24 de junio de 2024

El Angelito negro

Para la comprensión de este texto se debe considerar que una entidad no necesariamente es un demonio ni un ser espiritual maléfico, así que sugiero partir del concepto griego que señala que son seres neutrales o espirituales que pueden ser conjurados, sobornados y/o manipulados.

 1.
Imaginen, amables lectores, que una mañana se despiertan y mientras desayunan oyen en la radio o ven en la tv noticias donde se anuncia que tras el contacto que establecieron razas extraterrestres con los terrícolas, se aprobó la llegada de embajadores para conocer cómo vivimos los humanos, informando que una de esas misiones diplomática vendrá a mexiquito a “ver” la manera en que practicamos la espiritualidad.
 
2.
Vaya, jodido asunto, sí, pero primero, aclaremos…
 
3.
Hace poco conversaba con mi amiga Beth y le confesé que no confío en el “Libro de Urantia”, ya que fue dictado por “criaturas celestiales” (¿?) de las que no hay información: nombre, origen, etc. Hay dos versiones de cómo nos lo compartieron, una, canalizando (montando) a un espiritista a quien le transmitieron su contenido; otra, que fue dictado a psicógrafos (médiums que escriben lo que dicen seres incorpóreos o entidades).
 
El culto a la “Santa Muerte” también tiene sus versiones sobre dónde surgió: una, en Veracruz, cuando una persona vio la figura de la muerte dibujada en las tablas de su choza y a partir de ahí lo comentó con sus vecinos hasta convertirlo en una adoración local; otra, cuando en los años 60’s del siglo pasado se convirtió en un culto, en el estado de Hidalgo, luego de que una curandera tuviera en su casa un esqueleto de madera que se hizo objeto de fervor de secuestradores, políticos, deportistas, delincuentes, policías, comerciantes, artistas y narcos.
 
4.
Los dos ejemplos anteriores deben ser tomados en cuenta para entender lo que van a leer a continuación.
 
5.
Desde noviembre de 2020, en la ciudad de Pachuca, se inició el culto a “El Angelito negro”, (llamado también “Ángel Negro”, “Patrón” o “Diablito), una invención “espiritual” cuya creencia protege a secuestradores, delincuentes, comerciantes, narcos y que combina Satanismo, Santería y Palo mayombe.
 
Sobre este culto (hay quienes ya lo llaman “religión”), se está masificando a gran velocidad y ahora se realiza no solo en distintos lugares del país, sino también en Perú, España, Colombia y recientemente en Francia.
 
En general la imagen de “El Angelito negro” tiene mucha semejanza con el Eleggua/Eshu, con el que los Santeros suelen personalizar al Orisha que abre y cierra caminos, usando una figura infantil, aunque en este caso mal encarada, con barba de chivo y un traje de charro, sin embargo, las coincidencias no terminan ahí.
 
El tipo de ofrendas que recibe son juguetes, bebidas alcohólicas, veladoras, flores, joyas, tabaco, dulces y dinero, a los que se han agregado cabezas de cerdo, cráneos, sangre (no se sabe si humana o animal) y todo tipo de drogas (recordemos que ya antes en México se inventó un ebboe para Eleggua donde se le ofrece mariguana). También se le purea con habano y sopletea con aguardiente.
 
Además, así como en la Osha se pide dar oti, oñi, epo y purear a los Guerreros los días lunes, a “El Angelito negro” se le debe atender los viernes. Un dato curioso: se le celebra con una gran fiesta cada 13 de diciembre, un día después del festejo de la Virgen de Guadalupe.
 
Al igual que hicieron algunos sacerdotes de Osha e Ifa con Eshu, en ocasiones se le coloca sobre un trono, a cuya figura se le han agregado cuernos en la cabeza (aquí comienza su vínculo con el satanismo). Si bien los cráneos señalados líneas arriba se usan en la Osha para fortalecer el caldero de Oggun, estos también forman parte de las variantes de Palo Mayombre encaminadas a buscar impunidad en actividades delictivas.
 
Siguiendo con la similitud con el Palo, para ser parte activa del culto se debe realizar una iniciación que incluye rayamiento donde a la persona se le realizan cuatro cortes en la piel (para abrir los cuatro portales del conocimiento sobrenatural), heridas a las que se les pone sal, alcohol, cera y después se le hace bailar semidesnudo dentro un círculo de fuego. Claro, algunos “elegidos” van más allá y se hacen tatuajes especiales en el rostro.
 
