25 de febrero de 2019

Lo malo de ser brujo


1.
Estoy empezando a limitar mi vida social a eventos estrictamente necesarios, casi sólo los familiares y de ellos los ineludibles, pues eso de ser vidente, sanador y demás tiene sus desventajas al momento de tratar de llevar una vida normal.

Me suele pasar: llego invitado a un festejo y en lugar de relajarme, platicar tonteras o escuchar los chismes familiares recientes, termino respondiendo preguntas sobre dónde dejé mi cartera? aprobaré mi examen de matemáticas? el carro usado que quiero comprar tiene fallas? de qué color ves mi aura? me conviene cambiarme de trabajo? qué hago para calmar a mi vecina?... o el clásico: puedes poner tu mano en mi pierna para quitarme el dolor?

Con Santeros y Babalowos las cosas empeoran: te acuerdas del oddu que habla de la reencarnación? será que mi ahijado me mintió? el amarre de amor lleva naranja? para rayar un ladrillo es lo mismo usar punzón que chuchillo? me lees el vaso de esta veladora? el nombre lo anoto en papel estraza con lápiz o carbón? en el baño de hierbas puedo sustituir bledo blanco por romero? se debe quitar el veneno a la víbora antes de hacerla jabón?

2.
Llegamos a una comida donde estarían unos tíos de mi esposa que viven en el sur del país: después de años de casados aún no conozco a toda su familia y me incumbía porque él ha escrito varios libros. Entramos al espacioso departamento y sin darme tiempo de terminar de saludar, una prima de mi esposa me tomó del brazo y me llevó a la cocina.

– necesito que platiques con mi madre o con lo que queda de ella – ordenó tras darle un trago a una cerveza – hace años un fantasma la posesionó y se ha vuelto insoportable y cabrona y cruel y manipuladora y mala y…
– ¿de dónde sacas que sufrió una posesión? – la paré.
– se le nota: no nos trata como antes y…
– no digas cosas a la ligera – la regañé.
– toda la familia sabe que eres brujo – me interrumpió mientras otra hermana, también cerveza en mano, se unía a la plática – así que supongo que sabrás qué hacer con ella… un exorcismo, algo…
– nos preocupa qué pasará con sus bienes al morir – agregó la llegada.
– no soy brujo – le aclaré sintiendo sed de ver tanta cerveza.
– necesitamos saber si ya hizo testamento – me ignoró la otra.
– vaya, se trata de eso – levanté los ojos hacia el techo.
– somos sus hijas, tenemos derecho – se justificó, más las desdeñé, cogí una cerveza, salí de la cocina, me senté a lado de su madre (hermana de otra tía) y conversamos hasta que nos llamaron a comer.

Al despedirnos las dos hermanas se me quedaron viendo en espera de que les informara sobre su petición, más no las tomé en cuenta.

– ambas estaban sorprendidas de que hubieras platicado tantas horas con mi tía – me dijo mi esposa ya en el auto.
– es muy simpática.
– ¿dijo algo de lo que desean saber? – preguntó.
– ya sabes que la gente me confiesa todo sin que yo pregunte: la señora tiene ya hecho un testamento – me reí – pero dice que sus hijas son unas buitres y que por eso finge estar loca.
– ¿no que estaba posesionada? – me inquirió.
– por su ambición no saben diferenciar nada – señalé – lo malo fue que no pude charlar con el escritor.

3.
En una cena de navidad, en la vieja pero bien conservada casa de unos tíos maternos, apenas y llegué una prima se acercó con un caballito de tequila en la mano (ingenuo pensé que era la bienvenida), me tomó de la mano, me llevó hacia un rincón de la sala, se sentó a mi lado, le dio un sorbo y dijo: me urge que me digas si mi jefe piensa correrme.

Tras veinte minutos se fue (más borracha, pero tranquila, sobre su futuro laboral). Iba a levantarme cuando llegó su hija adolescente, me regresó al sillón, me miró y dijo: tío, creo que Paco anda con “otra”, así que lo terminé: dame una receta para que regrese conmigo.

