24 de agosto de 2025

El velo de Oshún (última parte)

 


6.
—Eres un rompecorazones — se burló Isabel, aunque por la expresión en su rostro se notó que lo decía más por simular el dolor que le provocaba ver que una posible reconciliación con su exnovio estaba lejana.
—Insisto, Oshún es muy rara. Ve que tu esposa te trata mal y entonces se prestó a hacer un segundo amarre para destrozar el primero que te hizo Esperanza, como un castigo, pues con el nuevo ella te perdería.
—¡Qué miedo! — exclamó Isabel.
—¿Eso a mí en que me beneficiaría? — se quejó Fabián — ¿me deshago de una loca para irme con otra?
—Lo único bueno es que ahora te casarías con una mujer guapa — ironizó Isabel.
—La religión de los Orishas es depuración intensa de karma — la ignoré — pero deja de pedir explicaciones, Fabián, que me vas a distraer del motivo original de la consulta.
—De acuerdo…
—La imagen horrible que viste de Esperanza sentada en el sillón es porque así es su alma: la fealdad te la mostró Oshún para, digamos, irte quitando lo pendejo que te puso el primer endulzamiento, mientras en algún momento comenzarás a ver a tu compañera de oficina atractiva.
—¡Vas a caer en manos de otro esperpento! — se burló Isabel
—No tanto, en realidad no es fea — aclaré y solté una carcajada.
—Lorena… así se llama — nos informó él.
—Tal como dijiste, tío: esto está para sustos.
—¿Se pude hacer algo al respecto?, no quiero estar así, yo… — dijo él, aunque no terminó la frase: percibí la manera en que se le llenaban los ojos de lágrimas mientras veía a Isabel, lo aclaraba todo.
 
Busqué la mirada de mi sobrina, pero la tenía clavada en el centro de la mesa, concretamente sobre la vela amarilla.
 
—¡Lo de los dos amarres se arregla rápido! — tranquilicé a ambos.
 
Encendí mi teléfono, contacté a un amigo Mayombero, abrí la bocina para que Fabián e Isabel escucharan, le comenté sobre el caso y pregunté si lo podía atender. Respondió afirmativamente, pero tendría que consultarlo de nuevo para determinar las obras. Fabián aceptó, pero pedí que mirara a mi sobrina porque a ella también la habían trabajado con Oshún. Accedió. Acordamos el día y la hora. Luego recalqué que Esperanza era de cuidado y tras reírse dijo: “yo me encargo”.
 
—Todo odara — comenté al hombre mirándolo a los ojos — pero debe quedarte claro lo siguiente: vas a dejar de comer cualquier cosa en tu casa que ella te cocine, ya no habrá más sexo con ella, deberás fajarte bien los pantalones al momento de pedirle el divorcio y llevarlo hasta las últimas consecuencias.
—Sin dudarlo.
—Bien, hasta aquí llego yo — avisé poniéndome de pie.
—Antes de irte, tío, explícame: ¿por qué solicitaste la ayuda de la Bruja de los Vientos del Oeste?
—Mierda, ¿por qué todas me piden explicaciones sobre las Brujas de los Vientos?
—Yo no soy todas, soy tu sobrina.
—Eso empeora las cosas.
—¡Tío!
 
Volví a mi silla y le pedí me preparara un café.
 
—Sabía que lo ibas a pedir, por eso también compré pan. Vamos a cenar — avisó, se puso de pie y entró a la cocina.
—A los ojos de alguien que no los conociera, pero se enterara de su separación, podría pensar que Isabel es una tonta por haber mantenido contacto contigo después de abandonarla por otra mujer — dije a Fabian — pero está claro que la conexión entre ustedes trasciende su actual reencarnación, y aunque ella no tenga sus dones activados, porque sí que los posee, decidió seguir la relación contigo…
—Tíooo… — dijo asomando la cabeza por la puerta de la cocina.
—… quizá no lo tenía tan claro como se los acabo de explicar, pero estaba segura de que había algo más detrás de su ruptura.
—¡Tío!
—¿Acaso estoy diciendo una mentira? — la cuestioné.
—Tienes razón — aceptó al cabo y avisó que debía atender la estufa.
 
