1.
En días pasados el escritor,
filósofo, ensayista, traductor y editor Eliot Weinberger, dio una vez más
muestras de lucidez cuando declaró que en Estados Unidos “No tenemos esa
cultura de escritores que opinan sobre temas políticos”…
Esta afirmación la hizo el
neoyorkino durante su participación en el “Hay Festival”, realizado en la
ciudad de Xalapa, en donde dio cátedra de lo que debe ser una verdadera crítica
literaria…
Tras leer una de las tantas
entrevistas que Eliot Weinberger suele dar a cualquier medio de comunicación en
los países que visita, recordé otra declaración que si la memoria no me falla
hizo en el año 2004, en la cual se le preguntó por qué se dedicaba a la
traducción y sabiamente respondió: “La traducción es un servicio a la
comunidad… uno encuentra un libro maravilloso y siente que quiere hacer todo lo
posible para ayudar a ese libro a ser conocido”…
Y ante una visión como esta, uno
se ve en la obligación de preguntarse en dónde quedaron declaraciones de este
tipo en algún escritor mexicano?
2.
A simple vista es muy fácil
señalar que en mexico vergonzosamente no se lee… también es sencillo
criticar las razones por las cual entre el gobierno y los habitantes de este
país existe un cómodo amasiato en el cual cada parte hace lo que se le da su
gana, siempre y cuándo a los primeros no se les critique el saqueo y la
corrupción en la que hunden al país, mientras a los segundos se les siga dando
pan y circo y no se les provoquen exabruptos que los saquen de su estado zombi…
Es por esto que la declaración de
Eliot Weinberger es por demás oportuna y nos obliga a preguntarnos en dónde
quedaron aquellos grandes escritores que eran certeros vivisectores de la
realidad mexicana, mismos que dieron lugar a impresionantes textos que aún y
con el paso del tiempo, siguen vigentes en términos de decirnos nuestras
verdades?…
3.
Si no rebuscamos mucho, tres
nombres saltarían de inmediato si se tratara de hacer una lista de grandes
pensadores y escritores que supieron retratar la realidad de este país: Octavio
Paz, Carlos Monsivais y Carlos Fuentes…
Más si se tratara de enriquecer
una lista tendríamos que incluir a José Vasconcelos, Guillermo Prieto, Beatriz
Espejo, Renato Leduc, Alfonso Reyes, Germán Dehesa, Juan García Ponce, Luis
Gonzáles Obregón, Mariano Azuela, Rosario Castellanos, Ricardo Garibay, Jorge
Cuesta, Salvador Elizondo, Elena Garro, Agustín Yáñez, Alí Chumacero, Efraín
Huerta, Xavier Villaurrutia, Inés Arredondo, Juan de la Cabada y Daniel Cosío
Villegas… y aunque faltan muchos más, el problema es que todos ellos ya
fallecieron…
En caso de que se pretendiera
mencionar autores que aún vivan y se mantengan en activo, la lista se reduce
considerablemente a gente que por su edad ha limitado su actividad intelectual,
como es el caso de Luis Villoro, Lorenzo Meyer, Sergio Pitol, Adolfo Gilly,
José Emilio Pacheco, Gabriel Zaid y el excepcional Vicente Leñero … pero para
que éste grupo no se viera tan famélico, se tendría que incluir a otros
pensadores a quienes se le tendría que dar el beneficio de la duda como Enrique
Krauze, Juan Villoro y Paco Ignacio Taibo II… y sin embargo, ellos tampoco son
tan jóvenes, lo que de inmediato nos llevaría a preguntarnos: no hay nadie que
vaya a ocupar dignamente un lugar en este prestigiado grupo?
Me temo que no… y sin intención
de ofender a los ya citados, debemos decir que el último gran escritor,
pensador y ensayista que tuvo este país fue Carlos Fuentes (aunque Vicente
Leñero merece ser abordado aparte)… y con su recién fallecimiento nadie de los
actuales jóvenes escritores o las manoseadas promesas literarias mexicanas,
podrá acercarse mínimamente al nivel intelectual del creador de textos como
Vlad y Cantar de ciegos…
5.
