7.
Entre todos los compañeros de la oficina, aproximadamente
unos 200, habíamos estado celebrando la cena de fin de año… en el ambiente del
gran salón de fiestas ya se podía oler la navidad, los días de descanso, el
aguinaldo y la amenaza de que aquel que no entregara sus proyectos
terminados se quedaría sin vacaciones… ya eran las 10 de la noche y el convivio
había terminado, así que no faltó el que quería seguir la parranda y propuso a
un grupo de amigos cercanos que fuéramos al bar de un familiar suyo, el cual se
encontraba relativamente cerca…
Accedimos unas 8 personas…
Llegamos y el bar estaba vacío, lo que hizo que al
dueño le brillaran los ojos por las posibles ganancias… nos acomodamos y cada
quien pidió su bebida… algunos se ubicaron en diversas mesas para seguir con la
charla, más yo me acomodé en barra a disfrutar de mi trago y de un poco de
silencio…
- te crees muy chingón, verdad? – dijo alguien
detrás de mi…
- por qué? – pregunté al tiempo que volteaba para
ver quién trataba de hacerme una broma que en ese momento me pareció un poco
pesada…
- te crees muy chingón, verdad? – repitió L: un
tipo de casi dos metros de altura y cuyo físico parecía a punto de alcanzar los
límites de la gordura…
- por qué? – repetí dándome vuelta de nuevo hacia
la barra mientras él se paraba a mi lado derecho…
- te crees muy chingón porque siempre llegas a la
oficina en las mañanas con un libro y tu periódico comunista en la mano –
señaló…
- me gusta leer – le respondí al tiempo que me
acordé de esas películas de vaqueros, en donde el gatillo más rápido del
momento tomaba tranquilamente su whisky recargado sobre la barra, y no faltaba el
pendenciero que llegaba a provocarlo…
- te crees muy chingón porque siempre cargas con un
libro y un periódico – repitió…
- no me creo – le aclaré en tono burlón y deseando
tener una colt calibre 45 colgada en la cintura, le aclaré – lo soy…
- como si en verdad los leyeras – dijo acercándose
peligrosamente – a mi se me hace que nomás los cargas para presumir…
- no creas – le dije mientras cambiaba mi vaso de
mano pensando que quizá terminaría estrellándose en la cara de L – la verdad es
que me gusta leer… que tú no sepas hacerlo es tu problema…
- eres un mamón – dijo y acercándose aún más,
soltó – te voy a partir la madre…
En ese momento se acercó P, un amigo de hacía
muchos años, se interpuso entre los dos y sin más le advirtió a L:
- si quieres golpes primero te los das conmigo…
- este pleito no es tuyo – dijo L desconcertado…
- ya lo sé – aclaró P - pero si te vas a meter con
él, primero te vas a medir conmigo, y ya veremos si después te sobran ganas de
más golpes…
- mejor así lo dejamos – dijo L, agachó la mirada, se dio media
vuelta y se fue a sentar a una solitaria silla…
- gracias – le dije a P, me palmeó la espalda y se
alejó…
Unos dos minutos después se acercó V (se supone
también amigo mío), se paró a mi lado y sin más me dijo seseando por el exceso
de copas:
- lisenchiado, venimossh a fessshtejar… hay que
sshaber tomar para dissshfrutar los tragosh con losh amigosh…
- yo no fui – le dije sin voltear a verlo…
V se alejó, P regresó y me dijo:
- qué te tomas? –
- nada – le dije – de hecho ya me voy…
- y eso? – dijo entre sorprendido y decepcionado…
- ya tomé suficiente – dije, saqué un billete de mi
cartera para entregárselo, y agregué – si hace falta me avisas mañana…
- vete con cuidado – me dijo…
Salí a la calle y cosa curiosa para esas fechas un
taxi vacío apareció rápidamente… me subí y le di la dirección a la que debía
llevarme… en el camino reflexioné “o dejo de leer o escondo mis libros o no
vuelvo asistir a una comida de fin de año”… solté una carcajada, el taxista se
me quedó viendo a través del espejo retrovisor, levanté los hombros y decidí
que la última opción era la adecuada…
8.
