1.
Llego al edificio donde trabajo, registro mi
entrada, saludo a los conocidos con los que me cruzo, entro al ascensor,
aprieto el botón correspondiente, el aparatejo sube y llego a mi piso… sigo
saludando hasta que llego a mi escritorio, dejo mis pertenencias en uno de sus
extremos, enciendo la pc y abro el archivo word en el que estuve trabajando el
día anterior…
Una hora después llega E, un tipejo que se
supone es mi jefe y me saluda, pero se queda de pie a lado de mi escritorio… ve
mi libro en turno y pregunta:
- y ahora que lees? – y de inmediato capto
su tono burlón…
- un libro que tiene hojas con palabras
impresas en color negro – le digo al tiempo que se lo extiendo… lo ve con
desdén y no lo toma, lo que hace que me encabrone… lo dejo sobre mi escritorio
y volteo a ver de nuevo mi monitor…
- tú lees pura literatura… novelas, relatos
y cosas de esas – escupe con desprecio – y esas no sirven para nada…
- te equivocas en todo eso que dices – le atajo - lo que
más he leído en mi vida ha sido historia… pero siendo literatura en general sirve
de mucho…
- bueno – dice en plan retador – y después
de todos los libros que has leído a lo largo de tu vida, dime qué has
aprendido?
- que el ser humano es una mierda, que es
lo peor que pudo haber caminado sobre la superficie de este planeta…
- por qué lo dices? – pregunta con
curiosidad…
- mira: si hacemos caso a la teoría
darwiniana de la evolución, hace muchos años el ser humano tenía que defenderse
de inundaciones, de erupciones de volcanes, de sequías, de terremotos que
derrumbaban sus cuevas, de dinosaurios glotones, del frío, de la falta de
alimentos que aún no aprendían a cosechar…
- y? – pregunta confundido…
- ahora desde que sale de su casa mucha
gente tiene que cuidarse del automovilista prepotente, del vecino pendenciero,
del policía corrupto, del estafador, del hermano traicionero, de los vendedores
ambulantes, de la come-hombres, del asaltante… pero por si fuera poco llega uno
a su trabajo y hay que defenderse de los traidores, de los trepadores, de los
vividores, de los corruptos, de los hipócritas, de los chismosos, de las
insaciables sexuales, de los haraganes, de aquellas que creen poder manipular a
los demás por su linda cara… pero principalmente hay que defenderse de los
jodidos envidiosos y criticones…
- pues sí – dice E en un tono apenas
audible, al tiempo que agacha la cabeza y se encamina a su escritorio…
2.
R me ve caminar en dirección al checador
digital, me suelta un “licenciado ya te vas?”, lo saludo con un ademán y hago
fila en espera de mi turno… esperar es un decir: soy el primero…
- y ahora que lees, licenciado? - R me
suelta con ese típico tono burlón que ha adoptado recientemente para hacer
alusión a la presencia permanente de un libro en mi mano…
- no creo que lo conozcas – le respondo previniendo
uno de sus irónicos comentarios, así que le muestro la portada del libro que
llevo en la mano izquierda…
- mejor deberías de ponerte a leer la
biblia – insiste en molestar…
- ya la leí – le digo sin mucho interés…
- en serio? – pregunta al tiempo que voltea
a ver con la mirada a sus vecinos para que le pongan atención…
- ajá – le digo - dos veces…
- en serio? dos veces? – pregunta ahora ya sorprendido…
- sí…
-dos veces? – me inquiere de nuevo, tratando
se sembrar la duda ante su público – completa?
- sí – le respondo – así que ya puedo
explicarte desde la “a” hasta la “z” todo lo que significan tus pecados…
Todo su público se ríe, él se apena y decide
quedarse callado…
3.
- déjame ver tu libro – me dice M, una
insaciable lectora de thrillers y betsellers…
Se lo entrego al tiempo que extiendo mi
mano, sin decir nada, para que ella me permita ver el suyo…
- qué tal está? – me pregunta después de
ver en qué pagina está el separador y antes de leer la contraportada…
- es un buen libro… Nick Hornby es un
escritor muy interesante… – le digo al tiempo que por cortesía le pregunto por
el suyo –
- está buenísimo – exclama con orgullo…
- se ve que John Grisham ya lleva varios
libros publicados – le comento sobre el autor después de leer la contraportada…
- y tengo todos sus libros – presume - sólo
me faltaba este que ya es un poco viejo y me costó mucho trabajo conseguir…
Llega el elevador, le regreso su libro y me
da el mio, entramos juntos al mismo tiempo que otras 6 personas… mientras
subimos dejamos el tema de los libros, ya que dos tipos que van con nosotros inician
el siguiente diálogo:
- ya viste que mis víboras le ganaron el juego
a tus guajolotas – presume uno…
- fue suerte de principiante – se defiende
el otro…
- una goliza de 3 a 0 no es suerte…
Se abre la puerta del elevador en el piso
4, M se despide… la veo salir, suertuda…
4.
