Fue divertido mientras duró

Mi esposa me dice que debería volver a la
universidad para estudiar otra carrera, Psicología. Luego de leer este texto
insistió, ya que lo desarrollé con mucha influencia de esa disciplina. Me lo
estoy pensando.
1.
El 25 de
octubre de 2016 Enrique Peña Nieto, uno de los presidentes más patéticos de la
historia de este vilipendiado país, dijo una frase que nunca olvidaré:
"Ningún presidente se levanta pensando en cómo joder a México".
Las 10
palabras, publicadas en el aquel entonces periódico de izquierda “La Jornada”
(hoy una vomitable parodia de prensa libertaria), me quedaron grabadas no solo
por estar plagadas de mentiras, sino porque se refieren una de las acciones
fundamentales de la naturaleza humana: sus incontrolables ansias por abusar del
prójimo.
Esas diez
palabras se podrían parafrasear de diferentes maneras, aunque todas terminarían
encerrando una terrible realidad: por supuesto que los presidentes que ha
tenido este país se despiertan a diario buscando nuevas maneras de enriquecerse
ilegalmente, ante la indiferencia de sus gobernados.
Sin embargo,
esta entrada no está relacionada con el legado de impudicia de Peña; más bien,
se refiere a esa obsesiva costumbre de miles de millones de personas para
hallar nuevas formas de arruinar todo lo que tienen al alcance, empezando por
la existencia humana.
2.
En México
existe una frase que está cayendo en desuso, aunque todavía puede oírse en boca
de adultos de más de 75 años, quienes conocen a la perfección su significado:
"La mitad del mundo se levanta tratando de encontrar como chingarse a la
humanidad… y la otra mitad buscando como defenderse".
El problema es
que el origen, la razón, el motivo, las causas (o usen cualquier sinónimo) de
esas ganas de chingarse a la humanidad,
están basadas en tres principios básicos:
A) el anhelo de
destruirle la vida alguien con plena consciencia, motivado por el odio,
intolerancia, traición, rencor, racismo, envidia, ignorancia, resentimiento,
prejuicios, soberbia, venganza y aversión contra algo que su espiritualidad les
impide entender: la existencia de otro tipo de vivir la vida (sic).
B) la obsesión
de ser más que quienes rodean a una persona, lo cual se basa en el
egocentrismo, altanería, narcisismo, codicia, individualismo, petulancia, arrogancia,
soberbia, acoso y ambición, en pocas palabras, el ego consciente, sin pensar en
las consecuencias y el daño que provocará al actuar sin sentido.
C) la falta de
solidaridad, y ésta es la peor porque está basada en la apatía, desprecio,
indiferencia hacia vínculos familiares o de amistad (algo de lo que en otras
circunstancias se presumió en voz alta), indolencia e ingratitud, que al final podría
resumir los dos primeros incisos.
Es curioso,
pero si lo analizan con objetividad, la venganza señalada en el inciso A) y la
codicia del inciso B) podrían usarse como sinónimos de la indolencia del inciso
C).
3.
¿Podría
calificarse de un exceso afirmar que la apatía, el desprecio, la indiferencia,
la indolencia y la ingratitud son las peores decisiones que asume una persona? No,
porque lo que está sucediendo con quienes las practican es una desconexión con
su lado espiritual, lo cual se manifiesta en la falta de empatía, elemento
básico de las relaciones interpersonales afectivas, afirman obviamente los
psicólogos.
Volviendo a
los psicólogos, una relación interpersonal se fundamenta en lazos afectivos
fuertes que incluyen comunicación sincera, comprensión, respeto mutuo,
confianza, intereses compartidos, retroalimentación y cierto grado de vínculo
espiritual. A todo lo mencionado se le conoce generalmente como
"amistad", que en teoría debería ser un espacio seguro donde tenemos la posibilidad de ser genuinos, ayudarnos
y satisfacer necesidades mutuamente.
