21 de diciembre de 2022

Cerrándole la puerta en las narices a 2022

 


Si entre los lectores del blog hay buenos observadores, pudieron notar que este 2022 fue el año en que menos textos se publicaron en el blog Basurero de almas, desde sus inicios, cuando se subió la primera entrada, el 12 de octubre de 2012, con el título “Diles que son cadáveres”.
 
Sí, este año se publicaron solo 28 con respecto a 2013, año en que se alcanzó el máximo con 54, lo que deja claro que el número ha ido disminuyendo de forma permanente. Y sí, también este 2022 fue el décimo aniversario del blog, algo de lo que no hubo gran festejo.
 
Justificaciones para los dos casos podría haber suficientes, porque en realidad este año fue muy apático en muchos sentidos, pero la verdad es que la única razón que hay es que tengo cosas más divertidas que hacer.
 
Entre la más entretenidas fue terminar mi séptimo libro, el cual, como adelanto, les comunico que no tiene nada que ver con desencarnados, curanderos ni mucho menos santeros.
 
Sobre ello puedo compartirles dos historias alternas: una, tenía material de sobra para escribir un tercer volumen sobre el tema y publicarlo de inmediato, tras “Muertero”… otra, hay un texto ya iniciado de una biografía sobre el Curandero Felipe, sin embargo, concretar el primer proyecto me dio flojera, y el segundo, también, así que opté por reinventarme en términos literarios e incursionar en otro género.
 
¿Género? Sí, esto tiene un par de interesantes conversaciones con mi agente editorial cuando en una video-entrevista señaló que lo mío es la literatura de “terror”, a lo que le señalé que no, era “sobrenatural” y expliqué la diferencia entre las dos, pero lo mejor vino después, cuando alegremente definió como libros exóticos “Mi vida con los muertos” y “Muertero”, lo cual, hasta la fecha, meses después de que lo escribió a través de un whatsapp, me sigue provocando ataques de risa.
 
Como sea, volviendo al tema de “incursionar en otro género”, como se lo dije a un amigo, tiene una explicación: muchos visitantes del blog, lectores de mis libros y numerosas amistades no toman en cuenta que antes que religioso o practicante de alguna espiritualidad de origen extraterrestre, soy escritor, y ante eso no hay nada como alimentar el alma como es correcto, haciendo lo que a uno le gusta.
 
Lo que sí quiero compartirles que, irónicamente, aunque algunos lectores podrían pensar lo contrario, este año ha sido uno en los que más aprendizaje espiritual he tenido en mi existencia, mismo que, aunque aún no termine de compartirlo a través del blog, ha sido impactante al grado de que puedo afirmar que hay un antes y un después en mi vida espiritual a partir de este 2022.
 
Si bien es cierto que el título de esta entrada, “Cerrándole la puerta en las narices a 2022”, está mal escrito (solo tenemos una nariz), decidí publicarlo así porque es una de las maneras en que nos referimos en mexiquito cuando una situación se termina de manera unilateral.
 
Hay una canción de los inigualables Sex Pistols, la banda punk, en cuya letra aclaran sabiamente: “Cuando no hay futuro, cómo puede haber pecado”, y sí, cómo no sabemos qué le depare el 2023 a la humanidad, he decidido darle con la puerta en las narices a este agonizante 2022 y disfrutar de las vacaciones de fin de año.
 
Gracias a todos aquellos que siguen en el tren que va hacia la evolución espiritual, y también gracias a los que se bajaron, pues como dice el proverbio: "Entre menos burros, más olotes", que dicho en otras palabras significa que mientras menos personas haya en la repartición, más cantidad le toca a cada uno.
 
Felices festejos decembrinos para todos y recuerden que la principal enseñanza que nos dejó este 2022 es que la evolución espiritual es individual.

2 comentarios:

Yenyok dijo...

Pues feliz Navidad y prospero año nuevo 2023, por un año con mas exploraciones espirituales y mas K en tus texto, y sobre todo mucha salud.

Anónimo dijo...

Yo te agradezco mucho por haber tenido el tiempo y la atención de orientarme sobre el tema de dejar la religión (osha/ifá). Si eso (para mí) no fue evolución espiritual este año
entonces no sé qué fue. Yo estoy feliz, la verdad.
Que tengas un gran 2023, y que concretes tus proyectos literarios de la mejor manera.
Gracias!

Mariana