Cuando pude entrar al comedor la cena había iniciado, me senté a lado de mi esposa y en silencio para no llamar la atención, más apenas había dado un bocado al bacalao que ella había preparado, mi tío exclamó:

– llegó mi brujo preferido… mira, me invitaron a participar en una quiniela del SuperBowl y con tus poderes sobrenaturales la quiero ganar: con el premio daré el enganche de un auto al que ya le eché el ojo.
- no soy brujo – aclaré - no me gusta el futbol.
– es el americano, pero no importa: con tu magia conseguiré la plata – aclaró provocando la risa de los comensales.
– no veo la tv – insistí y seguí cenando – no sé de quiénes me hablas.
– ¡absurdo! – exclamó un sobrino recién estrenado en la adolescencia – nadie puede vivir sin ver televisión.
– nosotros sí – intervino mi esposa tratando de cambiar el tema.
– tampoco afecta si la ves o no – insistió sacando una hoja con los nombres de los equipos – ¿quién ganará?

4.
– debes platicar con ella – ordenó mi tía L cuando traté de entrar al baño de su casa a donde habíamos llegado esa noche para celebrar el cumpleaños de su nieta – pregúntale dónde están las alhajas – se refirió a la leyenda familiar de las joyas de la Emperatriz Carlota de la que su bisabuela fue dama de compañía y que dicen la gobernante le regaló.

Me le quedé viendo y traté de explicarle que antes necesitaba atender una necesidad fisiológica, pero me había tapando la puerta y no se le veían intensiones de moverse.

– debo mear – advertí bailando sobre mis pies.
– óyeme bien brujito: vas hablar con ese espanto de arpía – amenazó.

Pensé en buscar el wc del segundo piso, pero concluí que ante esa actitud no teníamos nada que hacer ahí, así que di media vuelta y caminé, ella me siguió insistiendo en contactar a la fantasma, atravesé el jardín, salí y oriné sobre la llanta de su auto último modelo: comenzó a reclamar a gritos y mi esposa salió a la calle a ver qué sucedía. Terminé, le sonreí, la invité a cenar, subimos al auto y nos fuimos.

En el trayecto le expliqué lo sucedido y le avisé que nunca contactaría a la bisabuela.

5.
– vente para acá, güey – dijo R, cuba en mano, pasando su brazo sobre mis hombros y dejando claro que deseaba privacidad. Mi esposa sonrió y fue a buscar a sus amigas, de una de las cuales celebrábamos su cumpleaños ese diciembre y de quien el borracho era su esposo.
– ¿ahora qué hiciste? – pregunté ya estando solos.
– mi vieja está embarazada – dijo.
– ¡felicidades! – comenté.
– no, güey – aclaró – mi esposa no: la novia que tengo en el trabajo.
– cabrón – señalé.
– le dije que tiene que abortar, pero no quiere.
– ¿y? – pregunté imaginado lo que vendría.
– necesito que me digas qué hierba debe tomar para provocarle un aborto… con eso de que eres brujo y no sé qué madres más.
– no soy brujo… pero además dices que no abortará – le recordé.
– entonces hazle un trabajito para convencerla.
– no – avisé – hay cosas que no hago, por ética, pero en especial no me meto en abortos.
– pero soy tu amigo – trató de presionarme tras vaciar su vaso.
– tú y yo no somos amigos – aclaré – eres el esposo de una amiga de mi esposa, y al igual que los maridos de las demás, nunca me han aceptado…
– no seas diabólico – me interrumpió – dime cómo le hago: no puedo permitir que esa puta y sus pendejadas destruyan mi matrimonio.
– … y aunque fuéramos amigos, no lo haría – rematé y pese a que yo esperaba otra reacción, se puso a llorar – habla con tu esposa – sugerí y lo tome del brazo, de esa manera tan discreta de tocar que me enseñó un Curandero para convencer a la gente de cualquier cosa.
– pinche brujo culero – dijo entre lágrimas en el momento en que entró a la cocina K (su esposa), quién al verlo en crisis se asustó.
– ¿qué te sucede mi amor? – preguntó, le quitó el vaso de las manos, lo colocó sobre la tarja y me acusó de algo con la mirada.

Levanté los hombros, salí de la cocina, busqué a mi esposa en el jardín y le dije al oído que era hora de partir. Volteó a verme extrañada, pero por mi expresión se dio cuenta que algo estaba por suceder.

Empezamos a despedirnos, pero mientras la hermana de K traía nuestros abrigos, se escuchó romperse un cristal y el grito: “¡¿qué estás diciendo?!”: demasiado tarde para evitar presenciar en el escándalo.

