14 de junio de 2025
El nuevo Ifá mexicano proviene de una chistera
Los sacerdotes de la Osha e Ifa en México
insiste en transitar por caminos tan retorcidos que la actual práctica religiosa
parece salida de una chistera.
1 de junio de 2025
El demonio en el espejo (final)
7.
—Muéstrame una
fotografía de tu hija — pedí y comenzó a hurgar en el folder — no, necesito una
selfie que tengas en tu teléfono: la
más reciente.
Cristina me miró
extrañada, más Maura la tocó levemente en el brazo y con un movimiento de
cabeza pidió lo hiciera. Su teléfono era fino, de hecho, podría decirse que
caro, lo cual, concluí, ella lo consideraba necesario para que la tecnología no
fuera obstáculo en sus pesquisas.
Observé
largamente la foto, luego coloqué el teléfono sobre la mesa y lo hice virar
sobre el anillo magnético, como en el juego de “girar la botella” y el speaker
quedó apuntando hacia ella. Sonreí burlón, ella me miró con extrañeza y lejos
de aclararle qué pretendía, llamé a la mesera y pedí rellenara mi taza.
—Te toca
contarnos la verdad — dije finalmente y con la mirada incluí a Maura.
—¿A qué te refieres?
—Te sentaste frente
a mí y mentiste diciendo que no habías consultado con nadie para encontrar a tu
hija. Debiste aceptar que sí lo habías hecho: fuiste con un brujo… y uno muy
cabrón.
8.
—Para poder venir
tuve que hacer una obra para ocultarme y que ese brujo no sepa que existo — avisé
— el tipo al que fuiste a ver hizo un trabajo fuerte, en donde invocó a un
demonio para que él les dijera en dónde tienen secuestrada a tu hija.
—…
—La consulta
incluyó un espejo, viejo y con el marco muy adornado, propiedad de tu abuela y
que tú misma le llevaste, en donde el demonio les mostraría en dónde está tu
hija, lo cual es una media verdad. Sin embargo, no entendiste por qué el brujo lo
cubrió con un paño negro, aunque él se limitó a decir que lo hacía para
protegerte, pues ver la imagen del maligno podría asustarte.
—Pero…
—Calladita, durante
los próximos cinco minutos, harán que te veas menos mal — la interrumpí apuntando
mi tenedor (con un trozo de pastel clavado en la punta), hacia su rostro — el
ritual incluyó una gota de tu sangre, aceite de azufre, un tazón con sal, dibujar
de varios signos alrededor del espejo con tiza, varias velas y una hora de
conjuros hasta que el demonio apareció reflejado en el espejo
—…
—Ahora el hechicero
te está pidiendo una gran cantidad de dinero para darte la ubicación de tu
hija. ¿Estoy equivocado?
—No…
—Te dijo que
tenías nueve lunas para llevarle el dinero antes de que el demonio volviera a
su lugar de origen. Y si no me equivoco te quedan tres para pagar.
—Dos… dijo una
fecha, pero no el motivo — explicó.
—Ese tipo es bueno:
sabe dónde está tu hija y solo te lo dirá hasta que le pagues el dinero que te
pidió, mientras tanto, el demonio que invocó la está protegiendo, aunque siga
en poder de los secuestradores, porque incluso, gracias a él, aunque suene
raro, ellos la están tratado bien.
—¡No me contaste
nada de eso! — protestó Maura.
—Es tal tu
incredulidad que no estás dispuesta a pagarle al brujo — advertí — pero hazlo
si quieres que todo salga bien.
—¡Es un abusivo!
— se quejó — no tengo tantos pesos.
—Deja de pensar y
decir pendejadas. Tienes dinero para pagarle: has recibido suficientes donaciones
para tu búsqueda, así que te alcanza para sufragar al brujo e incluso para cubrir
el dinero del rescate que piden los secuestradores.
—Prefiero pagarte
a ti: dime en dónde está y te daré el doble de lo que me pide ese estafador.
Miré con despreció
a la mujer: no era posible que jugara de esa manera con la vida de su hija;
cogí el teléfono, lo giré de nuevo sobre la mesa y esta vez el speaker quedó apuntando hacia mí.
—No me interesa
tu dinero — dije acercándomelo a los labios para fingir que hablaba por
teléfono — además, ese demonio es el dueño de la integridad de tu hija, así que
más vale que le pagues. No tienes opción.
—…
—Te lo advertí:
es un excelente vidente — intervino Maura cruzando los brazos sobre el pecho, manifestando
hacia la mujer disgusto por su falta de honestidad.