Considerando que el culto a “El Angelito negro” ya está calificado como religión, “sus iglesias”, diseminadas en gran parte del país, están adornadas con luces, techos, paredes color rojo y los pisos negros, cruces invertidas, velones negras y figuras de demonios como Lucifer, Belcebú y Luzbel mezcladas con la Virgen de Guadalupe, Jesucristo y también de la Santa Muerte.
 
Se debe destacar que el principal centro ceremonial de este culto en el país ya se estableció en “Tepito” (zona que hace siglos albergó un templo náhuatl), zona convertida en la actualidad en el corazón de la piratería, el narcotráfico, extorsión, secuestro, trata sexual de personas y contratación de asesinos a sueldo.
 
6.
Ahora bien, ya descritas las características generales del culto, vale la pena preguntarse por qué “El Angelito negro”, inventado hace poco más de tres años, resuelve a la gente que se acerca principalmente a pedir protección e impunidad para poder seguir delinquiendo, sobre todo a quienes se rayan en su ceremonia. ¿Entonces no es una invención?
 
La respuesta está en el inciso 3 al que les pedí tomaran en cuenta, porque si bien estamos hablando de la personificación de una “energía” que obviamente va a tergiversar una fe para ofrecer “respuestas a peticiones que Dios no atiende”, según los líderes del culto a “El Angelito negro”. Un ente del que no sabemos nada.
 
7.
No se conoce nada de quiénes fueron las “criaturas celestiales” que dictaron el “Libro de Urantia”, aunque proporcionaron una versión más o menos coherente (ojo, no digo que sea cierta), sobre el origen de la humanidad a partir de la existencia de un “Dios” y la presencia de “su hijo Jesús” como responsable de cuidar este planeta; tampoco tenemos idea quién es la entidad que está detrás de la “Santa Muerte”, porque lo único que interesa a sus creyentes es que resuelva, pero lo que resulta indiscutible es que hay “algo” o “alguien” detrás de ellos con quienes se puede interactuar.
 
Y lo mismo sucede con “El Angelito negro”, a saber qué criatura, ente, elemento, organismo, unidad o existencia contiene su representación física, sin embargo, es la fe (a final una energía capaz de “hacer milagros”), la que lo alimenta y está convirtiendo en algo tangible y funcional.
 
Hay que reconocer que el aura que rodea a “El Angelito negro” copia toda la parafernalia de una película de terror de Hollywood (cruces de cabeza, uso del color rojo, bailar dentro de un circulo de fuego y demás), lo que refleja que más que “bases espirituales”, su devoción está basada en la ignorancia y es esta la que consigue materializar respuestas a las más ególatras peticiones, porque como dice el refrán: “la fe mueve montañas”.
 
Finalmente, cabe destacar que es tal la creencia en el nuevo salvador y sus prodigios, que ya hay quienes afirman que está desplazando el culto a la “Santa Muerte”.
 
Para aquellos interesados en conocer de cerca uno de sus templos y constatar lo que aquí se describe, pueden acudir a la calle Carpintería #35, en la colonia Morelos, y si bien está localizado en el barrio más peligroso de la ciudad, si dicen que van a visitar el “Altar del Angelito Negro”, ello les podría ayudar a salir con vida.
 
8.
Siguiendo con la imaginaria llegada de diplomáticos espacianos que vendrían a mexiquito conocer nuestra espiritualidad, al principio pensé les daría risa, pero tras terminar de escribir este texto me quedó claro que volverían a su planeta con una expresión de horror en el rostro.




16 de junio de 2024

Manías

 


Recién tomé dos cursos de redacción y ortografía, impartidos por mi amigo de muchos años Camilo Reynaud (en su momento fue redactor de discursos del expresidente de México Vicente Fox), capacitaciones que me han ayudado a corregir (creo) mi forma de escribir.
 
Lo curioso fue cuando algunas personas se enteraron de que acudiría a las sesiones de todo un día, cada sábado y durante más de un mes: fui acusado, juzgado y condenado con comentarios que iban desde el “¿cómo es posible que después de tantos años de ser escritor te pones a estudiar redacción?”, hasta el irónico “si tú escribes bien, ¿qué le buscas más?”… incluso Camilo, durante uno de los descansos del primer día de clase, me llamó aparte y me soltó: “¿qué diablos haces aquí?”
 
Mi respuesta fue: “yo no sé escribir”, pero la reacción siempre fue un gesto de incredulidad, más había otro punto a favor de mi interés por el los cursos: eran parte de la capacitación obligatoria en mi trabajo, así que yo no los pagaría.
 