17 de febrero de 2019

Curanderos, Chamanes y Hierberos


para luna y jeff

1.
Es poca la literatura que aborda la existencia de Curanderos, Chamanes, Hierberos que no sea la antropológica: una corriente que durante años registró en méxico su quehacer a través de investigaciones apoyadas por el gobierno, hasta que “lo indígena” dejó de ser importante, pasó de moda e incluso se convirtió en una peligrosa competencia para las farmacéuticas que estas pusieron manos en el asunto difamándolos.

A tal punto llegó la persecución (la otra está encaminada contra la homeopatía), que el ex presidente Vicente Fox creó en el año 2001 a la COFEPRIS, institución que recuperando los peores estilos de la inquisición española, mantiene hasta la fecha una persecución infame en contra de los que conocen la efectividad de la herbolaría para tratar enfermedades que la medicina alópata, lejos de curar, provoca más víctimas mortales.

Así, los mexicanos desconocen que esta institución prohibió el uso de 432 hierbas básicas en la herbolaria nacional cuya efectividad medicinal está 100% comprobada, y por lo mismo, eran una gran alternativa para tratamientos como la quimioterapia.

En el caso de Paleros, Santeros y Babalowos la situación empeora: muchas obras para solucionar están vinculadas a elementos que sólo la naturaleza proporciona, más hasta la fecha no conozco religiosos que esgriman un discurso mínimo en defensa del medio ambiente, y si en este sentido no se pronuncian, menos discuten sobre cómo sustituir el ya prohibido “anís estrella”, por ejemplo, esencial para tratar malestares señalados en el signo Ogbe she.

Mas la presencia de estos herederos de gran conocimiento ancestral se ha conservado debido a que se practica de manera subterránea, y hasta clandestina, como se hacía durante la colonia española. Esa vertiente de mundo espiritual encierra misterios que no cualquiera está dispuesto a compartir, no sólo por los secretos ferozmente guardados durante siglos por los indígenas, sino porque por su origen étnico no cualquiera entiende.

Por suerte aún existen registros sobre la vida de Curanderos, Chamanes y Hierberos más allá de la perspectiva académica y la mera anécdota, los cuales registran sus métodos, su vínculo con la naturaleza y los medios que proporcionan para ofrecer salud.

2.
Hay testimonios a los que se puede acceder para conocer a estos sanadores, así como entender su cosmogonía sobre la enfermedad, más allá del chapucero libro “Las enseñanzas de Don Juan”, de Carlos Castaneda (con la dudosa existencia del Chamán Juan Matus), o del vacuo “María Sabina: La sabia de los hongos”, de Álvaro Estrada.

Uno de ellos es “Pachita”, escrito por el psicólogo Jacobo Grinberg (del que sigue sin aclarase su misteriosa desaparición), en el cual da testimonio de los prodigios realizados por su madrina Pachita (Bárbara Guerrero), una Curandera y Médium de origen náhuatl (quizá la más poderosa en el méxico contemporáneo), que operaba con las manos y materializaba órganos sanos para sustituir a los enfermos, tras ser posesionada por el espíritu del emperador Cuauhtémoc. Incluye material fotográfico, como la mayoría de los textos aquí reseñados.

Otro retrato lo tenemos en “El Niño Fidencio: Libro de las Sagradas Escrituras”, del antropólogo Antonio Zavaleta sobre la vida del José Fidencio Sintora, un Curandero famoso en el norte del país por realizar operaciones espirituales sin anestesia y sin dolor, usando un pedazo de botella rota como bisturí, o combinado en uso de granos como maíz y frijol para realizar curas masivas. Este libro recopila las enseñanzas que compartía mientras pasaba espíritu en sus sanaciones (aunque otros textos se enfocan en su extraña muerte).

Con el diablo por dentro”, la autobiografía del Curandero, Sanador y Exorcista David Enciso, quien siendo acosado por demonios fue llevado a que le practicaran un exorcismo, tras lo cual descubre que posee dones y decide ejercerlos. Consta de dos volúmenes (publicados tras su muerte), y en ellos describe a “demonios que llegan a nosotros a través de puertas dimensionales”, quienes se encargan de chuparnos la energía y cuyo síntomas se manifiestan a través de la depresión o enfermedad. Contiene descripciones de la forma en que combatía a esas entidades.

