1.
Imaginen, amables lectores, que una mañana se
despiertan y mientras desayunan oyen en la radio o ven en la tv noticias donde se
anuncia que tras el contacto que establecieron razas extraterrestres con los
terrícolas, se aprobó la llegada de embajadores para conocer cómo vivimos los
humanos, informando que una de esas misiones diplomática vendrá a mexiquito a “ver”
la manera en que practicamos la espiritualidad.
2.
Vaya, jodido asunto, sí, pero primero,
aclaremos…
3.
Hace poco conversaba con mi amiga Beth y le confesé
que no confío en el “Libro de Urantia”, ya que fue dictado por “criaturas
celestiales” (¿?) de las que no hay información: nombre, origen, etc. Hay dos
versiones de cómo nos lo compartieron, una, canalizando (montando) a un espiritista
a quien le transmitieron su contenido; otra, que fue dictado a psicógrafos
(médiums que escriben lo que dicen seres incorpóreos o entidades).
El culto a la “Santa Muerte” también tiene sus
versiones sobre dónde surgió: una, en Veracruz, cuando una persona vio la
figura de la muerte dibujada en las tablas de su choza y a partir de ahí lo
comentó con sus vecinos hasta convertirlo en una adoración local; otra, cuando
en los años 60’s del siglo pasado se convirtió en un culto, en el estado de
Hidalgo, luego de que una curandera tuviera en su
casa un esqueleto de madera que se hizo objeto de fervor de secuestradores, políticos, deportistas, delincuentes, policías,
comerciantes, artistas y narcos.
4.
Los dos ejemplos anteriores deben ser tomados en
cuenta para entender lo que van a leer a continuación.
5.
Desde noviembre de 2020, en la ciudad de Pachuca,
se inició el culto a “El Angelito negro”, (llamado también “Ángel Negro”,
“Patrón” o “Diablito), una invención “espiritual” cuya creencia protege a secuestradores,
delincuentes, comerciantes, narcos y que combina Satanismo, Santería y Palo
mayombe.
Sobre este culto (hay quienes ya lo llaman
“religión”), se está masificando a gran velocidad y ahora se realiza no solo en
distintos lugares del país, sino también en Perú, España, Colombia y recientemente
en Francia.
En general la imagen de “El Angelito negro” tiene
mucha semejanza con el Eleggua/Eshu, con el que los Santeros suelen personalizar
al Orisha que abre y cierra caminos, usando una figura infantil, aunque en este
caso mal encarada, con barba de chivo y un traje de charro, sin embargo, las
coincidencias no terminan ahí.
El tipo de ofrendas que recibe son juguetes,
bebidas alcohólicas, veladoras, flores, joyas, tabaco, dulces y dinero, a los
que se han agregado cabezas de cerdo, cráneos, sangre (no se sabe si humana o
animal) y todo tipo de drogas (recordemos que ya antes en México se inventó un
ebboe para Eleggua donde se le ofrece mariguana). También se le purea con
habano y sopletea con aguardiente.
Además, así como en la Osha se pide dar oti,
oñi, epo y purear a los Guerreros los días lunes, a “El Angelito negro” se le
debe atender los viernes. Un dato curioso: se le celebra con una gran fiesta cada
13 de diciembre, un día después del festejo de la Virgen de Guadalupe.
Al igual que hicieron algunos sacerdotes de
Osha e Ifa con Eshu, en ocasiones se le coloca sobre un trono, a cuya figura se
le han agregado cuernos en la cabeza (aquí comienza su vínculo con el
satanismo). Si bien los cráneos señalados líneas arriba se usan en la Osha para
fortalecer el caldero de Oggun, estos también forman parte de las variantes de
Palo Mayombre encaminadas a buscar impunidad en actividades delictivas.
Siguiendo con la similitud con el Palo, para ser
parte activa del culto se debe realizar una iniciación que incluye rayamiento donde a la persona se le realizan
cuatro cortes en la piel (para abrir los cuatro portales del conocimiento sobrenatural),
heridas a las que se les pone sal, alcohol, cera y después se le hace bailar
semidesnudo dentro un círculo de fuego. Claro, algunos “elegidos” van más allá
y se hacen tatuajes especiales en el rostro.
