22 de noviembre de 2025

Fue divertido mientras duró


Mi esposa me dice que debería volver a la universidad para estudiar otra carrera, Psicología. Luego de leer este texto insistió, ya que lo desarrollé con mucha influencia de esa disciplina. Me lo estoy pensando.
 
1.
El 25 de octubre de 2016 Enrique Peña Nieto, uno de los presidentes más patéticos de la historia de este vilipendiado país, dijo una frase que nunca olvidaré: "Ningún presidente se levanta pensando en cómo joder a México".
 
Las 10 palabras, publicadas en el aquel entonces periódico de izquierda “La Jornada” (hoy una vomitable parodia de prensa libertaria), me quedaron grabadas no solo por estar plagadas de mentiras, sino porque se refieren una de las acciones fundamentales de la naturaleza humana: sus incontrolables ansias por abusar del prójimo.
 
Esas diez palabras se podrían parafrasear de diferentes maneras, aunque todas terminarían encerrando una terrible realidad: por supuesto que los presidentes que ha tenido este país se despiertan a diario buscando nuevas maneras de enriquecerse ilegalmente, ante la indiferencia de sus gobernados.
 
Sin embargo, esta entrada no está relacionada con el legado de impudicia de Peña; más bien, se refiere a esa obsesiva costumbre de miles de millones de personas para hallar nuevas formas de arruinar todo lo que tienen al alcance, empezando por la existencia humana.
 
2.
En México existe una frase que está cayendo en desuso, aunque todavía puede oírse en boca de adultos de más de 75 años, quienes conocen a la perfección su significado: "La mitad del mundo se levanta tratando de encontrar como chingarse a la humanidad… y la otra mitad buscando como defenderse".
 
El problema es que el origen, la razón, el motivo, las causas (o usen cualquier sinónimo) de esas ganas de chingarse a la humanidad, están basadas en tres principios básicos:
 
A) el anhelo de destruirle la vida alguien con plena consciencia, motivado por el odio, intolerancia, traición, rencor, racismo, envidia, ignorancia, resentimiento, prejuicios, soberbia, venganza y aversión contra algo que su espiritualidad les impide entender: la existencia de otro tipo de vivir la vida (sic).
 
B) la obsesión de ser más que quienes rodean a una persona, lo cual se basa en el egocentrismo, altanería, narcisismo, codicia, individualismo, petulancia, arrogancia, soberbia, acoso y ambición, en pocas palabras, el ego consciente, sin pensar en las consecuencias y el daño que provocará al actuar sin sentido.
 
C) la falta de solidaridad, y ésta es la peor porque está basada en la apatía, desprecio, indiferencia hacia vínculos familiares o de amistad (algo de lo que en otras circunstancias se presumió en voz alta), indolencia e ingratitud, que al final podría resumir los dos primeros incisos.
 
Es curioso, pero si lo analizan con objetividad, la venganza señalada en el inciso A) y la codicia del inciso B) podrían usarse como sinónimos de la indolencia del inciso C).
 
3.
¿Podría calificarse de un exceso afirmar que la apatía, el desprecio, la indiferencia, la indolencia y la ingratitud son las peores decisiones que asume una persona? No, porque lo que está sucediendo con quienes las practican es una desconexión con su lado espiritual, lo cual se manifiesta en la falta de empatía, elemento básico de las relaciones interpersonales afectivas, afirman obviamente los psicólogos.
 
Volviendo a los psicólogos, una relación interpersonal se fundamenta en lazos afectivos fuertes que incluyen comunicación sincera, comprensión, respeto mutuo, confianza, intereses compartidos, retroalimentación y cierto grado de vínculo espiritual. A todo lo mencionado se le conoce generalmente como "amistad", que en teoría debería ser un espacio seguro donde tenemos la posibilidad de ser genuinos, ayudarnos y satisfacer necesidades mutuamente.
 
