largo tramo en silencio, el Guía señaló.
 
—Te noto maravillado — dijo ante mi asombro por la belleza de los paisajes en los que incursionábamos.
—Son hermosos.
—¿Cuándo fue la última vez que tus pasos transitaron por los 7 mundos espirituales? — me interrogó.
—Hace mucho… iba de la mano de Felipe. Yo aún era niño.
—Claro, el Curandero — dijo con una mezcla de ternura y respeto, para luego avisar — algún día conocerás los 10 cielos… tus ojos quedarán atónitos.
 
5.
Cruzamos un llano y llegamos a la entrada de una tupida selva. Sin darme cuenta cómo llegó, pero a lado del guía ya se encontraba un gran perro color negro en actitud alerta.
 
—Invoca a tu explorador — pidió.
—¿Es necesario? — cuestioné.
 
El guía se giró hacia donde yo estaba de pie y me miró con ternura.
 
—Sé que nunca lo has usado, pero ha llegado la hora — señaló.
—No lo necesito — respondí con la mayor de las humildades.
—Los perros, al igual que todos los animales, tienen una función.
—Sí, hacer estúpidos a sus dueños.
—Me refiero a un papel, pequeño mío, una encomienda en el mundo espiritual… por alguna razón tú tienes uno.
—Si estás de acuerdo, usaré el explorador que me fue entregado hace poco — propuse.
 
El indígena asintió sin borrar la sonrisa amable de sus labios. Levanté el brazo derecho, solté un suave silbido y de inmediato se materializó la inmensa ave.
 
Observé al perro. Era hermoso y de una raza que no pude identificar (bueno, tampoco es que me interesen esos jodidos animales). Me quedó claro que al ser un explorador espiritual nunca la adivinaría. Cómo sea, se mantenía erguido y se comportaba seguro, con la cabeza y las orejas levantadas, nada de las actitudes sosas de los perros vulgares, quienes brincan como de un lado a otro y mueven el culo para llamar la atención de su dueño. Este era un ejemplar único.
 
Mientras lo contemplaba el Guía hacía lo mismo con mi explorador, quien blandía ocasionalmente sus alas, como si se las mostrara, no para presumirlas, sino para recibir su aprobación.
 
—Me lo dio tu hermano — aclaré.
—Lo sé, es especial… impone — dijo, sonrió satisfecho y avisó — empecemos.
 
El guía hizo un leve chasquido con la lengua y el perro se lanzó hacia la maleza, de inmediato hice un silbido diferente y mi ave lo siguió aleteando silencioso.
 
—En 60 latidos iremos tras de ellos, pequeño — avisó — tendrás 180 más para entrar y sacar la maldad. No la vas a romper, no la vas a deshacer: la vas a tomar con la mano izquierda, la colocarás dentro del macuto de yute, te lo cuelgas en la espalda y saldrás sin mirar hacia atrás, aunque oigas ruidos, te llamen por tu nombre o escuches una voz conocida — explicó, tras lo cual me entregó algo parecido a un morral.
—Entendido.
 
6.
Nos adentramos, caminando sin prisas, entre árboles y matorrales, entre los que identifiqué cambray, jagua, ceiba, palma, caoba y caucho, así como arbustos y otras plantas, mas a cada paso la luz del sol se dilataba hasta que en algún punto parecía había anochecido, sin embargo, la luz que irradiaban nuestros exploradores marcaban claramente el camino a seguir.
 
Finalmente llegamos a un claro que era iluminado perfectamente por la energía del perro y mi ave, como si arriba de él hubiera un inmenso reflector. Ambos animales nos observaron, el Guía siguió al suyo mientras el mío marcaba mi camino, hacia docenas de árboles y palmeras que ante mis ojos se transformaron en un antiquísimo cementerio.
 