Sin embargo,
ya en la práctica todo se convierte en una simulación porque una de las partes solo
piensa en su mundo interior, son prejuiciosas, no quieren ponerse en el lugar
del otro, suelen distorsionar la realidad, son impacientes, suelen usar a los
demás para alcanzar sus fines, viven afectadas por el narcisismo, carecen de
tacto, provienen de entornos tóxicos y lo más grave: desconocen el remordimiento.
Pero volvamos
a la indiferencia y todos sus sinónimos enlistados líneas arriba, los cuales
señalan que, si hacemos un resumen, es común que la amistad está basada en el
principio fundamental de “usar a los demás para alcanzar sus fines”, lo que a
su vez habla de una inmensa falta de espiritualidad y, en consecuencia, de
basar en el ego cualquier acción o decisión en la vida.
Siempre he
dicho que, exceptuando a los gemelos, “todos los seres humanos nacen y mueren
solos”, y para fundamentarlo imaginen que están en una habitación donde alrededor
de una cama hay numerosas personas esperando la última bocanada de oxígeno de
un moribundo, entonces analicen a los ya casi dolientes y descubrirán que la
tristeza que producirá la inminente ausencia es y será el egoísmo, porque hasta
en esos trances las persona sufren, no por la agonía de un ser querido, sino
porque en breve ya no estará entre los vivos, lo que demuestra que nuestras
emociones siempre estarán basadas en el dolor personal (una ausencia que nos
dejará hundidos en la soledad) y la falta de empatía (¿por qué no pensar en que
con la muerte se deja de sufrir?).
Este tema
podría aplicarse también a las relaciones sentimentales, pero al igual que la
amistad, no se puede generalizar, por lo que prefiero no buscarle tres pies al
gato, así que prefiero desmentir al expresidente Peña Nieto: por supuesto que
sí, no solo gobernantes, sino en general mucha gente, sobre todo amistades y
familia, se bajan de la cama pensando como desmadrar la vida de sus amigos,
porque hasta la omisión y el silencio son una forma de tomar decisiones para
perjudicarlos.
4.
¿La mejor
opción para no padecer la indolencia de quienes se dicen ser amigos o presumen ser familia?, ¿la alternativa ideal para
evitar que sus cercanos les lastimen?, ¿quieren evadir una puñalada por la
espalda, o en el mejor de los casos, evitar una desilusión?
Muy sencillo,
aprendan a conocerlos no por lo que dicen, sino por sus actos, y si esos no
coinciden con su ética o principios, con lo que ustedes necesitan o merecen, entonces
simplemente aléjense.
Es extraño perder
contacto con amistades o familia, algo que me ha sucedido bastante en los
últimos tres años. Pocas veces he sido yo el que se aleja, pero he de
confesarlo: no los añoro, al contrario, y por eso digo que es extraño, pues hago
un resumen de lo que fuimos y concluyo que no hay rencor ni melancolía, solo queda
lo bueno que entregaron cuando teníamos una vida en común, pero a veces son
mejores las distancias en lugar de las indolencias.
En mis
pláticas con mi esposa a veces surgen los nombres de ciertas relaciones del
pasado, pero, irónicamente, y a pesar de que la amistad con algunas personas
duró años, algunos otros nombres ya no vuelven a mencionarse. Así de importante
fue su presencia en nuestras vidas.
5.
Será interesante
contrastar lo que diga la psicología, con respecto a las actitudes humanas, y lo
que advierta la videncia, en caso de que decida estudiar esa carrera.
6.
Como señala el
filósofo Émile Cioran: “La amistad es un
pacto, una convención. Dos seres se comprometen tácitamente a no decir jamás lo
que en el fondo piensan el uno del otro. Una especie de alianza hecha de
precauciones. Cuando uno de ellos señala públicamente los defectos del otro, el
pacto queda revocado, la alianza rota. Ninguna amistad resiste al hecho de que
uno de los dos deje de jugar el juego. En otras palabras: ninguna amistad
soporta una dosis exagerada de franqueza”.
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