10 de octubre de 2024

Indiferencia


1. 

Hace muchos años conocí en una Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería a John T. Smith, representante de asuntos internacionales del El Partido Comunista de los Estados Unidos de América (en inglés CPUSA), quien atendía un stand de libros.

 
Entre algunos de los que adquirí estaba una traducción al español de “La Cuestión Palestina”, el clásico de Edward W. Said, donde el autor, analista y teórico literario expone su interesante teoría sobre el orientalismo. Aquella tarde mantuve una conversación con John T. sobre diversos temas, destacando, obviamente, el conflicto árabe-israelí, que me hicieron comprender por qué la obsesión de Israel de invadir el territorio palestino. Y desde entonces le doy seguimiento al tema.
 
2.
Hace un par de semanas dos académicos, Peter Singer y Martin Skladany publicaron ensayo titulado “¿Es lo mismo la protesta ética que la protesta legal?”, en la página web del Project Syndicate, una organización internacional de unión de editores y asociación de periódicos, considerada como la mayor fuente de artículos de opinión del mundo.
 
En una parte de su interesante texto, señalan: “Sugerimos adaptar el principio internacionalmente reconocido de proporcionalidad en la guerra. Ese principio prohíbe las acciones militares cuando el daño causado a los civiles es desproporcionado en relación con la ventaja militar obtenida. Atacar a un solo comandante enemigo, previendo que el método utilizado matará a cientos de civiles inocentes, es un error”.
 
Si bien el análisis se centra en el tema de los límites legales en las protestas por razones humanitarias, el párrafo anterior aplica a la perfección la invasión que viene haciendo Israel a Palestina desde 1948 (la etapa más reciente a partir de octubre de 2023), con el pretexto de asesinar a los líderes del Movimiento de Resistencia Islámica.
 
Sí, hace un año el primer ministro Benjamín Netanyahu dio la orden de atacar la franja de Gaza, la cual ha sido prácticamente destruida, muriendo 43,000 palestinos, principalmente mujeres, ancianos, niñas y niños, ya que el ejército israelí tiene entre sus objetivos destruir mezquitas, escuelas, hospitales, campos de refugiados, incluyendo edificios de la ONU que sirven de apoyo para las víctimas (donde a su vez han sido asesinados 317 trabajadores humanitarios).
 
Además, se calcula otros 10 mil fallecidos aún bajo los escombros tras la destrucción israelí, incluyendo el 62% del mobiliario arquitectónico urbano, entre casas habitación, comercios y edificios.
 
3.
Los líderes de Hamás ya fueron asesinados, sin embargo, Israel sigue atacando día y noche Palestina, además de haber extendido acciones militares contra Cisjordania, Líbano, Yemen, Siria, Irak e Irán, lo cal contradice la afirmación de Peter Singer y Martin Skladany sobre la proporcionalidad en la guerra.
 
Ahora, no se debe olvidar que los ataques iniciaron luego de que Benjamin Netanyahu fuera acusado por el fiscal general de Israel de fraude, soborno y abuso de confianza, usando el conflicto bélico para desviar la atención sobre los cargos y que solo consiguió durante algunos meses, ya que el proceso judicial ha sido reanudado por el Tribunal de Distrito de Jerusalén.



 
Más allá de las implicaciones geopolíticas de la agresión israelí, (con el apoyo de su proveedor de armas estadounidense), nunca en la historia de la humanidad se ha visto tal indiferencia ante el asesinato de tantas personas (ni siquiera por las masacres tribales en África), de ahí que hoy tengan más vigencia que nunca las palabras de Antoni Soler, escritor catalán, cuando señaló: “La guerra no es solo posible porque unas personas asesinas la decidan, sino también porque millones de personas no hacen nada y permiten que suceda”.
 
4.
Seguramente algunos lectores recordarán a Mafalda, el personaje creado por el historietista argentino Quino, concretamente la tira en la que Susanita (protagonista secundario caracterizado por una niña vanidosa, racista y arrogante), en la que dice con desprecio: “Por suerte el mundo queda tan, tan lejos”.
 
Sin embargo, ese mundo no está distante (tal como piensan millones de mexicanos, dados a predicar la indiferencia ante calamidades como esta), Oriente no queda lejos, Europa no se ve tan remoto, y de ahí, con pequeño salto, América tampoco estará lejano y ello nos lo están demostrando los ataques de Israel a sus vecinos, lo que significa el inicio de una guerra regional, y como dicen los analistas, señal de que en breve “estaremos ante un conflicto bélico global” que hará entender a 8 mil millones de personas que el planeta en realidad estaba a la vuelta de la esquina y que la misma barbarie que ignoraron ya está a la puerta de su casa.
 
5.
Lo dijo Dave Mustaine y me encanta repetirlo: “A la gente no le importan los problemas de los demás hasta que no les ocurren a ellos mismos, y entonces se sorprenden por qué nadie les ayuda”, lo que bien podría complementarse con las palabras de António Guterres, Secretario General de la ONU, cuando declaró que: “La pesadilla de Gaza es más que una crisis humanitaria, es una crisis de humanidad”.
 
No se rían, les juro que el mundo NO queda tan, tan lejos.