Las llegadas en la mañana a mi trabajo siempre son
intramusculares por culpa de E, el tipo que se supone es mi jefe: siempre que
se aparece cínicamente una hora después de la hora de entrada, pasa a mi escritorio a
tratar de joderme, y como nunca ha podido, persiste desde hace unos cuatro años
en su intento…
- y ahora que lees? – suelta su repetitiva pregunta
matutina…
- una novela – le respondo aburrido…
- tú lees pura literatura – vuelve a su
despreciable cantaleta – y esa no sirve para nada…
- pero leo – le digo – hay otros que ni el Manual
de Carreño conocen por fuera…
- yo sí leo – aclara sin que nadie le haya
preguntado…
- y qué se supone que lees, si nunca te he visto
con un libro en la mano? – le pregunto…
- mis textos, bajo libros de internet y los
imprimo: así no gasto dinero a lo tonto en las librerías – suelta ufano….
- yo no te pregunté de dónde sacabas tus libros, te
cuestioné sobre la temática de tus lecturas – lo acoté…
- libros de superación personal…
- de verdad? – le pregunto al tiempo que dramatizo
una cara llena de sorpresa…
- claro - dice envalentonado – esos si te enseñan
algo… no como las novelas, que nada más son páginas y páginas que aburren y no
te llevan a ningún lado…
- y qué más lees? – le insisto en el tema…
- ya te dije – repite tratando de manifestar
fastidio por mi necedad – sólo libros de superación personal… ya he leído uno en lo que va del año… y el pasado me leí cuatro…
- tú cuántos libros lees al año? – insiste en
provocarme…
- saca tus cuentas – le digo burlón – si leo en
promedio un libro por semana, serían 54 libros al año… a veces más a veces
menos, porque en una semana puedo leerme dos, o puede que con algún otro me
tarde más de una semana en terminarlo…
- pero ya te dije: esos libros no sirven
para nada, la literatura no deja nada de aprendizaje… lo que sirven son lecturas sobre los temas de superación personal que yo leo…
- oye E, no entiendo: por qué si tus preferidos son
libros de superación personal, después de haber leído “tantos” sigues siendo el
gran hijo de puta de siempre? …
Se quedó callado…
9.
Uno
- D tiene una duda que te quiere consultar – dice
Y, mi hija, que está sentada a lado de su novio…
Volteo a ver a D, me siento frente a ellos y quedo
en espera de que pregunte ya que él suele ser bastante callado… o al menos así
se comporta cuando estoy presente…
- sí, bueno… o sea… – duda en hablar – es que
quisiera que me explicara de dónde son originarios los aztecas…
- pues verás – comienzo – dice la leyenda que todo
se originó en unas extrañas y lejanas tierras llamadas Aztlán, ubicadas por
allá del norte del país… bueno, un poco más arriba, desde las cuales varias
tribus que… – y así me sigo durante unos 15 minutos…
- y… este… de dónde sabe usted todo eso? – dice sin
que yo pueda atinar cuál es el trasfondo de su pregunta…
- de leer – y si bien dudo, finalmente le aclaro –
tengo un libro por ahí que trae un interesante resumen de todo esto que te
dije…
- y me lo prestaría? – se anima…
- buena pregunta – me pongo en plan dramático –
porque tengo un grave problema con ese libro: simplemente ya no existe… lo
publicaron por allá de 1998 y jamás sacaron un nuevo tiraje… y no me lo vas a
creer, pero varias veces han estado a punto de robármelo… a no ser porque me
he puesto necio exigiendo me lo regresen, varios se lo hubieran quedado ya… así
que he dejado de prestarlo…
- yo se lo cuido – insiste…
- qué haré? – digo mirándolo mientras uso la
videncia para saber si me lo devolverá – de acuerdo, te lo presto…
- gracias – dice apenado…
- pero más vale que me lo regreses en una semana,
porque si no voy a ir a tu casa a tundirte a patadas para que me lo entregues –
le advierto al tiempo que me pongo de pie y busco el texto en uno de mis
libreros… se lo doy, lo recibe con una especie de precaución y lo coloca de
una manera tan ceremonial dentro de su mochila que me deja claro que esta
asustado…
Dos
Un mes después suena el teléfono de mi casa, tomo
la llamada de mala gana (estaba leyendo absorto en un libro de ese incomprendido visionario
llamado George Turner) y descubro aburrido que quien llama es una de mis hermanas…
procede a saludarme de rigor y yo le respondo de la misa manera…
- cómo estás? – me pregunta… y bla bla bla…
- oye, a propósito: sabías que Y y D ya terminaron?
– me suelta…
- no sabía… mira qué cabrón…
- por qué dices eso – me interroga - qué D le hizo
algo a Y?