Llegué a la entrada, empujé una deformada verja para entrar y a partir de ese momento tenía tres minutos para cumplir con mi parte. Comencé a trotar, siguiendo a mi ave, quien no tardó en encontrar la catacumba donde estaba enterrada la brujería, lo vi de lejos escarbando con las garras en el suelo, así que cuando llegué lo único que tuve que hacer fue meter la mano, sacar una caja, supongo de madera, envuelta en un paño negro; la metí en la mochila, me la colgué a la espalda y salí trotando de nuevo, en realidad corriendo, preocupado por el tiempo que disponía, siguiendo a mi explorador y mientras a mis espaldas, obviamente, escuchaba una inconfundible voz femenina gritando mi nombre.
 
7.
Cuando volví al claro el Guía espiritual ya estaba ahí esperándome y sonriendo. Iniciamos el regreso sin decir nada. No me hizo preguntas y yo tampoco lo interrogué sobre lo que él hizo ni realicé comentarios sobre lo mío. Contrario a lo sucedido antes, conforme avanzamos los rayos del sol conseguían penetrar de nuevo el follaje de los árboles, por lo que no tardamos en salir de la jungla.
 
Conforme caminamos nuestros respectivos exploradores se fueron diluyendo. Finalmente volvimos a la zona desértica, donde al llegar al pie de un monte el Guía me pidió la mochila, la cual apenas y recibió la dejó caer en un profundo agujero que al parecer alguien había excavado exprofeso para enterrar la brujería, todo esto sin que nos detuviéramos.
 
Un rato después, tras desandar el camino recorrido, estábamos de regreso en el templo de Raquel, con ella en la misma posición. El guía entró a su cuerpo, mi amiga se puso de pie, aún en trance, con Rosa frente a mi y el ramo de limpia a sus pies.
 
Posteriormente entregué a Raquel diversos materiales, conforme los pedía el Guía, para que continuara con la sanación. Una vez que terminó pidió mi presencia.
 
—Pequeño mío, recuerda nuestra conversación: deja de tratar de entender la forma en la que el creador edificó este planeta y las verdaderas leyes con las que se rige la convivencia entre sus habitantes.
—Sí, hermano.
—Pon tus manos juntas y extendidas frente a mi — pidió, me entregó tres dones, dejó uno más para Raquel (el cual yo debía colocar en su cabeza en cuanto recobrara la conciencia) y se despidió.
—Bendita tu caridad, hermano — respondí cumpliendo con el protocolo espiritual — Luz y progreso para tus caminos.
 
Raquel salió del trance, suspiró, recargó el peso de su cuerpo en la orilla del alar, se me quedó viendo, obviamente cansada, pero dijo lo mismo acerca de mi.
 
—Calculo que fueron unas 3 horas las que estuvimos trabajando astralmente — comenté.
—Para nada — intervino Rosa — no fueron más de 5 minutos.
 
Se veía rejuvenecida, sonreía y su astral brillaba de nuevo. Pagó su consulta, se despidió y salió alegremente del templo. Raquel me observó e insistió en que me veía realmente agotado.
 
—Deberías verte en un espejo — me burlé.
—Cuéntame con detalle qué sucedió — pidió sentándose en una silla y señalando otra para que yo hiciera lo mismo.

19 de octubre de 2022

Gracias a todos


Infinito agradecimiento a quienes nos apoyaron durante las últimas tres semanas:
 
Sanadoras, Santeros, Chamanas, Tarotistas, Espiritualistas, Angelólogas, Tatas, Canalizadoras, Alyos, Reikistas, Babalowos y Curanderas.
 
Guías espirituales, Desencarnados, Orishas, Maestros ascendidos, Antepasados, Seres dimensionales, Mpungos y Arcángeles.
 
A todas las amigas y amigos, familia, compañeros de trabajo, conocidos y desconocidos, ahijados, vecinos, enfermeras y médicos: que aunque no crean en ninguna religión neopagana ni tengan práctica espiritual, nos apoyaron con sus oraciones o sus cuidados.
 
Y a ti, en especial, qué todo lo conseguiste en cuestión de días.
 
De corazón: sin su ayuda nada hubiera salido bien, luz eterna para todos ustedes.
 