El texto “Rosita Ascencio, curandera purépecha”, del médico Roberto Campos, documenta la importancia de la medicina tradicional indígena a partir de la Libreta de registro en la que la Curandera y Hierbera anotó durante años los casos de pacientes y los remedios para aliviarlos (destaca la explicación que hace sobre “La caída de mollera”, la cual define como “la pérdida del aura tras un susto”, o su afirmación de que muchas enfermedades “son resultado de elementos anímicos”). “Si nosotros plantamos un árbol y no lo regamos se seca. Así es la medicina antigua, lo que hago es preservarla la labor curativa”, decía

Nosotros los curanderos”, del antropólogo Roberto Campos, parte del caso de Doña Marina Martínez (una Curandera y Hierbera del barrio de Iztapalapa, en la capital del país, aunque originaria de Durango y que entre muchas virtudes trató al Che Guevara), para estudiar lo que el autor define como “curanderismo mestizo”, que no es otra cosa más que dicha práctica en un centro urbano como lo es la Ciudad de méxico. Vale la pena uno de sus apéndices donde incluye enfermedades y malestares físicos que requieren la presencia de un Curandero para sanarlos.

La “Historia de un Chamán Cora”, del historiador Fernando Benítez, sobre la vida de Espiridión Altamirano, avecinado en la Sierra Madre Occidental: describe la vida del Chamán y Curandero originario de Nayarit, conocido por ser el último depositario de conjuros y cantos (llamados “Las Pachitas”, ya perdidos con su muerte), usados en ceremonias para sanar cualquier enfermedad. El Curandero señala que su vocación chamánica la adquirió cuando su madre comió peyote estando embarazada de él. Destaca la descripción de su alternancia entre las dimensiones mágicas y la vida cotidiana en su tribu, donde ejercía como funcionario religioso.

3.
He conocido Curanderos, Chamanes y Hierberos que por decisión propia escogieron el anonimato, y por lo mismo, no tienen un libro que compile sus proezas, como el Hierbero José, la Curandera “Panchita”, el Curandero Felipe, el Chamán Carlos o la Hierbera Elena. Mención especial tiene Don Yuma: último descendiente en el linaje del rey azteca Moctezuma II y que me salvó la vida cuando yo era niño (se comía las heces de sus enfermos para diagnosticarlos). Todos fallecidos y aunque algunos ya cuentan con algún texto en este blog, en mi memoria quedará mi gusto de haberlos conocido.

Otros, aún vivos, también optan por el bajo perfil, de ahí que la sugerencia de esta bibliografía tenga como finalidad acercar al interesado en el tema a fuentes confiables para conocer este gran legado, antes de que los embates del gobierno proscriban el uso de cualquier hierba (incluso para cocinar) y borren de la historia a estos asombrosos personajes.

8 de febrero de 2019

Usted diga siempre la verdad, aunque se quede solo

Así han señalado las últimas consultas al pie de Ifa: “Usted diga siempre la verdad, aunque se quede solo”, a lo que yo siempre cuestiono: “¿no obstante me llene enemigos?”, y la respuesta ha sido “”; así que con esa justificación es que escribo esta entrada.

El domingo pasado, al organizar unos libros, mi esposa sintonizó al youtuber José Luis Rueda, cuyo último video me dejó asombrado no sólo por su contenido, sino por la actitud que asumió dentro del tema durante el que habló durante unos 20 minutos.

José Luis no es mi amigo, debo señalarlo, pero sí nos conocemos desde hace algunos años. Es director del Centro de Investigación Rueda Cósmica (CIRCAC), dirige un canal en youtube y se declara investigador de fenómenos psíquicos, paranormales y ovnis, aparte de asumirse como contactado y canalizador de seres de luz.

Su programa en youtube inició en marzo de 2011 y ha tenido diferentes etapas, destacando la que pasó de difundir entrevistas a personas con algún don (algunas impresionantes y a quienes a su vez tuve oportunidad de conocer por mi cuenta), a transmitir soliloquios en donde el tema gira alrededor de él.

