1.
Seguramente los lectores recordarán a Caronte, el barquero del inframundo, personaje de la mitología griega cuyo entorno es fascinante, no tanto porque tenga presencia en las leyendas que tratan de explicar a los dioses y los orígenes del mundo: tiene que ver con la creencia de que los muertos no podían cruzar los ríos que separaban al mundo de los vivos del de los muertos: Estigia, Cocito, Aqueronte y Flegetonte.
Para los griegos esas afluentes marcaban los límites entre la vida y la muerte, además de actuar como guardianes que impedían que los espíritus malignos crucen, en realidad para que no volvieran, al mundo de los vivos, así que Caronte se encargaba de transportar las almas al Hades, el inframundo (previo pago de una moneda de plata), donde serían juzgadas para determinar el sitio donde descansarían.
Es por eso que Caronte tenía tanto trabajo: no era simplemente que esas almas no pudieran entrar al agua, sino que, se creía, en el fondo existían entidades oscuras que se alimentaban de ellas, por lo que, si eran atrapadas, les impediría alcanzar el anhelado reposo espiritual.
Esa es una buena explicación para entender el origen de por qué los desencarnados tienen a relación amor/odio con cualquier cuerpo de agua, ya sean pozos, ríos, lagunas, cenotes, mar y océanos:
—Por un lado, los muertos caen bajo un tipo de encantamiento por el sonido que provocan, por ejemplo, las fuentes, bebederos, surtidores, pilas, grifos y corrientes de origen diverso son los sitios donde les gusta pasar el tiempo.
—Por el otro, partiendo de la idea de que el líquido marca la diferencia entre la vida y la muerte, en muchas culturas se considera que los cuerpos de agua son puertas hacia otras dimensiones (como el caso de los cenotes, considerados portales al Xibalbá, inframundo para los mayas), lo que puede hacer que para los espíritus que no han encontrado la paz, represente un viaje incierto.
Existen entidades que tienen una función similar a la de Caronte, sobre las cuales recomiendo leer, como es el caso de la diosa Hela de la mitología nórdica, el dios Mictlantecuhtli para los mexicas, el dios Yama paras los hindús y la diosa Wangmu en las tradiciones chinas.
2.
Los estudiosos dirán que los fantasmas son entidades etéreas, lo que significa que no tienen una forma física sólida. Se cree que el agua puede interferir con su naturaleza, pues al entrar en contacto con ella, podrían perder su forma, impidiendo no solo que se manifiesten plenamente (su forma, lo que caracteriza a ciertos espíritus, como los llamados “chocarreros” o eggun oscuros), sino que además nunca recuperarían su energía. En el extremo, simplemente pueden desvanecerse (como una bocanada de humo de tabaco).
Esto suena coherente, pero más allá de mitos y leyendas ancestrales, el mundo espiritual maneja otros conceptos muy interesantes sobre el tema.
El agua puede ser un símbolo de peligro para los fantasmas si la muerte de la persona está ligada a ahogamientos, naufragios, asesinato y otros eventos traumáticos ya que les recuerda su propia muerte o las circunstancias que los llevaron a convertirse en desencarnados.
Para muchas religiones el agua representa pureza y limpieza, por ello se usa para alejar a los desencarnados, ya sea con baños de hierbas, agua bendita, colocando ollas de barro con agua pigmentada de azul debajo de la cama de quien esté siendo acosado y mezclando agua con sal, alcohol o vinagre.
En algunos casos, por esta misma razón, ciertos Santeros y Babalowos realizan baños en un río antes de alguna ceremonia (a manera de purificación) o practican parlados para alejar egguns obsesores: saben que esa será la mejor forma en que no regresen a molestar a nadie.
Hay más versiones sobre el tema, pero uno a destacar es que los muertos no pueden ver su reflejo en el agua y eso les recuerda que han fallecido, provocándoles la pérdida de memoria de cómo fue que llegaron hasta ese punto. Lo mismo sucede con los espejos, aunque solo cuando la persona acaba de fallecer (por eso cuando un enfermo agoniza se deben cubrir con paños color negro).
3.
A diferencia de los seres humanos, que pueden cruzar ríos y lagos poco profundos o caminar en las orillas de las playas mojándose hasta la cintura, por no hablar de quienes los atraviesan nadando o simplemente usando un puente, los desencarnados no pueden hacerlo porque entre otras cosas no pueden pasar por encima, ni brincar ni mucho menos volar sobre el agua.