Seguimos adelante…

28 de septiembre de 2022

El Curandero Felipe y el libro Muertero


1.
Me gusta ir a las tertulias que organiza Clarissa en su casa: una Santera hija de Oshun, espiritista y extraordinaria vidente, ya que, si bien asisten otros iniciados en Osha y Palo, también invita a personas que con otro tipo de iniciaciones y dones, a quienes al igual que a mi esposa y a mi, no nos interesa abordar temas religiosos o espirituales.
 
Hay un cierto hartazgo no solo en el medio de las religiones neopaganas sobre la actitud de ciertos religiosos, sino también los pacientes, sobre todo los ahijados, que llega un momento en que cansa compartir experiencias donde el factor común es la mezquindad.
 
Clarisa opina lo mismo, por ello es que en contadas ocasiones realiza ceremonias, toques de tambor o iniciaciones en su casa: para ello tiene un gran terreno en las faldas en el Volcán Ajusco, donde incluso pasa un río, indispensable para ciertas obras.
 
Aquel sábado nos convocó a una comida en donde, extrañamente, la mayoría de los asistentes nos eran desconocidos. Mi esposa congenió de inmediato con una Espiritualista mientras yo lo hice con un Mayombero, mi práctica religiosa favorita.
 
Tras la comida en el jardín de su casa, luego de varios tragos y la amenaza de lluvia, Clarissa nos invitó a entrar a su casa a tomar el postre. Conforme transcurrió la tarde varios invitados se retiraron hasta que quedamos un grupo 7 personas: la dueña de la casa, un Santero, una Curandera, dos espiritualistas y nosotros.
 
2.
—He terminado de leer “Muertero” — avisó Clarisa alzando un poco la voz para que todos le pusieran atención, al tiempo que dejaba el ejemplar sobre la mesa de centro de su espaciosa sala — y debo decirte que me ha gustado bastante. Te felicito.
—Gracias.
—¿Eres escritor? — interrogó la Curandera.
—Sí — se me adelantó Clarissa — ha publicado montones de textos en periódicos y revistas, tiene cuatro blogs, participa en programas de radio y ha escrito seis libros, aunque los dos últimos están dedicados a temas espirituales — señaló, pero de inmediato aclaró — en realidad sobre muerterismo y demás.
—Interesante — dijo el Santero, más estaba claro que mi amiga era la que quería dirigir la conversación.
—Me gusta mucho cuando escribes mensa más allá de lo que dicen tus palabras: tu libro está lleno de simbolismos que estoy segura pocos entienden — señaló luego agregó dirigiéndose a todos — este libro podría ser uno de consulta para todos aquellos que quieran enfrentarse a un desencarnado.
—Gracias, eres la primera persona que se da cuenta de que son dos libros en uno — acepté — con Mi vida con los muertos un amigo me dijo lo mismo que tú, tiene muchos simbolismos, pero no entró al detalle de los secretos que se esconden… será que es agnóstico — señalé, solté una carcajada y los demás rieron también.
—Muy interesante, pero explícame: ¿por qué publicaste la versión corta de “Muertero”? — me interrogó dejando claro que usando su videncia había varias historias detrás del libro.
—Si sabes que hay otra versión entonces sabrás los motivos — señalé.
—Felipe no me deja ver — aclaró y después procedió a explicar que se trataba de un famoso Curandero que aparte de sus dones, siendo mi tío, me dio mis primeras enseñanzas espirituales.
 
Y aquello me hizo reír.
 
3.
—No voy a violentar la posición de Felipe, si no me deja ver no lo veré — aclaró — pero tú puedes explicarme… explicarnos.
—Es que precisamente fue Felipe quien me hizo cambiar el concepto original del libro cuando había terminado la primera versión, tras hacerme algunos comentarios, así que tenía dos opciones: lo modificaba o lo reducía… y opté por quitarle unas 60 páginas y cambiar el final.
—¿Por qué’? — insistió.
—En los dos últimos renglones de la página 138, en un texto titulado “Albercas”, está la respuesta.
 
Clarissa me miró con un dejo de reprobación, esperaba otra respuesta o más detalles.
 