He de reconocerlo: Carlos Fuentes
como literato nunca fue de mis preferidos, si bien tengo varios libros de él en
mi biblioteca personal… sin embargo, acepto que fui seguidor de sus ensayos y
entrevistas en las cuales exponía sabiamente su conocimiento sobre la
quintaesencia de la mexicanidad… un breve ejemplo: no debemos olvidar que Carlos
fue el único que supo entender el significado del levantamiento armado del
Ejército Zapatista al definirlos contundentemente como “la primera revolución
posmoderna”…
Por ello es la afirmación de que
este escritor es el último caso de un peculiar observador que bien podría
incursionar en cualquier campo de la palabra escrita o hablada, en donde
siempre tenía algo que decir… pero y cuál pudo haber sido su secreto?... leer
mucho? viajar bastante? escribir demasiado? vivir intensamente?... o simplemente
poseer dinero y por lo mismo no tener que preocuparse de las cosas mundanas que
suelen desmadrar el alma de cualquier mexicano como pagar la renta, saldar
tarjetas de crédito, lidiar con una suegra, tener un sueldo miserable,
defenderse de enemigos en el trabajo o padecer enfermedades incurables?...
No, el secreto que le permitió a
Carlos Fuentes ocupar el lugar que se ha ganado en el medio cultural a nivel
mundial, tenía que ver con algo sencillo: aparte de leer, pensaba…
5.
A los mexicanos no les gusta
leer… y mucho menos pensar…
Hace unos días, concretamente un
día viernes por la noche, estuve en una cena en donde un hombre se quejó
delante de su esposa por no poder mantener ningún tipo de comunicación con ella
durante ciertas horas del día, simplemente porque la mujer seguía
religiosamente los horarios de varias telenovelas…
Ella respondió con algo que me
dejó sorprendido cuando dijo: “es que no entiendo por qué tiene que venir a
comentarme cosas cuando estoy viendo la tele, si él también tiene la suya”...
Posteriormente intercambiaron
algunos comentarios poco amables entre ellos en donde la mujer, para tratar de
no verse como la mala de la película, terminó echándole en cara lo mismo que a
ella tanto le criticaba: él la imitaba perfectamente cuando se trataba de
futbol…
De terror…
6.
Al día siguiente, y ante la
acosadora insistencia de una amiga, asistí a una tertulia literaria…
curiosamente ella no se enteró que el convencimiento no fueron sus argumentos,
sino que al momento de exagerar las bondades del evento, mencionó a un viejo
amigo con quien durante años formé parte de una revista literaria y al que por razones poco claras le perdí la pista
hacía bastante tiempo…
Decepcionante resultó para mí que
mi conocido no llegara, pero más frustrante resultó constatar que pese al paso
de los años, todos aquellos desplantes que percibí en la gente que trataba de
hacer una carrera en la literatura al mismo tiempo que yo, todas esas actitudes
se repetían en los “aspirantes a escritores” (sic): insolencia, pedantería,
vanagloria, fanfarronería, presunción, egolatría, jactancia, vanidad, soberbia,
estupidez, petulancia y no sé qué tantos sinónimos más podría citar,
acompañados de horrorosa ignorancia en los conceptos básicos de literatura, lo
que dejó en claro que los nuevos creadores tienen el mismo gen que la mayoría
del ciudadano común de este país: simplemente no leen o no saben hacerlo…
De náusea…
Octavio Paz: seducido por el poder
7.
Se puede ser literato sin leer de
manera constante? sin comprender un texto? sin conocer un carajo de reglas de
ortografía y gramática? adoptando aires de diva en lugar de aprender a
escribir? haciendo del oficio una parranda de tiempo completo y de paso
creyéndose “escritor maldito”? sintiendo que por saber leer y escribir por
encima del promedio se pertenece a una casta exclusiva?...
Vámonos más lejos en esto de los
cuestionamientos: se puede ser escritor sin conocer la historia del propio
país, de dónde viene y hacia dónde va? sin tener contacto con la realidad, que
es la razón de ser de un verdadero autor? sin comprender nuestro contexto
histórico? o siendo más directo: se puede ser un artista sin ser político…
aunque se sea un apolítico que critica a los políticos?
Obvio no…
8.
Y por qué sucede esto? por qué la
falta de interés y responsabilidad por parte de los escritores mexicanos, a
establecer un debate sobre los grandes problemas nacionales, discusión
pospuesta por el mal llamado sector intelectual desde hace decenios? será que
tan mal está este país y sus habitantes que carecemos de interlocutores
ilustrados que nos conozcan y que sepan de nuestras necesidades, y puedan
llevarle al gobierno una lista de impostergables pendientes que los dirigentes
políticos deben solucionar?
