22 de noviembre de 2019

Cada día me siento más solo


Este blog se ha vestido de luto varias veces por la muerte de importantes guías, sabios o religiosos que han sido definitivos para la formación espiritual de su servidor. Si bien no siempre escribo sobre todos aquellos que han cumplido su ciclo físico, a veces el aspecto sentimental se impone y termino por manifestarme por las ausencias.

Así, esta vez tocó su turno al irrepetible Salvador Freixedo Tabares, un filósofo, escritor, investigador, exsacerdote católico y exjesuita, ordenado en 1939, quien dejó los hábitos en 1969 tras señalar que la agonía del cristianismo: “está paradójicamente en sus cosas sagradas, está en sus creencias, está en su biblia, está en la misma idea que tiene de redención y de salvación, está en la total falta de respeto con que sus teólogos y  predicadores han manipulado el concepto de Dios y está finalmente en ese personaje vengativo y tiránico que encontramos en el Pentateuco y que se nos ha querido imponer como Dios”.

Su confrontación con la Iglesia Católica no fue sólo por su posición crítica a su predominio religioso carente de humanismo: entre muchas otras cosas sacó a la luz pública las tenebrosas prácticas esotéricas (para referirse a ellas acuñó atinadamente el término “crimen de magia”), que se realizan al interior del Vaticano, muchas de ellas opuestas a la creencia teológica monoteísta de un Dios bondadoso.

Autor de más de 30 libros, quizá sean “La granja humana” y “Defendámonos de los dioses”, sobre todo este último, los que mejor representan sus críticas a la religión y a otros poderes sobrehumanos que condicionan nuestro destino, donde trató de contestar la pregunta de si los dioses que nos presentan las religiones son unos embaucadores.

Para su servidor una de las frases que resume su filosofía espiritual es: “El hombre ha cumplido ya mayormente su misión y, o evoluciona radicalmente, o no tendrá más remedio que dar paso a otras maneras de enfocar la verdad”.

Asiduo visitante de méxico, platicar con él era un placer durante horas, sin que uno se atreviese a interrumpirlo para no perder un ápice de su interminable conocimiento espiritual.

En una de esas conversaciones Salvador se explayó sobre el tema de los desencarnados, explicando que era muy difícil deshacerse de los conceptos del mundo como lo conocemos, para adentrarse en el más allá, ya que éste ha sido monopolizado por todas las religiones, sobre todo las institucionalizadas, las cuales siempre lo han presentado como algo “aterrador”.

Sobre los muertos, un tema que conocía ampliamente y manejaba con tal lógica que me dejaba atónito, advertía que se dividían entre “buenos” y “malos” y que lo único que buscan al entrometerse en la vida de las personas, era “su propio bien”, llegando a influir en sociedades enteras.

Freixedo señalaba que si los desencarnados se encaprichaban con una persona o un pueblo, podían hacerlos víctimas de “bromas” pesadas e incluso algunas que definía como “macabras”, sin que nadie llegara a darse cuenta de que estaban siendo manipulados.

Ahondaba diciendo que por su experiencia le constaba que los desencarnados tienen “cuerpos físicos compuestos de campos de ondas” y que disfrazaban sus actividades a través de lo que llamamos “fenómenos naturales”, “coincidencias” o “circunstancias” a las que no poníamos la suficiente atención. En una ocasión me dejó perplejo al explicarme que la lógica de las acciones de los desencarnados era diferente a la nuestra, por lo cual a veces no entendíamos sus acciones y mucho menos sus motivos.

Insisto, como muertero todo ello era lógico, pero me impresionaba la sencillez con que lo exponía, simplicidad que en ocasiones contrastaba con la necesidad de usar oráculos, o la arriesgada videncia, para determinar la presencia de un desencarnado en la vida de un paciente.

La última vez que vi a Salvador fue en junio de 2017, durante su participación en un congreso: si bien trataba de mantenerse activo, sus 96 años de edad ya se manifestaban físicamente, pero su lucidez y elocuencia volvieron a sorprenderme.

Una pérdida irreparable su fallecimiento, sobre todo por el silencio de los alineados medios de comunicación, quienes buscando quedar bien con los jerarcas de la Iglesia Católica dejaron pasar la noticia, sin embargo, en medios independientes se rindieron justos e interesantes homenajes a sus infinitos logros.

Independiente del consuelo que pudiera significar que Freixedo nos deja un legado extraordinario (entre libros, videos, entrevistas y conferencias), junto con la gratificante experiencia de haber conocido otros guías y religiosos ya citados en este blog, tantas pérdidas en poco tiempo generan en mí una terrible sensación de soledad: ¡nos estamos quedando sin sabios!

3 comentarios:

Unknown dijo...

Los curas catolicos estudian para exorcistas en el Vaticano obviamente creen en muertos,demonios, el mundo necesita mas curas catolicos para atacar la magia negra santera vudu.

ujule rachid dijo...

hola unknown... el tema es complicado, creo que el tema de la enseñanza no se debe limitar a atacar la magia negra, santera y vudu: la brujería por sí misma, no existe a simple vista, son energías, pero lo que existe es gente cabrona que usa esas artes para joderle la vida a los demás, porque déjame compartirte una reflexión: de nada serviría encontrar la manera de controlarla, y hasta de erradicarla por completo, si el ser humano sigue siendo un hijo de puta y continúa buscando la manera de manipular su entorno para generar daño, dolor, desdicha, enfermedades y desgracias... saludos...

Yina dijo...

Luz para su alma