1.
RS era de origen suizo, poco atractiva, con cierta aristocracia (su madre era embajadora), y para alarma de su familia era pintora. Cuando la conocí yo tocaba la batería en un grupo: nos presentó H, el guitarrista. Los primeros encuentros fueron etílicos hasta que con el tiempo, conversando por separado, confesamos nuestras vocaciones: ella estaba ampliando sus horizontes hacia la escultura y yo, más que músico, estaba dejando salir mi faceta como escritor.
Dejamos de
vernos hasta que de nuevo nos juntó H: el grupo había desaparecido, él dejó la
guitarra y experimentaba con teclados, RS comenzaba a ser reconocida como
pintora vanguardista y yo publicaba en periódicos y revistas sobre música. Un mal rato con H
– borracho era pesado - hizo que nuestra amistad se enfriara y con el tiempo se
esfumara.
En otra
parranda, RS me dijo que estaba trabajando para la (en aquel entonces) Coordinación de Extensión
Cultural de la Universidad Autónoma Metropolitana, había conseguido le auspiciaran una exposición y quería que
escribiera un texto para las invitaciones. Acepté.
2.
Se llamaba
“Baguettes humanas”: en él narraba cómo la tierra era invadida por espacianos gigantes que arrasaban
con la humanidad y los sobrevivientes se convierten en un exótico alimento en
exclusivos restaurantes: las personas
vivas eran separadas por edad, sexo, tamaño, color de piel y eran ofrecidos en pan para deleite de los invasores.
Sí, era disparatado, pero RS quería algo provocador. Se lo entregué, le gustó y
al siguiente día ya estaba en la imprenta de la UAM.
La
exposición recibió excelentes críticas en revistas de arte y mi texto tuvo buena
acogida: la Coordinadora me ofreció participar en una
compilación de nóveles escritores, más una posterior discusión entre ella y RS (a la que debí poner atención), dio al traste la invitación y con el empleo de mi amiga.
Tras la exhibición
alcancé a publicar en una revista cultural, también de la UAM, un ensayo sobre los
años psicodélicos de Salvador Dalí, y su vínculo con los alemanes Tangerine Dream, que recibió buenas notas. Después fui vetado.
3.
Una tarde RS me invitó a su estudio, confesó su vocación ecologista, su interés por
la escultura con basura, me mostró desperdicios ya clasificados y varias esculturas
sin terminar. Semanas después me pidió viera su “gran obra”: una figura humana
con rasgos robotizados. Invertí una
hora reconociendo los desperdicios con los que la armó hasta llegar a un brazo
en cuyos dedos había dos láminas a manera de portada y contraportada de un
libro. Mi amiga vio mi curiosidad y dijo:
- es un androide
con consciencia humana… y aquí es donde entras tú: es un libro sin hojas y
tendrás que escribirlas, necesito un texto que caerá al suelo si las personas
descubren que en la escultura hay algo que leer. Tu escrito se extenderá como un
papiro… ¿qué opinas? - me quedé pensativo y al verme dudar, agregó
- esta escultura y otras más, junto con algunas pinturas, se expondrán en la “Galería
del taco artístico”.
- cuánto
tiempo me das para escribirlo?
- una
semana – avisó.
- no jodas
– me quejé…
- ya
aceptaste – sonrió burlona.
4.
- qué es el “Galería del taco
artístico”? – pregunté al entregarle el texto.
- un museo que dentro tiene una taquería... o una taquería con un museo.
- vaya – dije sintiendo que se
burlaba de mi.
- ya la verás: está en la colonia Condesa.
5.
Escribí sobre un poblado, en un
país invadido por un lejano ejército, cuyos habitantes no se habían resistido
pues los veían como salvadores de su tiránico gobierno. Una tarde reunieron a los pobladores en una plaza con el pretexto de brindarles atención médica, más la intensión era
matarlos.
Un grupo de artistas sabía de los
planes y estaban pintando un gran lienzo donde plasmaban las masacres cometidas
en otras aldeas. Así, agazapados en una azotea lo desplegaban ante sus vecinos,
quienes impresionados por los rastros de exterminio se revelaban contra los militares
e inician una revuelta.
- cabrón – gritó RS al otro lado
del teléfono – has plasmado el espíritu revolucionario de la pintura… te queda
claro, al igual que a mi, que la cultura es el motor de cambio de la humanidad:
es lo que motiva la lucha de clases, la destrucción de los valores obsoletos de…
(bla bla).
- eres una exagerada – me burlé.
6.
El día de la inauguración llegué con varios amigos y una cuasi-novia. No nos costó trabajo dar
con el lugar: la “Galería del taco artístico” era llamativa por sus colores y por
los reflectores que alumbraban hacia todos lados de la avenida.