Sin embargo, ya en la práctica todo se convierte en una simulación porque una de las partes solo piensa en su mundo interior, son prejuiciosas, no quieren ponerse en el lugar del otro, suelen distorsionar la realidad, son impacientes, suelen usar a los demás para alcanzar sus fines, viven afectadas por el narcisismo, carecen de tacto, provienen de entornos tóxicos y lo más grave: desconocen el remordimiento.
 
Pero volvamos a la indiferencia y todos sus sinónimos enlistados líneas arriba, los cuales señalan que, si hacemos un resumen, es común que la amistad está basada en el principio fundamental de “usar a los demás para alcanzar sus fines”, lo que a su vez habla de una inmensa falta de espiritualidad y, en consecuencia, de basar en el ego cualquier acción o decisión en la vida.
 
Siempre he dicho que, exceptuando a los gemelos, “todos los seres humanos nacen y mueren solos”, y para fundamentarlo imaginen que están en una habitación donde alrededor de una cama hay numerosas personas esperando la última bocanada de oxígeno de un moribundo, entonces analicen a los ya casi dolientes y descubrirán que la tristeza que producirá la inminente ausencia es y será el egoísmo, porque hasta en esos trances las persona sufren, no por la agonía de un ser querido, sino porque en breve ya no estará entre los vivos, lo que demuestra que nuestras emociones siempre estarán basadas en el dolor personal (una ausencia que nos dejará hundidos en la soledad) y la falta de empatía (¿por qué no pensar en que con la muerte se deja de sufrir?).
 
Este tema podría aplicarse también a las relaciones sentimentales, pero al igual que la amistad, no se puede generalizar, por lo que prefiero no buscarle tres pies al gato, así que prefiero desmentir al expresidente Peña Nieto: por supuesto que sí, no solo gobernantes, sino en general mucha gente, sobre todo amistades y familia, se bajan de la cama pensando como desmadrar la vida de sus amigos, porque hasta la omisión y el silencio son una forma de tomar decisiones para perjudicarlos.
 
4.
¿La mejor opción para no padecer la indolencia de quienes se dicen ser amigos o presumen ser familia?, ¿la alternativa ideal para evitar que sus cercanos les lastimen?, ¿quieren evadir una puñalada por la espalda, o en el mejor de los casos, evitar una desilusión?
 
Muy sencillo, aprendan a conocerlos no por lo que dicen, sino por sus actos, y si esos no coinciden con su ética o principios, con lo que ustedes necesitan o merecen, entonces simplemente aléjense.
 
Es extraño perder contacto con amistades o familia, algo que me ha sucedido bastante en los últimos tres años. Pocas veces he sido yo el que se aleja, pero he de confesarlo: no los añoro, al contrario, y por eso digo que es extraño, pues hago un resumen de lo que fuimos y concluyo que no hay rencor ni melancolía, solo queda lo bueno que entregaron cuando teníamos una vida en común, pero a veces son mejores las distancias en lugar de las indolencias.
 
En mis pláticas con mi esposa a veces surgen los nombres de ciertas relaciones del pasado, pero, irónicamente, y a pesar de que la amistad con algunas personas duró años, algunos otros nombres ya no vuelven a mencionarse. Así de importante fue su presencia en nuestras vidas.
 
5.
Será interesante contrastar lo que diga la psicología, con respecto a las actitudes humanas, y lo que advierta la videncia, en caso de que decida estudiar esa carrera.
 
6.
Como señala el filósofo Émile Cioran: “La amistad es un pacto, una convención. Dos seres se comprometen tácitamente a no decir jamás lo que en el fondo piensan el uno del otro. Una especie de alianza hecha de precauciones. Cuando uno de ellos señala públicamente los defectos del otro, el pacto queda revocado, la alianza rota. Ninguna amistad resiste al hecho de que uno de los dos deje de jugar el juego. En otras palabras: ninguna amistad soporta una dosis exagerada de franqueza”.
 

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