—Los demonios
siempre intentan entrar en nuestro plano dimensional y es difícil alejarlos una
vez que lo consiguen. Una forma en que pueden meterse es a través de espejos,
ya que funcionan como portales.
—…
—Ahora, si se
trata de seguir diciendo verdades, después de consultarte con el brujo fuiste
con un Santero y te dijo que él no pensaba meterse en problemas porque ya había
demasiadas “energías” mezcladas en el secuestro de tu hija.
—…
—Debo reconocer
el Santero que fue decente contigo, porque otro te hubiera sacado un dineral
por no hacer nada para rescatar a tu hija.
—…
—Más allá de su
honestidad, él tiene razón, ya moviste muchas
energías oscuras y un demonio “de este tipo” siempre estará por encima de
ellas, por encima de Dios y del Diablo, porque estos demonios se mueven a su
libre albedrío.
—¿Por qué nueve
lunas? — se atrevió a hablar.
—Es el número
máximo de días en que puede tener “amarrado” al demonio, una vez cumplido el
plazo, solo tiene dos opciones: lo deja escapar para que se mezcle entre
nosotros, o lo regresa al lugar de donde vino. En cualquiera de ellas debe
pagar lo que ofreció por encontrar a tu hija — expliqué y me zampé el último
trozo de mi pastel.
—…
—Claro, un brujo honesto
sabe que no puede dejarlo sin cadenas entre nosotros…
—¿Y qué le
entregará el brujo al demonio como pago por sus servicios?
—Te lo podría
explicar, pero no es asunto tuyo, aunque creas tener derecho porque regalaste una
gota de tu sangre para la invocación. Lo que debe importarte es pagarle al hechicero.
Cualquiera de los dos escenarios, ya sea que lo deje en libertad o lo regresa a
su lugar de origen, implicará que nunca más tengas noticias sobre tu hija.
Incluso aunque pagues el rescate, no te la devolverán.
Dejé que un
silencio incómodo invadiera la mesa. Sin poder soportar más la presión, y sin
mirarme siquiera, Cristina cogió su teléfono y lo arrojó en un rincón de su
bolso de mano, luego cogió folder repleto de papeles, lo devolvió al otro bolso
y se levantó de la mesa de un tirón.
La silla rugió al
ser arrastrada, y las miradas de los comensales se volvieron hacia ella, llenas
de sorpresa. Con la cabeza alta y los labios apretados, intentó mantener la
compostura, pero su rostro reflejaba una mezcla de rabia y desesperación,
mientras sus manos temblaban. Sin despedirse, caminó con paso firme hacia la
salida.
9.
—¿Qué quieres que
te diga? — dijo finalmente Maura.
—Podrías decir
que estás apenada conmigo y que lo compensarás pagando la cuenta — me burlé.
—Sí, por eso no
te preocupes — avisó y volvimos al silencio.
—Supongo que con
el cuento de su hija ha conseguido engatusar a mucha gente — comentó luego.
—Su molestia es
porque sabe que su telenovela está
llegando a su fin: va a recuperar a su hija, eso está claro — señalé — pero
luego de eso su vida volverá a ser igual de anodina que siempre.
—Me disculpo por
meterte en estos embrollos — ofreció Maura mientras llamaba a la mesera para
pedir la cuenta — y ya que estamos aquí deberías explicarme eso de que “uno de los sinónimos de la palabra resignación es paciencia”.
—Deja de meterte
donde no te llaman — reviré.
—No entiendo.
—¿Cuál fue la
persona que más te haya impresionado conocer?
—Una endurecida
prostituta que se acostaba solo con traileros.
—Deberías
aprender algo de ella para no dejarte manipular por la primera vende-cuentos
que te encuentres en el camino.
—Pensé que me
ibas a gritonear — reconoció tras pensárselo.
Solté una
carcajada mientras sacaba el frasco con el polvo pierde rumbo, le pedí se
acercara y dejé caer un poco sobre su cabeza.
—Es para que
nadie sepa que nos reunimos con Cristina, ¿verdad?
—Sí…
—¿Cómo se llama
ese polvo?
—Se llama “qué te
importa”.
—Más vale que
vaya a pagar — dijo y se puso de pie.
10.
Una vez en la
puerta de la cafetería, Maura me interrogó.
—¿Lo viste?
—¿A quién?
—El demonio que conjuró
el brujo, ¿se ve horrible, así como los describen?
—No es un
demonio, Maura, es un Ángel al que invocó, y esos son los peores.
* Para conocer más sobre este personaje y por qué
me busca de vez en cuando, consultar el capítulo “Las muertas”, de mi libro
“Muertero”.
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