—Nunca digas “NO” a Felipe — decidí terminar con el tema — y no porque se enoje y haya una represalia, se le debe hacer caso simplemente porque tiene razón.
—Seguramente podrías contar más anécdotas alrededor del libro — inquirió mi amiga.
—Muchas.
 
4.
—¿Qué harás con la versión original? — me cuestionó la Santera dejando claro que la plática no estaba cerca de terminar.
—Nada… ahí se quedará… incluso, ahora que lo mencionas, no estoy seguro de haber guardado una copia del archivo — respondí alzando los hombros, pero decidí reiterar — las aproximadas 60 páginas que quedaron fuera, y el cambio del final no alteran la esencia del libro: se trata principalmente de opiniones personales sobre el uso de dones y en general sobre como interactúa el mundo de los muertos con los vivos.
—Es importante que la gente lo conozca — intervino una de las Espiritualistas.
—¿Hay mucha diferencia entre los dos finales? — terció la otra Espiritualista llena de curiosidad.
—¿Sobre qué tratan las dos líneas que dices están en la página 138? —cuestionó el Santero.
—Con permiso — avisé, me estiré, tomé el libro, busqué la cita y leí en voz alta: “Curioso, aunque obvio: terminado aquel pensamiento, la agradable risa de mi tío resonó discreta a mis espaldas”, más aquello generó más dudas entre los presentes, dada la expresión que se dibujó en sus rostros, excepto en el de Clarissa.
—Ya entendí — exclamó y soltó una carcajada dejando claro que había usado su videncia con autorización de Felipe, quien a mis espaldas soldó una suave risita — tu tío sabía que al final volverías a practicar la religión.
 
5.
—¿Dónde podemos comprar tu libro? — interrogó el Santero.
—Sí, me interesa adquirir uno — secundó la Curandera.
—Yo también — avisó una Espiritualista — pero con dedicatoria.
—Creo que tengo algunos ejemplares en la cajuela de mi auto — avisé y me puse de pie para ir a buscarlos.

19 de septiembre de 2022

La transparencia de Yemayá

 


La Santería y el Palo Mayombe siempre ha estado presente de manera indirecta en la obra de Leonardo Padura (La Habana, octubre de 1955), al igual que otro escritor cubano, Pedro juan Gutiérrez, de ahí que sea un reincidente en este blog.
 
Padura es escritor, periodista y guionista, famoso por sus libros sobre el detective Mario Conde, la novela “El hombre que amaba a los perros”, los galardones recibidos por su obra, entre ellos el “Premio Princesa de Asturias de las Letras” y por la serie de tv “Cuatro estaciones en La Habana”: una adaptación de cuatro novelas sobre el investigador.
 
En “La transparencia del tiempo” rescata al detective y además aborda el tema de la Santería con una perspectiva interesante: desde “afuera”, en tercera persona y como causal de vicisitudes que afectan la vida de un grupo de individuos obsesionados por Yemayá, representada en una Virgen de Regla tallada en madera negra.
 
Sobre el tema religioso señala: “no puedes recibir ninguna deidad en la santería cubana si no estás bautizado en la iglesia católica. Eso es algo que a los curas los horroriza, pero no les queda más remedio que bautizar a la persona que se presenta. Aunque sepan que lo están bautizando para una ceremonia en la cual van a recibir a Yemayá”.
 
“La transparencia…” es una novela de ruptura del estilo de Padura, de la que advierte: “no creo en Dios, soy agnóstico”, y a partir de ahí sus personajes tienen un quiebre en muchos sentidos, como Bobby, un militante marxista que deja el comunismo, rompe ideológicamente con el castrismo, se declara homosexual, se inicia en la Santería y es el origen de un baño de sangre al que a Conde le toca poner fin.
 
La novela no gira alrededor de la usual vida del detective: resolviendo un caso mientras recorre las derruidas calles de La Habana, con sus habitantes desesperados, entre tragos de ron, sus amigos, su relación sentimental y esa necesidad de buscar una moneda que le permita (como millones de cubanos) meterse un bocado en el estómago.
 