Doy por terminada la consulta con T: había
ido a mi casa a que le tirara obi a su Eshu pues tenía algunas dudas que
consideró sólo podrían aclarársele con este oráculo… salimos de la habitación
destinada exclusivamente a trabajo de religión y regresamos a la sala… avisa
que se sentará en uno de los sillones un rato “a descansar” y clava su mirada
en mi repleto librero que abarca de piso a techo y de una pared a otra…
- te puedo preguntar algo? – dice T con una
timidez que no termina por sonarme totalmente honesta…
- claro – le animo…
- ya leíste todos estos libros? – suelta al
tiempo que señala el librero…
- sí – le digo levantando los hombros, no
por pedantería, sino porque cada que alguien entra a mi casa siempre debo
responder la misma pregunta…
- todos? –insiste con incredulidad…
- ajá – le digo aburrido, pero dado que no
sé si su pregunta lleva doble sentido, me adelanto y agrego con pedantería
tratando de que la aclaración aplaque sus inquietudes entrevistadoras – todos
los que están aquí y los del otro librero que está allá en otra habitación… uno
que nomás va de piso a techo…
- tienes otro librero? – suelta ahora sí en
tono quisquilloso…
- aja… y los que no he leído están en otro
lado esperando su turno…
- son muchos - dice en ese tono que no se
sabe si es burla o respeto…
- pues… te he de confesar que considero
haber leído poco, porque…
- cómo que pocos libros? – me interrumpe
casi con un grito – y todo eso que tienes ahí qué es entonces?
- considero haber leído poco – comienzo de
nuevo - porque la verdad es que el conocimiento universal (sic) es tan grande,
la vida tan corta y los seres humanos somos tan pendejos, que a veces hay situaciones
que sigo sin entender… y no quisiera morirme con muchas dudas en mi cabeza…
- como cuáles? – me reta…
- mmmmm – dudo unos instantes hasta que
finalmente le respondo parafraseando a James Fogle – como saber por qué a veces
a los seres humanos nos da miedo amarrarnos todas las mañanas las agujetas de
los zapatos antes de salir de casa…
5.
R me ve caminar en dirección al checador
digital, me suelta su fastidioso “licenciado ya te vas?”, lo saludo y como
siempre hago fila…
- y ahora que lees? – repite su aburrida
pregunta…
- “Rastros de Carmin” de Greil Marcus - leo
el título en voz alta sin saber realmente por qué, pues de sobra sé lo que
tengo en las manos…
- y de qué trata? – insiste en joder…
- pueeess – dudo en responderle – es un
estudio donde el autor traza una línea que va desde el movimiento dadaísta hasta
el brote del punk encabezado por Johnny Rotten, afirmando que toda rebelión
cultural a seguido un comportamiento lineal que esconde el verdadero motor de
cambio en las ideologías del mundo…
- y no te cansas de leer? – escupe R sin
disimular que no ha entendido un carajo de lo que le dije…
- no – le respondo y tras mirarlo a los
ojos, agrego – de hecho quisiera tener más tiempo para leer…
- lees mucho…
- tú también deberías hacerlo…
- no me da tiempo – se excusa…
- claro que tienes tiempo – le digo - todos
los días haces dos horas de tu casa a la oficina y te avientas otras dos horas
de regreso sin hacer nada más que verle el trasero a las viejitas – me burlo de
su perverso gusto por las mujeres de la tercera edad - ahí podrías invertir tiempo
en leer…
- sí, pero no… no licenciado…
- porque supongo que sabes leer – continúo
– por alguna razón eres algo así como una llamarada de ingeniero…
- claro que soy ingeniero – se defiende -
pero ya leí todo lo que me tocaba cuando cursé la universidad…
- deberías de leer… o por lo menos reintentarlo:
por si ya lo olvidaste leer no duele…
6.
Se había trabajado religión en mi casa…
estaban mis dos padrinos: un Babalowo y un Santero, sus esposas, la mía y un
par de gentes más…
Obviamente todos estábamos cansadísimos,
así que antes de irse habían decidido sentarse en los sillones de la sala a
conversar un rato… y obviamente el tema fue la religión… en algún momento el
Babalowo comenzó a citar unos patakies para explicarme algunas cosas…
- … y están muy interesantes – dijo – luego
te presto un libro donde se explican con más detalle para que los leas con
calma…
- gracias – atiné a decirle…
- al cabo a ti te gusta leer mucho – agregó
señalando mi repleto librero…
Y se despidieron…
Al siguiente día fuimos al Ilé de mi
padrino de Santo y en cuanto me vio entrar de inmediato se me acercó, puso su
brazo sobre mis hombros (era mucho más alto que yo), y me dijo en tono por
demás burlón:
- véngase mi chingón, mi ahijado el
inteligente que le gusta taaaanto leer…
- buenos días M – le dije incómodo,
controlando por respeto las ganas de zafarme de un manotazo…
Y en esa actitud estuvo durante casi dos
semanas: en el momento en que yo llegaba a su casa, dejaba lo que estaba
haciendo, se me acercaba, ponía su pesado brazo sobre mi y soltaba su véngase
mi chingón, mi ahijado el inteligente que le gusta tanto leer…
Pero en cierta ocasión que llegamos a su
casa y apunto de repetir su ritual, lo atajé entregándole una caja
perfectamente empaquetada…
- y esto? – preguntó desconcertado…
- un regalo – le solté mirándolo con
malicia…
- veamos – dijo al tiempo que se acomodaba
en un banquillo y lo abría con curiosidad…
- espero te guste M – le dije…
- vaya, el libro – dijo una vez que terminó
de desempacarlo y vio la portada…
- dijiste que ya no había – le solté – pero
qué crees? lo encontré en una librería que vende cosas de religión en Miami - y
agregué echándole en cara el esfuerzo - así que lo compré por internet desde
hace un mes, pero apenas llegó…
- oye pues muchas gracias… en verdad que
este libro vale mucho la pena tenerlo… tiene muchos secretos de religión que ya
quisieran saber los mismitos cubanos…
- pues sí – le dije – es cosa de leer…
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