- por?
- porque dijiste qué cabrón – ataja ella…
- lo dije porque el móndrigo-pútrido tiene un libro
que le presté – me quejo - y que le advertí debía regresarme…
- y pensé que te estabas quejando de él – dice
resignada por la falta de algún rumor que ella no supiera…
- oye, luego te llamo, si? – le aviso, cuelgo el
teléfono y marco al número del celular de mi hija…
- hola – me dice con ese tonito de quien se siente
descubierto mientras hacía algo indebido…
- qué haces? – la interrogo…
- nada – responde con la palabra que caracteriza el
existencialismo de todo adolescente…
- ponte hacer algo – me burlo, y de inmediato le
suelto – que ya terminaste con D?
- pueeeesssssssí – contesta arrastrando las
palabras…
- y eso? – trato de sacarle un poco más de
información…
- pueeeesssss nos estamos dando un tiempo –
insiste en telegrafiarme las respuestas…
- un tiempo para hacerse pendejos cada quien por su
lado? – le pregunto…
- puesssssssssí – dice entre risas…
- bueno, si se hacen o no es su problema, pero el
cabrón de D quedó de regresarme mi libro que le presté hace un mes por tu
culpa… y nada…
- pero ya no le hablo – pretexta – bueno, ahorita
no nos hablamos…
- pues será buena excusa para que le hables de
nuevo y le digas que no quiero ir a su casa a buscar mi libro…
- buueeennnnnnoooo – dice entre risas, y nos
despedimos…
A los dos días el libro estaba de vuelta en mi
envidiado librero…
10.
- la última Encuesta Nacional de Lectura que se
aplicó en nuestro cada día más oscurantista país se hizo en el año 2012... y la
realizó la eternamente preocupada por la falta de interés en la lectura
Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana – le comento a K…
- y por qué ese tono inquisitorio? – me pregunta
ella mientras le da un sorbo a su taza de café americano…
- es muy sencillo: en mexiquito la gente no sólo NO
lee, sino que tampoco tiene la hombría de exigirle a sus gobernantes en turno
que mejores sus niveles de vida en todos los sentidos, tal como lo establece
ese cómic surrealista llamado “constitución política de los estados unidos
mexicanos”, derechos como podrían ser el tener libre acceso a la cultura, como por
ejemplo a libros a precios bajos…
- siempre tan filoso en tus comentarios – me dice K
entre risas…
- el asunto es que el informe 2012 de la citada
Cámara se llama atinadamente “De la penumbra a la oscuridad” - continúo mi
perorata - y comparándola con la encuesta practicada por ellos mismos en el año
2006, sus resultados son humillantemente vergonzosos para todos los
mexicanitos…
- resultados cómo cuáles? – me pregunta K con
curiosidad…
- si mal no recuerdo – digo tratando de hacer
memoria – se concluye que existe una caída de un 10 % en el número total de
lectores… que se registró que en el año 2006 de un 56% de mexicanos que leían libros, en el actual estudio la cifra actual es de 46.2 %... que la mitad de la
población mayor de 12 años es la que lee libros pero que le asustan los textos
de muchas páginas… que el 43 % de los mexicanos lee menos, 34 % lee la misma
cantidad de libros, y sólo 22 % ha aumentado en su lectura… y que dos terceras
partes de la población leen por placer menos de 30 minutos diarios o su
equivalente si leen un día a la semana por una o dos horas…
- en serio? – me pregunta ella sorprendida...
- pues sí… es de lo que me acuerdo – le digo al
tiempo que le doy un trago a mi vaso de refresco y veo de reojo a un par de mujeres
que desde hace rato en la mesa vecina pone especial atención a lo que
comentamos, y si bien a su edad se ven un poco maduras, no por ello dejo de reconocer que aún son bastante atractivas, pero de
sobra sé que no es que les interese nuestra conversación sino la belleza de K:
su hermosura que corta la respiración, que detiene el tráfico cuando se para en
una esquina, que enloquece a los hombres, que levanta pasiones enfermizas en
las mujeres y hasta es capaz de llenar de redención a homosexuales masculinos…
- eso es vergonzoso – dice ella con elocuente
sinceridad…
- sí – le doy la razón mientras saco de entre las
páginas de mi libro en turno un par de hojas que arranqué del suplemento
dominical que compré la semana pasada – somos la mayor vergüenza del mundo si
nos compararan con otras encuestas, en este caso las realizada por diversos
organismos internacionales en el mismo año de 2012 y en las que se señala – le comento mientras leo
los textos – que en Suecia el 80 % de los suecos ha
leído al menos un libro en su vida, los finlandeses con un 75 % y los
británicos con un 74 %...