Fuimos recibidos por
una edecán con copas de vino. Al poco apareció RS para saludar y soltar un tengo “preparada una sorpresa”. Minutos
después comenzaron a sonar las notas de un saxofón tocado por un joven que
entraba y salía de la galería por puertas y ventanas, se paseaba entre cuadros y esculturas o bailaba sobre las mesas.
La “Galería del taco artístico”
era un concepto kitsch irritante,
pero tenia un leve encanto: sus salas llevaban nombres de tacos o de sus ingredientes: ”sala al
pastor”, “sala de cabeza”, “sala con cebolla”, “sala de suadero”, “sala de buche”, “sala de queso
fundido”, “sala de salsas” o "sala para comer aquí o para llevar".
7.
Mi acompañante destacaba por su
personalidad neo-dark y como en esos
lugares nunca faltaba la competencia,
una guapa mujer, enfundada en ajustada ropa de piel negra, trató de llamar mi
atención: ello me divertía, no sólo por sus desplantes, sino por los celos de mi
amiga.
En algún momento la guapa se me acercó, sacó una chequera y llamó a gritos a RS para preguntar el precio de
una pintura, anotó la cantidad sin regatear y exigió que fuera colocada
en ese momento en su auto, pero ella se negó.
El vino tinto me hizo buscar un
baño, más tuve que formarme varios minutos para entrar. Al regresar la compradora estaba sentada, seria y pálida, rodeada de sus amigas, mientras mi compañera sonreía
burlona. Imaginé lo sucedido y me incomodó, así que decidí recorrer los
pasillos mientras RS platicaba con sus fans.
En algún punto encontré una larga fila, me acerqué para saber el motivo y vi la
escultura del androide donde una par de jovencitas leía mi texto.
Me quedé cerca, al terminar lo
acomodaron respetuosas y se retiraron mientras un tipo con pinta de músico
iniciaba la lectura. Me fui detrás de las dos jóvenes y en algún momento una de
ellas le soltó a la otra:
- qué te pareció la historia?
-extraña – respondió - quién la
escribió? me gustaría conocerlo…
Volví con mis amigos. En algún momento RS gritó un “a cenar” y varios meseros aparecieron
con charolas de tacos a manera de bocadillos. Seguimos con el vino, regresé a
la escultura y descubrí que la fila era más larga. Me encaminé a la sala
principal, pero fui interceptado por el músico.
- hola – saludó.
- qué hay? – dije sin mucho
interés.
- me reconces?
- podría decirte que sí, pero mentiría,
así que seré sincero: no.
- me llamo MS... te he visto en
algunos conciertos. Tengo una banda con mi hermano P y recien incorporamos a R:
somos “Cabezas de Cera”.
- tú fuiste el que le robó R a Tajobase?
– pregunté sorprendido.
- tanto así como robo, pues… –
dijo nervioso.
- es un decir – lo tranquilicé –
el medio musical es muy promiscuo…
- RS me dijo que el texto de la
escultura es tuyo – explicó – y también que escribes y publicas sobre música.
- lo intento – me interesé por la
conversación.
- haremos una gira por europa y necesitamos
un boletín de prensa – dijo – RS te recomendó porque eres bueno en eso.
- no le hagas caso: todo lo
exagera.
- nos harías ese favor? – preguntó.
- invítame a su próximo concierto
– ofrecí - les hago una reseña, la publicamos y si te gusta escribo su boletín.
- gracias – atinó a decir y se
disponía a irse cuando le pregunté.
- qué instrumento tocas? - pregunté tras intercambiar números de teléfono.
- la guitarra – dijo agregó – y estoy
comenzando con el stick.
- felicidades - nos despedimos.
Voví a la sala principal en busca
de RS para preguntarle por los comentarios sobre mi texto, pero su solitaria figura
me detuvo.
- está y se siente sola – dijo mi
amiga dándome un copa de vino.
La observé y sí: se veía desolada pese
a estar entre docenas de sus amigos, cruzamos miradas, por educación levanté mi
copa para brindar, ella hizo lo mismo. Mi compañera me abrazó y vi en el
rostro de RS tristeza: ahí entendí por qué buscaba mi colaboración en sus
proyectos (y el pleito con la directora de Extensión Cultural): estaba
enamorada. Terminé mi vino, me despedí con un ademán y salimos con mi intención
de no volver a verla.
2 comentarios:
No supo si encontró el amor su amiga enamorada?
hola anónimo... ni idea: hace poco por cuestiones del destino vi una foto suya en la web y se le notaba gran amargura... saludos...
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