Leonardo tampoco usa su estilo descriptivo, pese a que incursiona lúcidamente en una Cuba decadente de la que poco nos había hablado: utiliza el libro y a su personaje para plasmar sus conflictos existenciales relacionados con la inevitable cita de cumplir 60 años.
 
Sin embargo, Padura se da tiempo de presentar a los seguidores de Yemayá como fieles devotos que en ocasiones llegan a los límites del fanatismo puro, lo cual, guste o no a los practicantes de la Osha dentro y fuera de la isla, es una indiscutible realidad, por lo que en algún momento debió cuestionarse si su novela debió llamarse “La transparencia de Yemayá”.
 
Temas aparte, el tema principal de la “Transparencia del tiempo” es la edad, de ahí que durante las entrevistas para promover el libro mencionara: “hemos llegado a un punto, los 60 años, en el que somos demasiado viejos para reciclarnos en la Cuba presente y futura, pero demasiado jóvenes para morirnos” … “somos una generación abandonada los que rondamos los 60 años, los hijos se nos fueron. Y nos quedamos con nuestros padres nonagenarios, a los que tenemos que ayudar porque tienen unas pensiones de 10 dólares al mes”.
 
Y hace del detective esas ansias: “el lector se va a encontrar con un Conde que, a los 60 años, es más maduro, más sensible, con temor a sufrir heridas”. Ojalá ese aspecto hubiera quedado con una pincelada, pero la mitad del libro se va en manifestar terror a la vejez: “pudo haber sido perfectamente una novela policial de 250 páginas, que hubiera escrito en un año, pero no hubiera significado el reto que fue … creo que estoy, como el mismo Mario Conde, lamentando tener 60 años”.
 
Así de reiterativo el discurso sobre la edad, lo que permite darle razón de que pudo quedarse en 250 páginas y ser perfecta, ya que centrándonos en la trama policial y los interesantes apuntes que hace sobre la Santería (ese planteamiento de la ignorancia con que la gente se inicia en la religión es implacable), tendríamos otra gran novela del autor cubano, pero todo queda en un parco ejercicio literario.
 

Leonardo Padura, La transparencia del tiempo, 448 págs. Tusquets Editores, 2018


23 de agosto de 2022

Cómo evitar que Ifa haga de la limpia del karma un infierno (último)

 


para rocío y julio, los amigos
que siempre están ahí

25.
Reitero, como he dicho antes, que romper el karma, tal como se describió aquí, requiere de tomar decisiones e incorporar cambios en las actitudes cotidianas, así que no se espere a que, como muchos desean, será cuestión de tomarse una pastilla y santo remedio, ni realizar costosas ceremonias ni mucho menos seguir al pie de la letra recetas de cocina, sin embargo, tampoco será doloroso como algunas religiones y prácticas espirituales quieren vendernos.
 
Más llegados al final de este tratado quiero agregar que el 95% las sugerencias planteadas sobre el rompimiento de karmas, han sido probadas y comprobadas por su servidor, mientras que el restante 5%, contenidas en el apartado 26, me fueron compartidas por el Curandero Felipe.
 
Dejé al último esta opción para romper karmas, sin embargo, debo aclarar que si bien este tema despertará suspicacia en algunos, lo abordaré solo bajo una leve pincelada de teología con la intención de sacar del error a muchos que creen que atañe solo a los católicos.
 
Uno de los factores que más permea la continuidad al momento de hablar de karmas y reencarnaciones para depurarlos es la ignorancia. Quizá a muchos esto no les interese o no quieran meterse en conflictos pues de alguna manera saldrían salpicados, pero el oscurantismo en una creencia religiosa es el obstáculo más grave de todos porque está plagado de fe, ese concepto tan intangible que termina por destruir toda lógica e impide entender la evolución espiritual en su verdadera magnitud.
 
Así, para romper con este paradigma empecemos señalando que decir San Rafael, San Miguel, San Gabriel o San quien les ocurra es un ejemplo de la ignorancia de la que hablo y esto lo destaco por la opción que considero más importante al momento de romper karmas: invocar a Miguel Arcángel para que se encargue de ello.
 
