7.
Un domingo por la tarde mientras jugaba
dominó, W me llamó a mi celular…
- interrumpo algo? – interrogó…
- nada importante - la tranquilicé, le di
un trago a mi cerveza y me puse de pie mientras mis amigos se quejaban por suspender
la partida…
- te aviso que saldré de viaje – dijo sin
rodeos – salgo en la madrugada hacia Londres…
- y eso? - la cuestioné…
- mi esposo viajará por asuntos de trabajo
– señaló…
- vaya - exclamé un tanto confundido...
- sé que suena extraño – comentó, pero de
inmediato la interrumpí…
- no me expliques nada…
- te aclararé lo que debes saber – advirtió
- hay mucho de por medio en ese divorcio: mi patrimonio, por lo que trabajé
desde joven, él lo tiene hipotecado todo y no pienso dejárselo…
- haces bien en recuperarlo…
- te voy a confesar algo que no deberías
saber – dijo con solemnidad – tengo años de no tener sexo con él, casi los
cuatro que llevamos juntos: en todo ese tiempo sólo he hecho el amor una vez y
fue contigo…
No supe qué decir… minutos después, tras
hacerme reír varias veces, se despidió con un “te quiero”…
En cuanto regresó al país me invitó a cenar…
apenas y nos vimos me entregó una bolsa en cuyo interior descubrí dos discos de
grupos desconocidos para mí: “The Blue Nile” y “Thee Hypnotics”, junto con un
libro de reproducciones de Claude Monet…
- es mi pintor favorito – señaló al ver mi
cara de sorpresa…
- gracias – le dije emocionado…
- … y conservo
mi virginidad exactamente igual desde que estuvimos desnudos por primera y
única vez - soltó…
- eso no es asunto mío – le advertí…
- me queda claro que ni siquiera lo
preguntarías – reconoció – pero para mí es importante que lo sepas, ya que decírtelo
va más allá de cualquier situación que pudieras suponer sobre mi…
- lo sé – acepté tras percibir sinceridad
en su mirada… una vez que ordenamos la cena, se me quedó viendo y sugirió:
- deberías comer un poco más… estás muy
delgado…
- no me da mucha hambre – dije tratando de
no entrar en detalles…
- y eso? - sondeó preocupada...
- sufro contigo y por ti, sabes? – W bajó
la mirada y quedó en silencio…
8.
Saliendo de un cine
le pregunté cómo le hacía para darse esas
escapadas que nos permitían tener una relación, como despreocupados novios,
estando ella casada…
- él odia a mi
familia y a su vez ellos no lo soportan, así que le digo que iré a ver a mi
madre y se conforma con eso…
- vaya - atiné a
decir…
- el simple hecho
de mencionársela lo pone de mal humor - agregó…
- lo clásico: el
yerno que no soporta a la suegra – comenté divertido…
- es que no
conoces a mi madre – soltó dejándome mudo…
Una vez que
enfilamos rumbo a mi casa, durante la luz roja de un semáforo tomó su bolso, sacó
un libro y me lo entregó, vi la portada y sonreí…
- cómo sabes tanto de mí? – la interrogué al
descubrir que era de Hunter S. Thompson: “El diario del ron”…
- tú me lo
cuentas todo durante nuestras conversaciones…
- pero hablamos
tanto – me quejé…
- tú hablas, yo escucho
y mentalmente tomo nota – presumió…
9.
Durante los tres años que tardó su divorcio
conocí a varias mujeres, una de las cuales me interesó bastante… se lo confesé…
- te entiendo – aceptó con cierta tristeza…
- debería sentirme mal? – pregunté mientras
cenábamos una ensalada…
- no, en verdad lo comprendo y me suena
lógico – reconoció – temía que llegara este momento… y ahora que se hizo
realidad, pues…
- mejor nos olvidamos del tema - propuse…
- de acuerdo, pero antes debo hacerte una
pregunta: esta novedad cambia tu promesa de estar
siempre conmigo?
- no – respondí con firmeza al tiempo que
sentía la envidiosa mirada de varios hombres que se encontraban en el
restaurant: no se podía pasar por alto la belleza de W…
- entonces te puedo pedir un favor? –
reviró ajena a todos ellos…
- cuál? – pregunté intrigado…
- no dejes de contarme por qué te hace
feliz… ella o quien sea…
- eres masoquista? – pregunté sin
comprender el motivo de su petición…
- no, simplemente me gusta confirmar que
pese a los malos ratos, la vida sigue y siempre hay “algo” más adelante…
Curiosamente ese prospecto de relación no fructificó…
10.
Mientras
tomábamos un café, una lluviosa tarde, me confió:
- tuve que ir a
un banquete… de esos de gala donde
tocan una aburrida mezcla de muzak y lounge, ya sabes con quien fui…
sorpresivamente una mujer bastante guapa, por cierto, se acercó y me invitó a
bailar…
- y?