Haber participado tuvo como consecuencia trabajo extra: a partir de la capacitación mis compañeros se acercaban hasta mi escritorio para revise sus textos antes de entregárselos a su jefe. Lo irónico, cuando les hago observaciones argumentado las reglas gramaticales, la mayoría terminan soltando: “se nota que estudiaste”, pero también se me desarrollaron manías al leer.
 
Al principio fueron chispazos y después se convirtió en parte de lo que quizá debería hacer un buen lector (en realidad un lector obsesivo): encontrar errores ortográficos, de redacción o incluso hasta de lógica en la trama.
 
Cualquiera pensaría que la versión original de un texto, tras pasar por la revisión y corrección de estilo, sale hacia las librerías como algo perfecto, no sólo por la imagen del escritor, sino por la única razón que motiva a las casas editoriales: la vender libros a mansalva.
 
Por ello es inadmisible que un libro contenga errores ridículos, ya que en teoría un escritor es alguien que sabe escribir por encima de nosotros, los mortales, pero además es obligación de la editorial corregir fallas y poner en las manos del lector un libro que pase a la posteridad, así que vayamos a dos ejemplos de que ello NO es cierto.
 
1. Tengo pendiente un texto sobre la serie que John Connolly ha escrito sobre el detective-muertero Charlie Parker. Lo aplazaré hasta que lea los 19 volúmenes (tras el 15 no salió bien parado), saga en la que el irlandés evolucionó al protagonista de tal manera que exige ver hasta dónde será capaz de mutarlo para hacer que de nuevo valga la pena.
 
Sin embargo, me he encontrado en su interior errores imperdonables, responsabilidad de Tusquets Editores, encargada de publicarlos en méxico. Si bien es cierto que en ningún momento las fallas afectan la valía de la obra, es una llamada de atención para la editorial.
 
En el libro “Los amantes”, en la solapa, se comete un error gramatical (me enseñó Camilo a identificarlos) al presentar al autor y su obra: “la octava entrega de la serie, en la que Connolly se remonta al pasado del investigador para reconstruir periodos todavía ocultos y poco claros de su atormentado pasado”.
 
Como se puede observar se incurre en la llamada reduplicación: figura literaria que consiste en repetir dos o más veces una palabra, en este caso “pasado”, y reiterar una idea innecesariamente.
 
Tusquets suele incluir la leyenda “impreso en méxico” en sus libros, lo que no quiere decir que sean ediciones locales: su traducción la hacen españoles y tras breves adecuaciones las publican en otros países de habla hispana tratando de eliminar esos modismos, por lo que a lo largo de un texto pueden encontrarse las dos expresiones, manifestando con ello una falta de seriedad por parte de la editora.
 
2. Editorial Anagrama (localizada también en España y según su fundador Jorge Herralde, “una editorial política y contestataria”, hasta que hace siete años se incorporaron al neoliberalismo recalcitrante con los exorbitantes precios de sus libros), tampoco se salva de cometer errores, aunque en los suyos podrían señalarse como graves tal y como lo detecté en el libro “Juliet, desnuda", del británico Nick Hornby.
 
En este caso se trata de una falla sobre los tiempos en que transcurre la trama y que pone de manifiesto el descuido en el que se puede caer en el proceso de edición de una magnífica obra. Lo abordaré de otra manera compartiendo un mail que envíe a la Editorial:
 
Buen día... Tengo más de 25 años adquiriendo sus libros y jamás había encontrado un error tan garrafal (en ocasiones sólo fueron acentos y comas), como sucede con la primera edición del libro de Nick Hornby de "Juliet, desnuda", del año 2010. En la página 34 de dicho libro, señalan sobre el disco: "Juliet, aparecido en abril de 1968".
 
Y más adelante, en el mismo capítulo, hacen referencia al disco en cuestión para los años de 1992 y 2002, lo que crea cierta confusión en el lector al iniciar la lectura del libro, pues posteriormente el autor aclara que dicho álbum apareció en 1986. Así que la frase correcta es: "Juliet, aparecido en abril de 1986": santos errores disléxicos!!!
 
Les pido poner más atención en sus ediciones pues sus libros en mi país son excesivamente caros: para no ir más lejos éste de "Juliet, desnuda" costó el equivalente al 5% de mi salario mensual, por lo que uno esperaría adquirir un 100% de certeza en la traducción de lo que se leerá. Saludos
 
Cuatro días después recibí esta respuesta:
 
Estimado/a lector/a, Sentimos las molestias ocasionadas. Le agradecemos la información y el comentario que nos aporta. Lo pasamos al departamento de edición para que lo rectifiquen para próximas ediciones. Cordialmente Silvia López, Editorial Anagrama
 
Desconozco si habrá próximas ediciones del libro, pero ¿qué garantía hay de que a Nick Hornby se le haga justicia en materia editorial?
 
