Adios al 2025

Se termina el
año y si bien no soy afecto a resumir lo que sucedió o dejó de ocurrir durante los
365 días que ya son inminente pasado, quiero compartirles que este año fue tortuoso,
donde las traiciones, pérdidas, enfermedades, hipocresía y maleficios fueron una
constante.
Estuvo marcado
por dificultades serias, de esas que ponen a prueba la paciencia. Sin embargo, luego
de 10 meses de vivir algo parecido a un inferno (entre otras cosas fui
embrujado con comida), y viendo como en trances difíciles las primeras que dan
la espalda son las amistades, lo que parecía un callejón sin salida se
transformó en un camino posible con la ayuda de dos personas y a finales de
octubre mi existencia tomó el curso que correspondía.
Gracias a
ellos confirmé que los continentes no separan a las personas, ayudándome de
paso a entender el significado de la frase que escribió el siglo pasado un
filósofo francés cuando señaló: “Los días no adquieren sabor hasta que uno
escapa a la obligación de tener un destino”.
Así, viendo
hacia los próximos 365 días en los que todos los seres humanos transitaremos,
las profecías ya han comenzado a manifestarse, sin embargo, dejaré que cada
lector se vaya a descansar preocupándose únicamente por saber dónde festejarán
el 24 y el 31 de diciembre: ya a partir de enero les compartiré que nos depara
2026.
¡Felices
fiestas decembrinas!
Los
administradores del blog.
SeaBlue y
Ujule Rachid
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