- obviamente me negué, así que volvió a su
mesa… después regresó e insistió en lo del baile… a mi marido no le importó,
pero como la rechacé de nuevo, ella decidió quedarse parada a mi lado,
mirándome y en espera a saber de qué…
- no entiendo – dije…
- mi esposo se puso de pie y se alejó ignorando
el acoso, ella en ese momento soltó un “te amo, me gustas y no pienso irme de aquí
sin tu compañía”…
- y qué diablos pensaba ese pendejete al
dejarte sola? – protesté…
- no te dije? – me preguntó y de inmediato
respondió - es homosexual… y siempre lo ha ocultado porque no hubiera sido bien
visto por su jefe…
- en serio? – pregunté sorprendido…
- claro, y la mejor manera de disimularlo
era casándose con una mujer como yo –
dijo, más lejos de sonar vanidosa, daba una pista de lo complicado que era su
vida - de ahí viene el infierno en el que vivo…
- y cómo es que no te diste cuenta que era
homosexual? – pregunté confundido - cómo consiguió conquistarte?
- es muy listo y hábil en muchos aspectos,
pero también violento, rencoroso, siniestro y lleno de maldad: te analiza durante
meses hasta que descubre la manera de hacerte pedazos o de embaucarte – y
agregó – lo de su homosexualidad? sencillo: su falta de interés en el sexo lo
justificó con su diabetes, colesterol y la presión arterial alta…
- y la “enamorada”? – retomé al descubrir que
el tema la incomodaba…
- el personal de vigilancia la sacó del
salón discretamente…
11.
La madrugada de un martes me llamó y dijo a
manera de amenaza:
- paso por ti mañana a las ocho… llévate
una muda de ropa porque nos iremos de paseo…
- y eso?
- mi esposo salió de viaje a Portugal…
- esta vez no te llevó? – dije, más de
inmediato me arrepentí al descubrir que mi comentario sonó mordaz…
- insistió en que lo acompañara, pero le
dije que no me habían dado permiso en mi trabajo… aunque sí lo hicieron, pero
para irme de pinta contigo – y agregó – bueno, eso en caso de que quieras…
- te espero – contesté…
Al siguiente día íbamos sobre avenida
Insurgentes, rumbo al sur de la ciudad, pero sin realmente tener idea a dónde
dirigirnos…
- ya nos llevará el destino – dijo arrancando
su auto último modelo…
- no, el destino es un señor muy cabrón al que no debes dejarle opinar – avisé - vamos
hacia Morelos…
Llegamos y le propuse que se dejara guiar por
su intuición… lo hizo y antes de llegar a Ocuituco se desvió rumbo a Jumiltepec,
transitamos largamente por un camino de terracería hasta que nos detuvimos
frente a un letrero donde se leía: “Hotel Ecológico Quinta La Joya”… sin dar tiempo a nada entró al estacionamiento,
fuimos a la recepción y alquilamos una suite…
después nos dirigimos al restaurant, comimos relajadamente, caminamos por los jardines del hotel y nos
encerramos en nuestra habitación el resto de la jornada…
Al día siguiente
pasamos parte de la mañana en la alberca (dos jóvenes se dedicaron a ver a W
con lujuria el tiempo que estuvimos ahí)… después de comer descubrimos que una
muda de ropa no sería suficiente para quedarnos más días, así que fuimos a
Ocuituco de compras…
Los días que
estuvimos ahí hicimos el amor a todas horas, visitamos los poblados que
rodeaban Jumiltepec,
curioseamos en una tienda cuarzos y un local de libros usados (en la que ella
me regaló una vieja edición de “El retorno de los brujos” y yo a su vez le
obsequié un chuzo engarzado en oro),
comimos en un mercado y recorrimos el Convento de Santiago Apóstol… cuando
llegó la mañana del domingo emprendimos el regreso ya que su esposo volvía esa
tarde…
Durante el
trayecto los demás autos nos rebasaban con rapidez, pero ella mantenía una
velocidad discreta, así que le dije mientras en el reproductor sonaba Georgia
Satellites clamando “Don’t pass me by”:
- aunque no fue
un acuerdo notariado, finalmente rompimos eso de que “no podemos seguir con lo
nuestro”…
- cállate – dijo
con dulzura mientras las lágrimas brotaban de sus ojos…
- por qué lloras?
– le pregunté…
- porque vamos separarnos
tras pasar unos días estupendos – confesó…
12.
Hubo una época en que nuestros encuentros
se espaciaron al grado de pasar hasta un mes sin saber de ella, sin embargo, en
alguna interrupción de sus silencios (atendiendo a su solicitud), le comenté
por teléfono que había conocido a una mujer que me gustaba demasiado… no dijo nada,
quizá pensando que sucedería lo mismo que la primera vez: no pasaría a más…
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