Sí, Miguel Arcángel no es “san” ni es propiedad de católicos, cristianos, santeros, cabalistas ni de cualquier religión que solo ha basado sus dogmas en el despojo de otras prácticas espirituales.
 
Miguel Arcángel es una entidad y la única autorizada por lo que se conoce como “Junta kármica” para intervenir en favor de los seres humanos, el cual está autorizado para romper con todas las formas de expiación de los karmas sin tener que cumplir con la obligación de reencarnar una y otra vez en el plano terrenal.
 
No entraré en una disertación sobre quién es Miguel Arcángel, pues no es el objeto de esta entrada, más sí diré que es una entidad que nada tiene que ver con la iglesia católica ni cristiana, así que creyentes ciegos de estas religiones, por favor, absténganse de seguir leyendo.
 
En este sentido también señalaré brevemente que cada planeta en el universo tiene asignada una entidad para atender todos los asuntos con la espiritualidad y el equilibrio entre el bien y el mal, y en el caso de nuestro planeta es precisamente Miguel Arcángel, el cual, para algunas creencias como los urantianos él y Jesucristo son lo mismo. Y sugiero no perder de vista esto.
 
Sugiero al lector buscar un par de imágenes de Miguel Arcángel en la web, donde en una se le verá pisoteando un demonio y otras portando un uniforme de campaña. En las dos descubrirá que en su mano derecha empuña una espada, la llamada “espada flamígera”, con la cual libra sus batallas.
 
Sobre la primera versión no hay mucho que decir, salvo que él hace frente a la malignidad representada en un demoníaco dragón convertido creador de los problemas que a diario aquejan a los seres humanos, sin embargo, la segunda versión es la que nos interesa.
 
A Miguel Arcángel muchas personas lo han convertido en amuleto de protección, dejando de lado su función principal: el rompimiento de karmas. Hacerse devoto de él conlleva una de las creencias menos esclavizantes, cuando se habla de rendirle culto a una deidad, pues si bien él sirve para protección, su función principal es para el rompimiento de karmas, para lo cual se sugiere lo siguiente:
 
Primera opción:
 
Contactarse con una canalizadora de Miguel Arcángel y pedirle terapias de rompimiento de karmas.
 
Segunda opción:
 
Colocar un altar y/o portar una medalla de Miguel Arcángel es al gusto de cada quién.
 
Si se opta por poner un altar que sea con la figura en la que únicamente porta la espada (NO en la que pisa al dragón), en donde el mantel o tela sobre la que se ponga la figura deberá ser color azul, igual que las velas que se le enciendan.
 
Si se decide usar una medalla, al igual que la cadena, deberán ser de oro o de plata, pero NO se debe combinar ninguno de los dos metales. El día que la compren la meten en un vaso con agua y la ponen en el altar, ante la figura de del arcángel, y si no se tiene, entonces en un mueble donde quede en la parte alta, se pide sea activada y se cuelga al cuello al siguiente día.
 
Peticiones para el rompimiento de karmas:
 
Petición uno:
 
Pido a Miguel Arcángel que con su espada flamígera rompa todo enlace fetico y energético que haya adquirido en esta vida, en reencarnaciones pasadas y desde mis ancestros.
 
Petición dos:
 
Invoco al Arcángel Miguel para que me ayude a cortar todos mis contratos, juramentos y acuerdos que he hecho a todo ser vivo de esta vida o de mis vidas pasadas; y pido también su intervención para pedir perdón a todo ser vivo que haya dañado en esta vida o en mis vidas pasadas, así como que haga saber a todos que perdono a cualquiera que me haya hecho daño en esta vida o en mis reencarnaciones anteriores.
 
Es importante señalar que cualquiera de las dos peticiones a Miguel Arcángel se deberán hacer conforme a las necesidades de la persona, sin embargo, si se realiza todos los días, obviamente el resultado será mejor.
 
26.
 