No creo saber más por haber tomado un par de cursos de ortografía y redacción, ni me dedicaré a husmear en los libros para encontrar errores de edición, pues ello me llevaría a dejar de disfrutar el placer de la lectura; quizá fue la escucha del disco de Nuno Mindelis, Free Blues, y luego el homónimo de Camper Van Beethoven, lo que me llevó a escribir este (seguro para algunos) chocante texto.
 
Como sea, uno nunca termina de aprender.


1 de junio de 2024

Por favor, divirtámonos


para blakmor, tus respuestas 
están en la palma de tu mano
 
Para cualquier acercamiento a una banda como Kings of Leon, no debemos olvidar que tocan un emotivo e ingenioso power pop con sabor a psicodélico whisky (no por nada son originarios de Tennessee).
 
Son dueños de una discografía de 9 cd’s, numerosos ep’s y discos en vivo. Sus integrantes, los tres hermanos, Caleb, Nathan y Jared Followill, y su primo Matthew Followill, imprimen una antagónica personalidad que se refleja en composiciones donde los extremos como la muerte, el desamparo y la pérdida se conjugan con la fe y el optimismo para inspirar himnos como “Knocked Up”, “Pyro”, “Milk”, “Closer” y “Sex is on fire”.
 
No solo millonarias ventas los acompañan, sino que han sido cabezas de prestigiados festivales como “Lollapalooza”, “Southside Festival”, “Itunes”, “Coachella”, “Pinkpop” o invitados al célebre “City sessions”, lo que los hace estar bajo escrutinio de la prensa especializada con cada disco.
 
“We Please Have Fun”, lanzado el 10 de mayo de 2024 por LoveTap Records y producido por el cantante, guitarrista y productor Kid Harpoon, mantiene todo en su lugar: la banda sigue con sus miembros originales, Caleb se mantiene como líder y los pleitos sobre el escenario han quedado atrás, aunque ello no ha saciado a críticos como Damián Morris, quien escribió en The Guardian que el nuevo cd “evidencia los problemas de una banda después de 25 años de carrera: en la cima de su poder de interpretación, pero arruinada por una capacidad disminuida para escribir canciones fuertes”.
 
Clashmusic fue directo y señaló que: “este álbum está listo para causar estragos en los fanáticos”, mientras que Loudersound advirtió: “No es una fiesta sorpresa (y menos un salto que pretenda una consolidación), pero tiene una buena cantidad de buenos momentos”.
 
Claro, cada quien su opinión, pero Kings of Leon saben lo que hacen y entre otras cosas no son ajenos a lo que sucede en el planeta, algo que debería avergonzarnos cuando Caleb ironizó en la canción Nowhere to Run, durante su participación de la banda en el festival “Vive Latino 2024”: "Hay una guerra afuera, todos deberíamos drogarnos y darnos un beso de despedida", mientras millones vomitan apatía ante los miles de muertos que ha causado el genocidio de Israel en territorios palestinos.
 
De hecho, ante tanta sangre palestina (y miseria, crisis ambientales, desempleo, amenazas de guerra, enfermedades incurables, fracturas de parejas, incendios forestales, adicciones, violencia y más), esparciéndose por el planeta, los lleva a pedir en el título del disco, “We Please Have Fun”, traducido como Por favor, divirtámonos.
 
Siguiendo con la indiferencia se debe recordar el parón que hizo Kings of Leon al cancelar el resto de una gira de 2021 para lamentar el fallecimiento de su matriarca (la madre, pues, de los hermanos Followill), lo que incluye en el nuevo disco un llamado de atención a lo corta que es la vida cuando se trata de pasarla bien basados en parámetros egoístas.
 
“We Please Have Fun” es evolutivo, donde los teclados, usados antes para redondear las atmósferas durante sus conciertos, así como ciertos atisbos de electrónica, se abren paso para formar parte del sonido de la banda, mientras las guitarras siguen marcando el rumbo, porque a final de cuentas Kings of Leon son eso, una banda guitarrera para apoyar letras que invitan a la reflexión: “Por favor, divirtámonos” porque más adelante tendremos que tomar decisiones si queremos seguir vivos.
 
“We Please Have Fun”, es un disco lleno de canciones breves, brillantes, frescas y repletas de energía, mostrándonos a una banda alejada de la presión de escribir sencillos buscando un lugar en la radio FM durante una semana.
 
Kings of Leon y su nuevo cd no te dejará indiferente si lo tuyo es el optimismo, las guitarras inteligentes y música alegre que no está peleada con la reflexión.