El agua efectivamente contiene entidades, pero ello no significa que sean malignos… ni benignos: es un elemento que aglutina “energía dinámica” cuyo efecto es la transformación de todo lo que toca, tanto a nivel externo (una presa, molinos, termoeléctricas, etc.), como interno (erosión, limpia, traslados, etc.).
Otra razón por la cual los fantasmas le temen es que están anclados a la tierra, así que caer en el agua podría evitar (dadas las corrientes entre ríos, mares y demás), que nunca más volvieran a tocar suelo. Este aspecto es interesante y quizá lo amplíe en otra entrada, y es que los espectros, al estar asociados al universo de los vivos, están:
—Ligados a lugares específicos y a la memoria de quienes los conocieron, lo que implicaría dejar el mundo que conocen y perder su vínculo con lo terrenal (viéndose este aspecto como el temor a la purificación y al olvido).
—Aún tienen asuntos pendientes que desean finiquitar, pese a que no saben cómo hacerlo, no tienes capacidad (forma física) o dependen de hechos fortuitos para poder intervenir (aunque sea de manera sutil).
—No están listos para aceptar la siguiente fase de su destino (sí, porque el destino pactado antes de nacer incluye lo que se haga en vida como encarnado y lo que se haga en muerte como desencarnado).
Si su existencia se encuentra en el estancamiento, entonces el agua, siempre en movimiento, podría deshacer ese estado de limbo en el que se encuentran, forzándolos a confrontar una transformación que rechazan al aferrarse a lo que fueron y no pensar en lo que podrían ser si reencarnan de nuevo: una vida mejor o peor (seamos realistas) a lo que experimentaron.
4.
Debemos recordar que uno de los peores castigos que un desencarnado puede padecer es ser encerrado en una botella y arrojado al mar, y eso tiene dos motivos muy poderosos: uno, que en el fondo de los océanos difícilmente alguien lo rescatará, y dos, en caso de que el envase se destruya por el tiempo, el desencarnado sería absorbido por el agua.
Esto es fundamental pues el agua se asocia comúnmente con la vida y la vitalidad (recordemos desde las teorías científicas como la de Charles Darwin hasta las religiosas que asignan al Yemayá la madre de todo lo que tenga vida), así que los desencarnados, al ser seres de muerte y baja vibración, se sienten amenazados por la energía opuesta que representa el agua.
Finalmente, algunos se preguntarán, si los desencarnados temen al agua, ¿por qué no se van cuando están recostados sobre una persona, al momento en que se da una ducha o entra al mar? porque están colgados del astral de su víctima, de ahí que aquellos que se dedican a la sanación, en cualquiera de sus variantes, además de agua, incluyan otros elementos durante el ceremonial para alejarlos.
2 comentarios:
Muy interesantes sus escritos señor.
Preguntas, si los descarnados temen quedar atrapados en el agua; que pasa cuando arrojan a ella las cenizas? Es correcto cremarlos?
Al hacerlo, y si no solo son las cenizas de la persona y van mezcladas con otras, condenan a los otros descarnados a quedar igualmente atrapados?
Siempre se aprende algo nuevo leyendo el blog. Gracias por su tiempo.
hola anónimo, planteas dudas muy interesantes... sobre tu primera y segunda pregunta, te diré que la ignorancia de la gente hace que desencarnar sea un proceso doloroso para los muertos... la gente no cuestiona nada, son estúpidos que adoptan actitudes porque se las imponen, dejando de lado las necesidades de los muertos... de eso he escrito mucho en este blog, busca los textos, como por qué afecta que en un velorio que ya no se ponga cuatro sirios en las esquinas del féretro y se traguen el cuento de usar velitas eléctricas, yo por eso amo ir a velorios en provincia, en los pueblitos abandonados no se andan con mamadas, se cumple con las tradiciones y hasta son capaces de revivir a los muertos cuando los hijos quieren saber sobre asuntos que dejaron inconclusos, tesoros y esas cosas o simplemente si el muerto no quiere aceptar que murió, lo reviven para explicarle que su ciclo acabó... volviendo a tu primera y segunda, la primera, regresando a la estupidez humana, le dan en la madre al muerto si tiran las cenizas al mar o al río, pero a veces son decisiones que establecen los vivos antes de morir, así que no hay de otra: solitos se dan o les dan en la madre... sobre la cremación, busca mis textos en el blog sobre el tema: es malo… finalmente, si las cenizas van mezcladas, es una duda rara, pero supongo lo habrás visto, pero es una situación grave, ya que termina por mezclar karmas para las subsiguientes reencarnaciones… suerte
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