1.
El Día de
Muertos y la Navidad, por citar solo algunos, son un ejemplo de la falta de
cuestionamiento de por qué tenemos la obligación de “celebrarlos” cada año. A
pesar de que existen otros otras festividades, incluyendo las que pertenecen a
cada país, tanto la Navidad como el Día de Muertos enmascaran rituales cuyo
impacto negativo en sus vidas la gente desconoce.
Aprovechando
que aún estamos en noviembre “celebrando a los difuntos”, pondré ejemplos de
cómo la ignorancia desmadra la vida de una persona, o de toda una familia, con
actitudes que lo único que provocan es acortar su existencia.
2.
Primero
recordaré aquella anécdota relacionada con los indígenas Angaités, una tribu
originaria del Chaco Boreal de Paraguay, que evitaban ser fotografiados para
que la imagen no les robara su alma. Esta
creencia salió a la luz pública como consecuencia de un hecho lamentable,
cuando Guido Boggiani, pintor, dibujante, fotógrafo y etnólogo italiano, se
aventuró en 1887 por el interior del Brasil, Bolivia y Paraguay para documentar
la vida de sus aborígenes.
Cierta tarde Boggiani
fue atravesado en la espalda por una lanza y su cráneo destruido a golpes, ya
que los aborígenes creían que les robaba el alma a través de sus fotos. Su cuerpo
fue decapitado y la cámara fotográfica fue hallada, a metros de distancia, enterrada.
Si bien es un
ejemplo del salvajismo, los Angaités no estaban tan equivocados: una fotografía
atrapa la esencia de una persona (su
imagen representa el astral en un momento determinado), motivo por el cual son
las herramientas preferidas para hacer brujería en méxico.
3.
El antropólogo
Juan Hernández Castillo señala en uno de sus lúcidos ensayos que: “La relación de los mexicanos con la muerte
es una creencia que se lleva a la práctica con el “Día de Muertos”, que honra a
los difuntos no con tristeza, sino con júbilo. Esta tradición, que mezcla
elementos prehispánicos y católicos, afirma que las almas de los antepasados
regresan a la tierra para convivir por unas horas con los vivos”.
Sin embargo,
alrededor de esa conmemoración se han
desarrollado una serie de rituales cuestionables que más allá de la ridiculez,
ponen en peligro la vida de quienes los practican.
4.
El 27 de
octubre de este 2025, la institución donde trabajo convocó a todos los
empleados para una jornada de “diversión, convivencia y esparcimiento”,
invitándolos a que asistieran a su oficina el viernes 31 disfrazados, con
motivos alusivos (sic) a “Halloween” y Día de muertos, llevando a sus hijos
igualmente ataviados y preparando su bolsillo para comprar tamales, pan, atole,
dulces y demás antojitos que se
venderían en la explanada del edificio.
Además de
ello, el área de recursos humanos montó dos altares inmensos en el mezzanine que, curiosamente, cumplieron
con todos los requisitos esotéricos para atraer desencarnados.
5.
Para quien no
lo sepa, cuando Claudia Sheinbaum Pardo juró como presidente del país en pleno
Zócalo de la capital, en una ceremonia llena de alusiones a Shangó (de quien es
hija, porque ella está iniciada en la Osha, al igual que Andrés Manuel López Obrador,
quien es hijo de Obatalá), también apeló al Palo Mayombe y al Espiritismo, para
lo cual recomiendo analizar y revisar con calma el bastón de mando que
presumió, no el que debieron haberle entregado los indígenas mexicanos, sino el
que López Obrador le mandó fabricar con un Babalowo que vive en el Estado de
México.
Ya empotrada
en Palacio Nacional, Sheinbaum instruyó a todos los directivos de la
administración pública a despedir a los empleados que tuvieran más de 50 años y
contrataran a jóvenes surgidos de las filas del partido gobernante MORENA.
En el caso de
la CONAGUA, ello se ha cumplido al pie de la letra, cesando a aquellos que
concentraban la experiencia técnica en el manejo del sector hidráulico, para
contratar a jóvenes que no conocen el ciclo hidrológico… ni siquiera la
composición química del agua, pero que son altamente manipulables no solo
ideológicamente, sino para pintarrajearse la cara como calacas (para el ya
citado “Halloween”) o para disfrazarse de Adelitas (por el Aniversario de la
revolución mexicana).
6.
En el año
2004, el patético presidente de extrema derecha, Vicente Fox, instruyó a la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público comprara a Bancomer un edificio que tenía
abandonado desde hacía 31 años, ubicado en la esquina del Eje 10 y avenida
Insurgentes Sur.
El costo
ascendió a 749 millones 394 mil pesos, mas conforme iniciaron los trabajos de
rehabilitación, se descubrió que el edificio tenía debilidades en su
infraestructura, por lo que en una reunión con el personal administrativo para
analizar la posible cancelación de la mudanza, alguien propuso triangular
“energía”, a través de una serie de ceremonias esotéricas, utilizando el “Panteón
San Rafael” (que se localiza enfrente del edificio y que fue creado hace más de
200 años), para evitar que se derrumbara en el corto plazo.