El 3 de febrero de este 2019 José Luis Rueda difundió un video titulado “Urgente. Mensaje para AMLO de los SERES del ESPACIO. Información muy importante”, el cual justifica con un texto que cito tal cual (ojo, la redacción es la original):

Información Muy Importante que nos hacen llegar a través de dos personas con dos días de diferencia sobre la situación que podría estar ocurriendo alrededor de AMLO, y le piden que ponga mucha atención en su seguridad y que no se confié tanto, que ponga mucha atención en su seguridad, y ya para que le estén diciendo que ponga atención en su seguridad, y es importante que lo haga para que la situación en el país no se convierta en un caos, es importante que todo siga en un proceso de cambio y transformación de raíz en el país como lo ha estado haciendo, es importante que ya siendo que ha sido enviado a realizar su trabajo en México, también lo haga de una forma armoniosa y con la confianza de que va a ser ayudado por los seres del espacio, pero que también debe de poner de su parte para que redoble su seguridad y la de su familia y saque una lupa muy grande alrededor de equipo de trabajo que ha hecho. Es una información de suma importancia. Y de una gran trascendencia para México”.

Sobre el tema del video que acompaña la anterior declaración no diré mucho, pues considero que cada persona puede tener una forma particular de ver la vida y esgrimir juicios sobre lo que le rodea, así que si José Luis Rueda es ferviente defensor de Andrés Manuel López Obrador, está en su completo derecho.

También creo que sí él afirma que recibió un mensaje de seres extraterrestres advirtiendo sobre un atentado en contra del actual presidente, sus razones (y pruebas) tendrá para aseverarlo, y si por lo mismo considera importante convocar a todos los mexicanos para “crear un circulo de energía color violeta alrededor de Andrés Manuel para protegerlo”, también creo es asunto suyo.

Lo que a mi juicio raya en lo patético es que José Luis use se autodefina como un inspirado divino (uops), para llamar a la sociedad mexicana a meditar todos los días a las 3 de la tarde e invocar energía violeta (la de la mutación, según el alquimista francés Saint Germain) y evitar que los oscuros consigan deshacerse del presidente.

José Luis dice: “soy un iluminado”, “soy un ser de luz” y “de mis manos brota energía violeta” al término de su video mientras manotea en el aire: un síntoma irrefutable del ego, mesianismo y soberbia que permea a Paleros, Angelólogos, Nuevaeros, Santeros, Sanadores, Reikistas, Brujos, Holísticos, Videntes, Babalowos, Astrólogos, Ayahuasqueros, Curanderos y demás practicantes de cualquier disciplina místico-esotérica.

Sí, ya no veo diferencia entre un hechicero que hace trabajo negro para joderle la vida al prójimo, comparado con un mitómano que se cree tocado por la mano de un ser supraterrenal, ya que los dos, por su vanidad, son igual de peligrosos.

Una pena que un investigador como José Luis Rueda, reconocido en su campo, sea o no tomado en serio el asunto de los extraterrestres (y descubridor, entre otras cosas del polémico “profeta” y contactado Alberto Zecua), haya llegado a estos niveles de narcisismo que en nada ayudan a la vorágine con la que, a través de diversos mecanismos, se pervierte la de por sí devaluada espiritualidad humana.

Dejo a continuación el link hacia el video en cuestión, para que saquen sus propias conclusiones sobre tan disparatada actitud.



1 de febrero de 2019

El fiasco del Diablero



1.
Recién se ha cuestionado la calidad del contenido de Netflix, la cual comienza a ser comparada con Televisa por su estilo inmundo para escoger a sus actores, sus prácticas monopólicas (lo vimos con las limitantes para estrenar el cuestionable film “Roma”, del director Alfonso Cuarón), y por la vaciedad que ya permea su oferta televisiva.

He visto varias películas de Netflix y salvo “Bright” y “Beirut”, a ninguna le he encontrado señales de que su cine sea “diferente y con calidad”, por el contrario, tienen el mismo defecto de lo que se proyecta en la tv abierta: es inverosímil, burdo y sin inspiración, raya lo insulso e insulta la inteligencia humana. Y lo mismo sucede con sus series.

Algunos lectores de este blog saben que no veo televisión, pero si algo me llama la atención (o es “noticia” que merezca confirmarse), lo busco en la web pues tampoco se trata de vivir aislado en una época en la que lo efímero y trivial es lo que lo que se consume a mansalva.

2.
Desde hace semanas se anunció el estreno de “Diablero”, basada en el libro “El diablo me obligo”, del escritor mexicano F. G. Haghenbeck (https://basurerodealmas.blogspot.com/2016/02/elvis-infante-diablero-y-santero.html), serie que ha sido publicitada en los medios como “Diablero es el Constantine de Tepito.