7.
—Explícanos — pidió Isabel colocando una panera rebosante de pan dulce, incluyendo donas de chocolate.
—¿Me estás chantajeando? — cuestioné.
—¡Claro!
—Me imaginé — dije y cogí una.
—Su vida es muy interesante — dijo Fabián.
—No se te ocurra adularlo — advirtió Isabel — lo harás enfurecer y las consecuencias no serán agradables.
—No era un halago…
—Dicen los que NO saben, o sea los Santeros, que nunca debes cuestionar la decisión de un Orisha. Se supone que el padrino de Esperanza la consultó al pie de Oshún y que ella resolvió que se iba hacer un amarre de amor a Fabián y de qué manera se montaría la obra, porque no creas que un endulzamiento lo hace el Santero nada más porque sí, lleva secretos que él no se da cuenta, pero que le instruye Oshún.
—Ella siempre dice una frase: “la palabra de Orunla nunca cae al piso”.
—Eso es otro tema, además de que a Orunmila no lo puedes tratar como al cualquier Orisha.
—No lo interrumpas — pidió Isabel acariciando su mano, a lo que él respondió tomando la suya.
—Me siento diferente, ligero, como si me hubieran quitado un gran peso de encima — avisó Fabián — no sé si tuvo que ver la consulta o si usted hizo algo, pero…
—Fue Oeste — expliqué.
—Continúa, tío.
—Les recordaré, muy rápido, que Oshún tiene una ética muy especial y que por alguna razón decidió te embrujaría…
—Sí, usted lo dijo: “karma”.
—El karma es una pendejada, es un mal chiste espiritual para explicar lo inexplicable: es la muletilla para muchos que trabajan en el medio espiritual, pero suelo usarla como referencia, así que digamos que sí, fue uno de los motivos, aunque no el principal. Cuando un Orisha toma una decisión, ésta solo se revierte hasta que se le da la gana… si se le da. Pero eso sucede en el mundo de la Osha, donde se supone los Orishas son dioses.
—No estoy entendiendo nada — dijo Isabel.
—Voooy, impaciente. Así que todo lo que deciden esos dioses tiene una especie de velo, porque si los practicantes de la Religión Yoruba no tienen derecho a cuestionarlos, mucho menos están autorizados a ver y a saber lo que hay detrás de la decisión. La Santería no es tan sencilla, no se trata de que una persona pida algo, otorgue una ofrenda y “el Santo”, ya sobornado, entregue lo solicitado. No. Hay una sabiduría muy profunda cuando la respuesta a la petición es entregada, y lo expliqué un poco hace rato, cuando dije que a Esperanza no le advirtieron que debía tratar bien a Fabián a cambio de hacer el amarre. La sabiduría de los Orishas está en ver qué harás con lo que te entreguen, cualquier cosa, cura para una enfermedad, salir de prisión, ganar un premio de la lotería, hacer que despidan a la jefa que te maltrata… lo que sea, aunque tú al pedirlo creas que lo mereces, ellos tienen otra intensión al dártelo y es ponerte a prueba.
—Impresionante — dijo Isabel.
—Ahora, ¿por qué solicité a mi esposa que le pidiera a la Bruja de los Vientos del Oeste que me ayudara con la consulta de Fabián?, muy sencillo, porque sólo ella podía hacer a un lado el velo de Oshún, sin que yo tuviera consecuencias por usar mi videncia con Fabián.
—¿Cuándo?, ¿cómo supiste que ya había quitado el velo? — preguntó sorprendida mi sobrina.
—En el momento en que se apagó la vela.
 
9.
—¡Pfffuta! — exclamó Fabián.
—¿Oshún quería que se apagara la vela para que no vieras lo de la brujería con miel? — interrogó Isabel.
—No seas indiscreta.
—Entonces, explícame: ¿cómo se pusieron de acuerdo la Bruja de los Vientos del Oeste y Oshún? — interrogó Isabel — ¿platicaron, negociaron, se ofrecieron favores”?
—No es asunto tuyo ni de Fabián… ni siquiera mío — advertí agarrando otra dona.
—Entonces, ¿la Bruja de los Vientos del Oeste es más poderosa que Oshún? — interrogó.
—Esa es pregunta peligrosamente capciosa.
—Suena interesante todo lo que dice — intervino Fabián cogiendo un bísquet.
—¡Tío!
—Es un tema muuuy complicado. ¿Dónde compraste el pan?
—No trates de distraerme cambiando de tema, te hice una pregunta — insistió Isabel.
—Si hablamos de jerarquías espirituales, la primera entidad que apareció en la Tierra tiene autoridad sobre las demás. No importa la religión o práctica espiritual a la que pertenezcan las otras. Es una ley universal. Así que la respuesta la tienes contestando la siguiente pregunta: ¿quién llegó primero a la Tierra: ¿las Brujas de los Cuatro Vientos o los Orishas?
—…

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