Considerando que el culto a “El Angelito negro”
ya está calificado como religión, “sus iglesias”, diseminadas en gran parte del
país, están adornadas con luces,
techos, paredes color rojo y los pisos negros, cruces invertidas, velones
negras y figuras de demonios como Lucifer, Belcebú y Luzbel mezcladas con la
Virgen de Guadalupe, Jesucristo y también de la Santa Muerte.
Se debe destacar que el principal centro
ceremonial de este culto en el país ya se estableció en “Tepito” (zona que hace
siglos albergó un templo náhuatl), zona convertida en la actualidad en el
corazón de la piratería, el narcotráfico, extorsión, secuestro, trata sexual de
personas y contratación de asesinos a sueldo.
6.
Ahora bien, ya descritas las características
generales del culto, vale la pena preguntarse por qué “El Angelito negro”,
inventado hace poco más de tres años, resuelve a la gente que se acerca
principalmente a pedir protección e impunidad para poder seguir delinquiendo,
sobre todo a quienes se rayan en su ceremonia. ¿Entonces no es una invención?
La respuesta está en el inciso 3 al que les
pedí tomaran en cuenta, porque si bien estamos hablando de la personificación
de una “energía” que obviamente va a tergiversar una fe para ofrecer
“respuestas a peticiones que Dios no atiende”, según los líderes del culto a
“El Angelito negro”. Un ente del que no sabemos nada.
7.
No se conoce nada de quiénes fueron las
“criaturas celestiales” que dictaron el “Libro de Urantia”, aunque proporcionaron
una versión más o menos coherente (ojo, no digo que sea cierta), sobre el
origen de la humanidad a partir de la existencia de un “Dios” y la presencia de
“su hijo Jesús” como responsable de cuidar este planeta; tampoco tenemos idea quién
es la entidad que está detrás de la “Santa Muerte”, porque lo único que
interesa a sus creyentes es que resuelva, pero lo que resulta indiscutible es
que hay “algo” o “alguien” detrás de ellos con quienes se puede interactuar.
Y lo mismo sucede con “El Angelito negro”, a
saber qué criatura, ente, elemento, organismo, unidad o existencia contiene su
representación física, sin embargo, es la fe (a final una energía capaz de
“hacer milagros”), la que lo alimenta y está convirtiendo en algo tangible y funcional.
Hay que reconocer que el aura que rodea a “El
Angelito negro” copia toda la parafernalia de una película de terror de
Hollywood (cruces de cabeza, uso del color rojo, bailar dentro de un circulo de
fuego y demás), lo que refleja que más que “bases espirituales”, su devoción
está basada en la ignorancia y es esta la que consigue materializar respuestas
a las más ególatras peticiones, porque como dice el refrán: “la fe mueve
montañas”.
Finalmente, cabe destacar que es tal la
creencia en el nuevo salvador y sus prodigios, que ya hay quienes afirman que
está desplazando el culto a la “Santa Muerte”.
Para aquellos interesados en conocer de cerca
uno de sus templos y constatar lo que aquí se describe, pueden acudir a la
calle Carpintería #35, en la colonia Morelos, y si bien está localizado en el
barrio más peligroso de la ciudad, si dicen que van a visitar el “Altar del
Angelito Negro”, ello les podría ayudar a salir con vida.
8.
Siguiendo con la imaginaria llegada de
diplomáticos espacianos que vendrían a mexiquito conocer nuestra espiritualidad,
al principio pensé les daría risa, pero tras terminar de escribir este texto me
quedó claro que volverían a su planeta con una expresión de horror en el
rostro.
2 comentarios:
Hasta este momento no creo que alguna inteligencia extraterrestre se encuentre interesada en presentarse con la humanidad, más bien parece que siguen una conducta manipuladora a través de la historia, con un discurso diferente dependiendo del contexto cultural
Quiero tener fé que al menos algunas entidades realmente son neutrales ante nuestros torpes intentos de crecer
Y qe no vivimos en una carcel con las puertas abiertas
Le comparto un artículo muy interesante que habla sobre el tema:
https://encartes.mx/justicia-narcocultura-mexico/
México mágico diría el gobierno
Saludos
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