- tú y tu manía por las cifras – suelta K y se ríe
de manera por demás agradable…
- sin embargo – continúo leyendo las hojas - de
acuerdo con estos diagnósticos Finlandia encabeza la lista de los que mejor
entienden lo que leen, seguido por Canadá, Nueva Zelanda y Australia... pero a
su vez otros reportes dicen que Japón tiene el primer lugar en el hábito de la
lectura y el 91 % de su población está acostumbrada a leer... pero hay datos
más patéticos: 57 % de los norteamericanos acostumbra a leer en comparación de
un 26.5 % de los latinos que viven en Estados Unidos… y recuerda que la mayoría
de los latinos son de origen mexicano...
- qué horror - se queja...
- pero acá te va lo peor: según Conaculta en otra
encuesta cuyos resultados publicó a principios de ese mismo 2012, entre un 70 y
73% de los mexicanos no leen un solo libro al año… lo que equivale
a alrededor de 82 millones de ignorantes... unos porque no saben
y otros porque no pueden o no quieren agarrar un texto, o sencillamente porque
prefieren ver la tv, son fanáticos del futbol o sencillamente son unos
soberanos pendejos… como sea: esas cifras son más que una mentada de madre a
la inteligencia humana...
- por qué tanta agresión? - me cuestiona K...
- imagínate - defiendo mi indignación - de los 30
millones de mexicanitos del total de la población que nos queda según las cifras,
de los que leen les gusta leer novelas son un 11 %, de los que leen historia es
del 9 %, de superación personal es del 7 %, de cuento es del 7 %, de cocina es
del 6 %, de temas místico-esotéricos es del 6 % y otros temas como biografías
con un 4 %, de biología con 3 % o la ridícula poesía con el 2%....
- impresionante - dice K...
- nooooo - exclamo - por ejemplo: si ese 2 % de los
mexicanos en verdad leyeran poesía, significaría que tendríamos unos 600 mil
ciudadanos dedicados a termas amorosamente-espirtuales, lo que significaría más
de medio millón hijos de puta menos dedicados a la policía, la política, a la
artisteada, al narco, o a la asesina milicia - le digo y me río escandalosamente...
- pero... sabes? – me interrumpe K con esa
delicadeza que desde que la conozco me hace siempre callar de inmediato - yo
creo que son imprecisos esos señalamientos de la Encuesta Nacional de Lectura
y de Conaculta sobre nuestra bestialidad – suelta con cierto dramatismo…
- por qué? – la interrogo interesado…
- no es por hacer una defensa de un caso perdido
como el de este país al que NO le gusta leer, sino porque tampoco estoy de
acuerdo en que hagan de un error una gran mentira… y después de escucharte
mencionar esas patéticas conclusiones a las que llegaron, te cuento que yo tengo mi propia teoría
basada en algo así como pruebas irrefutables…
- dímela – la animo a proseguir…
- tú y yo tenemos un amplio círculo de amigos que
lee... y lo hacen a diario – afirma ella - pero qué crees? a nadie nunca nos
han aplicado una encuesta sobre hábitos de lectura…
- tienes razón – acepto – y me incluyo en eso de
los olvidados…
- por ello es que descalifico esos resultados, aunque
en su conjunto sepamos que los mexicanos somos unos ignorantes, a nosotros
jamás nos han incluido en sus estadísticas…
- así es – reconozco de nuevo…
- y no es seguro de que si nos incluyeran en sus estadísticas
los resultados serían menos pesimistas – continúa – pero estoy segura de que
aportarían otro tipo de información…
- estoy de acuerdo contigo… y sería
interesante saber qué otros panoramas habitan objetivamente en estos terrenos
de balones, nopales, tequila y drama existencial – admito al tiempo que le pregunto si
desea tomar otro café…
Unos tres minutos después interrumpimos nuestra
charla para que la mesera nos entregue nuestras bebidas, al tiempo que las dos
mujeres de la mesa de a lado se ponen de pie para retirarse, no sin antes
dirigirnos contradictorias miradas: hacia mí llenas de desprecio, pero hacia K
llenas de deseo...
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