La decisión se
discutió, de inmediato se aprobó, se propuso a Fox, él aceptó (conociendo las
actividades brujeriles de su esposa), se hicieron las obras pertinentes y, a
saber qué ofrecieron, pero el edificio de la CONAGUA sigue en pie.
Entré un par
de veces a ese cementerio para quitar maldiciones por abortos a dos de grandes
amigos. Ya dentro pude constatar que efectivamente se puede realizar una
triangulación de energía muertera, misma que me fue confirmada por un Tata
Mayombe al que acudí para que me “limpiara”, luego de la segunda visita al
centenario camposanto.
Sí, claro que ceremonias
así tienen consecuencias, ya que uno de los principales indicadores de la
famosa “Encuesta de clima y cultura organizacional”, que cada año realiza el
gobierno para conocer cómo se sienten sus empleados, en CONAGUA sobresalen los
problemas de salud.
7.
Es común que
los mexicanos se maquillen el “Día de Muertos”, tal como ordenó la CONAGUA a
sus empleados, con temas alusivos al “Halloween” y demás personificaciones
relacionadas con la Muerte.
En este
sentido hay una perversa identificación con “La Catrina” (mal entendida como representación
de la Muerte), creada por el grabador José Guadalupe Posada, ícono que hasta la
fecha es “un clásico” personificado por las mexicanas el “Día de Muertos” (los
hombres se disfrazan de Charros de la Muerte con ojeras, bigote y sombrero, pero
en pleno siglo 21 y sin caballo, a nadie le importa que simulen ser machos
cuando México es el tercer país a nivel mundial con población homosexual
masculina).
En este
contexto hay una religión inteligente (no diré el nombre porque no viene al
caso, pero NO tiene que ver con las creencias masificadas como el catolicismo
en América Latina), en la que de nueve niveles de evolución espiritual, las
mujeres ocupan el quinto lugar, mientras los hombres el cuarto. No hay
desprecio contra ellos, simplemente se les reconoce el don que tienen ellas que
es el de la creación y el de ellos proveer.
Sí, las
mujeres son creadoras de mucho, más allá del desgastado discurso de que dan vida,
son mucho más, pero en su existencialismo se limitan a creerse Catrinas. El
problema es que La Catrina no tiene nada que ver con el “Día de Muertos”: esa
es una de las tantas deformaciones que han hecho los mexicanos de la cultura
popular y de la espiritualidad.
La Catrina,
creada por Posada, personifica a el fin de la vida como igualador social y
cultural, y fue implantada para burlarse
de las mujeres que despreciaban sus raíces indígenas por intentar ser europeas.
Así que no tiene nada que ver con empoderamiento femenino ni con calacas decorativas.
Las primeras
en obedecer a la CONAGUA fueron cientos de mujeres (imaginen, el edificio
aglomera aproximadamente a 3,000 personas), quienes además llevaron a sus hijos
“disfrazados” de lo mismo (algunos como Zombis, Alebrijes o Brujas, pero que
alguien me saque de mi ignorancia: ¿qué tienen que ver muertos vivientes, animales
imaginarios y hechiceras con los desencarnados?), y recorrieron los 13 pisos
del edificio “asustando a la gente”.
8.
Si ustedes
revisan las redes sociales mexicanas, descubrirán que muchas mujeres subieron
selfies, videos y fotografías maquilladas de desde Catrinas, Fantasmas, Calaveras
hasta Annabelle, Merlina y demás personificaciones, algunas asumiendo poses con
intenciones de asustar, muchas con fuerte carga sexual y otras simplemente
tratando de formar parte de las masas que se sumaron a la moda de celebrar el
“Día de Muertos”.
9.
Y aquí
conviene recordar que, pese a ser calificados de salvajes, los Angaités de
Paraguay no estaban tan equivocados: una foto no te roba el alma, pero como
dije antes, captura tu esencia astral y las mujeres en CONAGUA, orgullosas de
mostrarse como Catrinas, junto con sus hijos, quedaron capturados como cadáveres
en esas fotos y videos llamando con anticipación su irremediable futuro.
Así, esas
imágenes plasmaron la representación cadavérica de su apariencia al morir
(fotos ad eternum, ya diseminadas en
las entrañas de la web, si las compartieron en Instagram o Facebook), al igual
de cómo se verán los esqueletos de sus vástagos.
Pero las
imágenes de las empleadas de CONAGUA (que no saben o no les interesa eso de ser creadoras), están ahí. Ahora
vinculen esas ganas de quererse disfrazar de Desencarnadas a la triangulación
de la energía que tiene el edificio con el Panteón que tenemos enfrente.
Luego,
queridos lectores, repliquen este escenario a las docenas de dependencias que
tiene el gobierno, en todo el país, y que también montaron ofrendas e invitaron
a su personal a disfrazarse de lo que serán en breve: restos humanos.
10.
Todo lo
anterior no está escrito al azar, ya que el tiempo que verán reducida su vida
hombres, mujeres y sus hijos por usar disfraces mortuorios, así como quedar capturada
esa imagen en fotografías, es de un año.
Así que saquen
cuentas: si cada 1 y 2 de noviembre se visten (o se han disfrazado en años
anteriores) y han dejado para la posteridad fotos, ¿cuántos años más van a
vivir?
No hay comentarios:
Publicar un comentario