Causó tal la expectación que recibí llamadas de religiosos para saber mi opinión, a lo que respondía que no la había visto, pero la insistencia de algunos me llevó a la web a buscar reseñas y luego a verla poder opinar.

3.
Sobre las reseñas me sorprende la manera tan ignorante en que reaccionan las plumas mercenarias que se venden a cualquier medio para escribir sobre temas que desconocen, usando títulos para describirla como “Diablero, una apuesta de Netflix 100% mexicana, rompe con el melodrama y opta por el terror”, “Diablero: Combatir el mal en la ciudad”, “Descubre la muerte y el miedo con Diablero”, “Diablero: la primera serie de terror y ciencia ficción de Netflix para méxico” y “Diablero, una serie sobrenatural a la mexicana”.

Esos encabezados provocan curiosidad… y desconfianza, porque si vamos más allá y leemos que “es la primera apuesta del género de ficción y terror en méxico … después de ver en la pantalla series como Luis Miguel, Club de cuervos, Ingobernable y, la más reciente, La casa de las flores, llega por fin a Netflix una nueva propuesta que combina la ficción, el terror, humor y melodrama”, o sea, si está a la altura del biopic del basura Luis Miguel, entonces ya valió madres.

4.
Sobre el contenido diré que ya vi sus 8 capítulos y que “Diablero” no tiene que ver con el texto “El diablo me obligo”, aunque el director José Manuel Cravioto trate de explicarla diciendo que: “la anécdota del libro es otra a la que hicimos en Diablero … lo que hicimos fue tomar los excelentes personajes de Haghenbeck del libro y los llevamos a esta serie”, y hasta ahí, porque lo que viene después es la patraña del Cura Ramiro Ventura, el cual busca la ayuda del Diablero Elvis Infante para encontrar a su hija secuestrada por “un demonio”.

Los contrastes entre la serie y el libro son muchos, por ejemplo, “Diablero” está ubicada en méxico cuando la acción original transcurre en Los Ángeles; Elvis es acompañado de su hermana, Santera, y por una joven come-demonios, mientras que en la novela Infante actúa solo; la serie combina magia prehispánica, catolicismo, wuismo chino y demonología, mientras que el libro se basa más en poderes sobrenaturales; la Iglesia católica y sus Curas son promiscuos, malos, tramposos y asesinos, mientras que en el texto sufren por sus conflictos existenciales.

A su vez, en el metraje Elvis queda expuesto como un milusos cuyos dones brillan por su ausencia, mientras que en la novela es un ex convicto y ex militar (además de Santero, Curandero y Exorcista) que atrapa demonios, ángeles caídos y entes oscuros para venderlos en un mercado negro de peleas ilegales entre Diablos y Ángeles. La más grotesca: el trabajo del Diablero de encontrar a la hija del Cura se convierte en una lucha por salvar a la humanidad, mientras que en el libro su misión es la solución de un crimen que pone en evidencia al Cónclave, un grupo que no cree en el bien y ni el mal al momento de gobernar.

5.
Más de uno argumentará que las discrepancias se justifican pues “Diablero” está inspirado en “EL diablo me obligó”, lo cual sería aceptable si la serie no cayera en los vicios que el cine mexicano arrastra desde los años 40s del siglo pasado: manipulador, patriotero, incoherente, vulgar, improbable, chantajista, trillado, insípido, a lo que debe agregarse su irritante aire de comedia y una dirección de Cravioto tan torpe que las escenas de acción recuerdan a las películas del luchador “El Santo” cuando peleaba contra momias y vampiros.

Exagero?... imaginen una escena, en medio de una cantina, donde Keta ofrece: “tu sabes yo te puedo ayudar, padrecito: soy Santera y sé cómo hacer que mucha gente suelte la sopa”, para después aparecer machacando hierbas con un mortero… de verdad las Santeras “sirven” para eso?... o en el colmo: la infantiloide lucha del “Diablero” y sus secuaces contra el mismito Demonio (en la Plaza de las Tres Culturas), que más que expulsado del averno parece recién salido de una pastorela.

Finalmente, la serie debería llamarse “Diablera”, ya que las actuaciones de los personajes femeninos secundarios están mejor elaborados y tienen más fuerza, como Nancy (la traga-demonios), o Keta (la citada Santera), que fácil podrían haberse llevado el papel protagónico.

Diablero es una serie de televisión recomendable para aquellos que quieran reír, y no por su argumento, sino por patética.