Últimas recomendaciones para no adquirir karma o para no tener que reencarnar para purgarlo, pero antes plantearé un breve contexto de por qué esto es posible.
 
La verdadera mitología griega es más que leyendas sobre cómo los Dioses deciden sobre el destino del ser humano, y de paso, los pleitos entre ellos por aquellas personas que de alguna manera consideraban sus protegidos.
 
Si alguien recuerda, Caronte es una figura de esa mitología, el barquero encargado de llevar el espíritu de los muertos, a través del río Aquerón, al Hades, donde todos entregarían cuentas de lo hecho en vida y en dónde se decidirá su siguiente reencarnación.
 
La leyenda advierte que el trayecto era tan largo y desesperante que las almas padecían cansancio, hambre y sed terribles, pero que tenían prohibido ya no digamos beber agua del río: ni siquiera podían tocarla, por lo que al llegar “La morada de los muertos” lo primero que hacían al bajar de la barca era precisamente beber del líquido prohibido, sellando con ello la obligación de volver reencarnar, aunque hubiesen sido buenas personas en vida.
 
Así, esa parte omitida de la leyenda de Caronte nos demuestra que existen opciones para evitar la reencarnación y seguir pagando karmas, de entre las cuales destacan las siguientes que en su momento me fueron compartidas por el Curandero Felipe.
 
1. Eviten controlar la vida de cualquier persona y vivan de manera tan sencilla y simple como sea posible.
 
2. Realicen terapias de regresiones a vidas pasadas (con una persona que sepa, entre otras cosas, que les explique la simbología de todo lo que verán en cada renacimiento), para que sepan que vienen a depurar en su actual reencarnación y se encarguen de realizarlo tal cual se ha recomendado en este breve tratado.
 
3. Soliciten a sus familiares que al morir eviten los rituales funerarios, sobre todo los tres días que velación que tanto mortuorio placer provoca en los países latinoamericanos.
 
4. No hagan promesas con ninguna persona (amor, apoyo, fidelidad, acompañamiento, etc.) ni con entidades de ningún tipo (atención, lealtad, ofrendas, iniciaciones, mandas, etc.). Si las han realizado rompan todo vínculo con ellas de manera diplomática (para los interesados en este tema, más adelante explicaré en otra entrada como romper promesas).
 
5. Soliciten sean enterrados en un ataúd de madera.
 
6. Mantengan una comunicación constante con su Dios preferido (oración y/o conversaciones), y avísenle que ya han vivido las experiencias por las que habían solicitado encarnar, pero que ya no desean volver a hacerlo y que les permita volver a su lado.
 
7. Por irónico que parezca lo que voy decir, considerando que soy Muertero, eviten el uso del espiritismo, médiums, espiritualistas y videntes para establecer contacto o comunicarse con cualquier desencarnado (ojo, ello no quiere decir que usen sus dones para localizarlos y darles camino).
 
8. No maldigan, calumnien ni hagan brujerías (solo en caso de que conozcan el secreto para realizarlas sin ser visto), ni maten a ningún congénere (como verán estas prohibiciones son muy específicas).
 
9. Si tienen un don espiritual, desarróllenlo pues antes de nacer ustedes pactaron con su dios preferido poseerlo y darle uso.
 
10. Al momento de morir eviten entrar al llamado “Túnel de luz blanca” con el pretexto de que al final podrán reunirse con sus familiares muertos, ya que en realidad es una cosechadora de almas que se mantiene reciclándolas junto con la de los antepasados. Si bien para algunos esto sería complicado, si se toma conciencia a lo largo de la vida de lo desastroso que significaría entrar a través de él, pero sobre todo si se trabaja en la evolución espiritual, por el camino que sea, se podrá realizar cuando llegue el momento preciso.
 
Finalmente, no se piense que estos diez incisos son un pasaporte a la impunidad. Si bien es cierto que este tratado se desarrolló teniendo como ejes el karma y su purga a través de la reencarnación, no debemos olvidar que el pago no necesariamente se hace en la siguiente vida, puede comenzar en la actual dependiendo del comportamiento que tenga la persona, para bien o para mal.