1.
La siguiente anécdota la recordé mientras
observaba el alma del protagonista (incrédulo ante lo sucedido), a lado de su féretro.
2.
U era un joven indígena de origen mixteco,
delgado y de baja estatura: nació en la costa de Guerrero: una de las zonas
tropicales más calientes (por el clima), más conflictivas (socialmente) y más
violentas (por el narco) en méxico.
Una vez que terminó la secundaria rural, su
padre buscó que tuviera un mejor futuro que el de labrar la tierra y depender
de la lluvia para obtener una cosecha, así que decidió enviarlo a la capital
del país para que estudiara una carrera.
Padre e hijo hicieron un trato: el padre buscaría
la manera de pagar sus estudios (preparatoria e universidad), mientras U vivía
en casa de un pariente y a su vez él se comprometía a terminar una licenciatura.
El joven aceptó siempre y cuando lo dejara escogerla.
Ambos aceptaron, pasaron los años, U
cumplió su compromiso y tras entregar a su progenitor su título, aviso que se
quedaría a vivir en la ciudad: había conseguido un empleo que le permitiría
mandar dinero puntualmente a su familia cada mes.
3.
U era educado, amable y no olvidaba su
origen humilde, pero tampoco manifestaba temor, vergüenza ni ocultaba que en la
ciudad no estaban sus raíces: regresaba tres o cuatro veces al año para
convivir con su familia.
Desconozco los motivos por los cuales se
inició en la religión de los Orishas (de él nunca nació decirme qué signo había
sacado en su coronación), pero era hijo de Yemayá y Eleggua: lo conocí en un
tambor a Oggun pues su padrino era amigo de un Babalowo con el que en aquel
entonces estábamos trabajando. Iba con su novia (una simpática joven también
mixteca), congeniamos y ocasionalmente nos juntábamos para tomar un café y
platicar sobre temas religiosos.
En una de esas conversaciones me confesó
que cada que regresaba a su pueblo, llevaba consigo a su Eleggua: tenía la idea
de que al Orisha le gustaba pasear por el campo, así que lo metía dentro de un
morral y lo cargaba a todas las labores que su padre le encomendaba, según él,
para que “no olvidara su origen campesino”.
4.
Cierto
periodo feriado (siendo Aleyo), visitó a su familia y al segundo día, por la
noche, su padre le dijo que había “un animal” que se estaba chingando a las
gallinas de cría que tenía en su gallinero, así que le entregó un rifle, una linterna,
le dijo que se llevara a los perros y que no regresara hasta que cazara al
depredador, al parecer un zorrillo.
U
salió de la casa de sus padres con un morral en donde llevaba a su Eleggua,
seguido de los canes, y comenzó a rondar el gallinero a la caza del ladrón… así
estuvo varias horas hasta que los perros detectaron a un animal, lo
persiguieron y lo acorralaron provocando que subiera a un árbol hasta donde
llegó U para tratar de aniquilarlo, sin embargo, cuando trato de encender la
linterna ésta parpadeaba y no conseguía alumbrar más allá de algunos segundos.
Con
esa poca luz distinguió un par de ojos pero no pudo conseguir un objetivo para
apuntar con el arma, así que tomó la decisión de hacer guardia hasta la
madrugada en espera de que la luz del amanecer le permitiera ver hacía su
objetivo y disparar. Confiado en sus perros y Eleggua, se recargó y trató de
dormir mientras los ladridos y gruñidos le daban la tranquilidad de que el
animal no conseguiría bajar y escapar.
Dormitó
tratando de ignorar los ladridos hasta que la tenue luz del amanecer lo
despertó, le recordó por qué estaba ahí, buscó en el ramaje del árbol y lo que
él creía era un zorrillo encaramado en el árbol, era en realidad un puma que lo
miraba con ferocidad.
Dice
que ante tal peligro en segundos tomó el rifle, apuntó, disparó y atinó en la
cabeza del felino, de tal manera que cayó inerte, tras lo cual un fuerte temblor
se apoderó de su cuerpo por el susto.
Con
los años, como sucede en las zonas rurales, y en voz del padre de U, aunque sin
citar a presencia del Eleggua de su hijo, aquella aventura se convirtió en
anécdota hasta que se hizo leyenda.
5.
U tenía poco más de un año de haber
coronado Santo y estaba haciendo los preparativos para ofrendar un tambor a
Yemayá. En el velorio tuve oportunidad de conversar con su padrino, quien me
compartió su toyale de Santo de su ahijado: fue cuando comprendí su muerte.
Dice el refrán: “estaba en el lugar y la
hora equivocados”. U cayó herido mortalmente en un intercambio de disparos de
dos pandillas rivales, a un par de calles de la estación de autobuses del sur
de la ciudad, cuando se dirigía a recoger a sus padres, quienes venían a la
capital para que un médico diera con el origen de algunos malestares repentinos
de su madre.
Si la curiosidad de Ojuani Bofun (su toyale de Mano de Orunla) no lo
hubiera dominado, el joven no habría asomado la cabeza para fisgonear (se había
resguardado detrás una nevera dentro de una tienda de abarrotes), seguramente la
bala disparada por uno de los sicarios no se hubiera alojado en su cabeza:
murió en la ambulancia rumbo al hospital.
6.
Cuando el Oriaté pidió la atención de los
Santeros y Babalowos presentes para dar inicio con el Ituto, avisé a mi esposa
que era hora de salir del velorio: no pensaba permitir que Yemaya me montara
para que llorara por U.
4 comentarios:
Los dichos tienen origen de las experiencias y el resultado es mas alla de solo palabras que riman... Como cada escrito tuyo muy interesante.. Gracias por seguir compartiendo!!!..
Delia p.
Tiene algún significado espiritual el tener un encuentro con un animal así? Hay muchas historias de encuentros con animales considerados sagrados o de poder: colibríes, búhos, lechuzas, águilas, pumas, jaguares, coyotes, etc
hola andrés... el encuentro co0n ciertos animales son respuestas, la mayoría de las veces, a cuestiones que te estás cuestionando, o en su defecto, avisos para evitarte problemas... es muy importante saber interpretarlos en el contexto, para saber qué advierten... por ejemplo, si alguien tiene problemas en su trabajo o con vecinos y se aparecen seguido arañas, eso significa que alguien le está preparando una trampa... saludos...
Que interesante, irremediablemente se necesita de sabiduría para interpretar la respuesta o advertencia.
Gracias y saludos
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