A todas las preguntas anteriores
en mi opinión podríamos responder que esto sucede simplemente porque a los escritores
actuales sólo les interesa la fama, la pose superficial (sic), el dinero,
aparecer en la sección de sociales de periódicos y revistas, el éxito superfluo
y los excesos sexuales, psicotrópicos y etílicos, sin embargo, correríamos el riesgo de
carecer de objetividad y de proteger la identidad del verdadero culpable de
esta grave dispersión intelectual y cultural…
Y de aquí la vigencia de Carlos
Fuentes: el último verdadero escritor que supo conjugar la literatura con la
crítica político-social y una verdadera conciencia latinoamericana… un autor al
que no le molestaba estrechar la mano de alguien que no fuera como él, porque
sabía perfectamente que era igual a nosotros…
9.
Reza el dicho “el pueblo vencido,
jamás estuvo unido”, y por ello es que desde hace muchos años el gobierno a
copado (y dividido) a los intelectuales de las más diferentes maneras: ya sea con premios en
efectivo o especie, puestos en el gobierno, programas de radio o espacios en
periódicos y revistas, becas, personajes que desde el primer momento de su
quehacer intelectual dan señales de que por sus ideas, inteligencia y carisma
“pueden ser un peligro para el sistema”…
Pero cómo consiguió el gobierno
establecer esos canales de reclutación discretos y por demás simulados, para
absorber al medio intelectual mexicano?... muy sencillo: los hizo estrellas
de televisión y para ello sedujo al que históricamente ha sido el más grande
intelectual mexicano: Octavio Paz, transformándolo en un vulgar Judas que hasta
la fecha sigue siendo ejemplo de cómo es posible hacer que la cultura se
transforme en un objeto de consumo y desechable…
10.
Hace algunos años este escritor
recibió la oferta de tener un programa de televisión, pero resultó tan
manejable que posteriormente tuvo otro espacio con mayor cobertura: uno fue
“Charlas con Octavio Paz” y el otro “México en la Cultura”, y si bien éste
último llegó a contar con valiosos e informativos programas, en ese espacio el
mismo poeta nunca abrió las puertas a una polémica con otros sectores
intelectuales que no fueran los oficialistas o proclives a las ideas del
gobierno… y ni que decir que a representantes de la izquierda (todavía
dignamente radical en aquella época), siempre les cerró la puerta en la cara…
Pero el objetivo se alcanzó, y
gracias a ellos muchos siguieron sus pasos, convirtiéndose en estrellas que más
que hablar de cuestiones intelectuales, pasaron a formar parte de una farándula
por demás trivial, sosa y vulgarizada, empezando por la persona más cercana a
Octavio paz, el volátil Enrique Krauze, y posteriormente Eduardo Ruiz Healy,
Jorge Castañeda, Leo Zuckermann, Lourdes Mendoza y Pablo Hiriart… dándose
incluso el lujo de crear bodrios con facha de eruditos sobre temas de cultura popular
como Cristina Pacheco o ese inclasificable híbrido llamado Jorge Volpi…
Jorge Volpi: yo y todo el poder para mi
11.
Sobre la ligeresa en las ideas de estos dos últimos casos citados, comparemos lo que comentaron al ser entrevistados, en contraposición a una declaración hecha por el fallecido intelectual:
Cristina Pacheco: "Las entrevistas son bonitas por la entrevista misma y por todo lo que hay antes: es divertido, fascinante, riesgoso y uno nunca sabe lo que va a pasar"...
Sobre la ligeresa en las ideas de estos dos últimos casos citados, comparemos lo que comentaron al ser entrevistados, en contraposición a una declaración hecha por el fallecido intelectual:
Cristina Pacheco: "Las entrevistas son bonitas por la entrevista misma y por todo lo que hay antes: es divertido, fascinante, riesgoso y uno nunca sabe lo que va a pasar"...
Jorge Volpi: “Para mí la
literatura es sobre todo esta necesidad de saciar mi curiosidad y mi búsqueda
de conocimiento. Finalmente yo creo que si escribo novelas es para aprender
cosas sobre mí”…
Carlos Fuentes: “Los novelistas
quisiéramos ser exorcistas de los males de la sociedad y acabamos siendo
profetas"…
12.
Irónicamente Cristina Pacheco, Jorge Volpi y muchos más son el
tipo de eruditos que se merece este país que nada cuestiona y todo lo
asume con inmortal conformismo y resignación…
Triste nuestra realidad… sin
sabernos defender de la humillación y condenándonos (nosotros mismos) a vivir
eternamente en la miseria… pero también sin contar con un sector intelectual
que se jacta de ser letrado, pero que no es capaz de mover una sola neurona
para hacer sonar nuestras quejas ante los poderosos…
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